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Palestina
Israel traslada la desproporción bélica a Cisjordania y expulsa a decenas de miles de personas de sus casas
El Ejército israelí no descansa y centra ahora sus esfuerzos en varias comunidades del norte de la Cisjordania ocupada. Desde la entrada en vigor del alto el fuego en la franja de Gaza, donde el número de víctimas mortales por la ofensiva israelí supera ya las 61.000 tras el descubrimiento de miles de cuerpos sin vida bajo los escombros, las fuerzas israelíes trasladaron su desproporción militar a campos de refugiados en el interior de Cisjordania.
Allí, la Operación Muro de Hierro —como la han bautizado los líderes hebreos— se enfrenta a grupos armados que, según Israel, suponen una amenaza para el pueblo israelí. Muchos palestinos, sin embargo, ven la existencia de estos combatientes palestinos como una respuesta natural a la opresión continua de las fuerzas de ocupación y a la complicidad de la Autoridad Palestina, vista como próxima a Israel y no tanto como protectora de los palestinos. El despliegue israelí en Cisjordania patrulla municipios y campos de refugiados desde hace 19 días —principalmente Jenin, aunque también Tulkarem, Nablus o Tubas— dejando por ahora más de 50 víctimas mortales y más de 100 detenciones, y provocando la expulsión de decenas de miles de personas, casi la totalidad de estas comunidades.
Como de costumbre, las fuerzas israelíes aseguran que la mayoría de las víctimas de sus operaciones son combatientes armados, mientras los residentes palestinos denuncian que buena parte de los muertos son civiles
Como de costumbre, las fuerzas israelíes aseguran que la mayoría de las víctimas de sus operaciones son combatientes armados, mientras los residentes palestinos denuncian que buena parte de los muertos son civiles. Entre los fallecidos por fuego israelí se encuentra Walid Lahlouh, de 73 años de edad, a quien le habría alcanzado el disparo de un francotirador en Jenin. Ocurrió a principios de febrero, cuando Lahlouh trataba de regresar a su casa para rescatar algunas de sus pertenencias antes de volver a resguardarse en un lugar seguro fuera del campo de refugiados. La menor de las víctimas, en un municipio al sur de Jenin, es Leila al-Khatib, de solo dos años de edad. Fue a finales de enero. Fuerzas israelíes la tirotearon en la cabeza a través de las ventanas mientras la niña cenaba en el interior de su casa junto con su familia, que ahora pide rendición de cuentas contra los uniformados israelíes.
Desde el 7 de octubre de 2023, la población de este territorio ocupado ha expresado preocupación por la posibilidad que las tropas israelíes arrasaran Cisjordania tras hacer lo propio con la franja de Gaza. Los cisjordanos temieron que había llegado su momento el domingo 2 de febrero, cuando Israel volatilizó al unísono 23 edificios en el campo de refugiados de Jenin. La imagen, con bolas de fuego y humo levantándose de manera simultánea por encima de zonas urbanas donde no cabe un edificio más, se asemejaba a lo que ha ocurrido en Gaza durante 15 meses. El mismo Israel Katz, ministro de Defensa israelí, aseguró que las tropas israelíes aplicaban “métodos de ataques sucesivos aprendidos en Gaza”. Se trataba de la mayor demolición que Israel llevaba a cabo en Cisjordania desde 1967, cuando capturó el territorio. Un portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel afirmó que la detonación se llevaba a cabo “para evitar que infraestructura terrorista se pueda establecer” en esos edificios.
El objetivo de Israel en Jenin es someter a las Brigadas de Jenin, una milicia local formada por jóvenes que se ven a sí mismos como militantes de la resistencia contra la ocupación
El objetivo de Israel en Jenin es someter a las Brigadas de Jenin, una milicia local formada por jóvenes que se ven a sí mismos como militantes de la resistencia contra la ocupación. Estas brigadas, que por lo general se nutren de chavales sin posibilidades de prosperar en un territorio ocupado y con historias traumáticas en el seno familiar a causa del conflicto con las fuerzas israelíes, suponen la mayor oposición armada hacia el eje que conforman el Ejército de Israel y los cuerpos de seguridad de la Autoridad Palestina, que colabora con el Gobierno hebreo a nivel de seguridad en Cisjordania.
Hay grupos similares en Tulkarem, donde las fuerzas israelíes también se ensañan, que preocupan más entre la clase política israelí, puesto que están más cerca del centro de Israel. Desde el ataque de Hamás contra el sur de Israel, los líderes israelíes justifican ataques contra grupos ubicados al otro lado de las fronteras israelíes como un elemento de seguridad nacional, como las brigadas en Cisjordania, pero también Hezbollah en Líbano o Hamás en Gaza.
Todas y cada una de estas operaciones israelíes reciben críticas por parte de expertos en derecho internacional, que las acusan de provocar una cantidad de víctimas mortales desproporcionada entre civiles y combatientes y de contener elementos de castigo colectivo. Ambas cosas suponen crímenes de la legislación global.
