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Monarquía
Democracia o barbarie
“Un rey no es rey por voluntad divina, sino porque sus antepasados se lo montaron divinamente” (Evaristo Páramos)
El origen de la celebración de todas las consultas que se han llevado a cabo en las universidades del Estado Español tiene que ver con el hecho de que la monarquía es un déficit democrático que sufrimos en herencia. Este déficit democrático podemos verlo en una doble vertiente: la externa y relacionada con Europa y la interna, la que nos incumbe a todos los ciudadanos que vivimos en este país.
Por un lado, nuestro objetivo no sólo es aumentar la democracia participativa dentro de nuestras fronteras, sino expandirla a una Europa que deja mucho que desear. Una Europa que enarbola las banderas de la paz y de la libertad incapaz de intermediar cuando se está juzgando a políticos por defender el derecho a decidir, pero sí de cumplir el “pacto de la vergüenza” con Turquía.
Consideramos que tenemos la responsabilidad de extrapolar los mecanismos de decisión directa a una Unión Europea que se hunde con el triunfo de los movimientos reaccionarios, que se doblega ante las instituciones económicas que asfixian a los ciudadanos de clase trabajadora, que permite la infamia de dejar morir a miles de personas en el mar y en las fronteras y que ignora a los refugiados climáticos, esa gente que se ha visto obligada a abandonar su hogar a consecuencia de las alteraciones ambientales causadas por el cambio climático.
Es insostenible que la dinastía de los Borbones siga reinando por la gracia de Franco y que se niegue el derecho de millones de españoles a pronunciarse sobre su jefatura del Estado
Una suma que en mayo de 2018 la propia Unión Europea cifraba en 258 millones de personas y que se calcula que en 2050 podría llegar a los 1.000 millones mientras las instituciones europeas siguen tapándose los ojos. Como reivindicamos el 15 de Marzo en las calles de toda Europa, este sistema depredador es incompatible con la vida de las personas.
Por otro lado, es insostenible que la dinastía de los Borbones siga reinando por la gracia de Franco y que tras décadas de corrupción, deslegitimación y pérdida de credibilidad del sistema se niegue el derecho de millones de españoles a pronunciarse sobre su jefatura del Estado, con un CIS que lleva desde 2015 sin preguntar sobre la monarquía. Parece evidente la nula separación de poderes existente en el Estado Español y la parcialidad de sus instituciones.
¿Cómo se pueden llamar neutrales a unas instituciones que siempre legislan en favor de los poderosos, de los bancos y de las multinacionales? Queremos defender los derechos sociales que están incluidos en la constitución y que el Estado, incumpliendo sus funciones, no asegura. Hablar de vivienda, trabajos dignos, pobreza energética o educación y sanidad públicas y universales. Venimos diciendo desde hace tiempo que esto no es una cuestión de monarquía o república. Es una cuestión de democracia.
En multitud de ocasiones, desde diversos sectores de la sociedad y de la opinión pública se nos ha acusado directamente de querer implantar una república, “nuestra república”. Este tipo de afirmaciones distan mucho de la realidad. No podemos apuntar al republicanismo más clásico. Tenemos que mirar a la Segunda República (1931-1939) desde una perspectiva crítica que nos permita construir el movimiento estudiantil republicano que ha emergido. Nos consideramos republicanos porque entendemos que el derecho a decidir es un derecho netamente republicano y porque queremos que se abra un espacio plural sobre cuestiones que están blindadas sin ninguna justificación desde el punto de vista democrático. Somos republicanos porque apostamos por la libertad de las mayorías frente a oligarquías, monarquías o élites. Porque es una manera de acercar la política a la gente.
Porque la democracia no es votar cada cuatro años. Como sociedad no podemos sostener instituciones machistas y anacrónicas. Como ciudadanos de pleno derecho no podemos aguantar más mentiras ni paternalismos que nos marquen el camino con el dedo amenazante. Queremos decidirlo todo y sabemos por qué lo queremos. Lo queremos porque es una necesidad vital, y ante su negación ya comienzan a aparecer los monstruos en las diferentes partes del globo, los Trump, Bolsonaro, Salvini o Abascal.
Somos una alternativa joven a la Europa del miedo y del odio, porque decimos “fascismo nunca más”. Escribía Sánchez Ferlosio: “Vendrán más años malos y nos harán más ciegos”. Abramos los ojos. Por el derecho a decidir: democracia o barbarieY es que, ante el auge de la extrema derecha que estamos viviendo tanto a nivel estatal como europeo y global, nuestra postura es clara. No podemos hablar del auge del fascismo ignorando sus causas. Como decía Olmo Dalcó en la obra maestra del reciente fallecido B. Bertolucci Novecento “los fascistas no son como los hongos, que nacen así en una noche, no. Han sido los patronos los que han plantado los fascistas”, mano a mano con quienes han destruido todo horizonte de democracia y certeza.
Frente a la Europa Fortaleza nosotros, como estudiantes organizados, nos negamos a aceptar sus discursos y sus provocaciones. Sabemos que el problema no son ni los refugiados, ni el feminismo, ni el matrimonio igualitario, y que la única minoría peligrosa son los ricos. Contra aquellos que defienden recortar libertades y derechos nos presentamos como frente creado desde abajo, horizontal y feminista y gritamos que no nos representan, que no pasarán. Somos una alternativa joven a la Europa del miedo y del odio, porque decimos “fascismo nunca más”. Escribía Sánchez Ferlosio: “Vendrán más años malos y nos harán más ciegos”. Abramos los ojos. Por el derecho a decidir: democracia o barbarie.