Pensamiento
Mark Fisher y los espectros que pronosticaron la cancelación del mañana

La ideología y su forma en objetos de consumo cultural, popular pero en el sentido “pop”, es decir mediado por la industria de la cultura de masas, es la materia con la que trabajó Mark Fisher (1968-2017).

Mark Fisher
El crítico cultural Mark Fisher.

Es llamativo cómo hoy en día la ideología es tan visible y tan incomprendida, tan presente que se intenta que esté ausente. La ideología y su forma en objetos de consumo cultural, popular pero en el sentido “pop”, es decir mediado por la industria de la cultura de masas, es la materia con la que trabajó Mark Fisher (1968-2017), quien los interrogó en primera persona pues los conceptos son generales pero los objetos, y nuestra relación con ellos, puede ser tenazmente singular.

Es increíble la cantidad de libros editados recopilando textos de Mark Fisher en castellano, alguien que solo fue, aparentemente, un periodista musical. Artífice de K-Punk, uno de los blogs más interesantes desde su puesta en marcha en 2003, saludado por Simon Reynolds como “un magazine de un solo hombre superior a todas las publicaciones de Gran Bretaña” e incluso piropeado por Slavoj Zizek.

Sus escritos pueden rastrearse en publicaciones como Wire, Fact, Sight and Sound o New Statesman. Conferenciante con seguidores. Su silencio —Fisher se suicidó en junio del año pasado— nos deja algo más perdidos de lo habitual en esto de juntar letras sobre algo tan abstracto como el sonido que retumba entre las paredes de tu mente.

El pórtico espectral

Fisher se dedicaba a interrogar subjetivamente música, películas, libros y programas políticos con una audacia intelectual poco vista hoy día. El estuco del estilo, es decir, su forma externa, su apariencia, así como su recepción eran el espíritu a sondear. Como la paradoja de que la canción favorita del ex primer ministro británico, David Cameron, sea “The Eton rifles”, una descripción del clasismo de la élite británica contenida en este clásico de los Jam, recogido en Los fantasmas de mi vida (Caja Negra, 2018).

“Su carácter militante por una cultura de izquierdas le llevó a religar en el mismo cuerpo un espíritu vanguardista, modernista, y una simpatía por la cultura de masas”, describe el crítico Peio Aguirre

Ese producto social terminado que son esos artefactos, el cual escaneaba con sus ciclópeos sentidos, filtrándolo todo por una subjetividad sustentada en una espectacular erudición. Una cultura que saltaba de los seriales a Lacan, del taller de efectos sonoros de la BBC a las perspectivas de futuro de la juventud en Inglaterra, interceptado todo ello con la sensibilidad de alguien que sabía ponerse en el lugar de los demás. Y sí, un odio de clase que le sirvió para que leer a Deleuze no le dejara idiota perdido. Como bien lo describe Peio Aguirre, crítico cultural y prologuista de Realismo capitalista (Caja Negra, 2016), “su carácter militante por una cultura de izquierdas le llevó a religar en el mismo cuerpo un espíritu vanguardista, modernista, y una simpatía por la cultura de masas. Fisher se refirió alguna vez a esta alianza como pulp modernism”.

Fisher fue un intelectual organico, él no era independiente de la vida social, lo contrario del intelectual clásico. Sospechaba que en todos esos productos culturales había algo latente, que no se expresaba o no sabía hacerlo. Miraba, escuchaba y leía, teniendo claro que entre los diferentes modos de producción de una sociedad hay uno cuya tarea es la producción de las propias formas de subjetividad. Ese fue el eje del volumen colectivo seleccionado por él en Jacksonismo. Michael Jackson como síntoma (Caja Negra, 2014).

El espacio interior del producto

Como buen aficionado a la ciencia ficción, sabía que el género no son predicciones de carácter científico, sino parábolas que servían para explicar lo que pasaba. Aquí y ahora. Aunque esa no fuese la intención del autor en la obra.

En Realismo capitalista supo ver que aquello que se nos vende como un inexorable único camino era el contraataque de unas élites que comprendieron que su oponente solo sabía decir no. No vale con ser anticapitalista, tienes que tener un plan, una alternativa que ofrecer. Si no, el oponente seguirá transformando tus deseos inconcretos en pesadillas de explotación laboral descargadas desde una app de economía colaborativa.

