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Poesía
Euraca: escucha, utopía y precariedad para repensar la poesía
¿Qué es Euraca? No hay una única respuesta a esta pregunta tan básica. Euraca es leer, sobre todo; es pensar y repensar, proponer, jugar; pero también es crisis, precariedad, lucha contra el modelo de institución cultural, incapaz de sostener proyectos de fondo; es un espacio sin egos y, entonces, Euraca es escuchar-se, es integración y timidez también. Este proyecto, fruto del 15M, impulsado por el revés de una profunda crisis económica y la utopía derivada de un ambiente colaborativo, lleva 10 años ejerciendo una labor de recepción e investigación en torno a la poesía, la oralidad y la comunidad como modelo de gestión cultural. La crisis sanitaria actual, en la que el aislamiento es la base propuesta para la supervivencia, no ha mermado el espíritu del proyecto pues, tal como indican sus integrantes, “nosotras pensaríamos desde la crisis aunque no hubiera crisis”.
El 15M permitió sembrar ese pensar porque permitió planearse nuevas maneras de organizarse colectivamente. “Nos encontrábamos inquietas con la situación, con el tipo de evento, con el tipo de poesía que se hacía, con la constante emisión. Uno de los grandes problemas de la poesía en España es que no hay nadie pensando en lo que se hace, solo emitiendo”. Fue entonces cuando en una tertulia de poetas propusieron plantear un cambio de mirada. Ante esa idea, un poeta presente dijo “yo no pienso construir la recepción”. Esta respuesta no fue el único motor, pero sí que impulsó el crecimiento de una semilla que venía germinando tras absorber varios contextos de investigación cultural más vibrantes que el nacional, con Argentina como una de sus referencias.
Matadero, con la escuela experimental de Intermediae 404, fue el espacio para la convocatoria de Euraca. “Nos sorprendió que a esa primera sesión casi no vinieron poetas, sino gente muy diversa que no se dedicaba a la poesía habitualmente”. Esta característica hizo de ese primer año de vida del seminario Euraca “una experiencia muy emocionante, vibrante y tensa” por la falta de confianza propia de los inicios, pero también por la intensidad de las sesiones, con una duración media de tres horas con sus posteriores cañas y nuevas reflexiones.
“Era un espacio en el que intentábamos repensar la lengua en relación con el presente y con la poesía. La conversación sociopolítica nos lanzaba preguntas que nos interpelaban todo el rato”, comentan desde Euraca sobre sus comienzos
El contexto sociopolítico de entonces estaba muy presente en cada seminario. “Era un espacio en el que intentábamos repensar la lengua en relación con el presente y con la poesía. La conversación sociopolítica nos lanzaba preguntas que nos interpelaban todo el rato”. Frente a este panorama, encontraron en Argentina, para empezar, y en el conjunto de Latinoamérica posteriormente, la poesía que no hallaban en España. Si bien el primer programa —Toma la lengua— estuvo dirigido por dos de sus integrantes, a partir del segundo las jerarquías se disolvieron y “cada bloque lo conducían personas que estaban ya viniendo de manera asidua”.
De esa disolución nació un espacio de cruces de mundos y de experiencias de autogestión. Pero, entonces, la institución. En 2013 el presupuesto —ya mínimo— de Matadero para Intermediae se redujo drásticamente y, con ello, se acabó el espacio para el seminario Euraca. La privatización lo invadía todo y también escupió a la cultura. A partir de ese momento, “decidimos colectivamente continuar desde otros espacios de manera gratuita”.
Pensar la poesía como forma de lenguaje y debate
“Para las personas que no nos dedicábamos a la elaboración de productos específicos, como libros de poemas, Euraca fue —y es— una oportunidad de reivindicar e imaginar otros usos de la poesía en la que sí cabemos, tanto por el imaginario político que se abre en torno a la lengua, como por unas formas de comunidad menos dominadas por figuras líderes”, sostienen.
“El seminario nos permitió reconciliar parte del aprendizaje que nos dieron en la universidad con la movilización política”, recuerdan
La apertura del seminario permitió llegar a gente que sentía que la poesía también la interpelaba, pero desde diferentes vías. “Todo tenía que ver con la poesía, pero ya no era poesía fijada”, matizan. De hecho, muchas de sus integrantes ni siquiera escribían y su acercamiento al mundo poético era esporádico antes de Euraca: “Se unieron perfiles para los que la poesía no era el centro en sí mismo, sino un enfoque. El seminario nos permitió reconciliar parte del aprendizaje que nos dieron en la universidad con la movilización política”. Esa manera de acercarse a la poesía brindó al colectivo una nueva vía: pensar la poesía como forma de lenguaje y debate.
