Música
Fraskito: cuando el flamenco se acerca a Mayo del 68, Zygmunt Bauman y la canción tradicional valenciana

El músico ilicitano Fraskito abre un diálogo entre las formas flamencas y las palabras halladas bajo los adoquines, los versos de Miguel Hernández, Quevedo, Paul Celan o John Lennon, y las letras anónimas de las coplillas populares de su tierra. El resultado suena sincero y a celebración de la vida, como probó su reciente paso por el festival Suma Flamenca en Madrid.

Fraskito y su guitarra
El músico Fraskito, en Madrid. David F. Sabadell

Hasta 30 veces pronuncia Fraskito la palabra “líquido” en una de las canciones incluidas en su disco de 2018 Leche negra. El adjetivo acompaña a sustantivos, conceptos y personas como “el poder”, “antiglobalización”, “actualidad”, “consumo”, “monarca”, “el Papa”, “amor” o “modernidad”, en una letra con la que el guitarrista y cantante se aproximó al pensamiento del filósofo Zygmunt Bauman, estudioso de la “modernidad líquida” y Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010.

Fraskito sube la apuesta lírica en la canción que cierra el disco, una tonadilla que empieza y acaba recordando “La Marsellesa” y alcanza la cima con frases elocuentes, similares a algunos eslóganes de la protesta sesentayochista. Apuntemos dos: “Si la economía está herida, que reviente”, “la barricada cierra la calle pero abre el camino y el derecho a vivir”.

Leche negra, a la vista está, contiene sabores inusuales en el flamenco —una versión de “Imagine”, la participación del coro de la Escolania del Misteri d’Elx, la guitarra de siete cuerdas que toca el músico—, pero servidos en forma de bulerías, seguiriyas, soleás, fandangos o vidalitas, y con nombres habituales en el género, como el percusionista Tino di Geraldo, quien aporrea la batería en el último lanzamiento hasta la fecha de un flamenco atípico.

Nacido en una cueva en Elche en 1971, Francisco Rodriguez Fernández, Fraskito, está interesado en sumar páginas que amplíen los temas de los que se canta en tablaos y teatros. En su trayectoria, ha compuesto canciones para Remedios Amaya, Parrita o La Negra. En 2010 publicó Tierra y sangre, un homenaje a Miguel Hernández en el que se escucha la última colaboración grabada en disco por Enrique Morente. Tras Leche negra, Fraskito está trabajando con un tesoro, rastreando en el archivo de la música tradicional de la comarca de la Vega Baja y de la provincia de Alicante, donde encuentra canciones de la gente sencilla, vientos del pueblo, como las presentó en su actuación en el festival Suma Flamenca, cuya decimoquinta edición se celebra en Madrid hasta el 20 de diciembre.

¿Te vas a afiliar al recién creado sindicato flamenco?
He leído cosas, pero todavía no he tenido la oportunidad de saber muy bien de qué va. Pero por supuesto que sí, está claro.

¿Por qué lo harías?
Por unión, simplemente. Es época de unirse, en todos los sentidos.

¿Crees que es necesario?
Pienso que algo de fuerza tendrá. Si realmente hay una base consistente y sólida, que pueda unificar el pensamiento de los flamencos, y tiene apoyo por parte de mucha gente, algo de fuerza hará.

¿En lo laboral del flamenco hay algo específico o las condiciones de trabajo son igual de malas que en el resto de estilos musicales?
Pienso que estará todo igual, no creo que haya diferencias por géneros musicales… El flamenco está gozando ahora de un privilegio a nivel internacional, está de moda, digamos.

¿Y eso se nota, se trabaja mejor?
Imagino que los que trabajan fuera sí. Yo hace años que estoy en casa, no me gusta salir. Hace unos años aprendieron bien lo del regateo y ese tipo de cosas, sobre todo en Europa, así que es mejor quedarse por aquí. En general, el músico está un poco desamparado, en términos laborales.

Escucho a gente que lo está pasando realmente mal, sobre todo la que ha trabajado en tablaos y en sitios donde está más centralizado el momento en sí de la actuación y han tenido que cerrar sí o sí. Y eso es muy triste porque hay valores inmensos a nivel cultural en voces, guitarristas, bailaores

¿Cómo está salvando los muebles el flamenco con esta situación?
Oigo muchas cosas por ahí muy negativas. Por fortuna, vivo en una zona fronteriza, que es Alicante, y tengo que hacer otras muchas cosas que tienen que ver con la música, como conferencias, clases, talleres, que no son directamente el espectáculo en sí que vas creando, y también por fortuna no tengo solo un trabajo en danza sino tres, y cuando no contratan uno, a lo mejor tengo la suerte de que contratan otro y puedo ir salvando la olla. Pero sí escucho a gente que lo está pasando realmente mal, sobre todo la que ha trabajado en tablaos y en sitios donde está más centralizado el momento en sí de la actuación y han tenido que cerrar sí o sí. Y eso es muy triste porque hay valores inmensos a nivel cultural en voces, guitarristas, bailaores… Que lo esté pasando mal esta gente es muy triste.


