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Salud laboral
La baja médica como herramienta en la lucha laboral
Tienes que saber que tu médica de familia te puede dar la baja por problemas laborales, familiares, de cuidados… Muchas veces vemos las bajas laborales como parte de la enfermedad, pero no como parte de los cuidados o del tratamiento, lo cual es su verdadera misión.
Te despiertas cada día con un miedo terrible a ir a trabajar. Sabes cuándo vas a entrar (probablemente antes de lo que te toca), pero quizás no cuándo vas a salir. No tienes claro que esas horas de más te las vayan a pagar. Luego, sabes que cuando salgas, te seguirán llegando correos o what apps de tu trabajo, a tu e-mail personal y a tu teléfono personal. A lo mejor incluso te llama un cliente o tu jefe cuando ya estés en casa.
Además vas con miedo a hacerte daño. Tantas horas limpiando, reponiendo o en la construcción machacan tu cuerpo. Pero ya sabes que la mutua no te lo reconocerá como accidente laboral o te da miedo a que te señalen. Quizás estás incluso en “periodo de prueba” en la empresa en la que llevas años encadenando contratos y en cualquier momento te echan. Quizás, ir a trabajar es, efectivamente, terrorífico.
Decides ir a tu médica de familia, ni has pensado en pedirte una baja, sólo en poder dormir por la noche o en algo que te calme el dolor para volver mañana a trabajar. Y ahí, comienza la lotería.
Probablemente te diga que tienes ansiedad o depresión o trastorno ansioso-depresivo. Que vas a comenzar con una pastilla para dormir o un antidepresivo o algo de rescate para la ansiedad. O todo a la vez. Lo mismo exagero, o quizás no.
Mientras recibes diagnósticos y tratamientos psiquiátricos, tu problema sigue ahí: tus condiciones laborales te enferman
Hay otra forma de verlo, que me parece más sana y más ajustada a la realidad. Mientras que en el ejemplo de arriba recibes diagnósticos y tratamientos psiquiátricos, tu problema sigue ahí: tus condiciones laborales te enferman.
En medicina, tanto en Salud Mental como en Atención Primaria, trabajamos con diagnósticos que pueden ser más o menos acertados o ajustados a la realidad. Si ante una tos no vamos a poner el mismo tratamiento si se trata de un catarro, una gripe, una neumonía o un cáncer de pulmón; no vamos a tratar igual el dolor emocional (y físico) causado por un problema laboral si lo etiquetamos de ansiedad que si lo diagnosticamos de problema con las condiciones de trabajo. Erróneamente, le ponemos nombre de enfermedad a reacciones naturales ante una situación que nos hace daño. Etiquetar la problemática social como tal nos regala poder visibilizar los determinantes sociales de la salud y nos permite buscar abordajes no medicalizados o no patologizantes.
¿Significa esto que mejor un sindicato que un terapeuta? ¿Significa esto que no hay que usar psicofármacos? No es justo caer en falsos debates. Colectivizarte en un sindicato no pone remedio sólo a tu situación, sino que permite la acción colectiva de mejorar derechos laborales. Y además, con sus asesorías legales podrás tener un acompañamiento en la mejora individual de tu situación. Con un terapeuta, si lo crees necesario, podrás tener un acompañamiento para abordar el malestar emocional que tus condiciones laborales te producen.
Un fármaco es una herramienta. Pero no una herramienta como un martillo, que sin él no clavas un clavo. Es una herramienta como la rampa que se puede usar al principio de ir a jugar a los bolos. Se puede jugar a los bolos sin ella y mucha gente lo hace desde el principio, pero para otras personas puede servir de ayuda hasta que llegue el momento de poder jugar sin rampa. Hacernos pensar en que los psicofármacos son martillos nos hace crear una dependencia directa y nos impide imaginar un futuro sin ellos.
