Trabajo sexual
Compañeras, es el momento de las putas

No se trata de ver a las prostitutas como víctimas sino de reconocer la situación a la que, con algunas posturas, se aboca a las personas que ejercen la prostitución y reconocerlas como los sujetos políticos que son.

Irene Ruano Blanco

@irene_r_b

29 nov 2018 07:54

El feminismo antirracista será proderechos o no será porque, como decía Linda Porn, “el abolicionismo no es solo una ideología, es un sistema de control moral, racial, económico [y —añadimos nosotras— y de género]”. Un sistema que, desde su nacimiento, se basó en la “virtud” como una parte de la construcción de la feminidad, que incluso serviría al nuevo modelo capitalista para corregir lo delictivo. Un sistema basado en la misma “virtud” que divide el mundo entre “madres-esposas” y “putas” beneficia al mismo sistema racista y patriarcal, y, en su conjunto, al sistema capitalista, que no pretende otra cosa sino perpetuar la desigualdad a través de un binarismo antagónico.

Hay muchos motivos para pensar, hablar y construir una alternativa discursiva que ponga en el centro las voces de las putas y repare su negación histórica. Debemos hacernos cargo de las situaciones que, por una cuestión de raza u origen, hacen que haya una sobrerrepresentación de mujeres migrantes ejerciendo la prostitución en cualquiera de sus facetas.

Cuándo el tráfico se configura como la única forma de migrar para muchas mujeres, pensar en otras formas de acceso al territorio se vuelve urgente

Comencemos con la parte más espinosa de todas. Hemos repetido hasta la saciedad la necesidad de vías legales y seguras para migrar. Cuándo el tráfico se configura como la única forma de migrar para muchas mujeres, pensar en otras formas de acceso al territorio se vuelve urgente. Bajo la premisa de estar ante un tabú dentro de los espacios feministas, antirracistas y de lucha por los derechos de las personas que migran, la realidad es que sabemos que algunas mujeres accedieron a venir al Estado español incluso sabiendo que se trataba de una red de tráfico de personas con fines de explotación sexual /laboral y que una vez llegadas aquí tendrían que pagar por ese viaje, sin entrar en las condiciones o cómo se dio esa relación posteriormente. 

Es difícil hablar de prostitución de mujeres migrantes sin mencionar trata y tráfico. En primer lugar, es necesario diferenciar entre ambos conceptos de manera tal que se puedan garantizar medidas de protección sin privarlas de su capacidad de agencia. Por ello, es vital permitir que las personas puedan migrar en condiciones de seguridad, buscando vías que lo garanticen, como los visados de búsqueda de empleo, los visados humanitarios o los de estudio y, en algún caso, los contingentes —contratación en origen, como en el caso de las campañas agrícolas—. Incluyendo también criterios de concesión de asilo por cuestiones relacionadas con el género más realistas y adaptados a las nuevas formas de violencia contra las mujeres.

No son pocas las veces que, en operaciones enmarcadas en la lucha contra la trata, son predominantes los controles de extranjería que llevan a una mayor desprotección de las mujeres, acabando en el encierro en CIE y en la deportación

En segundo lugar, es necesario dotar de recursos a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y a las organizaciones que trabajan con las mujeres migrantes para que puedan realizar una detección y acompañamiento adecuado, realizado por personas especializadas en trata, con perspectiva trascultural y de género, con formación y conocimientos de la realidad LGTBIQ+, en un espacio y tiempo adecuados. De esta forma, podríamos garantizar un cambio tan necesario como urgente: desligar la labor de control de la inmigración irregular y la de detección de víctimas de trata en la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF). Solo de esta forma evitaremos violaciones de derechos humanos como las denunciadas por las mujeres que ejercen la prostitución. No son pocas las veces que, en operaciones enmarcadas en la lucha contra la trata, son predominantes los controles de extranjería que llevan a una mayor desprotección de las mujeres, acabando en muchas ocasiones en el encierro en CIE y la deportación de las mujeres que se encuentran en los clubes.

