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Patrimonio
Derriban La Rigüela, exponente del patrimonio ferroviario de las Minas de Cala entre Sevilla y Huelva
Una gran escombrera sobre la margen izquierda del río Ribera de Huelva es lo que ha quedado de la icónica estación de La Rigüela y el depósito de agua anexo del conjunto ferroviario que conectaba las Minas de Cala, en la provincia de Huelva, con el Guadalquivir en San Juan de Aznalfarache, en Sevilla. Colectivos deportivos, ecologistas y de patrimonio histórico se han movilizado este domingo por la demolición de esta estación y su depósito de hormigón armado con más de 115 años de antiguedad, y anuncian nuevas protestas para alertar del progresivo expolio y desmantelamiento del patrimonio ferroviario de Andalucía.
Una marcha ciclista partió a las nueve de la mañana desde la Venta del Alto, en Guillena, hasta el lugar donde se ubicaba hace apenas una semana la ya desaparecida infraestructura ferroviaria. La maquinaria pesada que se ha ocupado del derribo de La Rigüela, de los movimientos de tierra y finalmente del vertido ilegal de los escombros sobre la ribera se encontraba aún en el kilómetro 53 del viejo trazado ferroviario, entre la autovía A-66 y la Central Hidroeléctrica de Cala, el pasado 31 de mayo cuando un grupo de deportistas que realizan esta ruta de manera habitual se percató de lo ocurrido.
Los agentes sociales han iniciado una campaña ante las administraciones competentes para esclarecer la demolición y el vertido de escombros al río y para exigir que se depuren responsabilidades ante quienes hayan dado la orden de derribar estos icónicos hitos con más de un siglo integrados en el paisaje de la ruta ferroviaria. Asociaciones, clubes ciclistas y entidades de municipios de Sevilla y Huelva vienen defendiendo ante las autoridades que el terreno de esta línea ferroviaria y su dotación auxiliar se habilite como Vía Verde del Cala para devolver el uso público al suelo que ocupó el ferrocarril el siglo pasado junto a las riberas de Huelva y de Cala y facilitar la conexión del territorio por pistas no motorizadas.
La antigua estación de La Rigüela se encontraba a aproximadamente 5 kilómetros del embalse de La Minilla en el término municipal de Guillena, junto a la urbanización Los Lagos del Serrano. Se construyó entre 1903 y 1904 conforme al proyecto del ingeniero Antonio Hernández Bayarri, con materiales de primera calidad como vigas de pino de Flandes o tejas alicantinas en su cubierta, y conservaba su denominación rotulada en la fachada con azulejos de fábrica trianera. Antes de ser reducida a escombros tenía el mérito de ser la mejor conservada de las cuatro estaciones que aún se mantenían en pie. “La demolición de la Estación de La Rigüela ha sido un ataque al patrimonio industrial de inicios del siglo XX en Andalucía, una pérdida que pone en la lista roja los restos de uno de los ferrocarriles mineros más desconocidos de Andalucía, la Línea de Minas de Cala y sus ramales a Santa Olalla del Cala-Teuler, Peña del Hierro y Minas del Castillo de las Guardas”, explica el investigador onubense Santiago González Flores.
Expolio y usurpación de bienes de dominio público
Pese a la titularidad pública del viejo trazado ferroviario, identificado como Plataforma del tren de Cala en el registro del Catastro, varias cancelas con candado y alambradas impiden el tránsito en el tramo que daba acceso a la estación de La Rigüela. Reproducen en este caso la misma lógica de usurpación de caminos municipales y vecinales, de competencia de los ayuntamientos, o de vías pecuarias, de competencia de la Junta de Andalucía. Una situación que han venido denunciando con especial énfasis los grupos ciclistas. Los carteles sobre las cancelas que restringen el paso por esta senda describen los usos que, de manera prioritaria, vienen recibiendo estos terrenos hasta la fecha. Alertan ante peligros derivados de la actividad cinegética, de la presencia de ganado bravo o de colmenas en este enclave de donde algunos ciclistas han logrado rescatar y restaurar de entre los escombros una de las placas metálicas que exhibía el depósito de aguas de hormigón armado, donde exhibe la autoría de la infraestructura: ‘Obras de hormigón armado José Manuel de Zafra, ingeniero de caminos. Sevilla’. Estudian hacer un molde y reproducir esta placa para enviarla a los alcaldes de los municipios del trazado ferroviario como recuerdo de los edificios demolidos y como toque de atención para crear conciencia ante otras dotaciones similares amenazadas en el área rural.