De tu disco Leche negra me llamó mucho la atención la letra de “Amor líquido” y la de “Mayo del 68”. ¿Cómo encajan los temas de esas letras en un entorno flamenco?
Ahora mismo no encajan, directamente, solamente en un porcentaje mínimo de amantes de la literatura. Simplemente por desconocimiento. Yo llevo años apostando por eso, por que el flamenco crezca por esa parte, que además es una parte que está descuidada. Hemos acudido muy mucho a lo típico y tópico de la Generación del 27 y a poetas españoles, que han hecho un bien enorme y se ha dado un paso adelante, y a las pruebas me remito: en la historia del cante, figuras como Camarón de la Isla que cambia el tercio por completo —y nunca se habla de eso, siempre se habla de un salto musical— y en La leyenda del tiempo hay autores que nunca había habido. Y eso también acerca a la masa una forma de transmitir este arte que, a nivel literario, crece. Desde que utilicé las letras de Miguel Hernández me cambió la vida un poco, en esos términos.

Me encanta que el texto no tenga que ver con lo típico de nuestros poetas españoles —que yo los sigo utilizando y muero con ellos—, y me llama mucho la atención que haya conceptos para mí muy flamencos, como los de Zygmunt Bauman o Paul Celan, y creo que cuadran. Poco a poco iré poniendo esas fichas en esas casillas para que cada vez sea más gente la que lo aprecie.

También sorprende la versión de “Imagine”.
Pensaba que me iban a dar por todos los lados, ¿sabes? Bueno, es que me han dado [risas]. Hace años hice un disco de versiones de los años 80, pero no había vuelto a hacerlo en mi vida musical. Me llamó mucho la atención el texto de esa canción, la comunicación, el mensaje, y me atreví a hacerlo porque es una cosa bella. Hubo extrañeces, caras raras, pero afortunadamente han sido más las críticas buenas, sobre todo en los directos, ha sido bien recibido. Cantarlo en castellano ha sido agradecido.

¿Qué quisiste hacer con ese disco, que parece un disco difícil?
No pretendía nada, simplemente crecer. Ninguno de mis discos pretende nada, al menos en mi mente. Lo que pretendo en todo momento es comunicarme y seguir creciendo. Es verdad que es un disco complicado, lo sé, son textos que vienen como de otro planeta, cuadrados en ritmos flamencos, que sí que lo son, pero mi manera de cantar también es distinta, no soy cantaor sino una voz que clama en el desierto, como Juan el Bautista. Y vivo en Alicante, que es una zona fronteriza. Se junta el pan con las ganas de comer. Es un disco que pretende abrir una puerta nueva para que en un futuro mucha más gente pueda escuchar flamenco desde otra perspectiva y empiece a conocer el flamenco desde textos distintos y formas de cantar distintas.

El flamenco en 2020 significa lo de siempre: la familia y el simbolismo de muchas generaciones, en mi caso de familias gitanas que lo viven como algo normal y latente día tras día, es como una ceremonia que vivimos desde casa

¿Qué significa ser flamenco en 2020?
Según por donde lo mires. Si me preguntas a mí, significa lo de siempre: la familia y el simbolismo de muchas generaciones, en mi caso de familias gitanas que lo viven como algo normal y latente día tras día, es como una ceremonia que vivimos desde casa. Y quien tiene la fortuna de llevarlo al escenario trata siempre de plasmar eso que pasa en su casa. Y a otros niveles, hay otras muchas cosas, unas veces muy buenas y otras que desvirtúan el origen.

¿Te reconoces como flamenco?
Desde que nací. Es una condición que familiarmente siempre ha estado muy presente en casa, en la música que se ha oído y en la forma de celebrar la vida y la muerte.

¿Se puede no ser flamenco pero hacer flamenco?
Sí, claro, está lleno el panorama de eso. Afortunadamente, también sirve para que otra gente entre por otras puertas y esto se vaya haciendo cada vez más grande y haya mucho amor. Al fin y al cabo, es lo que interesa siempre, que más gente se una para que más valores salgan a la palestra y podamos disfrutar de ellos. Claro que hay mucha gente que no es flamenca haciendo flamenco.

¿Es el flamenco canción de pobres?
El flamenco es de gente riquísima [risas], de gente muy rica interiormente, rica de tener lo que necesita, de sensaciones, emociones… Pobre, pues sí, desafortunadamente de riqueza material, muy pocos. Pero personalmente yo estoy más por esa otra riqueza.

Fraskito, en la prueba de sonido antes de su actuación en el festival Suma Flamenca
Fraskito, en la prueba de sonido antes de su actuación en el festival Suma Flamenca. David F. Sabadell

En el disco Tierra y sangre se escucha la última colaboración para un disco grabada por Enrique Morente. ¿Cómo fue?
Fácil, de manera sencilla. Lo difícil fue la búsqueda para encontrarlo porque —por mi situación geográfica tengo poca comunicación— no lo conocía en persona. Al final fue a través de unos conocidos comunes de Granada. Y fue llegar a su casa, y como él era un gran amante de la poesía y la literatura en general, y de Miguel Hernández ni te cuento, fue una cosa como si ya estuviese hecho. Le conté mi historia con Miguel Hernández y lo comprendió enseguida y hubo una hermandad mágica de repente que desembocó en la grabación de un tema cantando Morente por soleá para chocarse contra la pared, una manera muy bonita de cantar.

