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El 18 de julio es San Federico. ¿A quién recuerda ese nombre? Sí, efectivamente, parece que solo hubiera un Federico en el mundo entero. Dentro de un mes se cumple uno de los más ignominiosos aniversarios de la historia de este país. Hará 87 años que el más universal de los poetas y dramaturgos españoles fue asesinado por los sublevados contra la II República Española.
El 18 de julio también se celebró por el franquismo como la fecha fundacional del Glorioso Alzamiento Nacional, nombre con el que se denominó al golpe de Estado contra el gobierno de la II República Española que se produjo entre el 17 y 18 de julio de 1936 y que condujo a la guerra civil española.
Federico García Lorca fue otra más de las 100.000 personas víctimas de la atroz represión en la retaguardia de los alzados contra todo aquel que no comulgara con el levantamiento militar que llevó al país a una guerra civil en la que murieron más de medio millón de españoles.Acabada la guerra, el franquismo todavía eliminaría a unas 50.000 personas más en su fanática carnicería contra los que consideraba enemigos de sus dictatoriales valores, convirtiendo a España en uno de los países del mundo donde aún hay más desaparecidos. Nuestros campos y cunetas siguen sembrados con miles de cuerpos que claman por la verdad, justicia y reparación que se les ha negado durante años, y que ahora va llegando con cuentagotas a pesar de que hace ya casi medio siglo que existe una democracia parlamentaria en España. Esas tres condiciones para que no se curen en falso las heridas de una guerra fratricida siguen tratando de ser obstaculizadas por muchos de los herederos familiares, económicos y políticos de aquellos rufianes y viles asesinos.
Mataron a tantas personas como la actual población de Badajoz, Logroño o Salamanca. Fue como si fusilaran hoy a todos los habitantes de Cuenca, Huesca y Segovia juntos. Quizás con este símil de las ciudades sea más fácil visualizar la dimensión del horror que sufrieron los represaliados por el mero hecho de ser sindicalista, estar afiliado a algún partido de izquierda, simpatizar con alguien que militaba en uno o ser su familiar, por ser homosexual, maestro, mujer independiente, intelectual, por vivir en un barrio obrero, por tener una tierra que le interesaba a uno del bando nacional o por no caerle bien al cura del pueblo o al falangista de turno. Los casos son tan diversos como innumerables, absurdos y reales.
El destino de Federico lo encauzó en su querida Granada una ralea de personajes locales reconcomidos por el odio, la envidia, la ambición y el fanatismo. El poeta había dicho meses antes de su muerte que “[en Granada] se agita actualmente la peor burguesía de España”. No se equivocaba. Entre ellos familias rivales de los García Lorca como los Roldán y los Alba que instigaron su muerte.
Los trabajos de investigadores como Agustín Penón, Ian Gibson, Miguel Caballero y muchos otros nos han ido permitiendo arrojar algo de luz sobre este episodio tan tenebroso y trágico de nuestra historia, aunque siga habiendo zonas oscuras por aclarar. Sabemos varios nombres de quiénes eran los miembros del pelotón de fusilamiento: el cabo Mariano Ajenjo Moreno, Antonio Benavides Benavides, que se jactaba de haberle pegado un tiro “al cabezón”, refiriéndose a Lorca. También estaban Salvador Varo Leyva, Juan Jiménez Cascales, Fernando Correa Carrasco y Antonio Hernández Martín, todos ellos matarifes de turno que cumplían ordenes con más o menos entusiasmo.
También conocemos los nombres y algunos de los papeles de varios de los implicados en la trama de su detención y asesinato, aunque sigue habiendo lagunas e imprecisiones en el infame crimen: el mezquino ex miembro de la CEDA Ramón Ruiz Alonso, que parece ser uno de los principales instigadores de la detención de Lorca, Juan Luis Trescastro, falangista que se atribuía fanfarronamente el haberle “pegado dos tiros en el culo a Lorca por maricón”, el también falangista Martín Lagos, los policías Julio Romero Funes y José Mingorace, los abogados y hermanos Jiménez Parga, Rafael Martínez Fajardo que, acompañado por Fernández Villegas, llevaron hacia Viznar al poeta y a las otras tres personas que fueron fusiladas a su lado, el capitán José María Nestares y su subordinado Manolo Martínez Bueso, que los recibieron allí y que posteriormente manifestaron su disconformidad y arrepentimiento con la orden recibida, pero a la que dieron cumplimiento.