En último lugar, es necesario proteger a las víctimas, en tanto víctimas como solicitantes de asilo, sin que ello se condicione a su colaboración en el desmantelamiento de la red (art. 59bis LOEX) por los peligros que ello acarrea. Esta medida, además, debe ampliarse también para sus familias, incluso en origen. De esta forma dejamos de responsabilizar a la posible víctima de trata y podemos agilizar los mecanismos destinados a su protección.

Al igual que otras violencias basadas en el género, no estamos ante un problema individual, sino ante una cuestión estructural y social cuya infalibilidad debe recaer en las políticas públicas y no en las decisiones personales. Son la propia negación de esta actividad y las regulaciones punitivistas las que hacen más daño, tanto a aquellas que ejercen la prostitución voluntariamente, como a aquellas que son víctimas de trata o tráfico, haciendo imposible diferenciar entre unas y otras, otorgar derechos o protección.

Sin embargo, una vez aquí, sin posibilidad de regularizar su situación y de incorporarse al mercado laboral regular, la prostitución se muestra como una de las pocas salidas, junto a otras precarizadas —y feminizadas—, como el trabajo del hogar. La prostitución se presenta como un nicho laboral que permite la supervivencia en un mundo en el que los trabajos que son una extensión de los cuidados son infravalorados e invisibilizados y, por lo tanto, susceptibles a mayores vulneraciones de derechos.

Sin reconocer el trabajo sexual como trabajo estamos impidiendo la posibilidad de regularizar y por tanto el acceso a derechos civiles y políticos

Como sabemos, el trabajo no es sólo un otorgador de derechos laborales, sino también de ciudadanía. Sin reconocer el trabajo sexual como trabajo estamos impidiendo la posibilidad de regularizar y por tanto el acceso a derechos civiles y políticos. Aquí se nos muestra claramente la espiral perversa en la que se mueven las mujeres migrantes. Sin acceso a trabajo reconocido legalmente no es posible regularizar su situación administrativa, por lo que el sistema las obliga a seguir realizando actividades no contenidas en el mercado regular y, por tanto, excluidas y marginadas socialmente. No obstante, aun cuando se encuentran en situación administrativa regular, ejerciendo la prostitución en el espacio público se enfrentan a multas de entre 100 y 3.000 euros, que, ante la imposibilidad de pago, se acumulan y dificultan posteriormente su regularización. Según concluía un informe del Grup Antígona de la Universidad Autónoma de Barcelona, tanto la Ley de Seguridad Ciudadana como las ordenanzas, “aumentan la estigmatización de las mujeres, las desplaza del centro de las ciudades al extrarradio, donde están más inseguras”. Incluso las regulaciones que se consideran “más progresistas”, multando a los clientes, terminan repercutiendo negativamente en las mujeres.

La consecuencia más peligrosa de estas condiciones de clandestinidad en que se da el ejercicio de la prostitución es el estigma. A mayor estigma mayor exclusión, que, como sabemos, solo genera mayor vulnerabilidad, pero también mayor beneficio capitalista y patriarcal. Es el sistema el único que se beneficia de esta situación y al que le interesa mantenernos divididas y aparentemente vulnerables. Es necesario, no obstante, echar la vista atrás y tomar algunos aprendizajes del movimiento feminista. Uno de ellos es que nuestra propia historia como movimiento nos ha enseñado que la prohibición no acaba o cesa una actividad. Así fue con el aborto, cuyo debate real no fue entre aborto sí o aborto no, sino entre aborto legal o clandestino. De esta forma, en tanto que la prostitución es una actividad que existe y que ha existido a lo largo de la historia, no podemos obviarla y seguir con las políticas que sitúan la prostitución entre la práctica con derechos para las mujeres o prostitución clandestina. Hay que poner en el centro el derecho a la soberanía sobre nuestros cuerpos, poniéndolos en disputa y haciendo que nuestras voces sean escuchadas fuera del paternalismo y la infantilización.