Con frecuencia, las invasiones del Ejército de Israel en campos de refugiados y municipios en Cisjordania van acompañadas de un sitio total y absoluto sobre esos mismos barrios
Con frecuencia, las invasiones del Ejército de Israel en campos de refugiados y municipios en Cisjordania van acompañadas de un sitio total y absoluto sobre esos mismos barrios. Los soldados hebreos levantan puntos de control en los accesos e impiden el acceso de alimentación y de medicinas, mientras cortan la electricidad y el agua corriente. La situación se vuelve insostenible en el interior de los abarrotados municipios, cuyos callejones se convierten en el campo de batalla. A menudo, los tanques israelíes se abren paso derribando edificios y destruyendo la superficie de las calles. Todo, mientras irrumpen en cada bloque residencial, puerta por puerta, en búsqueda de individuos que aparezcan en sus listas negras. Algunos de los edificios donde penetran las fuerzas israelíes terminan siendo bases militares improvisadas en el corazón de esos barrios, en el caso de que la posición del bloque sea estratégica.
La respuesta de la población civil ante todo ello es huir. El alcalde de Jenin, Muhammad Jarrar, afirma que el 90% de los 17.000 residentes del campo de refugiados de Jenin han partido. El gobernador de Tulkarem, Abdallah Kameel, afirma que el 75% de los 9.900 residentes de ese campo de refugiados han sido forzados a la expulsión. Se van de sus casas con miedo de perderlas. Es el caso de Khaled Sadi, padre de familia residente en el campo de refugiados de Jenin. “Volveremos a casa si Dios quiere. Si sigue estando tal y como la conocemos”, dice con dolor. Como durante cada incursión israelí en Jenin, y van varias desde octubre de 2023, su mujer, sus hijos y él tienen que huir entre balazos hacia algún lugar fuera del campo. Aunque no consiguen sentirse seguros: “Estamos cerca de Jenin. La situación es peligrosa y difícil”.
La casa de la familia Sadi se encuentra enfrente de una intersección principal en el campo de refugiados de Jenin. Con cada incursión, las tropas israelíes la asaltan para convertirla en un bastión. Apuestan francotiradores en la terraza y no abandonan la residencia hasta que no abandonan Jenin. Desde mediados de enero, lo más probable es que los soldados hebreos se hayan hecho con ella por séptima vez durante los últimos años. Cuando Khaled y sus familiares regresan a casa, siempre se la encuentran minuciosamente destrozada en su interior. Armarios empotrados por los suelos, sofás del revés, televisión rota, todo por rehacer. Lo mostraron a este medio de comunicación en diciembre de 2023, cuando El Salto estuvo en su casa pocas horas después de que las fuerzas hebreas se retiraran del edificio durante una invasión que, como la actual, también se alargó durante varios días. “Esto es un desastre para nosotros”, concluía Khaled por mensaje de WhatsApp esta semana desde su escondite: “Esto es un desastre para Jenin”.
Durante lo que duran las invasiones, el Ejército de Israel suele sitiar los centros médicos levantando controles en sus accesos y llevando a cabo revisiones estrictas incluso del interior de las ambulancias
Como tantas familias palestinas, Khaled tiene un hijo que ha sido encarcelado por las fuerzas israelíes y otro que pierde meses de escolarización cada vez que el conflicto sufre un repunte. La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), ahora suspendida en la Palestina histórica por parte de Israel, estima que 13 colegios en Jenin y otros puntos del norte de Cisjordania se mantienen cerrados desde el inicio de la Operación Muro de Hierro. Algo parecido ocurre con los hospitales. Durante lo que duran las invasiones, el Ejército de Israel suele sitiar los centros médicos levantando controles en sus accesos y llevando a cabo revisiones estrictas incluso del interior de las ambulancias, algo que hace que personas que necesitan atención médica se abstengan de acudir al médico por miedo a ser detenidas. Wissam Bakr, director del Hospital Gubernamental de Jenin, asegura a la agencia de noticias palestina WAFA que el hospital está prácticamente vacío debido al acoso al que los soldados hebreos someten a quienes entran y salen. Además de puntos de control, las tropas israelíes han destruido los accesos al hospital y la calle que lleva a él. En Tulkarem, el personal médico del Hospital Gubernamental Martir Thabet Thabet ha llegado a denunciar recientemente la detención de un paciente que recibía tratamiento de emergencia en la misma cama médica, donde lo interrogaron. Meses atrás, MSF declaró a El Salto que los equipos médicos en Cisjordania se habían convertido en un objetivo militar de las fuerzas israelíes tanto como lo han sido en Gaza, donde Israel ha desmantelado el sistema de salud.
