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Migración
Una crisis migratoria marcada por la pandemia: Arguineguín, un año después
Bajo el sol característico del muelle de Arguineguín, en el sur de Gran Canaria, esperan cuatro agentes de la Policía Nacional (dos hombres y dos mujeres), dos agentes de la Guardia Civil, dos ambulancias del Servicio de Urgencias de Canarias (SUC), dos camionetas de Cruz Roja y un puesto prefabricado de la oenegé en el muelle. A la derecha dos turistas llegan en barco tumbados en la proa tomando el sol, mientras a su lado una patera es rescatada por Salvamento Marítimo. No es el primer día, tampoco el último, en el que se repite la imagen. Un día más en la ruta canaria.
Gran Canaria es la isla donde más pateras se han interceptado este 2021, superando los datos que reabrieron la frontera desde mediados de 2019. Con los agentes gestionados por Interior y el personal europeo de Frontex supervisando, la Guardamar entra en el muelle arrastrando una embarcación de madera. Las 36 personas que viajaban en ella están ahora sentadas en el barco rojo de Salvamento Marítimo y miran hacia el suelo, como quien después de haber visto el horror azul no se cree que haya logrado salvar la vida.
En total, hay 34 hombres y dos mujeres. Ellas permanecen alejadas del grupo, cabizbajas, exhaustas y tienen que ser trasladadas por una trabajadora en una silla de ruedas hacia la zona habilitada del puerto. Luego salen los hombres, todos subsaharianos. En cuestión de minutos, Emergencias intercepta en el mar otra embarcación, que también es trasladada por proximidad a Gran Canaria. Un cuarto de hora después aparece otro barco de Salvamento, 31 hombres magrebíes salen de ella. Todos están bien, dos de ellos se abrazan y celebran descalzos mientras caminan rumbo a la caseta donde se da la atención a pie de playa. Lo que no saben es que su intento de llegar a Europa sólo acaba de empezar.
Con los agentes gestionados por Interior y el personal europeo de Frontex supervisando, la Guardamar entra en el muelle arrastrando una embarcación de madera. Las 36 personas que viajaban en ella están ahora sentadas en el barco rojo de Salvamento Marítimo y miran hacia el suelo
Allí, junto al barco en el que desembarcan los migrantes, está Oussaine Fall, un senegalés de 29 años que llegó el 12 de noviembre de 2020 a Gran Canaria. Un año de diferencia. Él mira desde cerca la estampa, mientras se aferra a una cuerda del barco de un pescador compatriota que ha pasado más de veinte años en España. La diferencia entre ellos es que el pescador de pelo blanco llegó a Galicia en avión para trabajar en la mar. Oussaine, en cambio, arriesgó su vida en una patera en la que murieron cuatro personas. Ahora vive en el Archipiélago con unos canarios a quienes llama familia.
Ante el taponamiento de personas en Arguineguín, el Estado español habilitó un CATE, compuesto por casetas de campaña en Barranco Seco, cerca del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE). Desde entonces, este espacio recoge la afiliación de las llegadas que se registran en Gran Canaria. Luego, la alternativa hotelera fue sustituida por los macrocampamentos.
Al llegar a España, los primeros meses, la organización que coordinaba su recurso le impidió pedir asilo por ser senagalés, de acuerdo con su versión. Con el paso del tiempo se cruzó en su camino una abogada que le ayudó a gestionar la solicitud. Oussaine Fall es partidario del cabecilla de la oposición en Senegal, Ousmane Sonko. “En mi país si eres partidario del presidente puedes vivir tranquilo, sino comienzas a tener problemas”, explica.
Canarias ocupa la tercera posición como la comunidad autónoma que más peticiones registra en 2021. Solo detrás de grandes provincias como Madrid o Barcelona. En los datos ofrecidos por el Ministerio del Interior hasta el 31 de septiembre, venezolanos y colombianos lideran las solicitudes de asilo en el país. En el ranking le siguen marroquíes, malienses y senegaleses por orden de mayor cantidad de demandas. Hasta el 30 de septiembre, 2.588 senegaleses habían pedido asilo en el país. En el año anterior, 2020, Senegal no aparece en la lista de nacionalidades que más solicitudes demanda. Tampoco lo hace ningún país africano.
Migración
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Según los datos de la cartera de Fernando Grande-Marlaska, 2020 fue el segundo año con más llegadas en la historia de la ruta. 23.023 personas alcanzaron las costas canarias en embarcaciones precarias desde África. La pesca, asediada por potencias mundiales, y la falta de turismo por la pandemia llevaron al continente a entrar en una recesión económica. Según proyecciones del Banco Mundial, con una caída del 3% de su actividad económica, el primer retroceso del continente en 25 años. Los jóvenes apostaron por movimientos a otros países vecinos, también a zonas dentro de su país y otros por salir a probar suerte en Europa.
