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Memoria histórica
“Hasta que no se hable de los verdugos, no habrá verdad, justicia y reparación”
La labor de rescatar la memoria histórica en Andalucía, en una preocupante época de atrasismo democrático, se precia más necesaria que nunca. Vanessa Perondi y Sara Gallardo, periodista y cineasta respectivamente, llegaron a Jerez de la Frontera para presentar en el Centro Social La Yerbabuena uno de los documentales que firman a dos manos, Las Víctimas Sin Llanto. Es una de tantas producciones en las que han trabajado conjuntamente para rescatar la intrahistoria de los vencidos. Al finalizar el visionado escuchamos las voces de las hijas de los represaliados allí presentes. Es el momento más emocionante del encuentro, cuando los testimonios reales y crudos rememoran la barbarie franquista. Hablamos con las directoras largo y tendido sobre el momento que vive la Memoria Histórica.
La aprobación de la Ley de Memoria Democrática abre, para bien o mal, una nueva etapa en nuestro país. ¿Qué os parece grosso modo?
Vanessa Perondi: Sí, hemos leído el articulado más importante de la ley pero, sobre todo, hemos escuchado al movimiento memorialista, tanto de la provincia como a Emilio Silva, presidente de la ARMH. A pesar de todo el ruido mediático de la derecha por haber sido pactada con Bildu, no nos engañemos, la ley de memoria se queda corta al no meterle mano al meollo de la cuestión: derogar la ley de amnistía. Hasta que no se hable de los verdugos, no habrá verdad, justicia y reparación. Es un avance que la ley establezca que las administraciones tienen la responsabilidad de exhumar, si bien, sigue siendo discrecional cuando el cumplimiento de un derecho humano no lo es, pero no sólo hay que hablar de las víctimas. Hay que decir nombres y apellidos de los verdugos, de todas las empresas que se enriquecieron del trabajo esclavo y que indemnicen a las familias, como en Alemania o en Argentina a través de una comisión de la verdad. Ya está bien de esperar avances. Ha pasado demasiado tiempo. Es hora de la justicia.
Ley de Memoria Histórica
Cuentas pendientes La Ley de Memoria Democrática que llega al Congreso para su aprobación y que no termina de convencer
¿Cómo se puede combatir la ola de revisionismo que ha emprendido la extrema derecha y la derecha española?
VP: Desde que empecé a recuperar desde el periodismo y el cine documental la memoria, hemos insistido en la necesidad de hacer pedagogía, de incluir en los currículos educativos la memoria histórica. Lo que nunca nos podíamos imaginar es que seis años después de nuestro primer documental, íbamos a vivir a esta regresión, esta falta de respeto a las víctimas, a los familiares, esta apropiación de figuras como Alberti y de palabras como concordia. Esto ha ocurrido por no hacer lo que había que hacer, por no hacer una ley valiente y sin ambigüedades. Y esto no lo ha hecho la izquierda de este país. Así que no queda más que seguir peleando y apoyar al movimiento memorialista.
Solo conociendo en profundidad nuestra historia más reciente estaremos preparadas como sociedad para enfrentar el revisionismo
Sara Gallardo: Solo podremos combatirlo con educación, esa es la clave. Solo conociendo en profundidad nuestra historia más reciente estaremos preparadas como sociedad para enfrentar el revisionismo. Hay mucho desconocimiento entre la gente joven de lo que ocurrió, en las escuelas no se trata como se debería.
El documental está enfocado en las mujeres, “las víctimas de las víctimas que, a pesar de todo, nunca perdieron la dignidad”. ¿Cuáles son los principales objetivos de Las Víctimas Sin Llanto y, por ende, de Relatoras?
