Venezuela
Roberto Montoya: “Sánchez se posicionó en el lado más ultra y ha sido utilizado por la derecha internacional”

Para el periodista Roberto Montoya, la autoproclamación de Juan Guaidó y el reconocimiento en cadena de su figura solo puede calificarse de “golpe de Estado”. El ex director de la sección de Internacional de El Mundo señala la responsabilidad de Pedro Sánchez, quien “se ha sumado obedientemente a las direcciones que venían de la administración Trump”.

Roberto Montoya 1
Roberto Montoya, periodista y analista, ex director de Internacional del periódico 'El Mundo' David F. Sabadell
@MartinCuneo78
@martincuneo.bsky.social
6 feb 2019 06:00

Roberto Montoya, autor de El Imperio global (2003), La impunidad imperial(2005) o Drones, la muerte por control remoto (2014), cuenta con una dilatadísima trayectoria como periodista, escritor y analista. Nacido en Buenos Aires, su activismo político lo llevó al exilio en 1976. El Mundo, El Independiente, Liberación, La CalleTriunfo, Página12, Antena3, BBCRadio Nacional, Radio Exterior de España o Univision TV, la principal cadena de TV en habla hispana de EE UU, son algunos de los medios en los que desarrolló su carrera como periodista internacional, con corresponsalías en Roma, París y Londres. 

Actualmente colabora con multitud de medios, entre ellos Viento Sur, Público o El Salto, donde cuenta con el blog El Lado Oculto de la Noticia.

Para Montoya, la actual situación desencadenada en Venezuela obedece a un plan estadounidense y de las “oligarquías locales” para terminar con uno de los últimos bastiones de aquello que se conoció como “socialismo del siglo XXI” y los avances distributivos de dos décadas de chavismo. Una situación a la que ha contribuido especialmente el Gobierno de Pedro Sánchez, que “se ha sumado obedientemente a las direcciones que venían de la administración Trump”.

¿Por qué Venezuela?
Hay que empezar diciendo que esto es un golpe de Estado, un golpe de Estado en toda regla. Hace tiempo que en América Latina hemos comprobado que los golpes de Estado no se hacen ya con tanques, se hacen con golpes blandos. Así ha sido con Dilma Rousseff en Brasil, así ha sido con Fernando Lugo en Paraguay, con Manuel Zelaya en Honduras. Hay toda una ofensiva neoliberal que ha recuperado mucho del terreno perdido durante esa oleada de gobiernos post-liberales o progresistas que, con muchos matices entre ellos, habían alterado las reglas del juego en América Latina a lo largo de la primera década del siglo XXI.

En el caso de Venezuela, la situación se veía venir desde hace mucho tiempo, se trata de una oposición antidemocrática con todo un historial golpista. Solo hay que recordar el golpe de 2002, seguido de diversos boicots a elecciones cuando les convenía. Todo este clima era de prever, aunque ahora cuenta con la complicidad de muchos más gobiernos, de países de la llamada comunidad internacional, entre los que se encuentra el Estado español.

España jugó un papel muy negativo, no se diferenció en nada de lo que podría haber hecho cualquier gobierno de derechas, se ha sumado obedientemente a las direcciones que venían de la administración Trump
¿Cómo se ha comportado el Gobierno español ante la crisis?
El Gobierno de Sánchez tenía la oportunidad de oro de jugar un papel importante apostando por aquellos países como México o Uruguay que optaban por una negociación con observadores internacionales y, qué bien vendido ante el Gobierno de Nicolás Maduro, hubiera puesto en aprietos a la oposición venezolana. España jugó un papel muy negativo, no se diferenció en nada de lo que podría haber hecho cualquier gobierno de derechas, se ha sumado obedientemente a las direcciones que venían de la administración Trump y con ello ayudó a que la Unión Europea en su conjunto tuviera ese mismo tipo de posición.

¿Por qué ese empeño de Sánchez de ser más de derechas que nadie en el tema de Venezuela?
Sánchez sabe que tiene una presión interna política muy fuerte, la presión del PP, de Ciudadanos, pero también de muchos países de la Unión Europea y de los Estados Unidos, que ha insistido muchísimo. Están en juego unas relaciones que pesan mucho. Ahí Sánchez siente que está muy débil internamente, políticamente, no sabe si va a sacar adelante los presupuestos, por lo que no ha querido dar ninguna posibilidad a que se utilizara en su contra la crisis de Venezuela. Ya sabemos el papel de la policía patriótica aquí, de la derecha y de los medios de comunicación.
Sánchez siente que está muy débil internamente, no sabe si va a sacar adelante los presupuestos, por lo que no ha querido dar ninguna posibilidad a que se utilizara en su contra la crisis de Venezuela
Un ultimátum a otro presidente es una actitud colonialista, imperial, que ningún gobierno puede aceptar. Es completamente humillante. Sánchez desaprovechó una gran oportunidad política internacional y se posicionó en el lado más ultra y ha sido utilizado muy bien por la derecha internacional.

