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Violencia sexual
¿A qué se enfrentaría Naim Darrechi si fuese juzgado con la ley solo sí es sí?
A mediados de julio, las declaraciones que el tiktoker Naim Darrechi hizo en el canal de Twich del también polémico Mostopapi se hicieron virales. En esta entrevista, el joven de 19 años afirmaba que nunca usaba condón “porque le costaba mucho” y que, además, eyaculaba dentro de sus parejas sexuales “siempre, sin ningún tipo de problema”. Cuando el youtuber le preguntó si ninguna de estas mujeres se había opuesto o quejado, se jactó de engañarlas diciéndoles que era estéril o que se había hecho la vasectomía.
Las redes sociales se llenaron enseguida de mensajes de rechazo e indignación contra las palabras de este influencer con más de 26 millones de seguidores, muchos de ellos menores de edad, y se reclamaron consecuencias legales tanto para él como para su entrevistador. La propia ministra de igualdad, Irene Montero, afirmó vía Twitter que pondría el caso en manos de la Fiscalía, e hizo énfasis en que eyacular dentro sin consentimiento hoy es considerado abuso sexual, pero con la Ley Orgánica de Garantía de la Libertad Sexual —conocida como ley del solo sí es sí— a la que el Consejo de Ministros dio el visto bueno en segunda vuelta, poniendo el texto camino al Congreso, se consideraría agresión sexual.
El lunes 19 de julio, el Consell de Govern anunciaba una querella contra él por abuso sexual mediante engaño, además de por incitación a la violencia contra las mujeres, contra su libertad sexual y derechos sexuales reproductivos, iniciativa que se aprobó el pasado miércoles. Pero, ¿hay posibilidades de que lo sucedido no se limite a un escarmiento social? ¿A qué consecuencias legales se enfrenta Naim Darrechi con la legislación actual? ¿Y cuáles tendría si fuese juzgado con la ley del solo sí es sí?
Carla Vall, abogada experta en violencia machista, confirma que con el código penal actual Darrechi podría ser condenado por abuso sexual, al no haber usado la violencia ni la intimidación para cometer el delito: “El no uso del preservativo de forma no consentida se entiende como un abuso sexual con penetración, y está penado de 4 a 10 años en prisión”.
En cambio, si la Ley Orgánica de Garantía de la Libertad Sexual hubiese estado en vigor cuando el tiktoker cometió los delitos que relata, se le podría acusar de violación, y podría ser sancionado con penas de cuatro a doce años en prisión. El delito de violación, según el anteproyecto aprobado el 6 de julio, se mantendría en los mismos términos, aunque varía el castigo, que actualmente se establece en una pena de entre seis y doce años: “Cuando la agresión sexual consista en acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal, o introducción de miembros corporales u objetos por alguna de las dos primeras vías, el responsable será castigado como reo de violación con la pena de prisión de cuatro a doce años”. Según Justicia, esta forma de modular los delitos (fusión de los delitos de abuso y agresión y horquillas de penas más amplias) permite que el juzgador puede valorar gravedad sin tener en cuenta los medios, porque no solo los medios reflejan la gravedad de la conducta.
Porque una de las medidas más relevantes de esta reforma del Código Penal es la de equiparar los delitos de agresión y abuso sexual. El por ahora anteproyecto de ley entiende que cualquier conducta que atente contra la libertad sexual sin el consentimiento de la otra persona, haya o no violencia e intimidación, es considerada una agresión, dado que se está ejerciendo violencia sexual. Si esta agresión consiste en el “acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal” se considerará una violación.
Las penas por el delito que admitió Naim Darrechi no cambiarían significativamente respecto a la legislación actual, pero sí su denominación: “Lo que tiene más fuerza en este caso es lo que se llama la función expresiva del derecho, es decir, la posibilidad de poder llamarlo agresión, o violación, y no abuso”, explica la abogada Carla Vall
En ambos supuestos, Vall no descarta la posibilidad de que exista un concurso de delitos —lo que significa que se han producido dos o más infracciones penales en un mismo hecho—, teniendo en cuenta que existió el riesgo de un embarazo no deseado, así como de transmisión de enfermedades sexuales. Delitos que podrían hacer aumentar el número final de años de cárcel a los que podría enfrentarse Naim Darrechi.
Por lo tanto, las penas por el delito que admitió públicamente el influencer no varían significativamente respecto a la legislación actual, pero sí su denominación: “Lo que tiene más fuerza en este caso es lo que se llama la función expresiva del derecho, es decir, la posibilidad de poder llamarlo agresión, o violación, y no abuso. Además de una mejor redacción y una mayor concreción de los delitos. Pienso es que muy importante y positivo, porque a día de hoy el concepto de violación no se ajusta a los hechos.”, explica Vall.
