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Nora Chipaumire: “Necesitamos artistas que no tengan miedo a decir que lo que hacen es político”

El trabajo de la performer Nora Chipaumire llama a reflexionar en torno a los estereotipos sobre África, el cuerpo de los negros, el arte y la estética. Una propuesta no exenta de contradicciones.

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La artista y performer nacida en Zimbabwe Nora Chipaumire. David F. Sabadell
Nora Chipaumire (Zimbabwe, 1965) se pone un gorro de lana durante la entrevista y culpa de su resfriado al aire acondicionado del último espacio al que ha llevado su performance #PUNK, en Roma. Es eso lo que la trae también hasta Madrid, la gira de #PUNK 100% POP * NIGGA (pronúnciese hashtag punk, cien por cien pop, star nigga), un álbum de tres partes con presentación en vivo que se estrenó en octubre de 2018 en The Kitchen, en Nueva York. La primera parte, #PUNK, es la que se podrá ver en La Casa Encendida los días 11 y 12 de septiembre dentro de la programación del Festival de Artes Escénicas Idem, y la artista estará también en un encuentro este martes.

Chipaumire comenzó a bailar en 1998 y entonces se estableció en Nueva York, aunque se siente “bendecida” por tener que estar fuera a menudo por trabajo. Su obra llama a reflexionar en torno a los estereotipos sobre África, el cuerpo de los negros, el arte y la estética, dicen de ella, a través de un método que llama nhaka. Los apartados de su curriculum becada en el museo Guggenheim de Nueva York, tres veces ganadora del Bessie-Award o artista homenajeada de la Bienal de las Artes del Cuerpo, Imagen y Movimiento de Madrid ponen en tensión la concepción de su trabajo como antisistema, como ella misma lo define, consciente de la contradicción.

Porque ella es menos nigger cuanto más visibilidad tiene, explica. Este concepto, el de nigger—término despectivo para referirse a las personas negras— cobra cuerpo en la entrevista. “La gente que limpia estas instituciones, los conserjes... son niggers”, dice señalando las paredes blancas de una sala luminosa de la cuarta planta de este espacio de la Fundación Montemadrid, una sala a la que he llegado pisando el suelo húmedo que acaba de fregar una trabajadora.

¿Qué historia cuenta #PUNK?
Me gusta decir que #PUNK es simplemente una historia sobre cómo decir no. ¿A qué estoy diciendo que no? A todas estas cosas que nos fuerzan a actuar uniformemente. Me interesa la diferencia, así que miré atrás a los tiempos en los que hubo movimientos que dijeron no, más allá de mi propia revolución en Zimbabwe, la revolución en la que se consiguió la independencia política. Así que #PUNK es, sigue siendo, una historia sobre decir no, una manera de reclamar un espacio alternativo. Esta es básicamente la historia que quiere contar #PUNK y que pretende incitar al público también a entender la historia de la música, del punk, del sonido.

El estereotipo es que el punk es para jóvenes blancos delgados, normalmente chicos, pero la historia es más profunda. El punk emerge en un momento, particularmente en Inglaterra —un lugar en el que siempre tengo interés porque fue mi maestro colonial—. La gente de la Commonwealth venía a Inglaterra a trabajar, por lo que la Commonwealth la componían tanto tanto África como India y el Caribe. Punk es una colisión de jóvenes blancos jóvenes con la Commonwealth. Y lo que ocurre es que los sonidos chocan: los jamaicanos introducen ideas del reggae y ahí ves que los chicos blancos también tocan reggae. Así que la aparición del punk es una conversación con la presencia negra en Inglaterra de la Commonweatlh, y esto me parece interesante.

Si el punk es un “no”, ¿es el pop un sí?
En algunos sentidos el pop es una aceptación, es un sí. Cuando te conviertes en alguien “popular” y no tan marginal como se es en el punk, entras en un espacio popular en el que la gente dice sí a través del acceso común, como es por ejemplo la radio. Sin la radio, el pop no se habría extendido tanto. Reducir la composición de canciones a estos tres minutos tan digeribles, a una melodía pegadiza... eso se incrusta en tu cerebro y no puedes evitar cantar en la ducha. Es una estrategia y es también propaganda.

