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Racismo
Clichés racistas y papeles de “chino”: cómo prosperar en la industria audiovisual siendo actor o creador asiático
Los españoles de origen asiático del Este nunca se han visto representados y han crecido sin referentes positivos: según un estudio, de los más de 700 personajes de series de plataformas, solo cuatro eran asiáticos. Actores y actrices reivindican papeles más allá del de “migrante chino con acento”. Critican la “la mirada blanca” de guionistas y productores y el “arcaísmo” de la industria audiovisual.
“¡Chinita, chinita, ven aquí! ¿Qué mierda es esta?”. Santiago Segura, interpretando a su personaje más popular, después de oler con cara de repulsión un plato que le han servido, apela maleducadamente a la camarera del restaurante en el que está. “Cerdo agridulce”, contesta ella. “¿Esto es para tocar el tambor?”, se burla, refiriéndose a los palillos, el protagonista de Torrente. El brazo tonto de la ley.
Al otro lado de la pantalla, Mercedes Saya, periodista de padre barcelonés y madre de la prefectura de Hiroshima, observa, con una mezcla de incomodidad y desagrado, la escena racista de la película, estrenada en 1998, un año después de que ella naciera: “No había relacionado hasta ahora esta broma con que a mí y a mi madre nos han gritado toda la vida ‘chinita, chinita’, en diminutivo, por la calle”.
Con casi veinte años más que Mercedes de vivencia como mujer asiática en España, los referentes de Hyun Lee, formadora intercultural nacida en Seúl, son igual de casposos, y su infancia, llena de violencia verbal: “En los años 80, cuando llegué de pequeña a Valencia, no había nada en la tele sobre Asia. Lo poco que había eran personas caucásicas disfrazadas, pintadas de amarillo [yellowfacing] y sin pronunciar las erres. En la calle, hasta la adolescencia, me gritaban ‘china’ por lo menos ocho veces al día”.
Respecto a la no distinción entre los países de Asia del Este, Hyun Lee considera que “los chinos han pagado el pato”, frente a la invisibilización de coreanos y japoneses: “Todo se confunde y se mete en el mismo saco. Lo que más recuerdo de los 90 es el Chino Cudeiro de Humor Amarillo, que era un programa japonés”.
¿Ha mejorado la situación en la última década? El cartel de “Perros y chinos no” en Aída, el especial de Nochevieja de José Mota de 2017, películas como Perdiendo el Este y Los Japón, Josep Lluís Chang en Anclados… “Me denigra que hagan bromas en todos los capítulos con que sea un chino que habla catalán. Yo no tengo por qué hablar valenciano y que se rían de mí”, afirma Hyun Lee, refiriéndose al personaje interpretado por el actor catalán de raíces coreanas Alberto Jo Lee.
Jo Lee (Tapas, Aída, Pelotas, El Barco) ha criticado públicamente en numerosas ocasiones que lo que se muestra en el cine “no normaliza la situación del inmigrante”. En un encuentro del Festival de Cine Fantástico de la Universidad de Málaga de 2018, junto a la actriz española de origen japonés Almar G. Sato, afirmó que da igual que su dicción en castellano sea perfecta “si luego lo que me piden es imitar a los camareros de los restaurantes chinos”, ignorando la diversidad de chinos, coreanos o japoneses nativos que también son médicos, policías, abogados o empresarios.
“Llevo desde 2008 trabajando como actriz, y solo en unas pocas ocasiones, como en obras de teatro independientes, he podido hacer personajes no estereotipados”, dice la actriz taiwanesa Huichi Chiu
La actriz taiwanesa Huichi Chiu (The Pelayos, Águila Roja, La Que Se Avecina) afirmó que interpretar a Akame en Vis A Vis fue “lo más” porque es “un personaje asiático que por lo menos tiene un nombre”. Chiu no duda en responder a El Salto que la representación de la diversidad racial es muy limitada: “Llevo desde 2008 trabajando como actriz, y solo en unas pocas ocasiones, como en obras de teatro independientes, he podido hacer personajes no estereotipados”. Chiu se lamenta de la imposibilidad de hacer personajes no condicionados por su ascendencia: “Solo me llaman cuando hay un personaje que claramente es asiático. Hace años hacía exclusivamente de personajes que trabajaban en restaurantes o bazares y que casi no hablan castellano. En los últimos años he hecho de traductora, criminal o limpiadora del hogar. Nos ofrecen papeles estereotipados porque no somos blancos”.
Tópicos racistas e infrarrepresentación
Preguntada si recuerda referentes positivos durante su infancia, Mercedes Saya apunta a la “unidimensionalidad” de los personajes asiáticos de la pantalla con los que ha crecido, como los interpretados por las estadounidenses Brenda Song o Lucy Liu: “Siempre se recalca mucho el origen del personaje. No es complejo y profundo. Yo puedo ser una mujer asiática, pero puedo ser mucho más. Esta limitación ha ayudado a crear un imaginario colectivo de cómo somos las personas asiáticas del Este que ha contribuido a fomentar o normalizar el racismo”.
