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Medio rural
Una experiencia de bioconstrucción en Villasbuenas de Gata
Durante todo el mes de agosto ha tenido lugar en Villasbuenas de Gata (Cáceres) una experiencia de desarrollo rural, construcción bioclimática y formación. Un proyecto tangible y local en un marco de crisis energética y ecológica global.
Durante todo el mes de agosto, en una parcela de 622 m2 cedida por el Ayuntamiento de Villasbuenas de Gata, un grupo de personas (dividido en dos tandas de 18 participantes que han incluido a un pastor licenciado en Bellas Artes, arquitectas, aparejadores, geólogos o a una nadadora olímpica...) procedentes de distintos puntos del Estado Español y de Europa (Francia, Bégica, Portugal e Italia) han participado en la construcción de una edificación bioclimática en el marco del taller organizado por la cooperativa ACTYVA. Dinamización del medio rural, sostenibilidad energética y dotación de una pequeña instalación de uso popular conjuntadas en un entorno rural, como el extremeño, absolutamente necesitado de iniciativas de este tipo, actividades que pongan en valor los recursos del saber popular y del respeto del medio en la urbanización de espacios.
El edificio ya concluido, de nombre “La casita de paja”, se ubica, de hecho, en un área recuperada como espacio público mediante diferentes acciones artísticas y medioambientales como la realización de un mural o la plantación de diferentes especies de árboles. La construcción ha apostado por la reducción del impacto ambiental, fomentando el empleo de sistemas de construcción sostenibles a través del uso de materiales con gran capacidad de aislamiento e inercia térmica, naturales o muy poco procesados y de producción local.
Hasta con quince equipos de gobierno de diferentes municipios se mantuvieron diferentes reuniones, sin éxito, para poder encontrar un lugar donde desarrollar la primera edición del taller, en el verano de 2018
A excepción de la cimentación, previamente ejecutada por uno equipo de albañiles, el edificio ha sido construido en su integridad por las personas inscritas en el taller. Las paredes, de hecho, han sido elaboradas con módulos de paja y madera previamente fabricados en el pabellón deportivo de la localidad. Tras la operación de ensamblaje se levantó la cubierta de madera y el acabado final de las paredes fue cerrado con revestimiento de arcilla y de cal.
El aprendizaje en la obra ha venido complementado con formación teórica en construcción con paja, construcción con madera, construcción con tierra, revestimientos de cal, arquitecturas vernáculas y contemporáneas de fibras naturales, etc. Paralelamente a los trabajos se ha desarrollado un programa con diferentes actividades: selección de suelos aptos para resvestimientos, rural-sketching, etc., además de visitas guiadas y excursiones para conocer la zona o presentaciones de la evolución de la obra al entorno local.
Crisis climática
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La cooperativa ACTYVA fue creada al finales de 2013 en Extremadura, una comunidad autónoma principalmente rural y con poca densidad de población, particularmente afectada por la crisis económica además de por unas desigualdades estructurales de carácter histórico. Autodefinida como la Cooperativa Integral del Suroeste, ACTYVA “busca ser una red para la activación económica, trabajando a todos los niveles y en todos los sectores, crear sinergias y avanzar en modelos y soluciones de autogestión integral que generen beneficios personales, sociales, ambientales, para el entorno y la comunidad donde se desarrollan”.
“el de la construcción es un sector responsable del 40% de las emisiones de dióxido de carbono y de consumo energético a nivel global. Es un sector clave de intervención si queremos invertir la curva del cambio climático”
En 2016 surgió un equipo dentro de la cooperativa conocido como Miga, oficinal rural de arquitectura y construcción, dedicado fundamentalmente a la arquitectura bioclimática, promocionando el uso de materiales autóctonos como la piedra, la tierra, la madera, la lana de oveja, la caña y la paja, etc. Su propósito: construir edificios de bajo impacto ambiental y alta eficiencia energética. Está, además, involucrado en proyectos de investigación y de docencia relacionados con el aprendizaje por la práctica, como es el caso del proyecto Erasmus+ LearnBIØN2 en el que se ha enmarcado esta escuela-taller.
Sorprende conocer las dificultades para encontrar una ubicación para la realización de un proyecto de estas características en una región donde, en principio, debiera ser recibida con los brazos abiertos cualquier iniciativa que aportara ideas nuevas y desplazara el foco de interés a un medio rural castigado por la despoblación y el desierto cultural más allá de los canales mayoritarios y más comerciales. Hasta con quince equipos de gobierno de diferentes municipios se mantuvieron diferentes reuniones, sin éxito, para poder encontrar un lugar donde desarrollar la primera edición del taller (llevado a cabo en aquella ocasión de la mano de la asociación Dehesa Tierra) en el verano de 2018, y que finalmente se ubicó en Valverde de Burguillos (pueblo de 300 habitantes de la provincia de Badajoz).
En esta ocasión, a pesar del intento lógico por desarrollar la actividad en la zona de Feria, donde la cooperativa tiene su sede, fue el ayuntamiento cacereño de Villasbuenas de Gata (otra pequeña localidad de 400 habitantes) quien ofreció todo lo necesario: 6.000 euros para comprar materiales, alojamiento e infraestructura, pasando el edificio levantado a ser propiedad municipal. En palabras de Lucile Couvreur, miembro de la cooperativa y una de las responsables del proyecto, “es básico contactar con ayuntamientos ya familiarizados en dinámicas de este estilo”.
“alegra comprobar que existen personas que se plantean otras alternativas, albañiles del pueblo que se acercan y dicen que eso es diferente pero que está bien; eso, al final, es esperanza”
Añade, como análisis y balance de fondo, que “hay que tener en cuenta que el de la construcción es un sector responsable del 40% de las emisiones de CO2 y de consumo energético a nivel global. Es un sector clave de intervención si queremos invertir la curva del cambio climático”.
Y, con la obra ya concluida y reflexionando sobre el proceso, señala cómo “detrás hay muchísima esperanza. Esperanza en comprobar y aprender que existe otra forma de construir generando tanto interés. A las visitas guiadas y charlas en el pueblo la gente se ha acercado porque quiere construir su casa así. Más allá de la satisfacción de estar haciendo algo, de construir algo para el pueblo, de ver gente formarse, más allá del taller, alegra comprobar que existen personas que se plantean otras alternativas, albañiles de aquí que se acercan y dicen que eso es diferente pero que está bien; eso, al final, es esperanza”.