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Personas refugiadas
"Cada vez que volvía a mi casa sentía como si tuviese una vida nueva"
Miles de personas quieren escapar de zonas de guerra, o del campo de refugiados, y tomar las riendas de su vida. Algunas, como él, lo están consiguiendo. Esta es una pequeña y resumida parte de la vida de Hassan Kadoura.
Llevo aquí nueve meses, más o menos. Antes vivía en Damasco. Era jefe de ventas en una fábrica de chocolate y no me gusta el chocolate. Cuando trabajaba en Siria y comenzó la guerra, comenzaron los problemas. No podía ir a trabajar. Había mucha gente armada y tenía mucho miedo cada mañana cuando iba al trabajo. Cada vez que volvía a mi casa sentía como si tuviese una vida nueva. No me gusta la violencia y viví dos años bajo la guerra. Así que quise salir de Siria y viajé a Marruecos con mi mujer y mi hija. Tenía casa y cuenta en el banco así que fue fácil conseguir un visado.
¿Qué sucede cuando sales de Siria?
Viví tres años en Marrakech, pero no vivía tranquilo. No tenía trabajo ni papeles. De Marrakech fui a Nador y pagué a una persona 300 euros por cada familiar para poder llegar a Melilla. Cuando llegamos a Melilla fuimos a la comisaría de policía y nos llevaron a un centro donde estuvimos un mes. Después, llegamos a Sevilla. Quería ir a Alemania, pero tuvimos que esperar a mi hija, que tuvo que pasar en Melilla tres meses. Cuando mi hija llegó, ya no queríamos ir a Alemania. En Sevilla la gente ha sido buena con nosotros.
¿Y tus seres queridos?
Tengo tres hijos más, pero en Siria. No pude traer a mis hijos conmigo, porque no pude conseguir para ellos el visado para Marruecos. Pensaba que la guerra iba a durar tres meses. Ellos estudian y viven con mis padres en Damasco. En Damasco no hay guerra pero en los pueblos de al lado sí. Su madre vive en Francia e intenta llevarlos con ella.
¿Cómo ha sido la acogida y cómo resulta la vida en Sevilla?
Nos han enseñado español, nos dejaron una casa para vivir y nos dan un cheque mensual para comida. Mi hija tiene quince años y estudia en un colegio. El año pasado solo fue los últimos dos meses del curso. Este curso lo ha empezado desde el principio y será su primer año completo. Mi último hijo nació hace tres meses en el hospital Virgen Macarena.
Aquí hay trabajo, pero poco. En los restaurantes hay trabajo, pero son doce horas al día, sin contrato. He buscado mucho. Quizá el próximo mes empiece con un nuevo trabajo. No me gusta coger ayudas, me gusta acabar cansado el día y que me paguen mi salario, eso me da satisfacción.
El único problema que tengo aquí es cuando intento alquilar una casa. Hay muchos pisos, pero cuando los propietarios saben que soy un refugiado de Siria, no me quieren alquilar. Quiero poder alquilar un piso y empezar mi nueva vida.
¿Qué esperas del futuro?
Me gustaría tener un trabajo y estudiar. Tengo planes grandes. Lo primero es aprender español muy bien. Después tengo muchos planes, como tener mi propio negocio. Ya no quiero cambiar de ciudad. En Sevilla la cara de la gente es como en mi país, sonríe. Casi todo es igual, menos el idioma. Cuando pregunto por una dirección, la gente me acompaña. El clima, la arquitectura es como en mi país. Los jazmines, los naranjos, los olivos...