Hay evidencia empírica, en investigaciones como El tratamiento televisivo de la diversidad cultural según los jóvenes de secundaria, de 2005, de que la mitad de los jóvenes que perciben la inmigración en contenidos televisivos lo hace en series de ficción. Según informes como los realizados por el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia sobre las encuestas del CIS de Actitudes hacia la inmigración, los medios de comunicación asocian la nacionalidad a la delincuencia y la violencia, creando, de acuerdo al estudio Efectos cognitivos y afectivos de los encuadres noticiosos de la inmigración, de 2007, una “correlación ilusoria” entre ambas y usando estos retratos estereotípicos para crear personajes inmigrantes en las ficciones.
La fotógrafa gallega de origen chino Lucía Sun no recuerda haber crecido con ningún referente positivo: “Lo que nosotros consideramos positivo como trabajar o estudiar mucho, o ser muy educado y respetuoso, ellos lo convierten en un tema jocoso. En España hay una creencia arraigada de que el que es demasiado bueno o formal es tonto, mientras que en Asia es lo contrario”.
“Soy española pero no encontré referentes aquí. El primero fue, para mí, Chun-Li de ‘Street Fighter’, una mujer guerrera”, recuerda Hyun Lee, formadora intercultural nacida en Seúl
En esa línea, Hyun Lee habla de infantilización y deshumanización: “Las mujeres están hipersexualizadas y ridiculizadas. Son calladas y complacientes. Los hombres se presentan como tontos y machistas, en papeles con los que es imposible empatizar, despojados de toda dignidad de adulto”. Ante la falta de role models, Lee se refugió en la fantasía, los videojuegos, el anime y el manga japonés: “Soy española pero no encontré referentes aquí. El primero fue, para mí, Chun-Li de Street Fighter, una mujer guerrera. Mulan de Disney fue también un pequeño alivio: respeta las bases de la tradición oriental, como la devoción a los padres, al mismo tiempo que hace algo tan transgresor como pelear, y sin que aparezca un salvador blanco como en Pocahontas”.
Los estudios sobre la ficción audiovisual española de María Marcos Ramos y Beatriz González de Garay, investigadoras del Observatorio de los Contenidos Audiovisuales de la Universidad de Salamanca, determinan que la representación es “discriminatoria” y “sesgada” y que “la ficción no es mero entretenimiento. Nos enseña modelos de comportamiento. De hecho, hay personas que solo tienen contacto mediático y no personal con la migración”.
En el estudio del equipo de investigación de María Marcos sobre series de televisión españolas emitidas en ‘prime time’ entre 2016 y 2017, se analizaron 723 personajes de los que solo un 1,8% eran asiáticos
Marcos explica a El Salto: “Los migrantes y extranjeros están infrarrepresentados y ocupan roles no protagónicos, con pocos diálogos, y como villanos agresivos, conflictivos, desleales o intolerantes. Los personajes de origen migrante tienen mayores probabilidades de ser analfabetos, de un nivel socioeconómico menor y de realizar trabajos no cualificados que los personajes autóctonos o nacionales, cuando las estadísticas de la realidad social nos dicen que no es así. Los migrantes son muy heterogéneos. Inmigrante también es la reina Sofía, por ejemplo”.
En concreto, a los asiáticos “les suelen dar papeles de camareros, vendedores en bazares de comida, tiendas de todo a 100, traductores o miembros de la mafia”.
En el estudio del equipo de investigación de Marcos sobre series de televisión españolas emitidas en prime time entre 2016 y 2017, se analizaron 723 personajes de los que solo un 1,8% eran asiáticos. “El origen geográfico de los personajes no coincide con los datos sociodemográficos de la realidad de este país, siendo especialmente relevante la infrarrepresentación latinoamericana y africana”, apunta Marcos. “En nuestro siguiente estudio, analizamos 760 personajes de 33 series emitidas entre 2017 y 2020 en Movistar+, HBO, Amazon Prime, Netflix y Atresplayer. Teníamos la esperanza de que los resultados en las plataformas fueran más diversos que en la televisión generalista. No es así. Había solo cuatro personajes asiáticos, un 0,5%”, destaca.
Guionistas y productores en una industria “arcaica”
La actriz Huichi Chiu tilda de “obsoleto” el modo en que se representan etnias y culturas en España: “En cada rodaje debería haber alguien que asesorara para tener una visión real y auténtica de otras culturas en pantalla”.
