Música
Nueva Vulcano: ensayo y acierto, pop y espiritualidad, Disney y resaca padre

La incomodidad de la vida en la ciudad y lo que cuesta lidiar con las obligaciones que comporta hacerse mayor son dos asuntos importantes que aparecen en las canciones de Ensayo, el quinto disco de Nueva Vulcano.

Nueva Vulcano
Artur Estrada, Albert Guàrdia y Wences Aparicio: Nueva Vulcano en 2020. Foto: Alberto Polo.

Han pasado cinco años y muchas cosas desde que Novelería, el anterior disco de Nueva Vulcano, llegase a las tiendas. Por ejemplo, la noche del sábado 30 de septiembre de 2017 el grupo hizo en Madrid lo que mejor sabe hacer: subir a un escenario, enchufar los amplificadores y dar candela a un repertorio en el que se cruzan el punk, el pop y la vida. A la mañana siguiente, ya en Barcelona, se toparon con los golpes que recibieron quienes iban a votar a los colegios en el referéndum sobre la independencia de Cataluña. Los cambios personales y ambientales producidos en el último lustro se filtran, de alguna manera, en las nuevas canciones que el trío entrega ahora en Ensayo. En ellas mantiene sus principios, pero también incluye algún atrevimiento para completar el que quizá resulte el mejor de sus discos. Será la madurez, o el gusto por los vinos naturales.

El lanzamiento de Principal primera (BCore, 2003), el debut de Nueva Vulcano, pilló a la parroquia con el pie cambiado. Era el nuevo grupo de Artur Estrada, guitarrista y cantante de Aina, una banda convertida en leyenda en el rock subterráneo a finales de los años 90 por sus canciones, sus impresionantes directos y sus giras extenuantes que ayudaron a pavimentar un circuito por el que pasarían innumerables grupos. Todo a escala reducida, en conciertos en los que las caras de la audiencia eran conocidas por los músicos, se tomaba el rock underground estadounidense como modelo y se veneraba a nombres que, por aquel entonces, jugaban con el punk para no ofrecer lo mismo de siempre, como los de Jawbreaker, Fugazi, June of 44, Girls Against Boys o Samiam. En ese mundo, Aina y sus guitarras a lo AC/DC eran la hostia. Pero en Nueva Vulcano se colaba el gusto por el pop y se notaba que también habían escuchado a El Último de la Fila y Los Planetas. Las letras en castellano indicaban una voluntad clara de comunicar, de llegar de otro modo a quienes les prestaran atención. Canción rock espontánea desde Barcelona, lo llaman ahora.

Juego entrópico, publicado en 2005, tenía más peso y mostraba a un grupo más conjuntado. Incluía, además, “Sagrada Familia”, una canción en torno a las relaciones personales y las cosas construidas sin pensar en su final que describe perfectamente al trío sin necesidad de añadir nada más. Estrada decía entonces en entrevista con este periodista que “es la suerte que tenemos, no somos intelectuales ni científicos, somos punkis y hacemos música”.

La propuesta de Nueva Vulcano alcanzó otros públicos y su nombre empezó a aparecer en los carteles de festivales a la altura de Los peces de colores (BCore, 2009), un disco sin rodeos y con estribillos memorables como el de “Te debo un baile”.

Buen conversador, Artur Estrada atiende la llamada de El Salto para desgranar el contenido de Ensayo. Librarnos de las rotondas y la violencia es prioritario, aunque no lo parezca en un presente inquietante por la pandemia, pero sigue siendo un placer una conversación sobre música. 

Lo primero que voy a hacer es dar las gracias a Nueva Vulcano.

Hombre… 

Por Mercè Rodoreda. La conocí porque te entrevisté en 2005, cuando la publicación de Juego entrópico, y me dijiste que una canción de ese disco se titulaba con una frase de La plaza del diamante. Así que leí el libro hasta que encontré la frase.
Sí. “Las cosas y las casas”. Es una grande la Mercè. Eso es en el momento clave, el éxtasis, la catarsis final, cuando ella da el grito en la calle y dice eso, es como ese momento previo en el que estás a punto de volverte majara total y dice “las cosas y las casas se encendieron de golpe” o algo así. Es un momento súper peculiar del libro. 