Y ahora compañeras, es el momento de las putas. Es momento de reconocer nuestros privilegios y utilizarlos como herramientas de cambio. Ellas están poniendo sus cuerpos y sus caras al frente para decirnos que, cansadas de estigmatización, quieren derechos. Que también se cansaron de paternalismo. Un paternalismo que se escapa por los poros al escuchar las voces de las propias trabajadoras sexuales, organizadas y autogestionadas, siendo objeto de los ataques feroces.

No se trata de ver a las prostitutas como víctimas sino de reconocer la situación a la que, con algunas posturas, se aboca a las personas que ejercen la prostitución y reconocerlas como los sujetos políticos que son. No se trata de verlas como enemigas sino como compañeras, junto a las que caminar hacia un feminismo amplio y subversivo, lleno de sororidad y lucha emancipatoria.

Archivado en: Trabajo sexual
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Trabajo sexual
Anneke Necro “Es imposible hablar de porno sin analizar cómo hemos llegado hasta aquí en materia de placer”
Hablar de cómo se ha construido el deseo en nuestra cultura occidental es una de las motivaciones que Anneke Necro persigue en su primer texto, ‘Deseo disidente: las políticas del placer’.
València
València ¿Qué ha pasado con las mujeres que ejercían la prostitución en la Pista de Silla?
La entrada sur a la ciudad de València se convirtió el 29 de octubre, la noche de la dana, en la autovía del terror. Médicos del Mundo asegura que no hubo medidas para las mujeres que ejercían la prostitución en esta zona.
#73851
8/11/2020 18:34

Hay mujeresvquevse creen que por tener unos estudios ya pueden decidir sobre las mujeres que son prostitutas o lo que más les molesta a estas mujeres con estudios que van de "Superadas" es que haya prostitutas por decisión propia.

0
0
#73850
8/11/2020 18:29

Me gusta el artículo.

0
0
Otra feminista
23/4/2019 14:28

Me gusta este periódico y ha sido una pena encontrarme este artículo. Nuestro sexo es nuestro, no se compra ni se alquila, al igual que nadie puede pagar por la esclavitud (que en este caso es parecido).

0
3
Zora la Roja.
1/12/2018 12:37

Parece que en Salto Diario apostais por la regulación de la prostitución dado que siempre publicais artículos a favor de ella. Los argumentos son tan endebles que se caen por su propio peso. Siempre existió la prostitución , es ese un argumento para su aceptación? Es igual que el matrimonio patriarcal ? Sin duda otro argumento estupendo para su legalización. Se dice "feminismo antirracista" pero se reserva a las trabajadoras migrantes la alternativa de la prostitución como salida .Curiosa forma de antirracismo que la mercantilización sexual del cuerpo para disfrute del hombre con recursos europeo sea considerada una alternativa. Más cuando se reserva a la trabajadoras migrantes ya que hipócritamente nunca se dice el efecto que tendría en las condiciones laborales la prostitución como un trabajo asalariado al uso.Su incorporación al Servicio de empleo para todas las trabajadoras que cumplan los requisitos para "trabajar" en eso. Por no hablar de la legalización también de las asociaciones patronales de proxenetas y de su capacidad de presión. Lo peor de todo es que se difama al abolicionismo. El abolicionismo igual que todos los movimientos que van a la raiz no quiere reformar lo inaceptable sino acabar con ello. Es como si quisieramos regular el trabajo infantil o la tortura.. sin duda habría alguna mejora para las que la sufren pero creo que está fuera del debate..

6
5
#26942
30/11/2018 22:52

Si la sección de El Salto se llama "Trabajo sexual", ¿por qué no publicáis ofertas de este trabajo? ¿Por qué no una FP de prostitución?