La accesibilidad, no en cuanto a facilidad sino apertura, es otra de las características bases del funcionamiento del colectivo. “Nos poníamos ejercicios como si fueran juegos. No éramos poetas haciendo el trabajo de poetas”, aseguran. “Ese primer año tuvo un ambiente de alborozo, de descubrimiento que daban ganas de llorar todo el rato”. La utopía de generar un grupo en el que no hubiera egos demostrando la producción de una obra se hacía realidad.
Una evolución marcada por la precariedad
La precariedad marcó la evolución del proyecto. Sin un itinerario laboral claro para muchas de sus integrantes durante esos primeros años, se creó y rompió el cristal de la utopía de cambio. “Nos dimos cuenta de que quizá no iban a pasar las cosas que más deseábamos”. La periodicidad semanal de reunión se convirtió en bloques de reflexión, con formatos y tiempos adaptados a sus situaciones personales: “Ya no podíamos dedicar 30 horas semanales a pensar Euraca, sino a cómo coño pagar el alquiler”.
No obstante, fueron esa precariedad y el contexto político de entonces los que definieron el modelo vigente aún hoy en el grupo, como la apertura global —todo el mundo puede acudir y opinar—, la responsabilidad colectiva como modelo de gestión o la accesibilidad a los materiales de reflexión de manera gratuita.
“En Euraca tienes la posibilidad de interactuar con gente de muchas edades cuando todo en la sociedad tiende a que eso no ocurra”, aseguran desde el colectivo
Pese a todo, el carácter de Euraca se ha mantenido intacto entre sus integrantes. Así, definen ese ser como tímido, pues “no existe la chulería propia de los grupos de poetas al uso. Aquí hay timideces reales que te llevan a moverte con cuidado, a ser más curiosa”, afirman. Esta característica también ha contribuido a que distintas generaciones confluyan en sus reuniones, sintiendo ese espacio de reflexión como un lugar seguro para el desarrollo del pensamiento. La mezcla, aseguran, enriquece mucho la experiencia. “El hecho de que exista Euraca con gente de varias generaciones sirve para destruir una de las construcciones sociales que es la otredad. En Euraca tienes la posibilidad de interactuar con gente de muchas edades cuando todo en la sociedad tiende a que eso no ocurra”. Esta confluencia ha facilitado que el pensar sea lo primero. “En todos los sitios en los que he estado la gente va a exponer”, comentan. “Se echaba de menos que la gente fuera a preguntar”.
Presente y L/E/N/G/U/A/J/E/o
Sin apoyo institucional, con sus integrantes desde distintas periferias, supeditadas a las reuniones virtuales y una pandemia que no ayuda a la construcción de una colectividad, Euraca sigue en pie, a ritmo pausado, pero con el pensamiento vivo. Tras estos años de movimiento político-poético, se podría decir que existen unas líneas claras de interés en el grupo. En primer lugar, ensanchar el espacio de la poesía desde múltiples vías: “La idea es que no se separe la lengua literaria escrita de otras formas de lenguaje que se asocian a la oralidad u otros registros más bajos”.
Entonces salen a la calle a escuchar y escriben poemas con esos trozos de las conversaciones mundanas o toman un poema clásico para transformarlo o se atreven a realizar lo que denominan traducciones bastardas; todo a fin de tomar esos materiales que han sido exclusivos de la poética y arrancarlos de sus raíces para que florezca en otra tierra otra cosa. Pero Euraca no engendra un estilo de poesía, sino un desafío. “Aquí no hay tradición, venimos a leer. Nadie trae sus poemas de casa. Son ejercicios de estilo desde la base. No hay un estilo Euraca y eso es Euraca”.
Lo que buscan en Euraca son textos que “lean, pregunten, escriban con chalaneo a la partitura lengua-crisis-forma”
Recientemente han lanzado la tercera convocatoria de L/E/N/G/U/A/J/E/o, su revista gratuita de periodicidad variable definida como “dispositivo transatlántico de publicación & republicación de textos del Seminario Euraca & adyacentes para la continuación del pensamiento colectivo en Lenguas y Lenguajes de la Crisis por otros medios”. Hasta el próximo 28 de junio, declaran abierto el período de recolección de textos, sin importar si han sido o no publicados previamente y sin fijarse en la forma o extensión. Lo que buscan en Euraca son textos que “lean, pregunten, escriban con chalaneo a la partitura lengua-crisis-forma”.
Sin el foco puesto en el producto y con la mirada aguda hacia las lecturas, Euraca suma metros en esta carrera de fondo que es la construcción de la recepción, de un proyecto cultural real y no esporádico ni humillado ante el pedir y justificar exigido por el oficialismo institucional, que no vuelve sencilla su tarea, pero sí firme en cuanto a movilización y blandita también, como esponja que bebe.