Los que somos de nuestra quinta hemos tenido que aprender muchas cosas por nuestra cuenta porque en la escuela no nos lo contaron

La cuestión es que si no hubiera sido por eso, yo no habría leído La plaza del diamante. Y ya es triste que alguien que ha estudiado en una escuela pública en Madrid no conozca de nada a una de las mejores escritoras catalanas.
Sí, aquí en los últimos años se le ha dado más… Pero ya sabemos que los que somos de nuestra quinta hemos tenido que aprender muchas cosas por nuestra cuenta porque en la escuela no nos lo contaron. Y cuando estudiabas historia y llegabas al siglo XX, de golpe se había acabado el curso y ya te lo miras en casa. “Perdona, ¿y la guerra civil?”. “Espérate un rato y ya te lo miras tú en casa si eso”. Para nosotros fue tal cual así.

Rodoreda se fue a Ginebra y fui con Mar, mi chica, y estuvimos haciendo una ruta por allí, en los sitios donde andaba ella por allí, en su casa, en las afueras, en los bloques donde vive la gente que trabaja en la ONU y eso. Muy curioso. 

Nueva Vulcano haciendo lo que tendría que hacer la asignatura de Literatura en el instituto.
[Risas] No, qué va, yo hago como tú, lo que me recomiendan los amigos que controlan. Hay una escritora italiana que me ha recordado mucho a ella, Natalia Ginzburg. Léxico familiar es su obra más conocida y tiene muchas similitudes temporales con Rodoreda pero en lugar de hablar tanto de plantas, lo hace de yonquis y poliamor, cosas más divertidas y modernas. Es de lo que más he leído en el último año. 

El otro día hablaba con un escritor de Barcelona y hablábamos de la irreverencia, de ser maleducado, esas cosas establecidas en el rock, y le dije que nosotros queremos cambiar eso

Llama la atención hablar de literatura con un grupo de rock.
Claro, pero para eso estamos aquí los Nueva, para cambiar el rock [risas]. El otro día hablaba con un escritor de Barcelona y hablábamos de la irreverencia, de ser maleducado, esas cosas establecidas en el rock, y le dije que nosotros queremos cambiar eso. Obviamente la respuesta es que no, estamos de paso, pero queremos aportar algo. Yo estoy contento de poder decir que Nueva lo hacemos y que, de alguna forma, nos gusta seguir con el grupo porque podemos expresar lo que pensamos, nuestra manera de… yo qué sé. 

Unos amigos tienen un podcast de la NBA que me encanta y, obviamente, hablan de la NBA pero el enfoque que dan a las cosas y tal a mí me aporta mucho. Yo pienso “estos tíos pierden su vida haciendo esto por nada, que no quieren tener sponsors ni nada”. Es el Manel Peña. 

Sí, el del fanzine Miroslavmecir.
Exacto. Miroslav, tío, el súper Miroslav. El tío está allí con un colega y se encierran en casa dos horas todas las semanas y nos flipa a todos porque aporta algo. Y en este momento de estas visiones tan homogeneizadas, incluso en la cultura, mola ver a la peña que hace las cosas a su forma y tiene su toque. 

‘Ensayo’ es ya troglodita rock total. Tres hombres de edad avanzada en un sótano, macerándose en un sótano del extrarradio de Barcelona

En esa entrevista de 2005 me dijiste que Nueva Vulcano es “un grupo clasicón, se ve que nos gustan más las pelis de Cary Grant que las de Steven Seagal, nos gusta más Billy Wilder que Greenaway”. ¿Sigue siendo válido para hablar de Nueva Vulcano 15 años después?
Hombre, es que ahora con Ensayo es ya troglodita rock total. Tres hombres de edad avanzada en un sótano, macerándose en un sótano del extrarradio de Barcelona. Casi más que nunca. Es una cosa casi ancestral, es megalítico puro, tocando guitarras eléctricas y Marshall. Es una cosa muy clásica y que entendemos que pueda interesar muy poco a gente actual. Es así. 