Más de la mitad de las personas que alcanzaron la costa canaria durante el año de la pandemia lo hicieron a partir de noviembre, es decir, en solo dos meses. En ese momento, el muelle de Arguineguín se convirtió en el punto de mira por las continuas vulneraciones de derechos a los migrantes.
En contra de la tendencia europea, el coronavirus cambió el rumbo de las deportaciones y marcó una agenda nunca antes vista en Canarias. El confinamiento y el cierre fronterizo de los países por la crisis sanitaria llevó a echar el cerrojo de forma temporal en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) de las islas. El máximo que un migrante puede permanecer retenido en uno de ellos es 60 días, luego debe ser puesto en libertad si no se ha efectuado la deportación. De la evolución del virus dependía la apertura de estos centros, que volvieron a abrir sus puertas en septiembre de 2020. Por ejemplo, en el CIE de Barranco Seco (Gran Canaria) el juez de centro por aquel entonces, Arcadio Díaz Tejera, obligó a reducir el aforo para evitar los brotes. Luego volvió a cerrar, hasta el 1 de noviembre, cuando se conoció la apertura del centro de Barranco Seco.
Las deportaciones eran escasas e intermitentes y tampoco paraban las llegadas. Así que los escasos recursos de primera acogida en Canarias se taponaron. Ante las inminentes llegadas, el Defensor del Pueblo denunció que en el Archipiélago “se ha asistido a una carrera contra el tiempo”. Las embarcaciones seguían llegando y no había espacio donde recolocar a las personas. Así, el Gobierno de España optó primero por utilizar los hoteles vacíos por la pandemia de forma temporal. Esto estalló en movimientos racistas puntuales en algunos barrios. Luego, el Ministerio de Migraciones instauró en las Islas el Plan Canarias, que consiste aún hoy en la utilización de seis macrocampamentos de emergencia para paliar el déficit de infraestructuras.
En los periodos en los que se permitían los viajes comerciales, Royal Air Maroc hacía hasta 80 deportaciones semanales, en cuatro vuelos. A partir de abril de 2021 estos viajes se pararon de forma temporal
El delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, afirmó en mayo que “la gran dificultad” que ha pesado sobre el Archipiélago “han sido las devoluciones, el tener las fronteras cerradas por unas circunstancias u otras”. Así el covid19 frustró las intenciones del Ejecutivo español de deportar a una gran parte de las personas que llegaban. La incidencia del virus en Marruecos cerró fronteras con España de forma intermitente. Las personas de nacionalidad marroquí encabezan las listas de llegadas a las costas canarias durante 2020. Sin embargo, en los periodos en los que se permitían los viajes comerciales, Royal Air Maroc hacía hasta 80 deportaciones semanales, en cuatro vuelos. A partir de abril de 2021 estos viajes se pararon de forma temporal.
Según el informe de CEAR, España es el tercer país de la Unión Europea, por detrás de Alemania y Francia, que más solicitudes de protección internacional recibió en 2020. Cerca de 89.000 personas solicitaron esta protección. Sin embargo, el país tiene una tasa de reconocimiento del 5%, mucho más baja que la media europea que está en un 33%. El 95% de las solicitudes son denegadas.
La ruta más mortífera
Este año la ruta sigue abierta. Con cifras actualizadas hasta el 31 de octubre, en las Islas se registraron 16.827 llegadas, un 44,3% más que en el mismo periodo del año anterior. A estas se engrosan los datos de fallecidos. La puerta hacia Europa desde África puso a España en el centro de la diana. La ruta más mortífera desde el continente vecino. Según los datos del proyecto Missing Migrants, dentro de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), son 898 las desapariciones o muertes contabilizadas en lo que va de año. En 2021 han desaparecido más personas que en todo el 2020. Por su parte, el colectivo Caminando Fronteras aumenta hasta 1.922 las víctimas durante los primeros seis meses del año. Una diferencia de más de un millar de personas entre los cálculos.
Migración
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“Si yo sé que España es así no hubiera arriesgado mi vida en una patera”, confiesa Hamza ahora desde Tenerife. El campamento de Las Raíces ha cambiado desde entonces, no tanto por sus condiciones sino por la apertura de fronteras. El avance de la vacunación en España tiene una doble lectura para los migrantes en situación administrativa irregular. En primer lugar, pueden salir de Canarias sin tener que sortear los controles policiales que impidieron durante meses a los migrantes viajar a la Península. También se ha reabierto de nuevo el CIE de Gran Canaria.
En este año España no ha buscado una alternativa de habitabilidad a estos recursos temporales, tampoco pretende hacerlo por el momento. En Lanzarote y en El Hierro se repiten escenas pasadas con el hacinamiento de migrantes en naves industriales y carpas para registrar su entrada. La situación se alarga en el tiempo y el Defensor del Pueblo achacó “parte de las carencias de coordinación” en la emergencia a la dispersión de competencias en materia de gestión migratoria. También a la falta de instalaciones “adecuadas” y la inexistencia de protocolos “ágiles y eficaces”.