La cadena de mando en la orden de ejecutar a Federico llegaba hasta el gobernador civil de Granada José Valdés y su secretario el teniente coronel Nicolás Velasco Simarro, y probablemente continuaba hasta el teniente general Gonzalo Queipo de Llano, como aseguraba el telefonista de la capitanía de Sevilla que afirmó escuchar una conversación entre Queipo y Valdés en la que aquel habría utilizado, refiriéndose a Lorca, el acrónimo que los falangistas entendían como una orden de matar: “Café, que le den café, mucho café”.
Es verdaderamente terrorífico comprobar que algunas de las motivaciones para acabar con la vida del escritor y de tantas otras personas coinciden en varios puntos con la que exhiben actualmente y sin pudor algunos dirigentes y partidarios de Vox
Es verdaderamente terrorífico comprobar que algunas de las motivaciones para acabar con la vida del escritor y de tantas otras personas coinciden en varios puntos con la que exhiben actualmente y sin pudor algunos dirigentes y partidarios de Vox. De aquel germen franquista de odio a todo lo izquierdista, de la homofobia, la criminalización de minorías como los gitanos y vagabundos, la desigualdad y pérdida de derechos de las mujeres, Vox ha evolucionado e implementado algunas actualizaciones, como la xenofobia, la aversión al inmigrante ( los franquistas no podían practicarlo porque ellos convertían a los propios españoles en inmigrantes), al feminismo, a todo lo que huela a LGTBI+, al que se posiciona contra la violencia de género. La extrema derecha muestra sin reparo un afán desmedido contra la articulación autonómica de las identidades nacionales de este país y un sospechoso gusto por las armas. La negación del cambio climático aún no era pertinente en aquellos tiempos, ni posible el rechazo a la Ley de Memoria Democrática, dos de las últimas innovaciones de su obtuso argumentario.
Personajes de pensamiento fascista y ruin nos arrebataron al autor de Poeta en Nueva York, del Romancero gitano, de Yerma, de Bodas de sangre, de El público, de Diván del Tamarit, de los Sonetos del amor oscuro, de sus conferencias, canciones y dibujos, de tantas otras obras maravillosas creadas en esa vida breve que cercenaron a los 38 años. Es escalofriante pensar en todo lo que aún podría haber hecho Federico si no le hubieran arrebatado la existencia aquellos miserables.
Un escalofrío parecido se siente ante la posibilidad de que un partido ultraderechista como Vox pueda entrar en el gobierno de la nación de la mano de unas derechas que se dicen no tan extremas, pero que se retratan pactando con los que sí proclaman sus ideas fascistas, xenófobas, Lgtbi+fóbicas, antifeministas y anticonstitucionalistas a voz en grito y, como ellos dicen, “sin complejos”. En el poco tiempo que llevan gobernando en ayuntamientos y autonomías ya hemos tenido muestras de sobra de su saber hacer y su intolerancia, con cancelaciones de obras de teatro, censura de películas, libros y revistas. Parece como si quisieran retomar la purga que comenzaron hace 87 años los golpistas, poniendo ahora en su punto de mira a algunos de los artistas más talentosos de nuestra época y a la libertad de expresión y creación.
Hay concejales y concejalas de Vox que se ausentan de los minutos de silencio tras un asesinato por la violencia machista. Un vicepresidente autonómico de Vox un día trata de implementar medidas antiabortistas, como que las mujeres escuchen el latido fetal, y al siguiente se permite negar con desfachatez el cambio climático. Otro diputado del mismo partido se atreve a decir que el calentamiento global evitará muertes por frío. Llevan a un condenado por violencia de género como cabeza de lista a las elecciones generales y sus mítines están plagados de saludos, cánticos y simbología fascista. La lista de despropósitos es enorme.
¿A quién creen ustedes que van a votar los miembros del chat “La XIX de Aire” en el que participan militares retirados de la XIX promoción del ejército del aire, en el que mientras uno de ellos pedía “la purga de los rojos” otro sentenciaba: “Confío en que salga otro mata rojos, pero que esta vez no se quede corto, hay que aniquilar 26 millones, niños incluidos”? Aunque bien pensado esta gente es posible que no vote, pues suelen preferir métodos más expeditivos para llegar al gobierno.