Conflicto sin fin
La actual ofensiva israelí contra distintos puntos de Cisjordania se da en un contexto en el que varios líderes en Israel han reconocido abiertamente que tienen como objetivo inminente la total anexión de este territorio ilegalmente ocupado. La madrugada del miércoles 5 de febrero (hora española), durante la rueda de prensa en la que anunciaron su intención de convertir la franja de Gaza en la nueva Riviera de Oriente Medio, el presidente estadounidense Donald Trump y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu mencionaron la posibilidad de anexionarse Cisjordania —Trump, de hecho, dijo que se pronunciaría al respecto al cabo de unas semanas. Antes, Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich —líderes de la derecha israelí más extrema, poseedores de posiciones de poder sobre Cisjordania y residentes de este territorio ocupado como colonos— habían dicho que 2025 sería el año de la anexión definitiva de Cisjordania. Eyal Zamir, nuevo jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel, también ha asegurado que 2025 “será un año de guerra”.
Desde octubre de 2023, casi 900 palestinos han muerto en Cisjordania a causa de ataques mayormente perpetrados por las fuerzas israelíes, aunque también por parte de colonos violentos armados por el Gobierno hebreo
Desde octubre de 2023, casi 900 palestinos han muerto en Cisjordania a causa de ataques mayormente perpetrados por las fuerzas israelíes, aunque también por parte de colonos violentos armados por el Gobierno hebreo. En lo que va de 2025, esta cifra sube a más de 70, repartidas entre Jenin (38), Tubas (15), Nablus (6), Tulkarem (5), Hebrón (3), o Belén (2), además de uno en Jerusalén Este. Pero estas cifras y el dolor humano que comportan a menudo no aparecen en la prensa israelí de mayor tirada, que tiende a ver Cisjordania como una fuente sin remedio de caos, de inseguridad y de odio inexplicable hacia Israel.
Israel Hayom es uno de los diarios más leídos en Israel y propiedad de la familia Adelson, patrocinadora de la carrera electoral de Donald Trump a la Casa Blanca con 100 millones de dólares —superando incluso la aportación de Elon Musk. En un reportaje reciente acerca de los combates en Jenin y en Tulkarem, el autor excluía las cifras de víctimas mortales y de desplazados que estaba provocando la Operación Muro de Hierro que el Ejército de Israel lleva a cabo en territorio ocupado. El artículo tampoco exponía el contexto de ahogo económico y social que padecen estos campos de refugiados bajo ocupación israelí, sometiéndolos a la pobreza y al aislamiento permanentes, ni los motivos que llevan parte de sus residentes al levantamiento contra las fuerzas israelíes. En lugar de todo ello, el artículo afirma que la “identidad” de estos sitios se basa en matanzas anteriores que “no está demostrado” que hayan existido, convirtiendo estos campos de refugiados en “favelas llenas de jóvenes bullies, desempleados e incitados contra Israel” que se inspiran en combatientes palestinos “que lucharon contra el Ejército de Israel y que estaban llenos de odio contra los judíos”.
Sin embargo, no solo Israel sitia Jenin en la lucha contra los combatientes armados que residen en su interior. También lo hace la misma Autoridad Palestina, cuyas fuerzas armadas rodearon e incursionaron el campo de refugiados durante al menos 25 días justo antes de la Operación Muro de Hierro israelí. En su caso, los hombres de la Autoridad Palestina lanzaron una operación llamada Protegiendo la Tierra de la Patria, con la que aseguraron que luchaban para restablecer el orden e impedir un potencial nuevo 7 de octubre.
La chispa que provocó el conflicto entre los uniformados de la Autoridad Palestina y las Brigadas de Jenin fue la detención de dos jóvenes, Ibrahim Tubasi e Imad Abu al-Hija. Anwar Rajab, Brigadista General y portavoz del aparato de seguridad de la Autoridad Palestina, dijo que la operación perseguía “bandoleros”. Según Palestine Chronicle, las Brigadas de Jenin respondieron que el objetivo real de la Autoridad Palestina es asegurar “un Jenin sin resistencia”, enfatizando que su lucha únicamente se centra en la ocupación israelí. Este mismo medio de comunicación publica que las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina son a menudo acusadas de detener combatientes e individuos palestinos buscados por Israel, y explica que esta es una cooperación impulsada por los programas de entrenamiento y asistencia que los EE UU financian para hacer de la Autoridad Palestina una organización “que gestiona la ocupación” en lugar de combatirla.
Los esfuerzos militares de la Autoridad Palestina continúan a día de hoy, a menudo de la mano de los soldados israelíes. Fuentes locales indican que ataques de las fuerzas de la Autoridad Palestina han dejado más de una decena de muertos en Cisjordania desde finales de diciembre. Ello incluye la muerte de un menor de 16 años de edad, como Majd Zeidan, y la de una periodista de 22 años, Satha Sabbagh, residente de Jenin. Sabbagh, cuentan sus seres queridos, ambicionaba ser informadora para denunciar los agravios que sufren los palestinos. Rajab, el portavoz de la Autoridad Palestina, desmintió que la institución que representa fuera responsable del asesinato de la periodista. Pero la familia Sabbagh acusó la Autoridad Palestina: “Consideramos que son directamente responsables de este crimen, y afirmamos que esta peligrosa escalada refleja la transformación de las fuerzas de la Autoridad Palestina en herramientas represivas que practican el terrorismo contra su propio pueblo en lugar de proteger su dignidad y enfrentarse a la Ocupación”.