Junto a un mogollón de otros grupos, hemos querido estabilizar un circuito de salas en España que ahora está en riesgo de desaparición

¿Cuál ha sido el propósito de Nueva Vulcano en sus 17 años?
¿Propósito? Varios. Aunque suene un poco tonto, la ambición, si ha habido, es que la siguiente canción sea chula. A nivel de sonido nos hemos mantenido con los mismos amplis y tal, pero queremos que la siguiente canción sea mejor, mantener la inocencia necesaria como para pensar esto. Hemos querido hacer canciones chulas, y creo que en este disco se nota. 

La otra cosa es lo de las salas, ha sido como una misión. Nueva, junto a un mogollón de otros grupos, hemos querido estabilizar un circuito de salas en España que ahora está en riesgo de desaparición. 

¿Cuánto hay de trabajo, de horas de ensayo en el local, en el hecho de haber aguantado?
Sí, eso es infinito [risas], no tiene ningún sentido. Yo lo pienso de gente que les va bien, como el Ferrán Palau que ahora toca mucho, y yo me pregunto cuántas horas le ha regalado al underground en su vida. Es realmente absurdo, pero somos así, medio idiotas. 

Pero es la manera, ¿no? Recuerdo una entrevista hace años a John Reis, de Rocket from the Crypt, ahora que hablábamos de rock ancestral, y decía que ellos ensayaban ocho horas al día.
Sí, era una pasada. Llegaban a grabar todo en directo porque el nivel de ensayo era tan bestia… Con este disco, como Albert vive en Madrid, vimos que lo mejor era concentrarlo en fines de semana, para las familias y el trabajo y para todo, y concentrar la actividad en unas jornadas de obreros del rock en viernes, sábados y domingos. RFTC o Black Flag, estos grupos, lo hacían cada día, pero nosotros tenemos una edad y tenemos que currar, no hemos pretendido vivir de esto ni tenemos dinero gratis. 

¿Con el grupo has podido dejar de trabajar en el estanco de tu familia?
Hostia, el estanco lo dejé hace años cuando me ofrecieron currar en el Heliogàbal, un proyecto muy chulo en el que estuve muchos años. Seguí yendo a ayudar al estanco pero lo dejé más o menos cuando empezamos Nueva, hará más de 15 años. El año pasado o el anterior lo vendieron porque mi madre y mi tía se jubilaban después de más de 50 años y fue muy mítico, hubo un poco de cava y vinos. 

Con Aina lo del estanco me ayudó mucho. Mi madre es súper fan, con el confinamiento le pasé el disco y le gustó, estaba sola y se lo ponía a tope. Nos ayudan mucho. Hemos vuelto a ensayar en casa de los padres de Albert [Guàrdia, batería del grupo] en Castellar del Vallès y se han motivado mogollón, nos hacían la comida muchos días. 

Hay bastante de reencuentro en este disco, ¿no?
Sí, también las fotos con Alberto Polo. Al final te ves poco por el ritmo de vida moderna, con familia y tal. También la oportunidad de convivir con el grupo o con Santi [García, el productor] es algo que nos motiva para hacer un disco, aunque luego él es un currante y nos ponemos a trabajar y no te preguntas cómo está tu tía ni nada. Santi es un puto mago, como técnico hace sonar… Es increíble el nivel que han pillado estos tíos, su hermano con el mastering… 

Es bonito ver que algunos de nuestros amigos, a diferencia nuestra, han progresado en la vida y hacen muy bien su trabajo y se pueden dedicar al arte

¿Hay algo de grupo generacional en Nueva Vulcano, tanto por vosotros como en el público, gente que estaba metida en un rollo muy pequeño y muy definido y fue creciendo, ampliando sus gustos, abriéndose a otras cosas?
Sí, hemos coincidido una generación muy chula, que habíamos visto conciertos muy chulos hace mucho tiempo en las salas, esa educación que tuvimos. Es bonito ver que algunos de nuestros amigos, a diferencia nuestra, han progresado en la vida y hacen muy bien su trabajo y se pueden dedicar al arte. 