“Cuando Fisher pregunta ‘¿qué es ese tercer espacio que Starbucks ofrece, que no es el hogar ni el trabajo, sino una prefiguración degradada del comunismo?’, podemos tomarnos la pregunta en serio”, considera Belén Gopegui

La ideología y las clases sociales, dos elementos que el capitalismo quiere borrar, a pesar de su persistencia material, fueron su alfa y omega. La escritora y columnista de El Salto Belén Gopegui lo explica de forma diáfana. “Mark Fisher fue, sigue siendo a través de sus textos, un gran crítico cultural. En Realismo capitalista explicó por qué la tarea de la ideología capitalista ‘no es convencernos de algo (esa sería la tarea de la propaganda) sino ocultar el hecho de que las operaciones del capital no dependen de algún tipo de creencia subjetivamente compartida’. Libre de la pose de lo académico, y de tantas otras, podía mirar el mundo descartando cualquier plantilla previa, mirarlo para aprender a leerlo y, casi a la vez, enseñarnos cómo lo hacía. Cuando Fisher pregunta ‘¿qué es ese tercer espacio que Starbucks ofrece, un espacio que no es el hogar ni el trabajo, sino una prefiguración degradada del comunismo?’, podemos tomarnos la pregunta en serio”.

Ese sigue siendo está presente en el volumen Lo raro, lo espeluznante (Alpha Decay, 2018), sobre la percepción de la memoria cultural de esos artefactos producidos en masa o ediciones limitadas. Una espeluznante evocación que describía en un artículo sobre The Caretaker y su disco Theoretically pure anterograde amnesia, en el que las fiestas del mañana sufren el deterioro por un deseo que nunca llegará, incluso imposibilitando el presente. La plasmación del falso recuerdo del replicante en el que nos hallamos actualmente.

Aunque yo sea un marxista ortodoxo, con algo de cintura, y Fisher un crítico cultural jaleado por adeptos a la metacrítica, no voy a discutir contigo, Mark. Y no por mor de un respeto al colega desaparecido sino porque, habiéndome acercado a sus textos con ganas de revancha contra el listillo fan de Deleuze, me encontré con alguien, que como recuerda Peio Aguirre, “fue también un profesor querido por los estudiantes en la Universidad de Goldsmiths, en Londres. Alguien para quien la inercia y la parálisis solo podían tener una única respuesta: la creación, la producción”.

Y que trabajó, continúa Aguirre, siempre con “un sentimiento de comunidad en red con otros autores con los que dialoga: el aceleracionista Nick Land; la ensayista Sadie Plant; el escritor y cineasta Kodwo Eshun; el conocido crítico musical Simon Reynolds, Nina Power, Owen Hatherley, etc. Pero, además, ese intento de hacer totalidad, de pasar de la crítica inmanente de la cultura a una elaboración superior —de Wire a Realismo capitalista— no se explica sin un componente imprescindible: sentimiento y conciencia de clase”. Lo repito, su molde era el del intelectual orgánico.

Un compromiso diseñado con un verbo excitado y sináptico, ese dios que tiembla según Apollinaire. Y esculpido en un estilo descriptivo heredero de la new wave de la ciencia ficción de los años 60, que va desde J.G. Ballard a las ucronías de Norman Spinrad o Harlan Ellison hasta la gamberrada analítica del Stanislaw Lem de Vacío perfecto. Lo cual le convierte en uno de esos espectros imprescindibles para entender qué está sucediendo.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Opinión IA: la nueva estética del fascismo
Es vergonzoso, destructivo y parece una mierda: el arte generado por IA es la forma estética perfecta para la extrema derecha.
Pensamiento
Fabian Scheidler “El progreso tecnológico se utiliza para aumentar la riqueza de unos pocos. No sirve a nadie más”
El autor de ‘El fin de la megamáquina. Historia de una civilización en vías de colapso’ ha desarrollado la metáfora del capitalismo como una máquina destructora y reivindica que hay oportunidades para el cambio.
Cine
Vicente Monroy “El capitalismo es un ejercicio de destrucción de la curiosidad”
En su nuevo ensayo, Vicente Monroy convierte la penumbra de las salas de cine en protagonista, tejiendo un relato fascinante que une sus dos grandes pasiones: el cine y la arquitectura.
Graciela
16/5/2018 14:41

Gracias enormes! No lo conocía y voy a buscar enseguida "Realismo capitalista"

3
0
Iván López Navarro
16/5/2018 12:11

Te recomendaría que por Realismo Capitalista. Después ya te puedes abalanzar sobre sus recopilaciones de artículos Los fantasmas de mi vida y Lo raro, lo espeluznante.