3
6
Todas putas
30/11/2018 22:49

Un sistema basado en la misma “virtud” que divide el mundo entre “madres-esposas” y “putas” beneficia al mismo sistema racista y patriarcal, y, en su conjunto, al sistema capitalista, que no pretende otra cosa sino perpetuar la desigualdad a través de un binarismo antagónico. Igualémonos todas, porque, por defecto, para el sistema todas somos putas. Unas cobran y otras no, es competencia desleal, poque todas somos iguales. Todas putas. No le hagamos gratis el trabajo fino al patriarcado. Haremos lo que quiera, pero cobrando por servicio.

4
1
Basta de punitivismo
30/11/2018 22:43

El maltrato doméstico se muestra como una de las pocas salidas, junto a otras precarizadas —y feminizadas—, como el trabajo del hogar. El maltrato doméstico se presenta como un nicho laboral que permite la supervivencia en un mundo en el que los trabajos que son una extensión de los cuidados son infravalorados e invisibilizados y, por lo tanto, susceptibles a mayores vulneraciones de derechos. Si ellas quieren vivir con el maltratador porque la convivencia es una extensión de los cuidados ¿por qué defender medidas punitivas como las que se aplican solo al maltratador? ¿Es que puedes ser feminista y no entender que el maltratador y el maltrato están dando techo y hasta comida a la mujer? ¿Acaso no se sufre maltrato en cualquier otro ámbito laboral? Regulémoslo, para que las mujeres negocien las condiciones y contraprestaciones unidas en una especie nueva de sindicato que inscribirán activistas maltratadores

3
3
Fuera proxenetas de nuestros ovarios
30/11/2018 22:34

No se trata de ver a las víctimas de la tortura como víctimas sino de reconocer la situación a la que, con algunas posturas, se aboca a las personas que viven la tortura y reconocerlas como los sujetos políticos que son. Legalicemos la tortura, así podrán negociar con los torturadores. Nosotras, no, gracias. Cobramos por escribir estas cosas.

4
6
María Francisco
30/11/2018 1:24

Vaya, y menos mal que no se admiten comentarios machistas ni discriminatorios! Qué barbaridad, bajo la apariencia, por verborrea y extensión de algo riguroso, un texto insultante: no blanqueis la prostitución. No cuela!

14
8
Anton
29/11/2018 22:11

En el articulo se compara el derecho al aborto con el derecho a prostituirse, me parece una comparacion lamentable para intentar conseguir una empatia hacia el articulo.
Por otro lado, al final se puede leer: "un feminismo amplio y subversivo, lleno de sororidad y lucha emancipatoria" , aparte de mencionar varias veces al patriarcado y capitalismo....creo que no teneis muy claro cual es la lucha, cualquier opcion diferente a la abolicion total perpetuara la desigualdad de genero y este "trabajo" esclavista al que la mayoria de prostitutas se ven avocadas ya sea por situaciones familiares precarias, huir de la pobreza o de paises en guerra, abusos sexuales previos a los que han sido sometidas.....pensar un poco aunque sea de manera egoista.....os gustaria que vuestra Madre, hermana, hija o alguien de vuestro entorno fuera prostituta?
NO, porque sabeis perfectamente que no es un trabajo como cualquier otro.
Para una minoria que pueda hacerlo por voluntad propia, no podemos dar pie a esta esclavitud.
Un saludo, sigo a el salto pero esta bien que sepais todas las opiniones.

11
8
Alma Guisante
29/11/2018 16:43

Las experiencias de Nueva Zelanda, Alemania, Países Bajos y Holbeck desmienten el mito de que la legalización saca a las prostitutas de la clandestinidad yel peligro. Los datos reflejan que el único modelo que protege a las mujeres es el nórdico y que la legalización sólo protege a puteros y proxenetas.