El cicloturismo es, junto a asociaciones camineras y ecologistas, uno de los aliados más reivindicativos en la recuperación y conversión de estos trazados. La desaparición de La Rigüela y el depósito auxiliar ha sido un duro golpe para el grupo ciclista Fillolallas BTT + Vías Verdes, que a iniciativa de apasionados del pedal como Fonsi Olallareal, José López ‘Khupez’ y Adolfo Pulgar ‘Fillobiker’, moviliza a decenas de deportistas andaluces y llevan en sus propias equipaciones la demanda de sus pueblos. Reclaman la creación de la Vía Verde de Cala y dan batalla a más de “60 años de abandono y desmemoria” desde la clausura del ferrocarril. Sus acciones de incidencia política son conocidas por alcaldes, concejales, diputados y parlamentarios a quiénes han trasladado en los últimos años esta propuesta como una alternativa que saque del olvido la plataforma ferroviaria, revierta las usurpaciones de estos bienes públicos, y lo ponga al servicio de la generación de empleo y riqueza de los municipios por donde discurre entre los ríos Ribera de Huelva y Ribera de Cala. En este reto coincide con el Gobierno de España, que ha anunciado que está diseñando una Estrategia Estatal de la Bicicleta para facilitar la conexión del territorio ganando espacio para vías no motorizadas.
“Ignoran su enorme potencial económico y deportivo, y su rico legado ferroviario, como puentes , túneles, tabeas, terraplenes o trincheras”, argumenta Fonsi en un blog desde donde rinde cuentas de la batalla que ha emprendido en defensa de este patrimonio, y los conflictos que han sufrido con los usurpadores. “Legado ferroviario en perfecto estado, que recorremos miles y miles de ciclistas los fines de semana, pese a que cuatro señores se han adueñado de este patrimonio, colocando colmenas en la vía, ganado, alambradas, cancelas con candados y demás obstáculos para impedir el paso de ciclistas”, cita.
“Dichos escombros pueden poner en peligro el ecosistema fluvial, tanto del propio lecho como de las zonas de servidumbre y policía”
La asociación ‘A Contramano Asamblea Ciclista de Sevilla’ ha elevado una denuncia al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), y ha requerido al Ayuntamiento de Guillena la licencia de obras para determinar si la demolición de la estación y del depósito de aguas se ha producido al margen de la legalidad. También ha pedido explicaciones tanto a la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Sostenible, como a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, responsables de la cuenca del río Ribera de Huelva, para depurar responsabilidades por el vertido de escombros en una zona con fuerte pendiente, dado el peligro de que los restos de obra sean arrastrados al río por la lluvia o por su propio peso. “Dichos escombros pueden poner en peligro el ecosistema fluvial, tanto del propio lecho como de la zona de servidumbre y zona de policía”, detalla Francisco Meirinhos, vocal de la asociación ciclista, y añade que “los movimientos de tierras y el vertido de escombros se están produciendo en la zona de policía, y se puede estar infrigiendo el artículo 9 del Real Decreto 849/1986, de 11 de abril, por el que se aprueba el Reglamento del Dominio Público Hidráulico”. Por último, han puesto en conocimiendo de la empresa pública de aguas de Sevilla, Emasesa, lo ocurrido, dado que los vertidos podrían afectar al agua que acaba abasteciendo al área metropolitana. Ecologistas en Acción ha anunciado que secundará estas acciones.
En A Contramano explican que la conversión en vía verde del ferrocarril de Cala y Nerva daría continuidad al itinerario europeo de la Red EuroVelo 1 hacia Sevilla. Aluden al Plan Andaluz de la Bicicleta, para los años 2014 al 2020, que quedó pendiente de desarrollar en buena parte de sus objetivos, e incluía la conversión del ferrocarril de Aznalcóllar para integrar su trazado en una red de vías de 3.000 kilómetros repartida en 8 ejes básicos. “Desde el punto de vista ciclista, la desaparición de estos hitos supone un golpe a la conversión del trazado de Minas de Cala a San Juan y sus ramales en vía verde, pues destruido lo recuperable, no hay nada que recuperar, pensarán algunos, pero no se saldrán con la suya”, concluye la asociación ciclista, que en coordinación con asociaciones y clubes de Sevilla y Huelva preparan nuevas protestas.
En estos objetivos, la reivindicación para recuperar los trazados ferroviarios de Andalucía y reconvertirlos en vías ciclopeatonales confluye con colectivos camineros como Asedeca. Manuel Rodríguez, presidente de esta asociación sevillana integrada en la Plataforma Ibérica por los Caminos Públicos (PICP), defiende la recuperación del patrimonio caminero “como una oportunidad para abordar la estrategia andaluza ante el Reto Demográfico: generando empleo estable, conectando los municipios y creando estímulos sostenibles para la calidad de vida y la promoción turística”.
