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El agente de policía Carlos P.M. reaccionó a la publicación en El Salto de la investigación que destapaba su identidad con unos mensajes privados en la red social Instagram en los que trataba de amedrentar a una de las personas con las que compartió espacio durante su infiltración. El funcionario advirtió a esta persona militante de los movimientos sociales de Madrid de que, como se lo cruzase, se iba a “emparanoiar(sic) más, como vaya con la navaja de mi abuelo”.
El policía, que reconocía así de forma implícita su infiltración durante dos años y su identidad verdadera como funcionario del cuerpo de Policía Nacional, también reconoció su ideología ultra: “Sigo siendo ultra”. Y acabó amedrentando a este militante: “Tú procura que no te encuentre”.
Sobre la intención de estas amenazas, la víctima valora que “probablemente fuese la de generar más miedo y paranoia. También pensamos que refleja un poco de preocupación y rabia por su parte al ver que se les está descubriendo”
La persona víctima de estas amenazas explica que no le sorprendió esta actitud del agente de policía Carlos P.M.: “Desgraciadamente, con las infiltraciones policiales hemos visto y sufrido el traspaso de multitud de ‘líneas rojas’ por parte de la policía (relaciones sexoafectivas con militantes, recogida de restos biológicos a compañeras, presentar a su familia real, convivir en el mismo piso...), entonces no nos pilla tan de sorpresa esta situación, aunque evidentemente genera más miedo y angustia de la que ya teníamos”.
Sobre la intención de estas amenazas, la víctima valora que “probablemente fuese la de generar más miedo y paranoia. También pensamos que refleja un poco de preocupación y rabia por su parte al ver que se les está descubriendo y destapando y quiere dejar claro que tiene impunidad para hacer y decir lo que quiera sin sufrir ninguna consecuencia”. También reconoce estar sufriendo “pesadillas recurrentes, incluso pienso en situaciones que se pueden dar en comisaría al ser detenido en alguna acción o cuestión política, como por ejemplo que sea él el que me interrogue en la Brigada de Información”.
Represión
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Estas amenazas le han hecho sentirse intimidada, ya que “al final este agente no deja de ser una persona con conocimientos en el manejo de armas, de artes marciales y además sabe que tiene impunidad y ‘autoridad’. Y sabe dónde vivo”. Por esta razón, decidió buscar amparo judicial y presentó una denuncia por las amenazas vertidas. Ahora, el juzgado de instrucción 27 de Madrid ha decidido archivar la causa de forma provisional, aunque Daniel Amelang, de Red Jurídica y abogado de la víctima, anuncia que van a presentar un recurso.
Amelang explica que “recurriremos explicando que existen indicios de criminalidad sólidos y que es el deber de los juzgados depurar responsabilidades. El denunciante no tiene derecho a obtener una sentencia favorable si el denunciado logra introducir una duda razonable, pero sí a que le tramiten adecuadamente la denuncia. Y, en caso de que quieran mantener el archivo, al menos debería motivarse de alguna manera”.
El abogado apunta que el auto “establece que los hechos denunciados, si se confirmara que son ciertos, revisten carácter de delito leve. Pero luego lo sobresee porque no ha quedado justificada su perpetración”
El abogado apunta que el auto “establece que los hechos denunciados, si se confirmara que son ciertos, revisten carácter de delito leve. Pero luego lo sobresee porque no ha quedado justificada su perpetración”. Algo que, según Amelang, “se suele argumentar para archivar una investigación cuando el autor del delito es desconocido o cuando no existen indicios contra la persona denunciada. En este caso, el denunciante identificó al denunciado, aportó capturas de pantalla de los mensajes y asegura que los ha escrito el denunciado”. En definitiva, valora que existen “indicios, y que si luego el denunciado quiere alegar algo en su defensa, el juicio es el lugar para hacerlo. Pero archivar sin celebrar el juicio es prematuro”.
Además, Amelang denuncia que el auto vulnera el derecho a la tutela judicial del denunciante. “Ha sufrido unas amenazas leves que se deben dirimir en un juicio por delito leve. Privarle de ese derecho a acceder a la Justicia alegando que no ha quedado acreditado, sin mas explicaciones, no es acorde a derecho”. Por su parte, la víctima de las amenazas se muestra sorprendida por el archivo de la causa, “no tanto por el resultado de la denuncia, sino por los argumentos utilizados. Esperábamos que no la admitiesen pero no de esta forma: reconocen que hay un delito pero no van a investigarlo a pesar de que les hemos facilitado todos los datos necesarios para, como mínimo, citarle a declarar”.
Reconoce que la judicial “es una vía en la que no creemos mucho”, y no tenía muchas esperanzas de que “prosperase la denuncia, aunque vamos a agotar las vías legales a nuestro alcance. No tanto por creer que habrá un resultado legal favorable hacia nosotras sino por seguir poniendo en contradicción al propio sistema y tenga que evidenciar que ‘perro no come perro’ para salvarle el culo al policía a toda costa”. Por último, expone que “en el hipotético caso de que el proceso judicial avanzase, serviría también para reconocer públicamente su condición de policía, y quién sabe si de alguna manera se pudiese conseguir algún tipo de documento que nos arrojase más información sobre cómo funcionan las infiltraciones”.
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En otros países los tribunales no protegen de este modo a la policía. Parece que unos son los seguratas privados de los otros, y ambos nos parasitan.
Y sobre todo, quiénes deciden las filtraciones y el contínuo acoso policial a los activistas. La "Ley mordaza" sigue amordazando a los demócratas, ¿hasta cuándo?.