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Música
El rock combativo de No Konforme celebra la revolución cubana
De cara y sin rodeos, el grupo madrileño No Konforme envía un mensaje de reconocimiento y apoyo a la revolución cubana que derrocó a Fulgencio Batista el 1 de enero de 1959 y abrió una nueva era para la isla. Lo hace en “Viento de La Habana”, canción incluida en su disco De cada idea, un huracán de la que ahora presentan videoclip. En su letra hay lemas históricos de la victoria de Fidel Castro y alusiones al Movimiento 26 de julio. Una rareza, qué duda cabe, en una época en la que las canciones más celebradas huyen de posicionamientos políticos y se prefiere nombrar en ellas a marcas o empresas en versos que recitarán millones de personas. Saoko, papi, saoko.
“Hablar de Cuba siempre es necesario”, responde Luis Luna, cantante y guitarrista de la banda, al ser preguntado por qué y para qué cantar sobre Cuba en 2022 y desde Madrid. En su caso, explica, lo que pretenden es “poner encima de la mesa cómo un pueblo sigue viviendo con una dignidad a la altura de la historia y, sobre todo, cómo lleva resistiendo a más de 60 años de bloqueo totalmente criminal por parte del Imperio. Son un ejemplo para la humanidad, más si cabe en la situación actual donde, si no eran pocos los problemas causados por el bloqueo, súmale una pandemia que asfixia todavía más al país y, pese a todas estas dificultades, lo que se ha visto de ellos es más solidaridad con el resto de los países, ayudando en medicina y colaborando en todo este desastre”.
Luna, miembro fundador de No Konforme desde los primeros ensayos en el año 2006 en un local en Carabanchel, entiende que aún queda mucho por cantar sobre Cuba y señala que a ellos les gustaría que se cantara “por una Cuba libre de la agresión permanente de Estados Unidos, una Cuba que dirija firmemente su futuro, libre de injerencias, y que se respetaran las reglas de juego. ¿Qué pasa? Que no interesa que triunfe Cuba. Confiamos en que los futuros cánticos lleven esperanza y avance para la isla”.
El vídeo de “Viento de La Habana” amplía el objetivo más allá de Cuba y muestra imágenes de dirigentes políticos latinoamericanos progresistas como Hugo Chávez, Lula o Pepe Mujica. “La canción es un grito hacia la resistencia de los pueblos de América Latina en general —precisa el músico— usando como punto de referencia los hechos acaecidos en la revolución cubana. Esta resultó ser un viento que comenzó a soplar muy fuerte a mediados del siglo XX y que hizo despertar muchas conciencias y a muchos pueblos que vivían sometidos bajo el yugo de las dictaduras imperialistas impuestas por Estados Unidos o sus gobiernos satélite. Con sus virtudes y sus defectos, todas esas revoluciones latieron fuerte en el corazón de millones de pechos creando una alternativa real que llega, inclusive, hasta nuestros días”.
Si yo a Cuba le cantara
En un país con una riqueza musical vastísima, manantial inagotable de instrumentos, géneros, recursos y aprendizajes, la relación entre quienes componen e interpretan canciones y el proceso revolucionario cubano es compleja. “Con la música los cubanos reflejamos todo: cómo pensamos, cómo sentimos y hacia dónde queremos ir. Por eso la música es muy importante para nosotros”, decía el pianista Roberto Fonseca a El Salto en una entrevista publicada en 2019 el día del tercer aniversario de la muerte de Fidel Castro, el comandante en jefe de la revolución. El espectro de esa complicada interacción entre la música y la política en Cuba es amplio y fecundo en ejemplos: desde el movimiento de la Nueva trova en los años 60, estrechamente vinculado a la revolución, a la persecución de propuestas orientadas al rock como la del grupo Porno para Ricardo, cuyo líder Gorki Águila ha entrado en prisión en varias ocasiones; pasando por el éxito internacional del proyecto Buena Vista Social Club, combo de música tradicional cubana lanzado a la fama por la mediación del guitarrista estadounidense Ry Cooder y el director de cine alemán Wim Wenders; la educación en las escuelas en las que se enseña música clásica, o las estrellas de la canción latina emigradas y multimillonarias que, desde Miami, recuerdan su tierra. Un paisaje, a la vista está, en absoluto monocromático.
