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Oriente Próximo
Cinco cosas importantes que están pasando en el mundo árabe
El presidente argelino se presenta para un quinto mandato. Migrantes africanos intentan alcanzar las costas de Yemen. Arabia Saudí continua su política de sustitución de trabajadores extranjeros por nativos. Los palestinos protestan por una autopista dividida por un muro de 8 metros que Israel ha construido en Cisjordania. Los activistas del Hirak siguen pagando por su rebelión en Marruecos. Estas son algunas de las cosas que están pasando en el mundo árabe
Argelia
“Por su puesto, ya no tengo las mismas fuerzas físicas que antes, pero la voluntad inquebrantable de servir a la patria nunca me ha dejado”. Con estas palabras Abdelaziz Buteflika, presidente de Argelia desde 1999, se dirigía a la nación el pasado 10 de febrero. Eran palabras escritas, Buteflika, de 82 años, y aquejado de graves problemas de salud que lo fuerzan a moverse en silla de ruedas, aparece muy rara vez en público. La ciudadanía argelina no le ha oído hablar desde 2012. Tampoco lo ha hecho para anunciar que se presenta a un quinto mandato en las elecciones del próximo 18 de abril, una posibilidad con la que ya se especulaba desde otoño. Las cábalas sobre su estado de salud real le han acompañado los últimos años: cada tanto re emerge el rumor de que está secretamente muerto.La biografía de Buteflika y la historia de la Argelia independiente están fuertemente ligadas. En el ejército de Liberación Nacional (brazo armado del Frente de Liberación Nacional) desde los 19 años, fue ya diputado en el gobierno de Ben Bella, ministro de exteriores durante muchos años, en los que situó a Argelia en el campo de los países no alienados y se granjeó una imagen respetable en la comunidad internacional.Al mandatario se le reconoce su rol por la reconciliación del país tras una guerra civil que dejó más de 15.000 muertos. Un conflicto que comenzó tras la cancelación de las elecciones de 1991 ganadas por el Frente Islámico de Salvación (FIS) y no se cerró hasta 2002. También ha sido garante de buenas relaciones diplomáticas y comerciales con Occidente, desde EE UU a Francia, pasando por España.Desde que accedió a la presidencia por primera vez en 1999 con un 73% de los votos, Buteflika no ha recabado menos del 80% en las elecciones en las que fue renovando su mandato, entre acusaciones de irregularidades por parte de la oposición y los organismos de derechos humanos. Su quinta candidatura se presenta como una garantía para la estabilidad política y económica del país. La oposición sin embargo, apunta a que la continuidad de su presidencia tiene como fin perpetuar los privilegios y negocios de su entorno familiar y político inmediato.Marruecos
Simpatizantes del movimiento popular Hirak dentro y fuera de las fronteras marroquíes están pendientes de la situación del que es su líder más visible, Nasser Zefzafi, que sufrió complicaciones en su salud a finales de enero, secuelas de las torturas sufridas tras su detención en mayo de 2017. Zefzafi fue condenado el pasado junio a 20 años de prisión junto a otros activistas del movimiento que en otoño del 2016 tomó las calles del Rif para protestar por el abandono institucional y la falta de futuro de la población.“Querida madre, me han contado que te despediste de mi habitación besando las ropas y los libros que conservan mi olor como si se tratara de un último adiós”, escribía Zefzafi el pasado lunes 11 en una carta que ha aparecido en varios medios del país. Afectada de cáncer, la madre del activista partía al extranjero para tratar su enfermedad. Mientras, su hijo volvía a comparecer junto a varios miembros de Hirak ante el tribunal de apelación en Casablanca.Miguel Urbán, portavoz de Podemos en la Eurocámara, denunció la situación de Zafzafi el pasado 4 de febrero, ante Federica Mogherini. En octubre de 2018, el rifeño fue finalista del premio Sájarov para la Libertad de Conciencia que otorga el Parlamento Europeo. Quienes se involucraron en las revueltas de 2016 han sido duramente reprimidos, muchos cumplen largas penas en dispersas cárceles marroquíes, mientras sus familias recorren cientos de kilómetros para visitarles.Palestina