¿Qué efectos puede tener el reconocimiento de un gobierno que no controla el país?
Es una situación absurda, porque Nicolás Maduro sigue al frente del país, es el único cuyas decisiones económicas, políticas, sociales, de seguridad o de lo que sea tienen consecuencias prácticas, mientras que Guaidó es un fantasma... Si la reunión prevista en Uruguay el 7 de febrero, en la que Pedro Sánchez y otros líderes de la Unión Europea han aceptado ir, no logra dar un vuelco a la situación, está claro que lo único que puede pasar es que Nicolás Maduro —acorralado por la situación— termine rindiéndose o que haya un enfrentamiento civil. Yo creo que no se vaya a rendir, pero eso ya es especulación.

Maduro juega con que tiene un sector significativo de la población que lo apoya y cuenta con las fuerzas armadas. Las ha mimado mucho durante estos años, precisamente para que sea un sostén importante, y hoy día controlan una parte de la economía, empresas de carácter estratégico, etc… La situación, el desenlace puede ser fatal.
Es una situación absurda, porque Nicolás Maduro sigue al frente del país, es el único cuyas decisiones económicas, políticas, sociales, de seguridad o de lo que sea tienen consecuencias prácticas, mientras que Guaidó es un fantasma
Se está hablando de enviar ayuda humanitaria y al mismo tiempo han aumentado las medidas que ahogan económicamente al país, ¿cómo se llevan estas contradicciones?
No sé si se puede hablar técnicamente de crisis humanitaria, pero sí se puede decir que hay una situación malísima, en la que, por supuesto, la guerra económica, ha contribuido muchísimo: la especulación, el desabastecimiento provocado y los almacenes que encuentran llenos de mercadería que no sacan al mercado para propiciar el malestar social han sido una constante desde hace muchos años.

Todo eso ha contribuido —también los errores y la corrupción del Gobierno venezolano en la gestión económica—, a que mucha gente claramente chavista, que apoyó durante tanto tiempo al Gobierno, se encuentre desesperada, se vaya del país o termine en manos del discurso populista de la derecha.
En Venezuela hay muchas presiones políticas, internas, externas, a lo que hay que sumar los intereses de 130 empresas españolas. Las multinacionales presionan como lobby y presionan mucho a través de los medios de comunicación que controlan
¿Qué responsabilidad tiene el Estado español con lo que pueda pasar?
Con este paso que ha dado Sánchez, el Estado español ha quedado muy marcado. Hasta ahora, la situación en política internacional más complicada que había tenido que afrontar había sido la crisis con Arabia Saudí, pero esto es muchísimo más grave… En Venezuela hay muchas presiones políticas, internas, externas, a lo que hay que sumar los intereses de 130 empresas españolas. No es que haya habido una revolución, el chavismo no ha instaurado un régimen socialista ni mucho menos, pero les ha cambiado ciertas reglas de juego a las multinacionales, ha limitado las posibilidades de sacar del país todos los beneficios, ha puesto ciertos límites y, cuando ven que hay una situación crítica de este tipo, las empresas se apuntan a ganador.
Los grandes medios han jugado un papel de vanguardia de la ofensiva de la derecha neoliberal defendiendo los intereses más rancios que hay

Las grandes empresas españolas presionan como lobby y presionan mucho a través de los medios de comunicación que controlan. Si uno se fija en los consejos de administración detrás de los grandes periódicos españoles de ámbito estatal son las mismas empresas, los mismos bancos, las mismas aseguradoras que invierten allí, que tienen intereses allí.

¿Cómo ha sido la cobertura del golpe?
Los grandes medios han jugado un papel de vanguardia de la ofensiva de la derecha neoliberal defendiendo los intereses más rancios que hay… Evidentemente eso influye cuando se convierte un caso como el de Venezuela en un tema de política nacional en el que todo el mundo se posiciona, cuando no se posiciona en cantidad de conflictos que tenemos mucho más cercanos, a violaciones de derechos humanos. Muchísima gente entra en el juego, muchísimos lectores porque es lo que les están machacando todos los días a través de los medios de comunicación y las tertulias. De pronto, los expertólogos en Venezuela salen como hongos y todo el mundo empieza a posicionarse como si tuvieran derecho a controlar cada uno de los pasos que se dan allí.

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José Martínez Carmona
6/2/2019 17:53

Ni objetividad, ni resposabilidad alguna, la de quienes, ante el claro asedio a Venezuela por el imperialismo gringo y sus lacayos europeos, desean que el pueblo bolivariano se divida en batallas ideológicas intempestivas que tanto alegrarían a los Trump, Bolton y CIA...

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1
Anónimo
6/2/2019 13:38

Que poquita responsabilidad se le atribuye al gobierno venezolano desde cierto sectores. Algo ha influido la corrupción y los errores económicos dice... "algo"...

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