VP: Cuando en el año 2013 empecé desde el periodismo a recuperar testimonios de las familias de fusilados, me encontré con la historia de las Tres Rosas de Tabacalera, tres cigarreras sindicalistas de la CNT asesinadas por los fascistas. Pude entrevistar a la sobrina de una de ella. Luego me llegó un testimonio de otra mujer mayor sobre el asesinato de su padre; lo que más me impactó fue lo que nos contó sobre la vida que tuvo que llevar su madre a partir de entonces, y ella y todos sus hermanos. Ahí me di cuenta de que había que poner el foco en las que se quedaron, especialmente, las mujeres. Conocí a Sara en un rodaje por un corto que grabó junto al periodista Antonio Campos y me dijo que si quería hacer algo más de memoria, que contara con ella. Ahí nació Las víctimas sin llanto y Relatoras Producciones.
Quisimos contar, sin medios, financiación ni recursos, la intrahistoria de la injusticia de que te quitaran un padre, un marido o un hijo; poner el foco en esas mujeres que no fueron víctimas de una violencia directa pero sí estructural que no les permitió llorar ni siquiera a sus muertos.
SG: Tanto nuestros gobiernos como la sociedad tienen una deuda pendiente con tantas y tantas víctimas. Nuestra productora y nuestros documentales son nuestra pequeña aportación al pago de esa deuda.
¿Cómo fue el proceso de producción para encontrar a las protagonistas del documental y realizar luego las entrevistas?
VP: Yo me movía en el ambiente memorialista y ya conocía a Pilar Peruyera, del Foro por la Memoria de El Puerto, a gente de la Asociación de Memoria Histórica de Puerto Real, que nos dio el contacto de Elena, la hija del alcalde de Puerto Real, a la psicóloga, por el Ateneo de La Isla y buscamos encarecidamente a Alicia Domínguez, la historiadora, que estaba desaparecida de la vida pública. Su libro El verano que trajo un largo invierno fue una revelación para mí y se ha convertido en uno de mis libros de cabecera. Sara habló con su tía, Pilar La Mónica, cantante y una mujer fuerte que le reveló la historia de represión que había vivido su familia y que ella desconocía. Fue todo muy bonito.
Hay que establecer un clima de confianza para que la gente pueda abrirse y, a la vez, ser muy rigurosa porque cuando uno recuerda, da saltos, mezcla temas...
Hemos de señalar que las entrevistas de memoria son bastante particulares. Hay que establecer un clima de confianza para que la gente pueda abrirse y, a la vez, ser muy rigurosa porque cuando uno recuerda, da saltos, mezcla temas... Ahí hay que estar muy atentas y bien documentadas para hilar bien las historias. Y hay que tener intuición y empatía. Y todo eso, con cámaras delante, focos, claqueta… Sara consigue hacer que todo eso no impresione a los y las entrevistadas. Que se sientan a gusto.
¿Cuál entendéis que es la principal deuda pendiente por hacer en Andalucía en materia de memoria democrática?
VP: En primer lugar, abrir todas las fosas, 108 documentadas; sacar a Queipo de Llano de La Macarena; dar a conocer los 52 campos de trabajo y que, verdaderamente, se estudie la memoria histórica en todos los niveles educativos; pero no solo el horror del asesinato de personas, sino toda la represión. Nosotras siempre insistimos en que la cadena de víctimas del franquismo es muy larga, empezando por todos los que perdieron la vida. Pero hay que hablar, estudiar, dignificar a los presos y presas políticos que murieron de hambre, y a sus familias que iban a las cárceles con el miedo a no verlos más. Hay que hablar de los miles de exiliados y exiliadas que tuvieron que abandonar su país. No sólo las grandes figuras que dejaron a España sin capital cultural, sino todas esas personas anónimas. Hay que hablar de la represión en el cuerpo de maestros y maestras, de la represión al colectivo LGTBI y a las mujeres directamente.
El silencio lo mata todo y hay que acabar con él
Como dice una de nuestras mujeres, el franquismo tuvo muchas formas de matar y una de ella es el silencio. El silencio lo mata todo y hay que acabar con él.
¿Quedan muchas fosas comunes en Andalucía?, ¿cuántas familias hay esperando la oportunidad de enterrar sus antepasados?
