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Migración
Mediterráneo: La ola del colapso económico y moral
Entre 1993 y septiembre de 2018 la organización UNITED (red europea contra el nacionalismo, racismo, fascismo y para el apoyo a inmigrantes y refugiados) reportaba más de 35 mil muertes documentadas de personas refugiadas y migrantes.
¿Qué gobierno va a elaborar un plan para aplanar la curva de muertes en la travesía del Mediterráneo? ¿Dónde está el New Child Deal? ¿Dónde está situada la línea del colapso económico?, ¿y la del colapso moral?, ¿por qué divergen ambas líneas?
Cualquiera no muy ducho en sentido común sabe que la economía, etimológicamente hablando, es un arte para administrar lo común, esto es, cuya base ética es satisfacer las necesidades básicas de todos. ¿Quién ha arrancado estas raíces humanistas? ¿Quién ha convertido ese arte en esta chapuza que impregna con su hedor las aulas y las mentes de la academia, como si fuera chapapote?
Y peor aún, ¿cuándo la economía se convirtió en una ciencia para legitimar el poder? La primera línea de control del poder político y económico debería ser precisamente la ciencia económica. Si cae esa pieza, las demás le seguirán como un efecto dominó, incluida la prensa, la cultura y todo lo demás.
Lamentablemente, como denuncia Antonio Baños (La economía no existe, 2009, p. 118): “La economía (neoclásica) nunca ha sido una ciencia social porque nunca ha estudiado sociedad alguna. Construyó un modelo, obligó a la sociedad a plegarse a su doctrina y luego, satisfecha, se dijo a sí misma que esas leyes marcadas a fuego funcionaban estupendamente y de manera natural”.
El drama de los migrantes que cruzan el Mediterráneo para llegar a Europa también está jalonado de incertidumbres y de cosas que científicamente no sabemos
Reducen la economía a una ecuación de costes y beneficios, pero nunca dicen para quién. Tratan de convencernos por tierra, mar y aire para que creamos que los intereses del IBEX-35 son los mismos intereses de la gente, idénticos. Dos gotas de agua.
Así es fácil explicarse, por ejemplo, que no haya dramas televisados sobre la pandemia de las concertinas o la del hambre, entre otras. Que la histeria colectiva se mantenga bajo los cauces oficiales, sin doblegar nunca la curva de las mentiras. Manteniendo a los barcos de rescate en puerto o denunciándolos por tráfico ilegal de personas. Y lanzando como un cohete el discurso racista y xenófobo.
El drama de los migrantes que cruzan el Mediterráneo para llegar a Europa también está jalonado de incertidumbres y de cosas que científicamente no sabemos, de modo similar a como ocurre con la pandemia del coronavirus, pero sin tanto circo mediático. Entre 1993 y septiembre de 2018 la organización UNITED (red europea contra el nacionalismo, racismo, fascismo y para el apoyo a inmigrantes y refugiados) reportaba más de 35 mil muertes documentadas de personas refugiadas y migrantes, consecuencia de las políticas restrictivas y criminales de la “Europa Fortaleza”, la “Europa de los pueblos”, la Europa solidaria.
De muchas de esas muertes no sabemos, por ejemplo, su origen ni su identidad. Entre ellas, la mujer hallada en la playa Las Salinas, cerca de Roquetas de Mar, en avanzado estado de descomposición, el 11/09/2018. O el centenar de desaparecidos el 1/07/2018 en un bote de goma hundido frente a Al Khums (Libia). O la veintena de desaparecidos el 13/01/2017 entre las costas de Tánger y Tarifa. O el centenar de africanos desaparecidos en el Estrecho de Sicilia el 16/11/2016 cuando el buque de carga que los transportaba se fue a la deriva.
De la lista de UNITED se extrae también otra información de interés. Que se sepa, las muertes de menores migrantes en 2013 superan al menos el 13%. En 2015 llegan como mínimo al 7% y en 2017 superan el umbral del 3%. Y de los primeros nueves meses de 2018, las muertes de menores y bebés (que se sepa) suponen al menos el 6% del total. En resumen, entre 2007 y 2018 las muertes de niños y niñas rebasan el millar y suponen un umbral promedio del 5% anual de todas las muertes en ese periodo.
Ya veo los minutos silencios en los ayuntamientos y organismos oficiales. Con solemnidad, alzando monumentos en su honor, a los caídos en la batalla contra el capital, a las víctimas colaterales de la infección neoliberal y el terrorismo financiero.
Si no paramos esta masacre los modelos de proyección de la curva seguirán creciendo sin parar durante las próximas décadas, sin alcanzar nunca el pico, hasta que supuestamente se rebase la línea del colapso económico, ¿cuántos más tendrán que morir hasta llegar a ese punto? De la línea del colapso moral no decimos nada porque según se ve es mucho más holgada, tenemos buena infraestructura (cultural y mediática) de hipocresía para resistir.
Y de los que consiguieron salvar la vida, ¿cuántos aplausos van a recibir? Yo ya me estoy frotando las manos, me van a salir callos. Viva la Europa de los pueblos. Viva la Marca España. Saquemos las banderas al balcón. Con orgullo de ser patriotas… iotas… iotas… iotas… Los empresarios ya se están frotando las manos con la llegada de estos nuevos consumidores. Y las iglesias con los nuevos feligreses. Y es que cuando la caridad gana, es porque no ha habido piedad y sí mucha inquina malsana.