En la trayectoria de Nueva Vulcano llama la atención que, haciendo rock con unos referentes poco conocidos aquí fuera de determinados círculos, habéis conseguido llegar a gente ajena a ese lugar. ¿Hasta qué punto dirías que se debe a las letras en castellano?
Esto que dices es algo que hemos tenido siempre muy presente, sobre todo cuando se nos abrieron las puertas de los festivales. Éramos conscientes de que, teniendo estos referentes tan claros, tenía cierto mérito llegar. Y seguramente ahí está la gracia. No creo que nosotros pintemos mucho en Estados Unidos, aunque nos han invitado varias veces al South by Southwest. ¿Qué coño pintamos ahí, con 40 tacos y haciendo esta música? [Risas] Seguro que hay mil grupos que lo hacen mejor, pero aquí en castellano igual sí que aportamos algo con las letras. Ahora, te vas a Inglaterra y te dirán “señor, ¿se puede apartar, por favor, que tengo que pasar al baño? Apague la guitarra” [Risas]. 

Tiene su mérito y siempre, ya con Aina, recuerdo que compartíamos mucha música cuando no llegaba por canales tan bestias como ahora. Y seguimos igual: quedas con los Betunizer, los Za!, esta peña, y descubres mil músicas. La gente nos lo dice: “Hostia, los Jawbreaker, nunca los había escuchado y aparte de haber visto que los copiáis un montón, qué buenos eran”. Y te das cuenta de que muchos de los grupos que admirábamos en la época se han juntado ahora y ves que la historia les ha dado un poco la razón. Superchunk, por descontado, pero también Jawbreaker, Jawbox, Sunny Day Real Estate…

Hace un par de años publicamos una entrevista a Aina y hablaste de un concierto con Nueva Vulcano en el que habíais llenado la sala Caracol en Madrid. Decías que debería haber sido el más feliz de tu vida, con 500 personas viéndote, pero que no lo fue. Mencionabas las sensaciones que genera que te vea mucha o poca gente. ¿Son diferentes esas sensaciones?
[Duda] No sé, es complicado, y mira que es una cosa que he pensado. Hay una parte de que tocar para poca gente es un poco a lo que estás acostumbrado. También es que, al ser miope, igual tengo que empezar a tocar con lentillas porque si no, no veo. De todas formas, esto del público… [duda] Lo que tengo que hacer es cantar bien, tocar bien, y transmitir. Pero es cierto que fue un momento muy importante para nosotros ver mucha peña en Madrid, conocida de hace tiempo y también nueva, y quizá simplemente te supera un poco la situación y dices chorradas cuando lo que tienes que hacer es cantar bien y tocar guay. 

Nos interesa la gente que tiene una forma de pensar o de expresarse distinta a lo establecido pero eso no quiere decir que las minorías no podamos sumar un buen número de peña

¿Dirías que sois un grupo con vocación de minorías?
Confieso que nos interesa la gente que tiene una forma de pensar o de expresarse distinta a lo establecido pero eso no quiere decir que las minorías no podamos sumar un buen número de peña. Siempre he creído en la gente, estoy convencido de que todos podemos tener problemas o preguntas muy parecidas. Nos levantamos por la mañana, vamos al baño y pensamos qué vamos a hacer para desayunar. 

Sí que es cierto, y sin querer sonar esnob, que, como consumidor de arte, me gusta una voz distinta, ese toque personal, y es posible que también la gente pueda valorar esto en nosotros, no lo sé. 

