País Vasco
Las investigadoras sanitarias vascas reclaman un convenio propio y financiación estructural

Investigan para Osakidetza, se rigen por el Estatuto de los Trabajadores y sus salarios provienen, en gran medida, de subvenciones públicas que cada grupo de investigación debe encontrar antes de que les rescindan el contrato.
Mani Biogipuzkoa

Detrás de un nombre moderno se esconde un salario escueto: el que establece el Estatuto de los Trabajadores, la norma que regula las condiciones de empleo de quien carece de convenio colectivo. El Departamento de Sanidad del Gobierno vasco paga 19.300 euros brutos a sus investigadoras con licenciatura y máster de los Institutos de Investigación Sanitaria, más conocidos como BioGipuzkoa, BioBizkaia y BioAraba, recientemente agrupados en la matriz llamada BioEf. Pero en realidad, parte o gran parte de ese salario ni siquiera procede del Gobierno vasco, ya que las investigadoras, con o sin ayuda de sus jefas de proyecto, deben buscar las fuentes de financiación para los estudios que desarrollan y los ingresos que perciben como nómina. 

Hartas de esta situación, las científicas reclaman un convenio propio que las aleje de la precariedad del Estatuto de los Trabajadores y reivindican una financiación estructural que permita un contrato digno y estable, como en los países europeos donde la ciencia es parte fundamental del país. Las investigadoras sanitarias vascas alertan de que, si no encuentran subvenciones para establecer una nueva relación laboral cuando termina un proyecto, su contrato queda rescindido. 

Universidad
Universidad Despliegan desde un barco una pancarta de protesta para la rectora de la UPV y el consejero de Educación
Profesorado en huelga ha navegado por la Ría de Bilbao hasta el Museo Marítimo, donde Eva Ferreira y Jokin Bildarratz participaban en un acto institucional. Los sindicatos aseguran que el seguimiento de la huelga contra ha sido “un éxito ”.

Coincidiendo con la celebración del maratón de EITB el 14 de diciembre para recaudar fondos para la investigación contra el cáncer, trabajadoras de BioGipuzkoa se manifestaron a las puertas del centro, en una concentración que inicia una fase de movilizaciones.

Las auditorías y los presupuestos públicos de estos centros son ambiguos. BioEf cerró el ejercicio 2022 con un presupuesto de 10,8 millones, de los cuales 8,2 corresponden a distintas subvenciones prorrateadas a ese ejercicio fiscal. Los pagadores son, por orden descendente, el Instituto de Salud Carlos III, “otras entidades públicas y privadas”, “proyectos europeos”, EITB —ente responsable del maratón para la investigación para el cáncer—, Gobierno vasco, cuatro ministerios españoles y dos diputaciones forales. Un total de 65 personas trabajan en el patronato —52 son mujeres—, cuya presidenta es la consejera de Salud, Gotzone Sagardui. No se desglosan salarios; se indica que los gastos de personal ascienden a 3,2 millones (página 77).

El presupuesto de BioBizkaia en 2022 es una tabla que ocupa medio folio: 14,9 millones, de los cuales 8,3 corresponden a gasto de personal. BioGipuzkoa ofrece la misma tabla: presupuesto de 11,7 millones, de los cuales se destinan 6,3 a gastos de personal. No desglosa qué ingresos provienen de subvenciones y cuáles son estructurales. BioAraba, el menor de los centros, lo desgrana algo más: ha obtenido casi un millón —984.654 euros— en concepto de “financiación pública competitiva” —administraciones públicas—. A estas aportaciones, añade “subvenciones imputadas al excedente del ejercicio”, las cuales no detalla. El importe total asciende a casi 1,9 millones. La partida destinada a salarios roza los 1,4 millones.

“Son centros de investigación que trabajan como subcontratas de Osakidetza”.

Lorea Izagirre, responsable de Gizalan del sindicato ELA, define de forma sencilla este entramado de entes, partidas económicas y funcionamiento laboral: “Son centros de investigación que trabajan como subcontratas de Osakidetza”. Mientras BioEf es la matriz y sus trabajadoras pertenecen al sector público, Gobierno vasco no otorga ese rango a las trabajadoras de los tres institutos territoriales, a pesar de que gestionan y trabajan con dinero público.

Aparte de los aspectos contractuales y económicos, el día a día también parece enrevesado: existen dos plantillas paralelas. Una trabaja según el convenio de Osakidetza. La otra, según el Estatuto de los Trabajadores. Teóricamente, la primera realiza sus labores dentro de los hospitales de la red pública y la segunda, investiga en los centros construidos de forma adyacente a los hospitales de Donostia, Cruces y Txagorritxu. Pero en la práctica no ocurre así: científicas con condiciones laborales diferentes y salarios distintos se entremezclan en los laboratorios de los hospitales y centros de investigación, según lo que demanden los proyectos de estudio. Lo único que común es que todas investigan para Osakidetza. 