Empezaron censurando y acabaron fusilando. Ese es el grito de alerta que los represaliados de este país nos susurran cada día desde sus tumbas ignotas.
El Partido Popular no debería dejarse tentar con la posibilidad de tocar poder con semejantes compañeros de viaje; al justificar y normalizar a estos personajes tan reaccionarios está vendiendo la parte democrática de su alma
El Partido Popular no debería dejarse tentar con la posibilidad de tocar poder con semejantes compañeros de viaje; al justificar y normalizar a estos personajes tan reaccionarios está vendiendo la parte democrática de su alma. Parecía que la parte nostálgica del franquismo que el partido siempre había tenido en sus filas se había ido mayoritariamente a Vox, pero ambas partes se van uniendo de nuevo con tal de llegar a gobernar, dando al traste con las aspiraciones de muchos de sus afiliados de tener un partido con una derecha centrista en vez de una extrema derecha.
Quizás los dirigentes del PP y Vox sueñan con que este país se parezca cada vez más a Hungría, Polonia o Italia, quizás las técnicas trumpistas de falsedades y desinformación hayan enamorado a Ayuso y a todos aquellos que esperan que España caiga en el yugo reaccionario y populista que recorre el mundo.
Esperemos que entre tanta sinvergonzonería y manipulación algunos de sus votantes no los acompañen en ese camino que solo nos llevaría a todos a perder derechos y libertades que han sido muy arduos de conseguir, así como al empobrecimiento social y cultural de un país que ha llegado a unas cotas de bienestar y desarrollo inimaginables para los que vivieron la dictadura franquista hacia la que parece que nos quieren hacer volver ciertos individuos.
Tras abrazar las estrategias del populismo de derechas, Feijóo miente descarada y sistemáticamente en el único debate electoral que se nos ha ofrecido a los españoles. Alguien que aspira a presidir este país debería mostrar un mínimo de ética y respeto a la inteligencia de los electores, de los periodistas y a sus adversarios políticos.
Si a eso le añadimos que los datos de la trayectoria de sus trece años al frente del gobierno de Galicia son pésimos: una importante perdida de población, triplicó la deuda de la comunidad, aplicó recortes a mansalva y rebajó o eliminó directamente prestaciones sociales, prácticamente desapareció el sistema financiero gallego y el PIB de la comunidad creció un tercio del español, entre otros méritos destacables, como el hecho de que su sanidad pública sea de las más deficientes del país. ¿De verdad alguien se cree que este señor que se pasea en yates de narcotraficantes, que no sabe hablar inglés y que ha tenido una gestión tan desastrosa en su comunidad, podría presidir con algún acierto un gobierno en España, con el agravante de ir de la mano con miembros de Vox?
Si algo puede caracterizar la evolución de la sociedad en las ultimas décadas es nuestra conquista de las libertades, nuestra capacidad para desarrollarnos sin estar tan sujetos a los tradicionales poderes del Estado o la religión. Aunque hayan surgido otros condicionantes más sutiles, como los poderes económicos transnacionales o el doble filo de internet y las redes sociales, aun así la cantidad de seres humanos que consiguen un mayor grado de realización y bienestar ha ido aumentando tras la última guerra mundial. Todos estos logros están en juego. Las fuerzas represoras están ganando terreno en lugares que jamás habríamos pensado que podrían involucionar tanto, como ha ocurrido recientemente en diversos países de Europa o en Estados Unidos. No deberíamos permitirlo sin luchar.
Enfrentémoslas con toda la fuerza que nos da tener todavía democracia, arte y palabra.
Y que San Federico nos ampare.
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Esto nos pasa por transitar pacíficamente por una modélica transición que dejó a cada cual en el sitio en el que estaba. Por eso yo digo: es urgente reparar a las víctimas del franquismo, restaurar la república como última forma de estado legítima que hemos conocido y hacer pagar a l@s criminales y a sus hereder@s por los crímenes cometidos. Mientras esto no pase, España no conocerá la paz ni la justicia.