7
0
Siempre quise ir a Ela-hac
16/5/2018 10:45

Magnífica invitació! Per on reconames començar la lectura?

5
0
Economía social y solidaria
Tecnología Inteligencia Artificial y economía solidaria: ¿posibles aliadas?
¿Cómo debe relacionarse la economía solidaria con una tecnología que vulnera derechos humanos y ambientales constantemente? Cooperativas e investigadoras tecnológicas animan al movimiento a perderle el miedo y a utilizarla de manera crítica.
Multinacionales
Multinacionales Maersk y las rutas de complicidad con el genocidio israelí en Gaza
Crece la presión internacional contra la naviera danesa que está aprovisionando a Israel de armas para cometer el genocidio de Gaza en contra de las medidas cautelares tomadas por la Corte Internacional de Justicia.
Historia
Historia Cuando la solidaridad antifascista reunió a musulmanes, judíos y cristianos en la España republicana
Marc Almodóvar y Andre Rosés rescatan a los combatientes árabes de la Brigadas Internacionales en el libro ‘Moros contra Franco. El antifascismo y la Guerra Civil española en el mundo árabe’.
Crisis climática
Crisis climática La UE se entrega al ardor guerrero mientras descuida la crisis social y la emergencia climática
Varios países de la UE ya están recortando drásticamente en servicios públicos y estado del bienestar para poder costear el aumento del presupuesto militar.
El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.

Últimas

Eventos
Taller de podcast El Salto invita a estudiantes a explorar las posibilidades del formato audiovisual
Proponemos un taller de guion y producción de programas para estudiantes de comunicación y periodismo los días 24 de abril y 8 de mayo.
Opinión
Space X Los viajes al espacio y el efecto Katy Perry
El 2024 fue el año más caliente desde que hay registros, mientras que Katy Perry y un puñado de millonarias nos deleitaron con su viaje espacial cortesía de Jeff Bezos.
Series
Series Masculinidad hegemónica o plomo: la sátira contra los hombres en ‘The White Lotus’
La serie culmina de forma trágica, llevando al extremo la lógica neoliberal, y se cuestiona si es posible una transformación que no termine cooptada por el propio patriarcado.
Más noticias
Palestina
Genocidio Israel sigue atacando hospitales, la ONU habla del peor momento en los 18 meses de asedio
No hay tregua en Gaza, donde Israel ha recrudecido las matanzas y sigue sin permitir el acceso de alimentos y productos de primera necesidad. La ONU denuncia asimismo el asesinato de más de 70 civiles en Líbano.
Opinión
Opinión La coherencia de las políticas de Trump
No se pueden entender los aranceles de Trump sin su lucha por el control de los recursos minerales, sin Groenlandia, Ucrania o la República Democrática de Congo.

Recomendadas

Economía social y solidaria
Tecnología Inteligencia Artificial y economía solidaria: ¿posibles aliadas?
¿Cómo debe relacionarse la economía solidaria con una tecnología que vulnera derechos humanos y ambientales constantemente? Cooperativas e investigadoras tecnológicas animan al movimiento a perderle el miedo y a utilizarla de manera crítica.
Valencià
València Duelo colectivo y brecha de género, las consecuencias de la dana en la salud mental
Más allá de lo material, el sufrimiento mental continúa golpeando las vidas de l´Horta Sud. Mujeres cuidadoras y colectivos vulnerables encabezan un luto que todavía no ha encontrado descanso.
Galicia
Galicia La UE cava hondo: litio gallego para el nuevo militarismo europeo
En pleno rearme ordenado desde Bruselas, Galicia entra en el tablero geopolítico como potencial proveedor de litio para la industria de defensa. Un enclave de alto valor ecológico en Doade (Ourense) se convertirá en cantera para baterías militares.