Ya hace una semana que los coches circulan por la autopista 4370 construida por Israel en Cisjordania. No todos los coches circulan igual: un muro de 8 metros de altura parte la carretera en dos, el lado oriental es para los israelíes y les evita perder tiempo en el checkpoint de Hizma al Norte de la ciudad. El lado occidental lo transitan los palestinos. Es por esta división que estos últimos han dado a llamar a este tramo de 5 kilómetros Apartheid Road.La vía facilita la conexión entre las colonias judías sitas en territorio ocupado y Jerusalén. Su construcción ha sido polémica. El pasado 23 de enero, un grupo de palestinos, israelíes y activistas de otros países bloqueó el tráfico durante media hora con una pancarta en la que se leía: “no al Apartheid, no a la anexión”. Es una muestra más de las protestas que ha provocado la carretera, que sin embargo es defendida por Israel como “un regalo a los palestinos”. “El principal objetivo de esta carretera es conectar Maale Adumim con Jerusalén y separar a los palestinos de su tierra, especialmente a la gente de Anata”, dijo el funcionario del Ministerio Palestino de Obras Públicas y Vivienda Jihad Shobaki a Al Jazeera, en referencia al asentamiento beneficiado y a la población palestina afectada por el trazado de la vía.Yemen
Mientras la guerra sigue asolando Yemen, miles de migrantes africanos intentan llegar a sus costas desde Yibuti. Solo 20 kilómetros separan ambas ribera en el estrecho de Bab el-Mandeb, donde el Mar Rojo enlaza con el Océano Índico por el Golfo de Aden. La mayoría de quienes intentan cruzar por este punto proceden de Etiopía (92%), el resto es de Somalia. El pasado 29 de enero dos embarcaciones se hundieron apenas salieron de las costas del país africano, un pequeño estado con fuerte presencia de bases militares extranjeras, colonia francesa hasta 1977. El naufragio dejó más de cuarenta muertos y numerosos desaparecidos. En 2018 fueron más de 150.000 las personas que llegaron a Yemen según informaba la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Una cifra que representa un incremento del 50% respecto al año anterior. Los migrantes abandonan el cuerno de África para escapar hacia un país en emergencia humanitaria. Contradictoriamente la guerra en Yemen dificulta los controles sobre el tráfico migratorio, mientras que la pobreza en la zona norte del Yibuti hace del tránsito de refugiados terreno de negocio. Para la mayoría de los migrantes Yemen es una etapa peligrosa pero necesaria para alcanzar los países del Golfo y Arabia Saudí.Arabia Saudí
Pero el reino wahabita va endureciendo sus políticas migratorias. Según un informe oficial, desde noviembre del 2017 hubo 2.544.626 infractores de las leyes migratorias: 1.981.604 personas habría violado las normativas de residencia, 389.106 habrían trabajado ilegalmente, y 173.916 habrían incurrido en violaciones a la frontera. De las 42.052 personas arrestadas intentando cruzar ilegalmente la frontera el 51% eran yemenís y el 46% etíopes. En total, 646.878 personas fueron deportadas.En Arabia Saudí residían en 2017 más de 12 millones de personas extranjeras, en una población que pasa por poco los 32 millones. Se calcula que un millón de trabajadores extranjeros abandonaron el país en 2018. En los últimos años el gobierno ha intentando profundizar una estrategia que viene de largo: la “saudización” de la fuerza de trabajo, con el fin de sustituir la mano de obra extranjera por trabajadores nativos y así atajar el desempleo entre la ciudadanía de origen saudí. Las medidas contra la migración pasan por la imposición de altas tasas por las personas a cargo de los trabajadores extranjeros y la gradual conversión de sectores en mercados de trabajo mayoritariamente saudíes, con el fin de reducir el paro.Marruecos
Represión en el Rif y nuevos "Hirak" en Marruecos por una vida digna
"Cuando hablamos de los problemas del Rif, hablamos de los problemas de todos”, dice Ahmed Zefzafi, padre del dirigente Movimiento Popular del Rif (Hirak) encarcelado en Marruecos junto a cientos de activistas, mientras las movilizaciones por una vida digna se extienden a otras regiones del país.