23
12
#26840
29/11/2018 10:22

Tido lo que no sea abolición es hacerle el juego a la patronal de proxenetas, donde está metido el de España 2000

21
11
LGTBIfobia
Manifestación Plataforma Trans planta cara a la transfobia con una manifestación contra el odio
La convocatoria el 29 de marzo denuncia un contexto internacional antiderechos. La organización pide a partidos y sindicatos que se sumen a la marcha porque la transfobia es un problema social, y por lo tanto también político, explican.
Feminismos
Irene García Galán “La memoria feminista hay que construirla desde abajo, desde nuestras casas”
‘Hilaria’ (Errata Nature, 2025) es un libro dedicado a la tatarabuela de Irene García Galán, pero también un ensayo político que navega a través de la memoria feminista, el antipunitivismo y el anarquismo.
Gasto militar
Gasto militar “No nos resignamos a la guerra”: 70 organizaciones rechazan la deriva militarista de la UE y el Gobierno
Más de 70 organizaciones y personalidades de la cultura y el activismo firman un manifiesto que rechaza la escalada belicista y el rearme frente a una posible agresión rusa.
Obituario
Obituario Jesús Santos, el basurero que se ganó el corazón de Alcorcón
Alcorconero de toda la vida, teniente alcalde, activista social y sindicalista, Jesús Santos hizo que aquellos que le acompañaron en su camino se ilusionaran por la política.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Colegios underground en Járkov después de tres años de guerra
La ciudad ucraniana construye escuelas subterráneas, preparadas para aguantar ataques balísticos y nucleares.

Últimas

Música
Música Pervertidos y puritanos, a los pies de Ethel Cain
Proyectos musicales como ‘Perverts’ de Ethel Cain son capaces de imponer silencio en medio de tanto ruido para pensar en un momento en que las redes sociales son herramientas tendenciosas para la difusión de propaganda de ultraderecha.
Residencias de mayores
Residencias Fondos de inversión y residencias: la mano invisible que retuerce los cuidados
Mientras DomusVi, en manos del fondo de inversión ICG, ya es la empresa con más residencias privadas del Estado, residentes, familiares y trabajadoras explican lo que supone que las prácticas especulativas acunen la vejez de las personas.
Residencias de mayores
Opinión Naces, creces, te reproduces, envejeces y sigues generando beneficios
El capitalismo extractivista emplea un ‘fracking’ similar sobre la última etapa de nuestras vidas: exprimir nuestra capacidad de producir beneficios hasta el último aliento.
Palestina
Palestina Egipto abre la puerta a un nuevo alto el fuego en Gaza con el visto bueno de Hamás y EEUU
A cambio de la retirada gradual de la tropas de Israel en la Franja, serían liberados cinco rehenes cada semana. El Gobierno de Netanyahu no se ha pronunciado y siguen los ataques contra población civil.
Más noticias
México
Opinión El umbral hacia el fin
Las autoras expresan los malestares de ellas y otras mujeres mexicanas que han tenido que migrar a consecuencia de la violencia desatada por “la guerra contra las drogas” impulsada por el expresidente mexicano, Felipe Calderón, en 2012.

Recomendadas

Argentina
Estela de Carlotto “Faltan todavía muchos nietos por encontrar”
Al cumplirse 49 años del golpe cívico-militar, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo dialogó con El Salto y apuntó contra el Gobierno de Milei y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que encabeza la represión de la protesta social.
México
Hallazgo en Teuchitlán Crisis de desaparecidos en México: los buscadores, entre el narco y las omisiones del Estado
El hallazgo del cementerio clandestino en Teuchitlán, Jalisco, ha conmocionado a todo México. El país que vive una crisis por la desaparición de más de 120 mil personas, que en 18 años solo han aumentado frente a una pasmosa impunidad.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Un rayo de esperanza tras cinco años de los protocolos de la vergüenza
A punto de prescribir los posibles delitos, un avance judicial abre la puerta a conocer quién decidió no derivar a hospitales a ancianos en residencias en la Comunidad de Madrid.
Siria
Siria Siria, de la euforia por el fin del régimen al examen de la transición
Las matanzas en el litoral sirio y las dudas acerca de las nuevas autoridades dejan atrás la alegría por la caída de al Asad y enfrían el aniversario de la revolución, el primero tras la huida del dictador.