We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Ecologismo
Solastalgia, la añoranza del hogar
Imagina que el lugar en el pasaste los veranos de la infancia, donde aprendiste a nadar y atesoras algunos de los mejores recuerdos de tu vida, se ha convertido en un ecosistema moribundo. O que al abrir la ventana de tu casa el paisaje de siempre ha sido sustituido por minas a cielo abierto y un tránsito constante de ruidosos camiones. Imagina, por ejemplo, que la isla en la que vives sufre los impactos más devastadores del cambio climático, hasta el punto de que está abocada a su desaparición.
En estas situaciones lo más probable es que te inunden sentimientos de dolor y angustia que tienen su origen en los cambios negativos que está sufriendo el lugar que consideras tu hogar. Es lo que se denomina solastalgia, un término acuñado por el profesor e investigador australiano Glenn Albrecht cuando estudiaba el impacto de la minería a cielo abierto en el valle de Hunter.
En el libro Las emociones de la tierra, Albrecht recoge las impresiones de los habitantes de ese valle sobre cómo les ha afectado la actividad extractiva. Recoge testimonios en los que cuentan que evitan pasar por el territorio en el que antes estaba su hogar, debido al daño que les hace verlo en la situación de deterioro y destrucción actual. Sienten un profundo dolor y la certeza de que, cuando acaben de extraer el carbón, ya no quedará nada a lo que llamar hogar. Es la sensación de que te están echando de tu casa, te guste o no.
Palabras para la crisis ecológica
Solastalgia es una palabra que todavía no está en el diccionario, aunque es probable que lo haga en el futuro. Es un neologismo que tiene su origen en la situación de crisis ambiental y emergencia climática en la que vivimos. En 2021, la Fundación del Español Urgente (Fundeu) tenía entre sus finalistas a la palabra del año (que finalmente fue vacuna) términos como carbononeutralidad o ecoansiedad. Otras como ecocidio, ecopostureo o greenwashing, resiliencia o ecofeminismo se han ido incorporando a nuestro vocabulario.
Glenn Albrecht tenía la necesidad de encontrar una palabra que pudiera explicar los sentimientos producidos por los cambios ambientales angustiosos y negativos que se producían en los hogares y lugares amados de quienes habitan el valle de Hunter. No solo es que no encontrara, entre las existentes, una palabra que encajara en lo que estaba buscando, sino que tenía la necesidad de expresar de la forma más adecuada cómo eran esas emociones. El término se ha ido aceptando paulatinamente y hoy en día se utiliza en ámbitos académicos, pero también por medios generalistas (especialmente de lengua inglesa), divulgadores como Naomi Klein e inspira audiovisuales, canciones o el podcast de unas amigas saltamontes.
Por otra parte, la necesidad de crear estas nuevas palabras tiene su razón de ser en el hecho de que lo que no se nombra se invisibiliza. En el caso de la crisis ambiental y climática es más que evidente, solo hay que fijarse en los discursos de negacionistas y retardistas (otras palabras para apuntar en la lista) quienes, deliberadamente, ocultan causas y consecuencias para poder mantener el modelo actual basado en el crecimiento ilimitado y las desigualdades.
Solastalgia por el planeta
El periodista Eric Holthaus definió la solastalgia como el sentimiento cada vez más generalizado de tristeza y pérdida por un mundo que está siendo alterado irreversiblemente. Holthaus construyó esta definición tras escuchar a Kathy Jetnil-Kijiner, poeta de las islas Marshall, dirigirse a la Cumbre del Clima de Naciones Unidas en 2014 con el poema dedicado a su hija Querida Matafele Peinam y en el que alude a la situación dramática que vive su país debido al cambio climático: “tu hija / y también tu nieta / vagarán desterradas con tan sólo un pasaporte al que llamar hogar”.
Probablemente la poeta Natalia Litvinova también sienta solastalgia al pensar en el hogar de su niñez. En el poema Flores de Chernobyl habla de la nostalgia por un pasado en el que la naturaleza era un gozo y no una amenaza. Un mundo en el que ya no se puede vivir, porque es tóxico. La cantante australiana Missy Higgins compuso el 2018 un álbum titulado Solastalgia en el que expresa sus preocupaciones sobre el deterioro ambiental y el futuro.
La emergencia climática, la sexta extinción masiva o cualquiera de los otros problemas ambientales globales nos dan muestra de que la Tierra, como nuestro hogar, está profundamente amenazada. Desde este punto de vista, la solastalgia también puede ser un sentimiento de miedo global. Si la situación es de destrucción, lo lógico es sentir dolor. Sin embargo, la solastalgia no se define como una situación irreversible, sino que es posible, si se realiza una restauración y reparación adecuada, recuperar el hogar o refugio perdido.