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Música
Califato ¾: la cinta que une pasado y futuro
Música andaluza sin complejos, dándole la vuelta a los estereotipos en un viaje analógico-digital en el que les acompañamos durante un ratillo.
La mezcla es la esencia para esta banda, que es una suma. Siete músicos de tres sellos diferentes —Breaking Bass, LIE Radio e Industrias94— han unido fuerzas, talento y experiencia para recorrer juntos un camino que ya llevaban tiempo explorando. Referentes actuales de la escena electrónica de Sevilla y Málaga recuperan para la música hecha con máquinas variadas influencias de la música andaluza, de la de cintas y vinilos, y en cuya esencia también está la mezcla.
La casa que les vio nacer
La influencia por ese acervo musical andaluz incluye a Pata Negra, antes de darle al botón de grabar. Como hicieron los hermanos Amador hace décadas, “Curro nos dijo que nos metiéramos en una casa unos días”, dice uno de sus integrantes. Acompañado de otros dos de ellos en la entrevista, todos responden como Califato ¾.
A esa casa se llevaron la discografía que les iba a acompañar en ese retiro. Colocaron ese material sonoro en una escalera y conectaron la docena de cacharros e instrumentos. Con referencias que van desde Camarón a Fernanda y Bernarda, a Bambino, a Luis de la Pica, a Morente, a la Paquera, al Cabrero, a Lole y Manuel, al Torta, a Carlos Cano. Una coctelera de duendes que también lleva el funk de las Grecas, la psicodelia, el rap, el footwork y los breaks. Con esa banda sonora, empezaron a salir sus propios temas: “Açeitunitâ negrâ”, “Ar-Xapâh”, “Clabo y canela”, “Hambre de çangre”, “Arperxín” y “L’ambôccá”, que le da nombre a la cinta.
“Cuando dejaba de fluir, pasábamos a otro tema, después a otro… y así, hasta que volvíamos con el primero”.
¿Y cuándo dijisteis: “Ya está listo”?
Somos músicos, tenemos experiencia y sabemos cuándo está, como cuando un cocinero sabe que está listo un plato.
Si hay siete cocineros, la cosa cambia.
Eso es lo guay, no lo hacemos a gusto de uno solo. Si lo haces solo, no te sale así. En la mezcla es donde está la magia. Salen incluso las cosas más rápido, porque hay siete cabezas pensando.
Con producciones de la cara A esperando por saltar al vídeo, ya están pensando en el próximo camp [risas] para preparar su siguiente trabajo: “Lo vamos a hacer igual, pero en más días, en un sitio más grande y con más espacios diferentes para poner equipos”. Y esperan seguir sumando con colaboraciones que puedan “hacer con una corneta lo que hemos sacado con el teclado”. “Ya tenemos casa para hacerlo”, avisan.
El 30 de abril, para la feria, presentaron el vídeo de “Yo me muera II”, tema que supuso la semilla del Califato… y no paran. Acaban de dar un adelanto de Mawt Rihla, el EP lanzado por tres integrantes del ¾: The Gardener con Loren y Diego de Industrias94, en un tema que homenajea a Juan Moneo ‘El Torta’, una leyenda de “flamenco escondío”.
La calle
A pesar de todas las influencias, cercanas y lejanas, la originalidad es un sello merecido por Califato ¾. Pueden presumir de no parecer copia de nadie; tanto en lo musical como en el audiovisual y gráfico. Para llegar a esta mezcla, la transformación de los elementos sonoros e icónicos tradicionales de Andalucía pasa por algunos filtros que no habían traspasado antes. Hoy YouTube marca mucho en el planteamiento de un proyecto musical, les comentamos. “Lo que interesa es echar toda la carne en el asador. Un buen vídeo es mejor que tres normalitos, para darte a conocer es mejor. Se implica mucha gente con nuestro imaginario, y los vídeos, a su vez, están muy marcados por la personalidad de quien los realiza”.
Una personalidad diversa, pero con el nexo de “un neofolklore entramado desde el cariño y el respeto a la tradición; y, al mismo tiempo, hacia el futuro y la vanguardia”. De las plazas de asfalto y bits al escenario: “El salto es sacar un segundo disco y plantear un directo guapo, rollo banda”, con un formato “híbrido analógico digital”. Quizás en algún festival podamos presenciar una banda de cornetas de Semana Santa con ritmos de rap o drum’n bass.
Los orígenes y la recuperación de esa raigambre musical andaluza, que atesoran en miles de cintas y vinilos, les ha llevado finalmente a editar el trabajo en casete, algo que parece anacrónico hoy en día. “El casete es calidad de sonido, pero lo malo es que se va al carajo”. Explican que, según ha ido mejorando el digital, ha ido definiendo su curva y se ha ido pareciendo más a la curva del analógico, “pero no llega”. Y que el vinilo falsea los graves, así que la cinta es “puta calidad”. Aunque el CD supuso en su momento una perceptible mejora en la calidad del sonido, “tengo uno de Lole y Manuel que me gusta más escuchar en cinta que en disco”.
El casete marca una diferencia generacional entre estos miembros de la banda: uno tiene una colección de 500 —también sus primeros trabajos— y “no tengo dónde escucharlos”; a otro le llegaron de su hermano mayor; para el tercero, “es más cosa de sus padres” y nunca ha rebobinado una cinta con un boli.
En este formato, además de la cinta está el libreto, con una imagen que conserva esa textura y colores como las que había en las vitrinas de la gasolinera. Y escrita en andalûh.
Hablamos así, ahora tienes que descifrarlo. Si no sabes que está escrito en andaluz no lo lees bien: “¿Esto qué significa?”. Tiene un rollo críptico. Pero cuando lo lees en voz alta o investigas un poco, te das cuenta de que está escrito en andaluz.
Hay una corriente por codificar de forma escrita el andaluz y que cada vez asoma más la cabeza…
Nos ha interesado y nos hemos querido suscribir.
Aunque creen que la escena electrónica de Sevilla “no tiene nada que envidiar a la de Madrid o Barcelona”, son conscientes de que está más “oculta”. Por eso quieren atravesar Sierra Morena hasta Lyon, al menos, “a la reconquista de al-Andalus, cabesa”.
Hablan de haber sentido cierto “desprecio” hacia Andalucía desde otras latitudes, pero señalan que lo suyo va más por hacerse valer y “dar caña”. “No somos ‘antinada’, pero sí reivindicamos lo nuestro a muerte”, añaden, refiriéndose al “orgullo del débil”. Y, antes de concluir, los de Califato ¾ lanzan una última advertencia: “Somos pocos, pero muy pesados”.