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Feminismos
La antología de relatos feministas y LGBTQ+ para cambiar de cuerpo
La antología de Amor de Madre reúne quince relatos de voces nuevas comprometidas con los feminismos y los colectivos LGBTQ+
A menudo muchas nos hemos preguntado qué se sentiría al habitar un cuerpo diferente al propio. De niña, yo incluso imaginaba que tenía el poder inverso: el de transmitir a los demás mis sensaciones por un segundo; quería que comprobaran que mi dolor era real y cuánto dolía. Hoy tenemos esa posibilidad en nuestras manos gracias al trabajo de las fundadoras de Amor de Madre, una joven editorial andaluza que ha publicado ya dos volúmenes de Cuadernos de Medusa, «el libro de relatos feministas y LGBT+», tal y como lo describen ellas mismas en su web.
La primera de estas antologías, con la reinterpretación feminista del mito de Medusa como trasfondo, reúne quince relatos de la diversidad que conviven en armonía, pese a lo dispar de las voces que lo conforman. Y es precisamente la diferencia, que no la desigualdad, el común denominador de estas páginas, publicadas a raíz del trabajo de Inmaculada Puche y Victoria Borrás, la madre y la hija detrás de un sello que no podría llamarse de otra forma.
En esta literatura de periferias, cada nuevo relato es un salto a un cuerpo ajeno que vive, siente y crea desde los márgenes. Con «Una buena idea» de Marina Míguez Lamanuzzi, nos reímos de nuestra vieja interior y aprendemos que lo más importante llegado el momento de la senectud (e incluso antes) será contar con una buena amiga como Agustina, cuyo cuerpo no nos resulte tan extraño como el del marido. En cuanto a cuerpos extraños, tanto «La historia nos olvidará» de Haizea M. Zubieta como «La cazadora de trufas» de Silvia Hidalgo ahondan, desde distintas perspectivas, en identidades transgénero dispuestas a desafiar la regla no escrita de sumisión y silencio. Por su parte, «Saltacuerpos» de Rocío Vega nos sumerge en la aventura definitiva: la de almas que roban cuerpos para volver a encontrarse.
«¿Hay alguien ahí?» – es lo que parece que preguntaran a coro los personajes de estos relatos. Quizás sea este precisamente el grito generacional del primer volumen de Cuadernos de Medusa. Así lo conjura la literatura intimista de «Memorias del ático», el relato de Elizabeth Duval, una de las autoras que Luna Miguel incluía hace poco en su artículo de «la generación». Una grieta en la pared funciona para Duval como símbolo del inminente derrumbe interior de la protagonista. Muy poco a poco, dentro de un ático que se resquebraja y a solas en la lectura, buscamos a alguien que nos acompañe para ahuyentar los fantasmas de la autora, que también son los propios.
Cuadernos de Medusa nace para que dejemos de sentirnos solas. «Me gustaría contar las historias de todas mis hermanas», proclama la voz protagonista del sugerente relato de Julia Viejo, «Un sol en la frente», pero bien podría ser también la voz de las editoras de Amor de Madre. ¿Acaso no hemos sentido todas alguna vez la necesidad imperiosa de romper el pacto de silencio que tenemos con el miedo? La ausencia de voces nuevas que se atrevan a visibilizar a las mujeres y a los colectivos LGBTQ+ empieza a solventarse con esta antología. Al otro lado de lo céntrico, al otro lado de los primeros puestos en las mesas de novedades, hay Amor de Madre para todas las que buscamos leernos en cuerpos ajenos.