Medio rural
El patrimonio caminero ante el Reto Demográfico
Asedeca defiende la recuperación del patrimonio caminero como una oportunidad para abordar la estrategia andaluza ante el Reto Demográfico: generando empleo estable, conectando los municipios y creando estímulos sostenibles para la calidad de vida y la promoción turística.
Integrantes de Asedeca han participado de la primera movilización este domingo y lamentan que “la dejadez institucional ha permitido que desaparezca la estación de La Rigüela, uno de los numerosos hitos que jalonan este singular recorrido”. Recuerdan que la Junta de Andalucía tiene competencias “sobre más de 34.000 kilómetros de vías pecuarias que conectan la comunidad y que se encuentran, en buena parte, usurpadas por terceras personas o en situación de abandono”, por lo que apremia a las autoridades a “defender los bienes de dominio público y cumplir las leyes que amparan este patrimonio de todos”. Ahondado en la pérdida de La Rigüela, Rodríguez sentencia: “se puede entender que derriben El Algarrobico, pero esta estación era parte del paisaje y de la historia, y con escasa inversión de recursos públicos puede rehabilitarse como vía verde”.
Desde el Ayuntamiento de Guillena han confirmado que no tenían conocimiento de las obras de demolición de la estación de La Rigüela y el depósito aledaño que se han llevado a cabo desde la pasada semana
En declaraciones a El Salto Andalucía desde el Ayuntamiento de Guillena, gobernado por Lorenzo Medina (PSOE), han confirmado que no tenían conocimiento de las obras de demolición de la estación de La Rigüela y el depósito aledaño que se han llevado a cabo desde la pasada semana. El consistorio ha abierto un expediente informativo con el propósito de recabar toda la información al respecto, dado que no constan las licencias de obras para las labores que se han venido desarrollando en dicho enclave de su término municipal. No obstante, desde el consistorio guillenero han recordado que estas infraestructuras carecen de cualquier tipo de protección.
Más de un siglo de historia al calor de la minería
La Sociedad Anónima de las Minas de Cala fue la encargada de construir en solo tres años a partir de 1902 esta línea de ferrocarril con doce estaciones, un apeadero, y un embarcadero fluvial de hormigón armado de ingeniería española sobre el Guadalquivir. Las primeras locomotoras empezaron a circular con normalidad en 1905. Por la vía férrea de esta línea llegaron a circular 15 locomotoras a vapor: Conde de Rodas, Cala, Zufre, Ronquillo, Guillena, Itálica, Dominesa, Minas del Castillo, Camas, Gergal, Bilbao, Aznalfarache, Guadalquivir, Barrenera y El Teuler.
El uso minero para el transporte de hierro, cobre, plomo y zinc, se compatibilizó en las primeras décadas con el tráfico de pasajeros hasta 1938, conectando núcleos dispersos de población, siguiendo un trazado que discurría en paralelo a la Ribera de Huelva y a la de Cala a lo largo de 96 kilómetros en torno a los que se ubicaban otras construcciones auxiliares. En el año 1958, cesaría también el uso minero de la línea y el ferrocarril quedó clausurado.
La suerte de estas infraestructuras ha sido desigual: el 2021 solo llegaron las ruinas de la estación de la Junta, una recreación de la estación de El Ronquillo, la estación del km. 0 en Minas de Cala, y de La Rigüela. El resto de estaciones fueron demolidas y la estación del Gergal se encuentra bajo las aguas del embalse del mismo nombre. Los terrenos de los trazados de ferrocarril extintos que pertenecían a la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (Renfe), una vez clausuradas las conexiones ferroviarias, pasaron a ser titularidad de los ayuntamientos en algunos casos. Así ocurrió en Fuentes de Andalucía (Sevilla), donde Renfe traspasó en octubre de 1987 la titularidad de una superficie de más de 200.000 metros cuadrados de la antigua infraestructura del ferrocarril Marchena-Valchillón al Ayuntamiento. Desde entonces, parte de los trazados extintos del ferrocarril han sido convertidos en vías verdes para dinamizar la economía de los municipios.
Vías para crear riqueza ligada al deporte y al turismo sostenible
Con el propósito de dar nuevos usos a la infraestructura ferroviaria clausurada, nació a nivel estatal el Programa Vías Verdes que, entre 1993 y 2020, ha recuperado 3.100 kilómetros de pistas a iniciativa del Ministerio con competencias en Medio Ambiente y la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. El pasado minero se liga de esta forma al turismo sostenible para ofrecer oportunidades de desarrollo al área rural apostando por itinerarios accesibles para personas con movilidad reducida, para la práctica deportiva, senderista o de actividades relacionadas con la inmersión en la naturaleza. Para ello se benefician de unas pistas que, con el desmontaje de las vías del ferrocarril, se abren de nuevo al encuentro con los viajeros. Con este propósito, Adif pone a disposición los terrenos y otros activos ferroviarios, como estaciones y edificaciones auxiliares reconvertidas en tiendas, cantinas o alojamientos, y en coordinación con la comunidad autónoma, las diputaciones y los ayuntamientos, hacen posible la revalorización del medio natural.
