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Ciencia y tecnología
Tecnología, conflicto y democracia
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Detrás del relato que continuamente se nos vende sobre el progreso que nos traen las tecnologías digitales y la inteligencia artificial, se esconde una importante cara oculta que pocas veces aparece en los discursos oficiales. Lo cierto es que en una sociedad cada vez más digitalizada, la estructura global de la industria electrónica se ha ido construyendo bajo el dominio de grandes empresas, respaldadas por complejas redes de producción globales, en muchas ocasiones muy poco transparentes, en las que se vulneran sistemáticamente derechos laborales y ambientales. Ello se traduce en una realidad cada vez más desproporcionada: mientras que la industria externaliza sus costes ambientales y sociales al Sur Global, de donde se obtienen las materias primas necesarias para elaborar los dispositivos electrónicos que consumimos diariamente y la mano de obra, la mayor parte de los beneficios se concentran en empresas con sede en Estados Unidos.
De hecho, somos testigos del creciente nivel de concentración de poder y capital que se acumula en manos de un reducido número de empresas del sector Big Tech, y de cómo estas compañías se están aliando para evadir cualquier tipo de regulación que suponga un obstáculo para su acumulación de capital, aunque ello suponga silenciar a sus trabajadoras, destruir el medio ambiente e incluso ser cómplice del genocidio y ocupación que Israel está ejerciendo en Palestina.
Empresas tecnológicas, genocidio y ocupación
Tal como hemos hemos observado en las últimas semanas gracias a la denuncia de distintas asociaciones, empresas como Amazon, Google y Microsoft son activamente cómplices del actual genocidio del pueblo palestino, ya que están vendiendo servicios de nube e inteligencia artificial a las fuerzas de ocupación de Israel, facilitando que el gobierno israelí vigile a la población palestina, la obligue a abandonar sus tierras y perpetre el genocidio.
Dentro de estas empresas, se sigue castigando, reprimiendo, silenciando y tomando represalias contra los trabajadores y trabajadoras que se pronuncian en contra de lo que está ocurriendo en Palestina, además de alimentar un entorno hostil hacia sus empleados y empleadas palestinas, árabes y musulmanas.
Impactos del extractivismo en las poblaciones del sur
En un contexto global de creciente competición por los recursos naturales, la demanda de minerales críticos que son necesarios para la fabricación de electrónica y tecnologías digitales están intensificando los conflictos y la destrucción ambiental que ocurren en torno a la minería. Ejemplos de ello son el caso de Madagascar, país afectado por la minería de tierras raras, así como aquellos países donde la minería afecta a territorios ya tensionados o en conflicto, como en la República Democrática del Congo, país que posee recursos minerales claves por la producción de electrónica como el coltán y el cobalto. Mientras Ruanda facilita la exportación de minerales de sangre, la Unión Europea firma acuerdos con ambos países para garantizar su suministro.
Explotación laboral y luchas sindicales
A pesar de producir algunas de las tecnologías más valiosas del mundo, millones de trabajadores y trabajadoras —muchas de ellas en Asia— continúan enfrentándose a barreras sistémicas para la sindicalización y la negociación colectiva. Desde tácticas agresivas antisindicales desarrolladas en Silicon Valley, hasta la prohibición total de los sindicatos independientes en China, tanto gobiernos como corporaciones han trabajado para reprimir los movimientos liderados por los y las trabajadoras en nombre del beneficio y la eficiencia. Muchas de ellas reciben salarios que apenas cubren sus necesidades básicas, mientras que las jornadas extremas —a menudo superando las 72 horas semanales— son la norma. Para debilitar aún más el poder laboral, las empresas recurren cada vez más a contratos precarios que les permiten despidos laborales sin previo aviso, especialmente a aquellas personas que intentan organizarse. Además, las mujeres, que representan una parte significativa de la fuerza laboral, enfrentan desafíos adicionales, como el acoso laboral y la falta de apoyo para el cuidado de los hijos.
Una IA imperfecta
A pesar de que la IA generativa se ha presentado como una herramienta revolucionaria, cada vez existen más voces críticas que evidencian que esta tecnología no es neutra, sino que reproduce sesgos discriminatorios y perpetúa desigualdades.
En este sentido, cada vez se hace más necesario resaltar que las predicciones mediante inteligencia artificial no son objetivas. En realidad, estos sistemas reproducen y amplifican patrones históricos en los que los grupos más afectados son los que han sido discriminados históricamente: en particular, las mujeres y los colectivos minoritarios. Ello se traduce en una generación de potenciales formas de violencia y discriminación a gran escala, sin olvidar el consumo de grandes cantidades de energía que conlleva su uso, con un elevado impacto ambiental.
Hackeemos el sistema, construyamos resistencias: las alternativas del Mobile Social Congress
Del 3 al 6 de marzo, la ciudad de Barcelona volverá a convertirse en la capital internacional de la vanguardia digital con la celebración del Mobile World Congress, el mayor evento mundial dedicado la innovación en la industria tecnológica. Un momento crucial en el que la sociedad civil se ha organizado para reflexionar y buscar alternativas justas que den respuestas a los impactos sociales y ambientales que se esconden detrás de esta imagen de vanguardia que se nos intenta ofrecer.
SETEM Catalunya, como respuesta al congreso internacional, vuelve a organizar el Mobile Social Congress para denunciar la cara oculta de este sector, del 3 al 5 de marzo. La 10ª edición del proyecto propone “Hackear el sistema y construir resistencias” para promover el uso responsable de la tecnología y una mirada crítica frente al Mobile World Congress. Para ello, el programa contará con un podcast en directo de LaTurra, dirigido por la periodista Alba Riera, y distintas charlas que tendrán lugar en el CCCB (Barcelona) y en línea, donde representantes de entidades como Good Electronics, No Tech for Apartheid, el ODHE, Afrewatch y la Federación del Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores del Metal de Indonesia, entre otras, analizarán casos actuales en los que la fabricación o el uso de la tecnología supone una vulneración de los derechos humanos.
La iniciativa se ha iniciado el lunes 3 de marzo en las puertas de la Fira de Barcelona con una concentración abierta para denunciar, junto con la plataforma Prou Complicitat amb Israel y La Fira en la Mira, la complicidad del MWC con el genocidio y ocupación de Israel en Palestina.