Como ha defendido el Ministerio de Igualdad, la ley del solo sí es sí no busca castigar más, sino mejor, y va mucho más allá al poner el foco en el consentimiento positivo. Solo se entenderá que hay consentimiento cuando se haya manifestado libremente mediante actos que expresen de manera clara la voluntad de la persona: “Pasar de tener que demostrar que había una oposición de consentimiento a demostrar que no había un consentimiento, es un cambio de mirada muy importante”, dice Vall. De este modo, se pasa de preguntarse “¿le dijiste que no?” a “¿le dijiste que si?” y eso, dice la experta, cambia la forma en la que la víctima lo vive. “Aunque la problemática en torno al consentimiento no va a desaparecer, las víctimas estarán seguras que estar en silencio o no poder oponerse físicamente no es un sí.”, dice
La abogada advierte que no está claro que el mensaje, sin los hechos, pueda constituir algún tipo de delito, como sí considera el Govern Balear
Aún así, la abogada advierte que no está claro que el mensaje, sin los hechos, pueda constituir algún tipo de delito, como sí considera el Govern Balear: “No podemos llegar a afirmar que el delito ocurrió realmente, el acusado puede decir que estaba fanfarroneando, como ya hizo en sus disculpas; ahí se plantea una duda, y ante la duda prevalece la presunción de inocencia. Si apareciese una víctima que corroborase el suceso, entonces por supuesto estaríamos delante de un delito de violencia sexual”.
Por lo tanto, es vital que haya una denuncia para que el caso prospere, así como también lo sería si el proyecto de ley estuviera finalmente aprobado. Y esta es una de las principales problemáticas a las que se enfrenta nuestra sociedad para luchar contra la violencia machista. Solo el 21,7% de las mujeres que han sufrido violencia física, sexual, emocional o que han sentido miedo de alguna pareja, actual o pasada, ha denunciado —la propia mujer u otra persona o institución— alguna de estas agresiones en la policía o en el juzgado y el porcentaje aumenta a un 32,1% si se trata de violencia física y/o violencia sexual. Aún así, únicamente un 8% de las mujeres que han sufrido violencia sexual fuera de la pareja han denunciado la agresión, según datos de la última Macroencuesta de Violencia de Género. En concreto, Ángela Mármol, exnovia de Naim Darrechi, interpuso en 2019 una denuncia por maltrato y violación que finalmente quedó aparcada.
Opinión
Ley de libertad sexual, la paradoja de castigarnos por víctimas
Un estudio de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género sobre el tiempo que tardan las mujeres víctima de violencia de género en verbalizar su situación determinó que las víctimas de violencia de género tardan en verbalizar o denunciar su situación una media de ocho años y ocho meses. También preguntó a las víctimas porque no denunciaron. La mitad de ellas respondieron “por miedo a la reacción del agresor”, y casi un 20% de las encuestadas afirmó que el miedo y desconocimiento al proceso judicial hizo que no se atrevieran a dar el paso.
Ante esto, la ley tiene la intención de proporcionar atención y protección de las víctimas durante el proceso judicial, y ha desarrollado medidas procesales de acompañamiento, como la posibilidad de evitar el contacto visual con el agresor o de declarar en salas especiales.
Aunque esta legislación todavía no esté en vigor, muchas de las garantías que recoge la ley sí están recogidas en otros textos, por lo que pueden servir para vencer el miedo que supone enfrentarse a un juicio así
Pero aunque esta legislación todavía no esté en vigor —si nada dilata este proceso, la aprobación en el Congreso se podría dar en septiembre de esto año—, muchas de estas garantías sí, por lo que pueden usarlas para vencer el miedo que supone enfrentarse a un juicio así: “Muchas de estas medidas ya están recogidas en el Estatuto de la Víctima del Delito y se pueden reclamar, lo que esta reforma ha hecho es recogerlas, incorporarles una mirada de género y ampliarlas. Pero muchos de los aspectos que ocurren en los juzgados, como los careos entre el agresor y la víctima, se podrían evitar”, explica Vall.
El Ejecutivo ha ofrecido los servicios del Institut Balear de la Dona a todas aquellas mujeres las que se hayan sentido engañadas, independientemente de si denuncian o no. Aún así, Carla Vall afirma que los psicólogos animan a denunciar cualquier agresión sexual, no solo por la sociedad, sino por una misma: “Cuando tú no lo intentas, con el tiempo aparece la frustración, un sentimiento hacía ti mismo que, en consecuencia, interiorizas. Pero si denuncias, aunque no se haga justicia, el sentimiento que se te presenta es la rabia, que exteriorizas. De esta manera te liberas de esta emoción negativa. Por lo tanto, las consecuencias emocionales a lo largo del tiempo son muy distintas aunque el juicio no prospere. Así que, pase lo que pase, denunciar siempre vale la pena”.