Dices ser una “nigger africana” who fucks with the past and even more with the future, reinventado la letra de Patti Smith de Rock n Roll Nigger. ¿Qué significa esto?
Sabemos cuál ha sido nuestro pasado y qué equipaje llevamos. Sobre el futuro, no sé cuál será pero estoy muy interesada en proyectar la imaginación hacia el futuro. Para mí, el significado de la palabra nigger no está relacionado con el color de a piel, a pesar de que la psicosis que hay en torno a la raza hace que el tema gire en torno a la piel, pero no. Nigger es toda la gente que trabaja fuera de los sistemas pero no ve reconocido su trabajo, y mucha gente está en esta situación. La gente que limpia estas instituciones, los conserjes, son “niggers”. El trabajo que hacen es vital pero nadie sabe quiénes son, son anónimos. Vienen a trabajar cuando todos están dormidos y se van a trabajar cuando todos están trabajando. Este espacio de invisibilidad es negritud. Muchos artistas ocupan este espacio al producir contenidos intelectuales que no están reconocidos. Muchos artistas africanos han contribuido al mundo del sonido, no solo en un sentido antropológico como “todo viene de África porque los sonidos africanos han influenciado a todo el mundo, bla, bla”... no. El trabajo que hizo Franco Luambo y cómo influenció el mundo del sonido es una contribución de la que nunca se habla pero es tan buena como cualquiera. El rock and roll no existiría sin algunos de los compromisos que los artistas africanos siguen contrayendo.

¿Cuanto más visible, menos nigger?
Sí, a no ser que seas un “nigger” loco como Kanye West, que entiende que hay algún tipo de relación entre visibilidad y negritud. Y él tiene la verdad, de alguna manera, pero es también un artista a quien amas o desprecias. 

La teoría y la práctica de tu proceso artístico se resumen en el concepto nhaka. ¿Cómo lo describirías de una manera popular?
Nhaka es una práctica que surge de mi mundo animista, es una práctica animista que usa tecnologías animistas y estrategias animistas para disciplinar al cuerpo: cuerpo, mente, espíritu. Es simplemente una técnica para el futuro y que no está en deuda con las tecnologías occidentales como el ballet, que es el modo primordial de disciplinar al cuerpo.

¿Dirías que todo tu trabajo es político?
Diría que los humanos no pueden evitar ser políticos, así que es político y no tengo miedo ni vergüenza de que sea así. Creo que necesitamos artistas que no tengan miedo a decir que lo que hacen es político y que lo es intencionadamente. El arte por el arte es para artistas burgueses y yo soy un producto de la “clase pobre”, ni siquiera de la “clase trabajadora”. La política es un compromiso necesario para mí.

Cuando piensas en tu trabajo como político, ¿cómo lo etiquetas? ¿Es feminista? ¿Es de izquierdas? ¿es antirracista?
Es todo eso. Por supuesto que es feminista, y es queer, y es trans. Es una negación. Y todas esas cosas que mencionas son una negación de algo. Se trata de movimientos que nacen porque hay una objeción a algo: decimos no a ser aniquilados. El trabajo toma ese espacio de negación y de emancipación, y se atreve a imaginar qué seríamos si fuésemos libres. Qué seríamos, no ante la posibilidad de disfrutar de un acto de libertad, sino de ser realmente libres.

Hablas del cuerpo femenino negro como disruptivo. ¿Cuál es la disrupción y cuál es el poder de esta disrupción? ¿Qué cambia, qué rompe?
La disrupción es que rompe la jerarquía de esta especie de blanquitud —en general, yo equiparo blanquitud y neocapitalismo—, la jerarquía que ha presentado desde el momento en el que Europa tropezó con África. Había hombres blancos, mujeres blancas y, luego, todo lo demás. La disrupción es de esta jerarquía de blanquitud, eso hay que quebrantarlo. Hay que romper este sistema de clase y de poder que da a los hombres blancos la primera palabra, y luego a las mujeres blancas, y luego, debajo de eso, lo negro y todo lo demás va debajo, y ahí se olvidan los niños.

Tenemos que reimaginar qué podría ocurrir sin este legado colonial. Mi disrupción es llamar a que finalice todo esto, poner fin a esta filosofía que tratamos de proteger como si fuera propia de una era de claridad. No: estamos en la oscuridad, no hay un pensamiento progresista si vemos a otros humanos como menos humanos, si mi cuerpo tiene que ser un objeto que solo sirva para trabajar y luego el trabajo que produzco no se puede validar. Eso debe ser destruido.

El arte conceptual, la profesionalización de las artes, está para proteger las normas de la clase dominante

¿No es difícil encontrar espacios en los que actuar cuando te declaras anticapitalista y antisistema?
Esa es una pregunta compleja porque todos estamos atrapados de alguna manera. El artista está atrapado en un contexto artístico que está creado inicialmente para servir y proteger los intereses del Estado. El arte conceptual, la profesionalización de las artes, está para proteger las normas de la clase dominante. Es su cultura la que supuestamente debemos proteger. Y esto continúa siendo así. No tenemos espacios más allá de los que son punk o underground. ¿Qué pasa si quieres desestabilizar el sistema? Creo que tienes que entrar en las instituciones e intentar corromperlas o cambiarlas desde dentro.

