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Economía social y solidaria
Quemar el hogar para construir otro más ético, sostenible y solidario
Queremos quemar la casa, como dice la mítica canción de Talking Heads, pero para construir una mejor, una que sea más ética, justa y sostenible. Porque aunque sea un lugar privado, la dimensión de nuestros hogares no puede ser más colectiva. Y más amplia! Cuando pensamos en el hogar y toda la actividad que en este espacio se concentra vemos la diversidad de productos y servicios que intervienen para promover el bienestar de quienes lo habitan. Os proponemos hacer una panorámica y recorrer todos los elementos que se nos puedan ocurrir en los que nuestras viviendas están implicadas, desde las opciones de compra o alquiler, a la mudanza, decoración o la limpieza.
Comenzamos con uno de los temas más controvertidos: las inmobiliarias. Un sector muy polémico, especialmente desde la crisis de 2008 y la actual escalada de precios relacionada con la especulación. Y sin embargo, hay ejemplos de inmobiliarias que quieren introducir un componente ético y facilitar el derecho a una vivienda digna, como el caso de Etikalia, una inmobiliaria que opera en Euskadi bajo esos principios. Como comenta Robert Cacho, que una inmobiliaria sea ética significa que trabajan con dos conceptos: por un lado, la triple cuenta de resultados, donde lo más importante no es el resultado económico sino el equilibrio entre el impacto económico, el social y el ambiental, y por otra parte, el trabajar con la idea de innovación social, buscando soluciones innovadoras a problemas sociales, en este caso al difícil acceso de una vivienda. Para ello, comenta Cacho, “gestionamos alquileres donde tenemos un servicio orientado a propietarios de viviendas vacías que, generando suficiente tranquilidad, seguridad y confianza, hemos conseguido movilizar estos años unos cuantos cientos de miles de viviendas vacías en Vizcaya y Alaba. Tenemos servicio de ventas, donde invertimos más en publicidad y marketing para vender la vivienda lo antes posible y a cambio no cobramos comisión sino una cantidad fija por ese servicio”.
Seguimos con el recorrido de posibilidades. Porque una cosa es facilitar el acceso a la vivienda digna, que es fundamental, pero hay un paso que va más allá, que es empezar a crear espacios que sean más participativos, sostenibles y solidarios. En los últimos años han surgido numerosas iniciativas de cooperativas de viviendas o cohousing. Es representativo en este ámbito el trabajo de la Oficina de Innovación Cívica de Canarias, una cooperativa que se centra en la asesoría y acompañamiento de comunidades sobre urbanismo y arquitectura, entre otros servicios. Adrián Rodríguez, uno de sus integrantes, nos habla de las claves para que una vivienda sea más comunitaria y participativa: “se trata de redibujar los límites de lo colectivo para recuperar un modelo de convivencia en comunidad y ayuda mutua”. Este modelo, “alternativo, autopromovido, autogestionado y participativo en el que se construye la comunidad antes que el edificio” confronta con el modelo de vivienda actual que, como establece Rodríguez, se centra en el mercado en lugar de en la satisfacción de las necesidades de las personas.Recuperar un modelo de convivencia en comunidad, un reto necesario sin duda, y más si se piensa en determinados estadios avanzados de edad, y se busca autonomía y convivencia. Es el caso de Plegats, cooperativa de vivienda senior de Baleares, actualmente en fase de constitución y búsqueda de terreno. Se trata de una alternativa que busca seguir “en casa hasta el final de los días sin estar solos o depender de los hijos o servicios residenciales tradicionales, una solución común en otros países y un modelo que facilita la convivencia, el compartir apoyos, gastos de servicios…, eficiente ecológicamente y sostenible y que promueve un envejecimiento activo y satisfactorio”, como defiende Colau Terrassa, del grupo promotor de esta cooperativa.
