Residencias de mayores
Mensajeros de la paz, denunciado de nuevo por su gestión en otra residencia de mayores

Las trabajadoras del centro Parque Coimbra de Móstoles denuncian el incumplimiento de los pliegos acordados con la Comunidad de Madrid. Falta de personal, de material, de mantenimiento del recinto e irregularidades en las nóminas son algunas de las faltas denunciadas.
 Protesta frente a una residencia gestionada por Mensajeros de la Paz - 3
Las trabajadoras de la residencia se concentran frente a sus dependencias.
18 may 2023 10:54

Este miércoles se han concentrado a las puertas de la residencia y centro de día Parque Coimbra de Móstoles un nutrido grupo de trabajadoras respaldadas por el sindicato CGT. En su protesta, denuncian la falta de personal, la falta de mantenimiento de sus herramientas y del recinto, así como una contínua lucha para recibir sus nóminas correctamente mes a mes. “Llevamos desde 2014 denunciando la precariedad que hay”, explica María Ángeles Maquedano, auxiliar del centro y miembro del Comité de Empresa, que señala directamente a Mensajeros de la Paz, ONG encargada de la gestión del centro, y la Comunidad de Madrid, titular de la residencia, como responsables.

Edad Dorada, entidad dentro del conglomerado de Mensajeros de la Paz encargada de la gestión de las residencias y centros de día, ganó por primera vez el concurso público de Parque Coimbra en 2011. “Entró echando, al menos, a 15 auxiliares”, señala Maquedano, que resalta que en muchas ocasiones Mensajeros de la Paz es el único en presentarse o gana haciéndolo a la baja, porque al ser ONG tiene ventaja fiscal al proponer un precio a su servicio comparado con otras empresas de servicios.

Justamente ser el único en presentarse al concurso es lo que pasó en la residencia Reina Sofía de Madrid. Este centro, especializado en Alzheimer y llamado a ser un referente a nivel estatal, también ha estado en el centro de mira por las denuncian ante la gestión de la ONG del Padre Ángel. Unas protestas que, tras ser denunciadas en El Salto, acabó con la promesa de la Comunidad de Madrid de cambiar de gestión y mejorar el pliego de condiciones para su gestión. Denuncias similares se vivieron en la residencia Montserrat Caballé, esta vez propiedad y no solo gestionada por Mensajeros de la Paz.

“Hemos denunciando y fotografiado las grúas rotas, barreras arquitectónicas sin solucionar, no tenemos ni toallas suficientes, cucharas, baberos, etc”

Similar a este caso es el del Parque Coimbra. Tiene habitaciones para 220 residentes y entre 40 y 45 plazas en el centro de día y, mientras sobre el papel cumple los ratios de profesionales por residentes, la realidad es otra según señalan trabajadoras, sindicato y familiares. “Hemos denunciando y fotografiado las grúas rotas, barreras arquitectónicas sin solucionar, no tenemos ni toallas suficientes, cucharas, baberos, etc”, comentan desde el Comité de Empresa. A esto se une la falta de personal. Desde CGT señalan que la información que facilita la dirección sobre los cuadrantes de turno “no refleja la realidad ya que varios de ellos están contratados a tiempo parcial” y aseguran que esas ornadas computan como jornada completa.

Jornadas parciales, falta de enfermeras, mucha rotación

También señalan la falta de enfermeras tituladas, que o están sobre pasadas por el volumen de trabajo o directamente no hay. Ponen el ejemplo del pasado 24 de enero: “coincidiendo con una situación de extrema gravedad en la que falleció un residente teniendo las auxiliares que llamar al 112 por falta de D.U.E. quedando el personal auxiliar totalmente desamparado y teniendo que llevar a cabo funciones que no son de su competencia”, señala el sindicato. “No le duran casi las enfermeras, porque las condiciones son malas , los turnos, nadie quiere entrar a trabajar”, comenta otra trabajadora.

