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Tecnopolítica
Psicopolítica y periodismo
Las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) están generando nuevos mecanismos de poder al servicio del neoliberalismo. La tecnocracia ha dado pie a una entrega efusiva y voluntaria de datos personales por parte de la ciudadanía que acaban sirviendo para la configuración de algoritmos. La compra-venta de datos personales permite una amplia segmentación de la población con objetivos comerciales, la cual es estudiada por los aparatos de comunicación de las distintas empresas y élites políticas para enviar mensajes persuasivos personalizados y tratar de influir en las decisiones de los ciudadanos.
Reportaje artificial
El reportaje bajo la firma de The House of News, encargado por el gobierno de Venezuela para “blanquear” su imagen internacional es un ejemplo de cómo la Inteligencia Artificial (IA), así como otras tecnologías, han irrumpido para quedarse en los procesos de comunicación y opinión pública.
Noah y Daren son dos avatares creados a partir de una Inteligencia Artificial que configura un reportaje y que pretende el lavado de imagen de la economía venezolana. Un rubio, de raza blanca, bien peinado y con marcado acento estadounidense describe la alta ocupación hotelera en la costa caribeña de Venezuela, así como el deseo de los ciudadanos por empezar a gastar dinero en carnavales. Mientras, el presentador de raza negra habla de las cantidades de dinero ganadas durante la celebración de varios partidos de béisbol. Ambos subrayan, además, los millones de dólares conseguidos en Venezuela, pese a que el gobierno del país caribeño no dio ninguna cifra oficial. Estas aparentes “buenas noticias” contrastan con las sanciones millonarias y restricciones impuestas por la comunidad internacional. Sin olvidar que estas sanciones han sido impulsadas y gestionadas casi en su totalidad por los Estados Unidos.
Software Synthesia, la comunicación personalizada
Venezuela no es el primer país en usar esta tecnología de Inteligencia Artificial para hacer propaganda al exterior. El software Synthesia, empleado para la construcción de estos avatares hiperrealistas, permite la recreación de personas de distinta raza, idiomas, acentos, etc. Ante el avance de estas técnicas, cada vez se hace más complicado discernir entre lo real y lo que parece real pero es creado artificialmente.
Synthesia es una empresa líder en el sector de los “medios sintéticos”, término general que se utiliza para describir vídeo, imagen, texto y voz generados total o parcialmente por ordenadores. Fue creada en 2017 por un grupo de investigadores y emprendedores de IA de prestigiosas universidades como UCL, Stanford, TUM y Cambridge. Es fácil de usar, con una interfaz muy intuitiva y ofrece múltiples opciones para personalizar los videos. Con una suscripción de poco más de treinta dólares mensuales, los usuarios pueden introducir guiones escritos en el programa y crear vídeos hiperrealistas. El programa ofrece más de cien idiomas y acentos, así como sincronización labial para el avatar. Pero la creación de estos no parte de cero. El catálogo que ofrece esta IA está basado en actores y personas influyentes que han cedido sus imágenes para crear “medios sintéticos”.
Sin embargo, mientras que la entidad habla de un desarrollo ético que permita el progreso del conocimiento profundo de las neuronas de nuestra mente, lo cierto es que esta IA parece más un arma de doble filo. Donde algunos ven deep learning, otros ven deep fake, pues esta es la semilla para una plantación a gran escala de desinformación. Incluso, y más preocupante, es el hecho de que sea tan accesible y sencilla para la creación de mensajes manipuladores por parte de distintos gobiernos.
La IA ha transformado la comunicación haciéndola más rápida y eficiente, pero también potencia la propaganda y la manipulación
La Inteligencia Artificial ha hecho posible personalizar la comunicación para cada usuario analizando sus preferencias, hábitos y comportamientos. Por ejemplo, los algoritmos de IA pueden analizar el historial de navegación de un usuario, sus consultas de búsqueda y su actividad en las redes sociales para ofrecer recomendaciones personalizadas de productos, servicios y contenidos. De este modo, la IA mejora la experiencia del usuario, haciéndola más cómoda y eficiente.