Han pasado cinco años entre Novelería y Ensayo. En su momento pensé que Novelería iba a ser el último disco de Nueva Vulcano.
Cuando la portada de Ensayo iba a ser negra en lugar de blanca también lo pensé, “no lo pongas así por si es el último” [Risas]. 

¿Es algo que planea con cada disco?
No, no mucho, porque como llevamos este rollo teletubesco de la amistad entre nosotros, siempre piensas que ya encontraremos el momento. Esta vez se me ha hecho un poco largo y sí que tenía esa necesidad de contar cosas, de poder escribir. Se pasa mal porque cuando no estás haciendo las cosas le das demasiadas vueltas. Pero una vez que nos pusimos… Por eso el disco ha quedado como ha quedado, con canciones que parecen más sencillas. Dejamos fuera del local la lucha por nuestras vidas de estos años, que han sido de muchos cambios a todos los niveles, personal, laboral, cambios importantes. Eso se quedó ahí y hemos dejado fluir la música. 

A mí me parece el mejor disco desde Juego entrópico, el menos irregular.
Pensamos que estaba bien grabar 15 canciones para poder escoger y que todo el disco, ya que haces un disco, no singles, tuviera un aire en conjunto. En Novelería lo pusimos todo en el disco. Esta era una premisa importante para Ensayo: tener si no calidad sí cantidad asegurada y poder elegir a partir de ahí. Me alegra que te haya gustado.


¿Cómo se filtra en el disco todo lo que ha pasado en Cataluña en los últimos cinco años?
No creo que a nivel de letras esté muy presente, quizá hay unas preocupaciones más universales, diría [duda]… El 1 de octubre estábamos volviendo de Madrid a Barcelona, habíamos tocado el 30 de septiembre en Siroco con Atención Tsunami. Un periodista de Radio 3 nos dijo que esperaba que no nos pasara nada y nosotros le dijimos que no se preocupara, que aquello era muy pacífico. Pero por la mañana el día 1 nos preocupamos mucho al ver las imágenes, fue súper duro, y en cuanto llegamos bajamos a las escuelas, a hacer lo que pudimos. Fue un momento muy duro. 

¿Como autor de las letras te ha resultado difícil sustraerte de ello?
Sí, la verdad es que sí. Quizá por respeto a la gente que ha estado en prisión y que está sufriendo mucho por esto he preferido no dar mi opinión muy explícitamente. Por una parte, fue una cosa que se creó, a mi entender, desde el Partido Popular en su momento y que se lo puso en bandeja de plata al independentismo para dar un paso adelante. También pienso mucho en Pujol cuando lo pillaron y fue cuando Convergència i Unió empezó de repente a decantarse por el independentismo. Es un tema complejo y seguramente Nueva nos hemos mantenido un poco alejados a pesar de que es una cosa que, evidentemente, nos preocupa personalmente y que en la calle, con compañeros y compañeras y padres y madres de la escuela, se habla y está ahí. 

Hay una situación de incomodidad respecto al momento que estamos viviendo a nivel social, también de la vida en la ciudad, y esto está reflejado de una forma u otra en todo el disco

¿Cómo ha afectado la paternidad a Nueva Vulcano, tanto en las letras como en la música? Por ejemplo, ¿te cortas en poner alguna frase o hacer alguna burrada con la guitarra pensando que tus hijas lo pueden escuchar?
A mí la paternidad sí que me ha afectado personalmente en mi relación con la música, desde luego. Cómo consumir música, en qué momentos, según qué tipo de música, quizá cosas más tranquis para poderlas escuchar en casa o en el coche... Te hace investigar más para poder compartir ciertas músicas, me acuerdo de muchas cosas de música africana, cubana, Benny Moré, cosas más divertidas que el rollo melodramático guitarrero de siempre. Pero en cuanto a las composiciones, tengo que decir que me importa bastante poco lo que piensen mis hijas a día de hoy, no pienso en eso cuando estamos haciendo las canciones o cuando escribo las letras, que me concentro en intentar expresar algo. Aunque el resultado final sí que me importa, ahora que ha salido el disco y son un poco más mayores, tienen ocho y cinco años, sí están escuchando el nuevo disco, tienen sus canciones preferidas. “La pedra oscil·lant” es la favorita de la pequeña y parece que ella hubiera sido quien ha elegido que sea un single del disco. Dudabámos entre un par de canciones y esta le gusta mucho a ella.