Tanto con fármacos como con psicoterapia los problemas sociales corren el riesgo de entenderse como enfermedades, así habrá que hacer algo más o, más bien, algo diferente
Si en estos casos vemos la ansiedad, el insomnio o la depresión (sufrimiento emocional) como síntomas y no como enfermedades, es muy fácil entender el siguiente ejemplo. Si una infección te causa fiebre, está muy bien que te tratemos con paracetamol, porque te alivia el síntoma (la fiebre). Pero a nadie se le ocurriría tratar una neumonía solo con paracetamol. Entonces, ¿por qué tratamos el malestar psíquico sólo con fármacos o psicoterapia? Tanto con fármacos como con psicoterapia los problemas sociales corren el riesgo de entenderse como enfermedades, así habrá que hacer algo más o, más bien, algo diferente.
¿Y las bajas? Había empezado hablando de ellas y no he dicho nada aún. Pues son otra herramienta tipo rampa para los bolos, esto es, temporal y que nos ayuda a aprender a enfrentar una situación. Son una herramienta terapéutica más. Si en un dolor de espalda o una diarrea te damos la baja sin problema porque no puedes trabajar, ¿por qué no te la damos si el problema es por las condiciones de trabajo? ¿Por qué te la damos como ansiedad o depresión?
Imagina tu mano sobre una hoguera. Te quemas. ¿Qué hacemos? ¡Quita la mano del fuego, chiquilla! Luego ya te preocuparás de curarte las quemaduras o incluso de apagar el fuego. ¡Pero primero apártate! Con los problemas laborales, lo mismo. Podemos conseguir, con una simple baja, apartarte de aquello que te hace enfermar. Luego ya veremos qué otras cosas podemos hacer para que te recuperes y para evitar más problemas por tu trabajo.
Los fármacos o la psicoterapia son sólo herramientas, y ni siquiera son imprescindibles, pero hay más herramientas. Cuando estés de baja, tendrás tiempo y energía para buscar asesoría legal (¿estás en un sindicato? coméntales), poder atender a tus cuidados, poder incluso plantearte cambiar de empleo. Las asesorías legales/laborales no son sólo de un sindicato, muchos ayuntamientos o asociaciones cuentan con servicios gratuitos, aprovecha la baja para informarte de todo esto. Además, la baja te la pueden dar concretamente por “mal ambiente de trabajo”, “desavenencias con el jefe”, etc. No es necesario que te den una baja por ansiedad, que lo tuyo es un problema laboral.
Si bien las bajas no dejan de ser una herramienta más del control médico-sanitario sobre las vidas (como fármacos y psicoterapia); pueden, en alguna ocasión, servir como medida de justicia social
Si bien las bajas no dejan de ser una herramienta más del control médico-sanitario sobre las vidas (como fármacos y psicoterapia); pueden, en alguna ocasión, servir como medida de justicia social, pero con el riesgo de suplir otros mecanismos más directos y menos medicalizadores: la acción colectiva, la lucha por derechos laborales, etc.
Así que no lo dudes, pide una baja si crees que lo necesitas. Además, la baja no deja de ser un documento clínico-legal que en caso de que sigan sin cumplirse tus derechos laborales, puedes utilizar en tu favor —“estuve de baja por problemas con las condiciones laborales”—. Aprovecha para asesorarte o para huir buscando una empresa o un empleo en el que no abusen de ti. Plantéate que apartándote del conflicto con la baja, probablemente, te va a ahorrar incluso tener que usar fármacos o usarlos de manera prolongada. No vas a tener por qué tirar de pastillas para aguantar a tu jefe o un día más de trabajo.
Sí, sé que es duro a veces mentalizarse de que se necesita una baja y parar, pero ten en cuenta que lo estás haciendo para cuidarte y proteger tu salud y bienestar.
En resumen, que te estoy liando: si tienes un problema laboral tu médica te tendría que ayudar a abordarlo como tal. Cuenta con tantas herramienta necesites y recuerda que la baja laboral es una de ella. Pero claro, no olvides que la solución es doble: individual (huye si puedes) y colectiva (lucha junto a tus compañeras para que se cumplan tus derechos).