Sin embargo, la personalización de la comunicación a través de la IA puede tener un impacto psicológico en las personas. Cuanto más personalizada sea la comunicación, más puede influir en el proceso de toma de decisiones del usuario. Por ejemplo, sería más probable que los usuarios comprasen un producto o servicio si se lo recomienda un algoritmo de IA que ha analizado sus preferencias. Además, los usuarios pueden tener la sensación de dependencia de la comunicación personalizada proporcionada por la Inteligencia Artificial, lo que les lleva a perder el control sobre su toma de decisiones. Ante este debate ya plausible en la opinión pública, surge una perspectiva en torno a los nuevos mecanismo de poder y control a través de una propaganda basada en la psicopolítica.
La perspectiva psicopolítica en relación al periodismo y la IA
Muchos son los autores que han dado nombre a esta sociedad posmoderna. Byung-Chul Han, el autor surcoreano, habla de una sociedad del cansancio y de una sociedad de la transparencia. La recopilación de datos precisos de los sujetos a través del Big Data permite la configuración de dataísmo del sistema y, por ende, la construcción de mensajes personalizados mediante la tecnología de los algoritmos. La facilidad y el uso “gratuito” de programas y redes sociales, unidos a la aceptación de las cookies sin apenas leer sus condiciones, nos han hecho cómplices de nuestro propio control político y social. Esto fomenta técnicas y mecanismo relacionados con el microtargeting, que permite conocer los comportamientos de los usuarios mediante la tecnología inteligente, mecanismo éste que ha suscitado controversia debido a que es empleada por diferentes élites políticas para la construcción de discursos propagandísticos.
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Estos recursos son empleados por el software Synthesia para crear campañas de propaganda para el cambio de la opinión pública como el mencionado “reportaje” de The House of News para el estado venezolano, cuyos destinatarios no parecen ser ni los europeos ni los propios venezolanos. El soporte de simulación periodística, junto a los avatares de raza blanca y negra hablando en inglés, tienen un marcado objetivo: el de cambiar la opinión de los estadounidenses sobre la economía venezolana.
Esta campaña propagandística de Venezuela es un ejemplo más de cómo la visión de Han sobre la psicopolítica da cuenta de la construcción de un sistema autorregulado. En el neoliberalismo, los sujetos no somos conscientes de nuestro propio sometimiento al sistema. La psicopolítica hace acopio de la información de la base de datos que entregamos voluntariamente para convertir la hiperconexión en control y vigilancia. La psicopolítica de Han asume que “la desaparición del otro, la incapacidad de escuchar, provoca la crisis de la democracia”.
En el neoliberalismo los sujetos no somos conscientes de nuestro propio sometimiento al sistema
Sin embargo, la “optimización de la persona” –como se ha visto hasta ahora– genera un estado de positividad superficial que anima a cualquiera a comunicar y, sobre todo, consumir este tipo de reportajes artificiales. La concepción de las nuevas herramientas tecnológicas, así como en la mercantilización del propio sistema democrático, supone la confección de la tecnopolítica. En este contexto, el mecanismo de poder del neoliberalismo incita y hace eficiente la entrega voluntaria de información personal de los individuos a fin de conseguir un sometimiento espontáneo.
Así, es previsible en qué punto este tipo de mecanismos propagandísticos afectan de forma directa al periodismo. La copia de códigos y formatos, en este caso del género del reportaje, para crear un efecto de sentido de veracidad sobre el mensaje, causa –inevitablemente– un daño a la credibilidad de la profesión periodística. Asimismo, el periodismo también ha visto incorporadas las TIC y la Inteligencia Artificial a sus reportajes e informativos diarios para la representación de gráficas y demás información. Ahora, cabe preguntarse hasta qué punto estas tecnologías automatizadas son capaces de crear mecanismos de poder capaces de controlar nuestra psique.