La paternidad sí afecta mucho en la cuestión logística y eso nos lleva también al título del disco, Ensayo. Está dentro de eso este tema.

¿Qué asuntos te motivan hoy para escribir las letras?
Es un poco caprichoso esto. Quizá antes era algo más involuntario, tenía que escribir forzosamente sobre algo, y ahora hay cosas en las que había pensado y han cristalizado y afortunadamente he podido explicarlas. Me cuesta hablar de todas las letras en conjunto, pero sí que hay una situación de incomodidad respecto al momento que estamos viviendo a nivel social, también de la vida en la ciudad, y esto está reflejado de una forma u otra en todo el disco. 

Pero eso ya estaba sutilmente en otros discos.
Sí, quizá simplemente y afortunadamente ahora hay menos canciones de amor y así lo otro ha pillado un poco más de protagonismo. 

También hay algo particular que son las menciones a nombres propios de personas o lugares, que siempre aparecen en tus letras como también pasaba en las de Jawbreaker.
Sí, siempre me ha parecido muy evocador. Cuando intentas contar cosas que han ocurrido, que son verdad, eso le da un punto de concreción y de importancia. En los medios ves que habla el director general de tal, o el representante de… y luego por la radio o por tus canales escuchas la opinión de gente que no es nadie, para el mundo en general, y que te interesa mucho más y que te puede aportar mucho más. También es una forma de dar las gracias a gente concreta, cercana, anónima. 

¿Notas que tu manera de escribir letras ha cambiado?
No lo sé muy bien, pero estoy contento de que en esta ocasión me han dado poca guerra, y esto se agradece. A veces te comes mucho la cabeza, le das vueltas, y al final prefieres que se quede lo primero que salió de forma más cercana a cuando estabas viviendo ese sentimiento. 

Recuerdo ir a grabar sin tener alguna letra acabada y es incómodo, te tienes que ir a dar una vuelta a ver si sale algo. En esta pude cantar con los ojos cerrados, sin leer nada. He disfrutado bastante escribiendo estas letras, la verdad. 

Eso está bien.
Sí, obviamente hay esa tensión, momentos que no sabes muy bien, pero, hostias, esta vez ha ido muy bien. Igual por eso se llama Ensayo, ha sido como una manera de subrayar la forma en que ha salido, que ha sido agradable. 


En aquella entrevista de 2005 decías que hay un cierto gusto por el exceso más que por el defecto en este grupo y ponías como ejemplo que si hay que tomar otra cerveza, la tomaréis, y que si hay que subir o bajar el volumen, siempre lo vais a subir. ¿Sigue siendo así?
[Risas] Es complicado esto, somos bastante tragaldabas y ansiosos los tres. Somos un poco así, pero ahora ya desarrollas más una pasión por el detalle, por el matiz, la producción. Incluso por eso de tocar un poco más lento, que así coge un poco más de cuerpo y esas chorradas de solidez que se dicen de la madurez. Igual es por los vinos naturales, que no dejan resaca.

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#71019
29/9/2020 18:48

como se llama el podcast de nba? me gustaria echarle un oido

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#71052
30/9/2020 10:38

Can't Play Kanter! Es en catalán, los puedes escuchar aquí:
https://www.ivoox.com/podcast-cantplaykanter_sq_f1627223_1.html

Un saludo

(Gràcies per la promo, Turix!)

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#71360
4/10/2020 16:35

Qué bueno! Yo también lo estuve buscando. Gracias!

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