“La ficción trabaja con arquetipos, pero los guionistas españoles no conocen la situación de los chinos y no deberían hablar de cosas que no sabe”, opina Minke Wang, guionista de origen chino
Sobre la importancia de la documentación y de hablar de lo que se conoce, el dramaturgo y guionista de origen chino Minke Wang señala: “Es verdad que la ficción trabaja con arquetipos, pero los guionistas españoles no conocen la situación de los chinos y no deberían hablar de cosas que no saben. Si me dan a elegir, prefiero no aparecer y que no hablen de mí si lo que van a escribir está basado en cosas de oídas que no entienden”. Recuerda al alegato del personaje interpretado por la actriz de origen coreano Songa Park lanzado en un capítulo del Ministerio del Tiempo: “En las series españolas no salimos amarillos ni negros por muy españoles que seamos. Y si salimos, lo hacemos de ilegales o mafiosos. Para eso mejor no salir”.
“Si hubiera más guionistas chinos sería diferente. En teatro, por ejemplo, se podría contar con actores de diferentes etnias en una obra de Calderón de La Barca. Lo que cuenta es un cuerpo en escena, da igual el marco histórico o geográfico de la ficción. Aunque eso tampoco está ocurriendo”, teoriza Minke Wang.
Xisi Sofia Ye Chen, directora y guionista barcelonesa de familia china, señala la falta de interés, de documentación y de diálogo con gente china que vive en España. Añade que una anécdota ilustrativa del “arcaísmo” de la industria y de sus dificultades para adaptarse a una realidad híbrida y globalizada es su cortometraje Xiao Qiang, primera ensoñación. Rodada en Qingtian, con actores amateur del pueblo, pero con un equipo técnico español, es una obra “apátrida” porque, al no ser más del 70% del equipo español o residente en España, no se puede nacionalizar.
Para la investigadora María Marcos, hay varios factores que afectan a la invisibilización “del otro”: “La mayoría de guionistas son hombres de entre 30 y 50 años, caucásicos y de profesión liberal. Recurren al estereotipo y al cliché para llegar más rápidamente al público. También falta que las nuevas generaciones de origen migrante lleguen a posiciones de poder, como está empezando a suceder con las mujeres”.
Los guionistas crean productos comerciales, altamente demandados, que satisfacen a un público generalista. Tienen poco tiempo para la creación, experimentación y profundización. Sin embargo, este es un mercado con muchas posibilidades: España es un país multicultural que, desde una perspectiva de negocio, tiene un 15% de inmigración legal que consume ficción, un target muy grande al que se apunta cuando se introducen personajes migrantes. El problema es que están “de relleno, como en un anuncio de Benetton”.
“Hay que pelear, hay que reivindicar papeles, hay que ser muy combativo”, propone Marcos, que menciona a Jiajie Yu Yan, el primer director español de origen chino nominado a los Premios Goya por su cortometraje Xiao Xian. “Mi aspiración es crear personajes que no hagan el papel estereotipado de chinos, que estén bien caracterizados, y representen la diversidad de perfiles que hay en nuestra comunidad”, declara Jiajie Yu a El Salto.
“A veces pienso en hacerme guionista para contar historias normales, donde los asiáticos son normales, con familias y amigos chinos, españoles o de cualquier parte, hablando de sus deseos, miedos o anhelos. Pero eso tampoco es fácil porque al final la decisión del contenido está en manos de los productores y directivos. Hay que encontrar productores que se interesen, confíen y apoyen a creadores con miradas diferentes y actuales. La cultura es fundamental para romper las barreras sociales”, comenta Huichi Chiu. Añade que el problema radica en que “casi todo el poder de decisión está en manos de gente blanca, con una mirada blanca. Pero España ya no es solamente un país de blancos”.
A pesar de las dificultades que, en ese sentido, Jiajie Yu también ha encontrado, mantiene su compromiso de ser responsable con la comunidad, y reivindica decir que no y buscar, cuando sea necesario, vías de financiación para mantener la independencia. En octubre, Yu empezará a escribir el guion de la película San Dai Shi Guang, como uno de los beneficiarios del Programa de Residencias de la Academia de Cine y del Ayuntamiento de Madrid, sobre tres generaciones de una familia china asentada en el barrio de Usera. Por su parte, Xisi Sofia Ye Chen también está preparando un largometraje autobiográfico sobre su familia.
¿Hacia dónde nos dirigimos? Huichi Chiu apela a las instituciones, para que hagan leyes que protejan y apoyen la diversidad en la industria, como en países como Estados Unidos, Francia o Inglaterra, que asumen la multiculturalidad como realidad social. Por su parte, Mercedes Saya destaca la importancia de las asociaciones o colectivos para denunciar problemas, acompañar, visibilizar y ejercer presión, como con la campaña Racisme al món artístic del colectivo de asiáticodescendientes Catàrsia, lanzada con el apoyo de la la Xarxa BCN Antirumors. Se suman, así, a colectivos como The Black View, Tinta Negra, LIMBO o la Asociación de Actores Afrodescendientes, que llevan años en la lucha por una mejor representación de la diversidad racial.