Rock
Hoy lloré, se me habrá metido un poco de arena...

Mientras los Extremo nos dicen ¡agila! y nos dejan con esta pedrá, nos conformamos con el sol de invierno, pues su calor ha sido como el sol en una cama fría en una noche noche de un invierno. ¡Mierda, que mierda, que mierda más gorda! es lo que pensamos cuando nos enteramos de que la banda de los de Plasencia se disolvía.

Soledad Castillero, andaluza, rockera de pueblo...
19 dic 2019 17:10

El público puesto en pie, agitando la bandera, grita una y otra vez: ¡Mierda, que mierda, que mierda más gorda! Pensamos anoche cuando nos enteramos de que la banda de los de Plasencia se disolvía. Sin duda, una memoria musical cargada de todo tipo de recuerdos, han revoloteado nuestros oídos estas últimas horas. Una banda de rock transgresivo que ha sabido crear un linaje, pues representa el culmen de la admiración intergeneracional, del significado de “lo que se enseña”.

En los 90, mis primos y mi hermano compraban a través de la revista Tipo o la Discoplay, las cintas de casette y las camisetas negras que llegan a la casa de mi abuela María Antonia, en una época en la que todavía no éramos ni pasado ni futuro. Solo éramos, vivíamos y realmente estábamos. “Jesucristo García” supo ensanchar el alma de varias generaciones que perduran hasta hoy, pues recientemente la voz de Robe ha ilustrado una de Sabina en el disco Tributo, dejándonos, de nuevo el corazón brillante, “de acero”.

Extremoduro suena a Viñarock, a tiendas de campaña en el pasillo de la casa de los primos hasta que llegaba el día, a concierto de Viernes noche con bocata y cerveza fría. A llenar un coche con los colegas del pueblo y dejar en vilo a las madres, pues nos íbamos “al concierto de Extremoduro”. Suena a ferias amaneciendo, sonriendo con el “Ama, Ama y ensancha el alma” o el mítico “So Payaso”.

Suena a reflexión, a primeros besos de juventud, a maduración, a primera crítica musical, a cambio, a ración siempre bienvenida. Por Andalucía son varias las veces que han pasado desde Camas (Sevilla) hasta Córdoba, Granada, Sevilla capital o Málaga. Quien haya vivido el antes, el durante y el después de un concierto del grupo sabrá de lo que hablo. El concierto empezaba cuando quedabas con tu amiga o tu amigo para ir al bar rockero del pueblo de la geografía andaluza donde te pillara —pues por más pequeño que sea, el rock en Andalucía siempre ha sido vanguardia—. O bien a la tienda de discos de la ciudad. Hablo de no hace muchos años, que conste. Aún cuando hoy ya no se guardan las entradas en la caja de guardar entradas, pues el código QR ha sustituido el tacto y el mirar en el bolso unas 15 veces de media si “he cogío la entrada”.

Según anuncian, tendremos la oportunidad de disfrutar de una gira de despedida recientemente anunciadad. Así, los vemos marchar por la vereda de la puerta de atrás, sin bandera, solo con un corazón que no habla de sandeces, que dice que nos sobra el amor aunque muera a todas horas gente dentro de nuestro televisor.
Se marchan como una ley innata, como quien dice iros todos a tomar por culo. Mientras se marchan vemos como hay quien pasa las horas sin comer y pinta la vida sin papel, por lo que se rompe el corazón de un mundo que no puedes ver. Luego volvemos a nuestro rincón.

Mientras se marchan, pasar querría el día junto a ti, pues hoy me levanté, hasta los ovarios de vivir, te ví pasar y ahora ya vuelvo a sonreír… pasar querría el día junto a ti. Más de acero soy de la cabeza a los pies y el cielo es solo un trozo de mi piel, eso si, de carne y hueso para ti, de carne y hueso solo para ti.

Se marchan en un momento en el que no nos podemos parar, pues somos como el viento, quién sabe donde irá… mientras, abre los ojos que te quiero ver, abre las piernas que te quiero amar, porque la vida no me sonríe, ¡me cago en la humanidad! y hace un frío de cojones va a llegar la navidad. Y aunque quisiera que mi voz fuera tan fuerte, que a veces retumbaran las montañas y escuchárais las mentes social-adormecidas las palabras de amor de mi garganta, me conformo en estas fechas si abrís los brazos, la mente y animáis a repartíos, ¡que solo os enseñaron el odio y la avaricia y yo quiero que todos como hermanas, repartamos amores, lágrimas y sonrisas”!
Mientras se marchan, hoy y añoramos como en los conciertos nos tiemblan los pies, a su lado. No obstante, los seguiremos escuchando al salir, beber, el rollo de siempre, al ritmo del bribriblibli. Así que vente conmigo, vamos al mundo, donde yo vivo y si sucede que te vas y me quedo en esta calle sin salida, quedamos cerca del suelo, a la altura a la altura de tu cintura, quedamos cerca del suelo, donde se refleje la luna y seguimos cantando al amor castúo.

Se marchan en medio de una locura transitoria, cruzando la línea divisoria que separa en esta historia la locura y la razón. Y es que razonar es siempre tan difícil para mí, pero qué más da si al final me todo me sale siempre bien, del revés. Es algo parecido a una dulce introducción al caos, que me deja en standbye, como un tango suicida.
Mientras se marchan nos dejan en el camino de las utopías. Yo mientras voy buscando lo que quiero, averiguando a mi manera, mientras la mayoría más terca cada día, se ocupa de sus cosas. Y es que desde que tú no me quieres, yo quiero a los animales, y al animal que más quiero es al buitre carroñero, es al buitre, carroñero.
Se marchan hoy que estoy quemando tus recuerdos junto a mi espíritu imperecedero. Justo ahora que me estoy quitando, que solamente me pongo de vez en cuando, y estoy buscando al doctor pa que me de la receta, pa olvidarme de tu amor y no volverme majareta.

Mientras nos dicen que se marchan me encontré a mi vecino, Pepe Botika a quien tomando copas me lo encuentro tos los días me cuenta historias de sus años en la cárcel, cuenta que a veces había suerte y si tenía pasta salía. Lo colocaron con las manos en la masa cuando venía del campo de coger higos. Yo solo pregunté, Pepe ¿dónde están mis amigas? 

Mientras los Extremo nos dicen ¡agila! y nos dejan con esta pedrá, nos conformamos con el sol de invierno, pues su calor ha sido como el sol en una cama fría en una noche noche de un invierno.

Gracias, pues no solo vivimos del aire, también necesitamos droga y amor.

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