“Si yo a Cuba le cantara, le cantara una canción, tendría que ser un son, un son revolucionario”, especificaba el cantautor chileno Víctor Jara en “A Cuba”, tema incluido en su disco El derecho de vivir en paz, publicado en 1971. Casi medio siglo más tarde, Silvio Rodríguez, posiblemente la figura más importante en la música cubana posterior a la revolución, reconocía en una entrevista publicada por El Salto que la mezcla entre lírica y política no siempre es sencilla ni satisfactorio el resultado. “A veces es difícil acercarse a esos temas tan obviamente políticos de una manera que no sea... vulgar”, explicaba a propósito de su canción “Danzón para la espera”, inspirada en Los Cinco, los agentes cubanos detenidos en EE UU en 1998 y encarcelados hasta 2014.
Música
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Silvio Rodríguez es el artífice de una obra extensa y plena de hondura, estrechamente vinculada a su apasionante biografía, que nos descubre a un artista sustantivo e inquieto, con poderoso ascendiente intergeneracional. De pocos músicos puede decirse lo mismo.
Otro elemento que no hay que soslayar es el riesgo que asumen quienes cantan de manera crítica sobre las autoridades cubanas. Según la última edición del informe The State of Artistic Freedom 2021, presentado el 25 de febrero de 2021 y elaborado por Freemuse, organización no gubernamental con estatus de consultora para Naciones Unidas y la Unesco, durante el año 2020 21 artistas fueron arrestados en Cuba en varias ocasiones y se documentaron 60 ataques a artistas disidentes. Para Freemuse, que sitúa a Cuba en el grupo de países con “especial preocupación” por los obstáculos que ponen al trabajo artístico, junto a, entre otros, Brasil, China, Egipto, India, Turquía o EE UU, las autoridades cubanas interfieren de manera “desproporcionada” sobre el sector cultural, impiden a los artistas críticos organizar y participar en encuentros, les detienen y trasladan a lugares secretos y no les permiten denunciar la violencia policial. El informe también menciona al Movimiento San Isidro y la protesta el 27 de noviembre de 2020 tras la detención del rapero Denis Solis, que llevó a un encuentro histórico de cinco horas con el viceministro de cultura, Fernando Rojas.
¿Tanto poder tienen las canciones? Para el cantante de No Konforme, “el poder de una canción es imparable y creemos que, en momentos determinados, pueden servir para mucho ya que pueden ayudar a muchas personas que están pasando por diferentes problemáticas o también pueden hacer despertar muchas conciencias”. Luna sabe que un grupo como el suyo predica para ya convencidos la mayoría de las veces, pero señala que eso no les impide intentar extender el campo de batalla: “A la hora de hacer música y trabajar los textos de las canciones siempre hemos tratado de mostrar un abanico amplio, para que en cada canción de la banda pueda caber la reivindicación, el compromiso social o el expresar sentimientos concretos del día a día que te conectan con mucha gente. A partir de ahí, entendemos que un sector de nuestro público ya es afín a ciertas ideas, pero aspiramos a que quien venga de nuevas pueda formarse un punto de vista crítico y lo más objetivo posible”.
Es solo rock and roll pero nos gusta
De cada idea, un huracán es el cuarto disco grabado por No Konforme. En él colaboran algunos músicos que les precedieron en el camino, como El Drogas, de Barricada, o miembros de Boikot. Su acercamiento al rock sigue la estela de grupos como Reincidentes o Ska-P, capaces de conectar con un público numeroso mediante un discurso en el que caben la contestación y el jolgorio, la música entendida como herramienta para difundir la protesta pero también para animar la fiesta. “El éxito para nosotros —resume Luna— es poder seguir juntándonos en el local con la ilusión del primer día, el poder viajar con tus compañeros de banda, el llegar a una ciudad y que haya gente que te está esperando y que junto a ellos compartes un mensaje, unas vivencias y un sentimiento a través de la música. Con que una persona se sienta identificada con la letra de una canción nuestra y de alguna manera comparta ese sentir, para nosotros ya estaría”.
Una década después de la publicación del primer disco, La primera en la frente, y con todo el bagaje en la mochila de conciertos, giras, grabaciones, cambios en la formación y un par de años casi de parón total por la pandemia, No Konforme tienen claros los objetivos y han asumido, a la fuerza ahorcan, que vivir de la música es muy complicado. “Tenemos que compatibilizarla con otros trabajos —afirma el cantante y guitarrista—. Sinceramente, es duro salir de un trabajo de ocho horas y meterse tres o cuatro horas más al local, son muchos esfuerzos y sacrificios… pero para nosotros nada es más gratificante que seguir luchando por este sueño que es el rocanrol, y ver cómo, poco a poco, la banda avanza en la dirección que todos nosotros estimamos como la correcta. En esas seguiremos hasta que el cuerpo aguante”.