¿Es eso lo que haces?
Eso es lo que quiero hacer, corromper desde dentro. La gente me dice que entonces soy cómplice del sistema, pero como un ser humano negro, si hago algo en la calle todo el mundo dice claro, es normal, es el lugar designado para los humanos negros. Yo digo que las ideas que traigo deben estar en espacios donde el poder pueda ser negociado, y esas son las instituciones. Pienso que tengo aliados porque las instituciones, a veces, las dirigen humanos que piensan, y se dan cuenta de que las ideas sobre cambiar el mundo vienen de los márgenes y quieren atraer estas ideas a sus espacios. Y esas personas merecen poder escuchar ideas radicales, porque que tengan dinero no significa que no puedan pensar. Además, es posible que tengan dinero y poder, y por eso cabe la posibilidad de que la gente que, como yo, viene de los márgenes pueda jugar un papel.

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Chipaumire en un momento de la entrevista. David F. Sabadell

Suena optimista...
Creo que tenemos que serlo. A veces estoy de acuerdo con mi afropesimismo, creo que hay algo que nunca será redimido. Pero el trabajo con el cuerpo debe permitir la esperanza. Quizá sea muy inocente pensarlo, pero el cuerpo muere si está lleno de pesimismo. El organismo necesita esperanza. Soy 60% optimista y 40% pesimista.

Tu trabajo va de romper límites pero ¿no hay siempre una línea en un escenario que te separa de la audiencia?
Esta línea de la que hablas es superficial y, si miras a la historia, está relacionada con los cánones europeos. La línea está para dividir los pobres de los ricos. Para el rey, todo tenía que estar distante y tenías que proteger el espacio. Para mí, parte de mi decir no es acabar con esta línea. Desde el canon africano y las prácticas indígenas no hay línea, hay una congregación, un encuentro entre el artista y la audiencia. Para mí, la audiencia en sí misma es un artista. En #PUNK puede que sea yo la agitadora, o la predicadora: pero cuando hay un predicador sin congregación no ocurre nada. La audiencia es, de hecho, la coreografía. No lo saben pero tienen un guion y en todas las partes del mundo donde lo he representado lo siguen muy bien, así que tengo muchas esperanzas de que esta idea de teatro como algo con una línea es forzado, y sigo probando que es así.

La audiencia africana no necesita permiso para involucrarse porque no existe ese canon de que vas a un espectáculo a sentarte y escuchar aunque todo en tu cuerpo quiera reaccionar

¿Cómo te sientes con una audiencia occidental y con una africana? ¿Es diferente?
La diferencia reside en una apreciación cultural: la audiencia africana no necesita permiso para involucrarse cuando hay un encuentro. Porque no hay legado, no existe ese canon de que vas a un espectáculo a sentarte y escuchar aunque todo en tu cuerpo quiera reaccionar. La audiencia occidental necesita ser alentada, pero una vez que se dan cuenta de que tienen permiso, van hasta el final.

¿Necesitas ser explícita, dar permiso para que participen?
Absolutamente. Es verdad que no muchas performances invitan a participar, lo hacen de manera superficial. En nuestra performance, tú sientes nuestro sudor y yo siento el latir de tu corazón. La naturaleza humana es inteligente, si creas situaciones que permitan que la inteligencia natural tome el control, eso es lo que pasa.

¿Qué te inspira, quién?
En #PUNK se trata de celebrar la vida y el trabajo de Patti Smith, una completa inspiración. Para 100% POP la inspiración es Grace Jones, y para * NIGGA, Rit Nzele. Pero eso no es lo que me inspira a diario. Lo que me inspira todos los días es la grandeza cotidiana, lo que la gente normal hace para permanecer vivos. Cuando estoy en casa en el continente africano, veo verdaderos genios. La gente encuentra maneras de sobrevivir y eso me inspira. Y además mi madre sigue siendo mi heroína. Ella era una mujer normal que crió cuatro hijos sola en un momento en el que ser una mujer en África era como ser nada. Y aquí estoy, hablando contigo.

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#39294
13/9/2019 12:11

Nora, DESATÁSCANOS!!

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d,
11/9/2019 21:11

Es verdad, es muy esperanzador el pensamiento de Nora. y muy cierto el titular.
una entrevista con buenas preguntas. Gracias Patricia.

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