“Yo siempre pregunto a la gente: ¿tú cuánto tardas en ducharte y arreglarte para ir a la calle? Pues quieren que hagan eso en cinco minutos y con una persona totalmente dependiente”

“Yo siempre pregunto a la gente: ¿tú cuánto tardas en ducharte y arreglarte para ir a la calle? Pues quieren que hagan eso en cinco minutos y con una persona totalmente dependiente”, explica María Ángeles Maquedano. “Una doctora que se fue hace muy poco me llamó para despedirse y me constató que se marchaba porque no la dejaban hacer bien su trabajo”, explica un familiar, que tiene a su madre en el centro desde antes de la pandemia, aunque de forma continuada desde septiembre de 2021. “Si hay tres personas para 148, como conté en una tarde, es imposible que puedan evitar una caída o dar un buen cuidado”, explica, ya que ella va todas las tardes a visitar a su madre, con demencia grave, y se da cuenta de las dificultades del personal para hacer su trabajo.

Esta familiar, asegura que se junta con otras personas que van a ver a sus seres queridos y con los propios residentes más autónomos y todos se quejan mucho de la comida, pero siempre dicen que las chicas son “maravillosas pero no dan abasto”. “Me he llegado a plantear llegar a la Iglesia del Padre Ángel y decirle cómo deja que esto pase en las residencias que él gestiona”, explica a El Salto. Por su parte, el Comité de Empresa explica que todas estas denuncias fueron expuestas en una reunión que tuvieron con la dirección del centro el pasado 25 de enero “sin obtener una respuesta clara para la resolución de estos problemas por parte de la directora”. Precisamente este medio se ha puesto en contacto con la ONG para preguntar por estas denuncias, aunque no ha tenido respuesta.

Servicios 100% públicos

“No estamos trabajando con patatas, estamos trabajando con personas”, se lamenta Maquedano, que asegura que la falta de personal tiene graves consecuencias en la salud de los mayores. “Estamos terminando de dar desayunos a las 11 de la mañana, cuando comen a las 13h. Por las tardes, peor porque cenan entre las 19 y las 19:30, y a las 20h ya estamos acostando para llegar a tiempo. Y a la noche, hay cinco auxiliares y una enfermera en el mejor de los casos para atender a 200 personas”. Esto, explica, supone retrasos en las medicaciones, desequilibrios para las personas diabéticas o desubicación para las personas con demencia o Alzheimer, que están repartidas por todo el centro.

Además, señala una de las mayores preocupaciones que tienen: las caídas de los residentes. “La Comunidad de Madrid -comenta la auxiliar-está obligando a quitar las sujeciones, tanto físicas como químicas, y está muy bien, lo apoyamos, pero debes tener personal. Si se levantan tres personas en una noche, mientras llevas una a la cama, están desprotegidas las demás”. Preguntado el Comité de Empresa por el papel de la Comunidad de Madrid, responden que el Gobierno regional “lo único que responde es que hacen inspecciones, así que damos por hecho que la comunidad están enterada de lo que está pasado”. Respecto a estas inspecciones, El Salto se ha dirigido a la Consejería de Familia, Juventud y Política Social de la que depende para preguntar si se han detectado irregularidades o si ha habido sanciones como en otras ocasiones, aunque no ha obtenido respuesta.

¿La solución? Las trabajadoras lo tienen claro: mejorar los pliegos a corto plazo, pero hacer pública la gestión de estas residencias en el largo plazo

¿La solución? Las trabajadoras lo tienen claro: mejorar los pliegos a corto plazo, pero hacer pública la gestión de estas residencias en el largo plazo. “Comprendo -explica la auxiliar- que siempre estando en público mejoraría, porque si hay una empresa detrás quiere hacer negocio, necesita un margen de beneficio. Para eso recortas y los abuelos no son un negocio”. “Como sindicato, reivindicamos una calidad residencial de cualquier centro hospitalario o residencia. Estamos viendo que sobre todo en los privatizados o concertados, es peor, por los motivos que todos conocemos: falta de personal, de inversión en las instalaciones, etc”, explica Juan Carlos Molina, secretario general de Sanidad de Madrid de CGT.

Molina recuerda lo que pasa con el servicio del 061, donde se externaliza y empeora el servicio, además de las condiciones laborales de los y las trabajadoras. “Las empresas concursan a la baja y luego se quejan de que el presupuesto es muy bajo. No es de recibo que luego pidan más dinero público”, expone. “Entendemos que hay unos contratos y pliegos firmados, pero entendemos que las empresas que lleven estos servicios, se llamen Ilunion, Ferrovial o Mensajeros de la Paz deben cumplir con los ratios del personal y otras cuestiones contratadas”.

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