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Literatura
Esto que nos pasa cuando estamos juntas
SIN PAPELES
En la vitrina del museo
descansan las figuras,
los rostros, las máscaras.
Parecen dormidas
pero no lo están.
Si afinas el oído
podrás percibir
cómo se cuela
a través de sus grietas
el rumor de la selva,
los cantos, los ritos,
el chasquido del fuego
que calienta las danzas originarias.
Si lo afinas aún más
podrás escuchar
pasos apresurados,
gritos, forcejeos, abusos,
el sonido desgarrador a
saqueo, expolio, genocidio.
Cada figura
situada en la vitrina
va acompañada de un cartelito que reza:
Origen de la pieza
Antigüedad
Material
Fórmula de conservación
Uso ritual del pueblo originario
Pienso en las personas
a las que pertenecen
todos
estos
símbolos.
En todas esas personas
sin tierra
sin comida
sin casa
intentando atravesar
nuestras fronteras
para llegar al mundo
de las vitrinas
donde se convertirán
si hay suerte
en frágiles figuras foráneas
que nadie ve
con un cartelito que reza:
sin papeles.
INTERNA
Trabajo de interna. Así le dicen, interna. Busqué su significado, el de interna. Es curioso lo que pone. No dice nada de nosotras, de las que vivimos dentro de otra casa que no es la nuestra. De las que vivimos en nuestro lugar de trabajo. Es como si no existiéramos. Hay muchas cosas que son duras de nuestro trabajo. Algunas son pequeños detalles, como que no te secas el cuerpo después de una ducha con tu toalla, o con la toalla de una amiga que te prestó una habitación para vivir. Te secas con la toalla de quien te contrata por un sueldo con el que no podrías subsistir un mes en la ciudad. Te secas siempre con la toalla del trabajo en el lugar del trabajo porque vives en el trabajo. Quizás parezca una tontería, secarte la cara con una toalla que es de quien te contrata por un sueldo que nunca admitiría para sí mismo. Te toca la piel. Te quita el agua. No puedes tener un proyecto vital si vives en una casa que es tu trabajo. Una casa llena de toallas que se apilan en los armarios. Un día. Otro día. La misma toalla dentro del mismo armario dentro de la misma casa. Los días. Y yo soy esa cara sin toalla propia para secarse. Yo soy esa cara que se mira en un espejo redondo después de quitarme las gotas de la piel.
No hay intimidad para las internas. Hay soledad, en el cuarto más pequeño de la casa, en la zona más apartada. Hay soledad. No hay proyecto vital porque no hay proyectos vitales sin incluir a otras personas. No hay proyecto conjunto de dos. No hay pareja. No hay posibilidad de hijas futuras. No hay cotidianeidad más allá de quien te paga. Un sueldo mísero. No hay sexo con otra persona si vives en tu trabajo. A las internas también nos gusta el sexo. No sé si lo habías pensado.