La consejera de Sanidad, Gotzone Sagardui, se mostró el pasado mes de septiembre muy orgullosa de estos institutos —“Euskadi aspira a ser referente internacional en investigación en salud”— y de su composición — el 65% de la plantilla son mujeres—. En el acto, presentó las nuevas nomenclaturas, BioDonostia pasó a llamarse BioGipuzkoa, por ejemplo. Pero un año antes, las trabajadoras de los tres institutos se habían organizado sindicalmente, formando comités de empresa en cada centro. El sindicato ELA logró la representación en todos ellos con 9, 9 y 3 delegados en Gipuzkoa, Bizkaia y Araba, respectivamente.

Mikel García, delegado en Gipuzkoa, destaca el funcionamiento de otros estados, donde las convocatorias de subvenciones se combinan “con una financiación estructural muchísimo mayor”. Considera que el sector de la ciencia cuenta con el apoyo de la sociedad vasca, pero no de los políticos ni tampoco de la administración. “Somos trabajadores altamente cualificados con una inestabilidad laboral elevada, tanta que ni vislumbramos un contrato indefinido a corto o medio plazo”, sostiene tras diez años de trabajo. Destaca que cobran un sueldo “conseguido a título personal a través de becas o de nuestros jefes o jefas de los grupos de investigación, que han encontrado dinero para pagarnos, por lo que si mañana se agota la beca o investigación, ni siquiera BioGipuzkoa me despediría formalmente, simplemente estaría fuera del trabajo”. 

Ana Delgado, también delegada del mismo centro, argumenta la necesidad de mejorar las condiciones generales en el mundo de la investigación, algo que, a su juicio, pasa inevitablemente por “negociar un convenio propio”. Hasta ahora, cada instituto “ha ido añadiendo coletillas” al Estatuto de los Trabajadores en asuntos como permisos y horarios, pero ni siquiera tenían asegurada la subida del IPC.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Universidad
Universidades Críticas destructivas en la investigación científica
Los artículos científicos no siempre son aceptados por las revistas. La decisión final incluye informes que señalan los puntos débiles del trabajo, a veces de manera poco educada.
Investigación
Investigación Un cargo de Sumar levou seis millóns para xestionar unha residencia pública cunha empresa con cinco días de antigüidade
Unha das persoas clave de Yolanda Díaz en Galiza, Iván Olmos, recibiu da súa nai a concesión tras gañar un concurso millonario do Concello de Verín (PSOE) ao que só se presentou ela para xestionar un centro de día durante 15 anos.
Investigación
Investigación Un cargo de Sumar se llevó seis millones para gestionar una residencia pública con una empresa con cinco días de antigüedad
Una de las personas clave de Yolanda Díaz en Galicia, Iván Olmos, recibió de su madre la concesión tras ganar un concurso millonario del Ayuntamiento de Verín (PSOE) al que solo se presentó ella para gestionar un centro de día durante 15 años.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el Centro de Acogida, Emergencia y Derivación (CAED) de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el estado español.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Uruguay
Uruguay La izquierda parte como favorita en la segunda vuelta de las elecciones en Uruguay
El candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, parte con ventaja en las encuestas. El alto número de indecisos, y la ausencia de mayorías en parlamento y senado, marcan estos comicios.
Comunidad de Madrid
Paro del profesorado Nueva jornada de huelga en la educación pública madrileña
Este jueves 21 de noviembre el profesorado se vuelve a levantar contra las políticas del gobierno de Díaz Ayuso, que mantiene paralizadas las negociaciones para mejorar sus condiciones laborales.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
València
dana A las 20:11, era tarde
Todavía conservamos el horror de cientos de coches amontonados y arrastrados por la riada. Es por esos millones de turismos y sus emisiones ─aunque no solo─ que vivimos en un planeta que se está calentando demasiado rápido.
Dana
Encuesta Tres de cada cuatro personas en España ligan la virulencia de la dana con el cambio climático
Una encuesta realizada por More in Common señala que una amplia mayoría de la población considera que el país está mal preparado para adaptarse a los fenómenos extremos que trae la crisis climática y debe hacer más esfuerzos al respecto.
Opinión
Opinión La eclosión del autoritarismo reaccionario y otras nueve tesis sobre la victoria de Trump
La victoria del candidato republicano nos ha demostrado que estamos en una nueva era: la del neoliberalismo autoritario, en donde el camino del mal menor propuesto por los Demócratas ha sido la fórmula más rápida para llegar al mal mayor.
Más noticias
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.

Recomendadas

València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.
Redes sociales
Redes sociales Bluesky, la red social donde se libra la batalla por el futuro de internet
Ni es descentralizada ni está fuera de la influencia de los ‘criptobros’ que han aupado a Trump a la Casa Blanca, pero ofrece funcionalidades útiles para recuperar el interés por participar en redes sociales.