La conversión de trazados en sendas no motorizadas está ligada a la creación de empleo para la adecuación y mantenimiento permanente de los caminos, pero también tiene efectos multiplicadores para otros sectores
Atienden a las demandas de grupos ciclistas, ecologistas y colectivos ciudadanos que piden a los poderes públicos la puesta en valor de estas antiguas vías de ferrocarril. La pandemia del coronavirus, unida a los movimientos demográficos de retorno desde las urbes al área rural, desde donde algunas personas pueden mantener sus obligaciones laborales a distancia a través del teletrabajo, incentivan la recuperación de caminos públicos para adentrarse en el medio natural. La conversión de trazados en sendas no motorizadas está ligada a la creación de empleo para la adecuación y mantenimiento permanente de los caminos, pero también tiene efectos multiplicadores para otros sectores como la hostelería, el comercio o el turismo activo, y atiende a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para mejorar la conectividad del territorio o fomentar hábitos saludables al aire libre en el medio natural.
Actualmente hay 26 itinerarios en el listado de vías verdes en Andalucía. Son más de 600 kilómetros de trazados vertebrando el territorio que suponen un 20% del total de este tipo de caminos públicos en España. Entre las provincias de Córdoba y Sevilla destaca la Vía Verde de la Campiña, con 91,4 kilómetros de recorrido del antiguo ferrocarril que conectaba las capitales convertidos en un camino no motorizado con zonas de descanso, puentes y apeaderos que resurgen del olvido como atractivos turísticos. La Vía Verde de la Sierra Norte, antiguo ramal ferroviario que unía la línea Zafra-Sevilla con las minas del Cerro del Hierro, discurre a lo largo de 19,44 kilómetros en el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla. Otro ejemplo de la coordinación entre administraciones es la Vía Verde de la Sierra, entre las provincias de Sevilla y Cádiz, donde se rehabilitaron las estaciones antiguas de Puerto Serrano, Coripe y Olvera, y han sido adaptadas para su uso turístico, aprovechando la antigua infraestructura ferroviaria de la línea de Jerez-Almargen en un trazado de 38 kilómetros.
La asociación pro Vía Verde del Tinto, integrada por vecinos de la comarcas de la Cuenca Minera y Condado de Huelva, ha logrado el consenso entre la Diputación, la Junta de Andalucía, ayuntamientos, la Fundación Río Tinto, Atlantic Copper y el Puerto de Huelva para la reconversión del antiguo ferrocarril de Ríotinto. Los trabajos en sus primeras fases arrancaron en 2018. En la provincia de Córdoba este mes de marzo se han dado los primeros pasos al rubricar un convenio Adif con los ayuntamientos de Obejo y Córdoba, para cumplir una demanda de colectivos como la asociación Amigos del Camino, que suma casi dos décadas de reivindicaciones, para habilitar una senda peatonal y ciclista por donde discurrían las vías del tren de la línea Córdoba-Almorchón, entre la ciudad de Córdoba y Cerro Muriano, que quedaron interrumpidas tras la llegada del AVE a Córdoba en 1992.
Paradójicamente, también algunos tramos del ferrocarril de Minas de Cala son hoy una vía verde por un paisaje de dehesa y encinas con la presencia constante del agua de la Ribera de Huelva. Es el caso de la Vía Verde de El Ronquillo, un tramo de 9 kilómetros de este mismo trazado ferroviario habilitado con fondos de la Junta de Andalucía, la Diputación de Sevilla y el Ayuntamiento. También siguiendo el mismo trazado, más al Norte, el alcalde de Santa Olalla de Cala, Antonio Plaza (PP), ha gestionado la rehabilitación de la estación de Santa Olalla para acoger un alojamiento rural en la futura Vía Verde del Teuler, un ramal de la línea de Minas de Cala.
Con la estación de La Rigüela reducida a escombros y esparcida sobre la ribera, los agentes sociales instan a las administraciones a tomar la iniciativa para salvaguardar otros bienes que puedan correr la misma suerte, facilitando la protección de estas infraestructuras en la comunidad autónoma como exponentes del desarrollo minero-industrial de los siglos XIX y XX, y como una fuente de riqueza, aprovechando los recursos endógenos, para dinamizar las economías de comarcas castigadas por la despoblación y el desempleo en Andalucía.