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Hang in there while we get back on track
Escribo estas líneas para denunciar lo que nos están haciendo pasar a las personas mayores de este país.
No son solo colas en los ambulatorios y esperas de meses para pruebas y operaciones. Ya no nos atienden en bancos ni cajas. Nos explican cómo funciona un cajero que muchas veces está en la calle, con los buitres al acecho, esperando a que salgamos para robarnos la miserable pensión que cobramos. Ahora tenemos que saber informática, pedir las citas por una web y rellenar los campos. Si nos equivocamos, lo repetimos una y otra vez, hasta que nos desesperamos y dejamos pasar nuestras reclamaciones. Aunque tengamos derecho, nos aconsejan que probemos a medianoche y volvamos a intentarlo a la una, a las dos y a las tres de la madrugada. También hay cuatro números de teléfono a los que puedes llamar. Te avisan de que la llamada te la cobrarán aparte y acto seguido un contestador te pide todos tus datos. Cuando llegas al final, te dicen que todos sus agentes están ocupados y que vuelvas a llamar más tarde.
Esto también nos lo hacen con las tarifas eléctricas. Tenemos que poner las lavadoras y el lavaplatos a partir de las doce de la noche. No podemos poner aire acondicionado ni ventiladores en verano, ni calefacción en invierno.
Hacerse mayores significa que ya no podemos, que no sabemos, que no aprendimos, que estamos enfermos, porque de algo hay que morir.
Esta vez quiero contar algo por lo que estamos pasando muchas personas mayores, porque si no toman medidas nos van a obligar a tomarlas nosotros.
Necesito una cita con una oficina de la Seguridad Social, lo cual es misión imposible. Llevo dos meses intentándolo por teléfono y por internet. También tengo a dos familiares insistiendo constantemente. Te avisan de que la llamada te la cobrarán aparte y acto seguido un contestador te pide todos tus datos. Cuando llegas al final, te dicen que todos sus agentes están ocupados y que vuelvas a llamar más tarde. En el caso de la web, cuando cumplimentas todos los datos y crees que lo has conseguido, te informan de que no hay citas, que ya están cogidas. Da igual sea en octubre, noviembre o diciembre.
Me han asesorado en la coordinadora de pensionistas, pero tengo que hacerlo efectivo en una oficina.
Mi marido, enfermo de cáncer, ha ido personalmente a la oficina de Tesorería de la Seguridad Social de Vallecas. Como iba sin cita y se ha negado a irse sin ella, han llamado a la policía y le han sacado a empujones. No se lo han llevado porque está enfermo.
No solo se ha cargado la mala gestión de la crisis sanitaria sobre las espaldas de siete mil ancianos, sino que se están ensañando con buena parte de los que nos salvamos de la pandemia
Yo cobraba 650 euros con mi pensión contributiva más la de viudedad. Al casarme me quitaron la de viudedad, pero deberían darme un complemento a mínimos hasta llegar a los 650, que es la pensión mínima contributiva. He estado un año intentando solicitarlo. Al final lo he hecho en una oficina de Leganés. He estado otro año esperando la resolución. Tengo que hacer la reclamación en una oficina de la Seguridad Social, pero ¿cómo consigo una cita?
Por otra parte, mi marido, que cobraba 720 euros, recibe una carta en la que se le indica que le están pagando de más y que lo tiene que devolver, por lo que le descuentan todos los meses 110 euros. Total, que desde hace un tiempo cobra 610 euros. Para esto, a pesar de que se han equivocado ellos, y haciendo caso omiso a nuestra petición de ir descontándole 30 euros al mes, han estado hábiles y rápidos. No ha hecho falta cita.
Ahora temo que, si se incrementan algo las pensiones mínimas, las subirán a razón de lo que nos están pagando, no de lo que deberíamos estar cobrando. Así, seguirán quedándose con parte de mi dinero.
No solo se ha cargado la mala gestión de la crisis sanitaria sobre las espaldas de siete mil ancianos, sino que se están ensañando con buena parte de los que nos salvamos de la pandemia. Se diría que esta gente ha venido al mundo sin padres ni madres. Esos padres y madres que llevamos desde los 14 años trabajando para ayudar en casa, la mayoría de las veces sin asegurar, especialmente las mujeres.
Sigo intentando conseguir esa cita y he pedido ayuda a familiares, amigos, compañeros… Pero quiero denunciarlo y que se sepa.
Necesitamos esas pensiones que cotizamos, aunque ahora no nos sirvan ni para comprar los alimentos y medicamentos ni para pagar los suministros con los que se están enriqueciendo.
Claro, ellos también necesitan esas pensiones para enviar armamento a las guerras y seguir defendiendo a quien más tiene.
Malditos sean.
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«Se diría que esta gente ha venido al mundo sin padres ni madres». Yes.