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Medio ambiente
Vecinos en pie contra el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid por la defensa de sus árboles
Ante el silencio administrativo del Ayuntamiento sobre el inicio de las obras que ocuparían el espacio de una buena parte de la Calle Áncora y Doctor Lacy hasta el Jardín de Palestina, en el cruce de Delicias y Palos de la Frontera, se ha creado la Unión Vecinal El barrio no se tala. Unos 300 vecinos y vecinas de las calles del entorno, y en general del todo el Distrito de Arganzuela, se han organizado desde hace semanas para visibilizar el arboricidio que se pretende cometer en nombre de la ampliación de infraestructuras del Metro de Madrid. Desde que se enteraron de manera extraoficial comenzaron las movilizaciones, siendo la primera y una de las más numerosas la del pasado 17 de junio. Desde entonces no han parado.
Pero esta mañana, por sorpresa, los vecinos han sido testigos de cómo se acotaba una zona de la arboleda sobre el Paseo de las Delicias y veían a operarios iniciando algunos trabajos, quienes preguntados por una vecina, han respondido que están realizando trabajos de pocería.
A día de hoy, “no ha habido ninguna información por parte del Ayuntamiento ni de la Comunidad. Ningún vecino ni ningún comerciante ha recibido ningún tipo de comunicación”
La incredulidad y la rabia que provoca entre la ciudadanía la idea de que se perderán más de 160 árboles consolidados, solo en esta zona, pero más de 1.200 en todo el distrito de Arganzuela por las obras, han hecho que la creatividad se dispare para organizar diversas acciones y eventos que señalen la vitalidad, y su importancia, de los espacios verdes que están a punto de perder sin que se les haya consultado siquiera. A día de hoy, “no ha habido ninguna información por parte del Ayuntamiento ni de la Comunidad. Ningún vecino ni ningún comerciante ha recibido ningún tipo de comunicación”, cuenta a El Salto José Enrique, un vecino de la zona.
En el caso de la calle Áncora, además de las concentraciones, que ahora se suceden todos los jueves a las 20 horas desde hace dos semanas, las vecinas han ideado 'Las noches de Áncora', una serie de actividades que involucran a comerciantes y vecinos. Músicos tocando bajo los árboles, niños y niñas pintando, los bares preparando la TapÁncora (con el lema 'no a la tala'), y otras tiendas, como la de accesorios de moda que pincha discos de vinilo, la panadería, las tiendas de alimentación o los kebab se han unido también ofreciendo algo especial o uniéndose al lucir en sus escaparates los carteles alusivos a 'Este barrio no se tala'.
El jueves pasado celebraron la tercera concentración en el cruce que forman las calles Áncora, Palos de la Frontera y Delicias. En ellas el vecindario de todo el distrito de Arganzuela reivindica la defensa de los árboles con consignas como “Metro sí pero no así”, “Este barrio no se tala”, y en pleno verano, la de “Hace calor, sin árboles peor”. Frases sencillas y obvias, pero que justo apuntan a lo que la gente considera que el Ayuntamiento de Almeida parece no entender. “Hemos salido a la calle a darles voz, a hablar por ellos, a decir bien alto y claro, ¡este barrio no se tala! Saldremos a gritarlo cuantas veces sea necesario”, señalan. Se quejan también de vivir con incertidumbre ya que el Ayuntamiento y la Comunidad se niegan a dar información sobre el impacto que tendrán en su vecindario las obras de Metro.
Los vecinos se organizan
En poco más de un mes, cientos de vecinas de las calles aledañas al cruce de Delicias y Áncora se han organizado y movilizado para evitar la pérdida de la doble arboleda que luce en ambas aceras de Áncora, y otros 15 más ubicados en el Jardín de Palestina, sobre Palos de la Frontera, lo que consideran un ecocidio que no están dispuestos ni a presenciar, ni a padecer su efectos. Y es que no solo es la pérdida de una masa valiosísima de árboles consolidados sino el consecuente ruido, y el probable cierre prácticamente de la calle, cuando las obras del metro se instalen. Esto implicaría en la práctica dejar a su suerte a los comercios de la zona: una panadería, el supermercado, tiendas de conveniencia, bares y comercios de todo tipo. Pero los tiempos para ello no los conocen ni los propios habitantes y comerciantes de la zona.
El fin de las concentraciones es conseguir la rectificación del plan de las obras que amenaza con la pérdida de árboles, así como la utilización de las aceras existentes para la desviación del tráfico
El plan para organizarse fue diseminándose de boca en boca, y entre todas han montado una buena: nueve comisiones de trabajo para llevar a cabo “un plan vecinal con el objetivo de recrear noches de barrio para la concienciación sobre el problema de la tala de nuestros árboles, así como de abogar por nuestros pequeños comercios y nuestros gigantes verdes”, señalan desde la Unión Vecinal El barrio no se tala. Ese es el objetivo de Las noche de Áncora, inauguradas el pasado 6 de julio, “ocupar el espacio público y defender el entorno que por tantos años se ha conservado: amplias aceras con vegetación y un tráfico moderado de vehículos”. Además, las concentraciones sirven para mantener informado al barrio sobre lo que se vaya sabiendo de las obras. El fin es exigir la rectificación del plan de las mismas que amenaza con la pérdida de árboles, así como la utilización de las aceras existentes para la desviación del tráfico y, consecuentemente, la desaparición de los numerosos comercios de la zona. Hasta el momento han conseguido más de 48,000 firmas en una petición on line que sigue recabando apoyos.
En la primera noche de Áncora, como acto simbólico, señalaron con un escarpín a los dos únicos árboles 'indultados', es decir los que saben que se salvarían del arboricidio que contempla la modificación de los planes iniciales de ampliación de la línea 11 de metro. Más entrada la noche hubo el encendido de “Las luciérnagas de Áncora”, con el lema Tala no, una idea de Blanca, la vecina artesana, y que iluminaron el terraceo que siguió durante varias horas más. Estas noches se siguen repitiendo todos los jueves e invitan a gente de otros barrios de Madrid a conocer, y unirse a la defensa de lo que hoy está en peligro de desaparecer: la naturaleza verde y humana de un barrio lleno de vida.
La preocupación es máxima. Esta tarde, ante la sorpresa de ver sus árboles vallados, los y las vecinas han convocado a reunión de urgencia para decidir el próximo paso para evitar la tala de los árboles de la Calle Áncora para las obras del Metro.