Seguimos por nuestro recorrido, y ahora que ya tenemos casa, de alquiler o compra, individual o colectiva, es probable que tengamos que mudarnos y, quizás, que queramos cambiarle el color a las paredes. A ambas cosas se dedica Mapiser, una empresa de inserción sociolaboral aragonesa. Como establece Eva, una de sus integrantes, “la particularidad no tiene que ver tanto con el servicio en sí sino con quién lo presta: personas en itinerario de inserción sociolaboral, derivadas de servicios sociales que necesitan un apoyo para adquirir competencias laborales y sociales para incorporarse al mercado laboral”. Más allá de esto, como tantas empresas de la ESS, intentan seleccionar los proveedores en base a criterios de igualdad, equidad, sostenibilidad, procurando que sean del Mercado Social, la Economía Solidaria o el tercer sector.Y ya en casa, con la casita a punto, pintada y nuestras cosas mudadas, pero seguro que nos falta algo en el nuevo hogar. ¿Una lámpara quizás? O algún elemento decorativo. Pues la artesanía y el reciclaje están en alza, y más en empresas con conciencia ecológica como las de la Economía Solidaria. Un buen ejemplo de ello es la empresa familiar Barrikupel, donde Amaia y Jesús Prieto, padre e hija, se dedican a la fabricación de elementos decorativos para contrarrestar lo que consideran “desechos valiosos” de la industria actual. Trabajan principalmente con el roble de la barrica de vino, haciendo una mezcla entre diseño, artesanía y reutilización. Además, lo realizan desde un pequeño pueblo rural, lo que entienden como una contribución para luchar contra la crisis climática. “No tenemos la solución completa a este problema, pero, si damos a conocer nuestra forma de trabajar y pensar, habrá más gente que lo haga y poco a poco seremos más”, afirma Amaia.
En esta misma línea de aprovechar y recuperar, está la Factoría Atelier, empresa gallega que recupera muebles y otras materias primas para crear piezas de decoración únicas. Sabela Fuentes nos habla de la importancia de recuperar muebles “para que no se conviertan en un residuo'' ya que muchas veces desechamos piezas totalmente funcionales por criterios estéticos y “con el simple gesto de renovar en lugar de tirar y comprar estaremos contribuyendo al cambio hacia una economía circular”. Por otro lado, nos recuerda que en este procedimiento muchas veces sustituimos piezas buenas por otras de menor calidad simplemente por ser más modernas.
Y una casa no puede ser sostenible si no se limpia de forma sostenible. Porque los productos de limpieza tienen una gran cantidad de compuestos químicos que son tóxicos para nosotras y para el medio ambiente. Por suerte cada vez hay más alternativas en este sentido, sobre todo para las que no tenemos mucho tiempo para hacernos nuestros propios limpiadores. Los productos de Dicha&Hecho, por ejemplo, vienen en cargas hidrosolubles, como el jabón de lavadora o recargas para productos como el limpiador multisuperficies, que nos ahorran muchos envases innecesarios a la vez que tienen formulaciones más respetuosas. Ana Guerrero, una de sus fundadoras, nos recuerda que los productos convencionales de limpieza vienen envasados en garrafas de plásticos u otros envases no reutilizables y que contienen componentes dañinos para la salud humana y el medio, además de que vienen en muchos casos de lejos y se producen con energías sucias, lo que es doblemente contaminante. En cambio, en Dicha&Hecho los productos vienen de Valencia, Guadalajara y Galicia, para promover una economía de proximidad y además, se producen y almacenan con energía 100% renovable”.
Antes de ir cerrando este recorrido, rescatamos el tema de los seguros de hogar, que vimos en el podcast sobre Finanzas éticas, donde CAES nos habló de sus seguros del hogar éticos y que encajan a la perfección en esta panorámica sobre el hogar. Como también encajan otras iniciativas que por desgracia tenemos que dejar en el cajón. Podríamos haber charlado con otras experiencias de cooperativas de viviendas como Koobizitza, una red de proyectos de cooperativas de vivienda en cesión de uso de Euskadi, Navarra y La Rioja. Y en arquitectura comunitaria y sostenible están por ejemplo, Urbanbat en Euskadi y EcoDeco en Navarra. Y en materia de limpieza está, por ejemplo, La Jabonería, una empresa canaria que permite la inserción sociolaboral de colectivos en situación de vulnerabilidad, además de contribuir a disminuir el impacto ambiental con la reducción de plásticos. Y en Navarra, Murcia y Huelva, están las tiendas de muebles de segunda mano de los Traperos de Emaús y, en Aragón, Recreando, otra empresa que los restaura.
Esperamos poder encontrarnos con éstas y otras alternativas de los mercados sociales de la Economía Solidaria en futuras ocasiones así como poder también analizar con mayor detenimiento aspectos concretos de algunas de estas iniciativas que, como el de las cooperativas de vivienda en cesión de uso o la higiene, cosmética y salud, darían para indagaciones en profundidad. Aún nos quedan muchos sectores e iniciativas por descubrir. No os despistéis que amenazamos con volver...