VP: No sabemos la situación actual y menos con este Gobierno andaluz. Ahora mismo, la actuación más importante es la de Pico Reja en Sevilla; pero el problema es que no hay una política clara por parte del Gobierno central y de los autonómicos para sacar de la tierra a las víctimas del franquismo. Seguimos dando vueltas y los años pasan, las actuaciones son costosas y, en muchos casos, no se pueden llevar a cabo porque han construido encima. Ahí quedará siempre el testimonio de María Martín, en El silencio de los otros, apoyada en un quitamiedos de una carretera. Debajo está su madre, a la que fusilaron cuando ella tenía seis años.
Documental
Almudena Carracedo y el legado del Franquismo hoy
Almudena Carracedo es codirectora de El silencio de Otros, el documental sobre la lucha de las víctimas del franquismo por la justicia y reparación que está triunfando por todo el mundo y se estrenará en cines el próximo 16 de noviembre.
Con el tiempo iremos perdiendo los testimonios de la Guerra Civil, si es que no se han perdido ya, ¿creéis que las nuevas generaciones tendrán dificultades para acceder a la verdad?
VP: Con este gobierno en la Junta de Andalucía, sin lugar a dudas. El moderado Juanma se inventó la concordia para negar, otra vez, la justicia y la verdad a las víctimas y a todos los andaluces y andaluzas. Hoy más que nunca, la figura del profesorado de Historia es fundamental. El 14 de junio es el Día de la Memoria Histórica en Andalucía, porque conmemora la primera exhumación en Lecrín. Ese día se hacían muchas actividades en los institutos y nosotras siempre hemos ido a los colegios e IES donde nos han llamado. Ya hace tiempo que no lo hacen.
¿Qué tiene de peculiar la represión en la provincia de Cádiz? El documental esclarece que la represión fue especialmente cruenta para una tierra en la que apenas hubo resistencia. ¿Por qué se ensañaron de esa manera?
VP: Efectivamente, en nuestra provincia no hubo guerra. El golpe llegó del tirón y como dice Alicia, la represión lo que pretendía era acabar con cualquier conato de resistencia y rearme. Muy cerca de nuestra provincia, además, tuvo lugar un episodio horrible y que antecede a Gernika. Fue el bombardeo del poblado de La Sauceda (en Cortes de la Frontera, Málaga) donde huyeron miles de republicanos de nuestra provincia y que fueron bombardeados por la Legión Cóndor, y muchos fusilados en el Cortijo del Marrufo, en Jerez. Eso es una auténtica locura.
Hay gente que acude a las presentaciones de vuestros documentales a socializar la historia de sus familias, a modo de desahogo y catarsis. ¿Cómo vivís esos momentos?
VP: Esa es la parte más bonita y gratificante. Comprobar que los documentales hacen que muchas víctimas de víctimas alcen su voz. Siempre contamos que, tras el estreno en San Fernando, nuestra segunda proyección fue en Terrasa, en un ciclo de cine republicano. Estábamos muy nerviosas porque no sabíamos si se iba a entender, porque estaba además muy localizado en la Bahía de Cádiz. Pero cuando terminó el documental, allí en esa sala de cine, la gente del público empezó a hablar. La gente más joven incluso nos llegó a decir que entendían mejor con estos testimonios a sus antepasados andaluces. Después de esta proyección hemos ido por muchos puntos de España y hemos comprobado que en este país hay miles de víctimas sin llanto.
‘Las Víctimas Sin Llanto’ dignifica a todas esas víctimas que a día de hoy siguen intentando mantener vivo el legado de sus madres y abuelas
SG: Para nosotras son auténticos regalos. Nos hemos encontrado con personas que gracias a nuestros documentales han sabido que en su familia se habían dado casos de represión, otras personas que tras verlos se han atrevido a contar sus historias por primera vez, y otras que lo comparten por la necesidad de ser arropadas en su dolor, en un ambiente en el que saben que van a ser entendidas y respetadas. En cualquier caso, siempre les damos las gracias por compartir con nosotros un trocito tan importante y doloroso de su historia. Las Víctimas Sin Llanto dignifica a todas esas víctimas que a día de hoy siguen intentando mantener vivo el legado de sus madres y abuelas. Y el público lo entiende y se anima a formar parte. Para nosotras es un orgullo y un placer escuchar sus historias.