¿De quién ha aprendido Fraskito?
Realmente en casa había mucha música. Aparte de lo de la época, que era Camarón de la Isla, Paco de Lucía, la Paquera de Jerez, Terremoto, a mi padre le gustaba mucho el folclore, Rafael Farina, Juanito Valderrama, pero no sé por qué razón en mi casa había también discos de Barry White, Bruce Springsteen, Pink Floyd, yo qué sé… Había un potaje musical enorme. No tuve otro aprendizaje que la escucha. He sido un melómano empedernido, lo sigo siendo. A través de esos maestros me llega. Eso y la soledad con la guitarra. A veces, muchos compañeros de Andalucía me preguntan por qué no me voy para allá abajo, pero yo les digo que ya estoy aquí bien.

¿Cómo es el flamenco en Elche?
Hay mucho, fíjate, es una cosa muy curiosa. Elche es una de las ciudades más fronterizas de toda la comunidad valenciana, sobre todo donde estoy viviendo, la Vega Baja, porque ni son murcianos ni son valencianos, pero, al mismo tiempo, hay una historia musical maravillosa porque Valencia era un vergel hace 400 años. Ahora estoy muy inmerso en la música tradicional valenciana y estoy totalmente ilusionado con la historia musical de un pueblo que todo lo ha resuelto cantando, las alegrías y las penas. Luego está el tema del idioma, que en varias poblaciones se habla el valenciano y el castellano. Elche es una de esas ciudades donde converge toda esta cantidad de influencias verbales y musicales. Y luego está lo andaluz, en Elche vive un gran número de andaluces, unos 30.000. Allí había casas de Andalucía, certámenes. En los años 80, Elche tenía el mejor festival de este país, el Zapato de Oro, por el que pasaron todas las figuras del flamenco. Pero no hay movimiento constante. En el núcleo, en el corazón de la gente, hay un sistema operativo muy flamenco.

Me está llamando gente de Jerez para preguntarme por estas letras y decirme que esto que estoy cantando no es mío sino de su tío Parrilla o de fulano. Y sin embargo, son letras tradicionales valencianas, de la gente del pueblo

¿Hay allí actualmente muchas peñas, tablaos?
No hay nada, muy poquito. En Alicante hay algo más, pero en Elche no. Lo que sí hay es mucha afición al flamenco, no al flamenquito, y a sus figuras. La maravilla que me estoy encontrando estos últimos meses es una calidad absoluta de músicos valencianos que tocan el guitarró, la bandurria, los panderos, y ahí hay mucho flamenco. En las letras estoy descubriendo una similitud absoluta, muy parecida. Me está llamando gente de Jerez para preguntarme por estas letras y decirme que esto que estoy cantando no es mío sino de su tío Parrilla o de fulano. Y sin embargo, son letras tradicionales valencianas, de la gente del pueblo, que bien pudieran ser estándares del flamenco, por soleá, en letras de tres versos.

Con tanta gente andaluza en Elche, ¿se vive allí el flamenco de manera distinta a Andalucía?
Sí, si cabe con la pobreza de pocos lugares donde celebrar, aparte de las casas. No hay lugares, no hay bares donde la gente pueda conversar, intercambiar maneras de pensamiento, cantes, fiesta. Eso es así. Pero sí que hay una comunidad que ha ido creciendo y, cuando hay un festival, siempre hay mucha afluencia de gente. En ese sentido hay mucha riqueza.

Fraskito, flamenco desde Elche
Fraskito, flamenco desde Elche. David F. Sabadell

¿Qué te parece lo que ha ido haciendo en los últimos años el Niño de Elche, que también es de la ciudad y también publicó, en 2013 en su caso, un disco con poemas de Miguel Hernández?
Si quieres que te diga la verdad, es una de las obras de artistas que no he escuchado, entonces no puedo opinar. He visto algunas cositas y creo que está en una línea muy conceptual, pero no puedo opinar como obra musical. No recuerdo ninguna canción suya, nunca he tenido la dicha de pensar “qué canción más bonita, qué tema por soleá o por tientos o por tango”, lo suyo es algo más conceptual.

¿Es cierto que con el proyecto Trova Gitana hicisteis una canción dedicada a Rita Barberá que se publicó el mismo día que murió?
Vaya tela, Jose, pero cómo sacáis esto [risas]. Es curioso eso, no se hizo con ninguna intención, coincidió así. Es una canción más de ese trabajo, en el que hay mucha reivindicación y tema social, y coincidió que se publicó el mismo día de la muerte de esta señora. Pero fue una sorpresa también para nosotros, no grata, porque nadie se merece eso.


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