Consumo
“El consumo consciente es una de las soluciones para evitar el colapso climático”

Ante el bombardeo consumista navideño, charlamos con Gerard Pijoan, de la cooperativa opcions, para conocer en profundidad las propuestas del consumo responsable, crítico y consciente.
Gerard Pijoan
Gerard Pijoan, cooperativa opcions
20 dic 2021 12:05

Estamos en familia y seguro que todo el mundo os conoce, pero por si acaso, ¿os presentáis directamente?

Opcions somos una cooperativa sin ánimo de lucro que impulsamos el Consumo Consciente. La entidad nace hace 20 años y facilitamos herramientas a la ciudadanía, empresas y administraciones para que mejoren el impacto de su consumo. Nos centramos en 4 áreas: información con la revista Opcions (tanto online como física), facilitar cambios de consumo con instrumentos como La Zona (el Mercado Digital del Consumo Consciente), asesoramos a las administraciones públicas en temas como la Compra Pública Responsable y la promoción de un consumo sostenible y, finalmente, dinamizamos nuestra comunidad de más de 3.300 socias para hacer llegar el consumo consciente a mucha más gente.

El consumo responsable, crítico y transformador es… Y es importante porque…

Nos enfrentamos a una emergencia climática y seguimos arrastrando una crisis social que nos obligarán a un decrecimiento. De nosotras depende que el cambio de modelo económico sea a favor de la mayoría social o que nos venga impuesto, mediante la doctrina del shock, por las élites económicas. Y en este escenario, el modelo de consumo será determinante.

Por eso nosotras hablamos de consumo consciente. Porque creemos que nuestro deber es informar a la sociedad del impacto de su consumo y sobre las alternativas y mejoras que ya existen. Y animamos a mejorar nuestro consumo a partir de las tres claves, por orden de importancia: primera reducir nuestro consumo, segundo consumir sin comprar y, en caso de tener una necesidad que implique consumir y no haya alternativas a la compra, comprar con criterio social y ambiental.


En la campaña La Clave ESS la Gente, donde recorremos mes a mes las redes territoriales y sectoriales de REAS, solemos pedir a las redes entrevistadas un DAFO del estado de su red. ¿Os animáis a hacer uno del consumo responsable?

Tenemos dos grandes debilidades, el discurso del capitalismo de consumo está absolutamente arraigado en nuestra mentalidad y las alternativas de consumo existen pero en su mayoría son empresas pequeñas con poco músculo financiero y estructural para aprovechar las economías de escala y llegar a grandes capas de la población en poco tiempo.

Además nos enfrentamos a dos grandes amenazas. Una actual que es el efecto de la pandemia de la COVID19 que se suponía que nos haría mejores pero nos ha dejado agotadas mentalmente, debilitadas a nivel comunitario y con pocas energías para la militancia y el activismo. La otra es las crisis económicas recurrentes que dejan cada vez a más personas en riesgo de pobreza, por lo que tenemos a más gente que necesita un cambio pero que sus condiciones materiales no se lo permiten.

La gran fortaleza que tenemos es nuestra gente, tanto las que consumen como las trabajadoras. Gente que, pese a tener entidades pequeñas, dedican tiempo y esfuerzos a intercooperar en lugar de competir generando oportunidades para todas. Además de unas bases sociales con un compromiso increíble que convierte a las “clientes” de las alternativas de consumo en sus principales “prescriptoras”.

Finalmente tenemos dos grandes oportunidades. En primer lugar, que la evidencia científica demuestra que nuestro discurso no sólo es cierto, sino que es una de las soluciones para evitar el colapso climático. Finalmente, que las alternativas de consumo hemos entendido que solas no podremos y que tenemos que elevar nuestro impacto social, lo que nos está llevando a crear estructuras de segundo nivel que permiten escalar los impactos individuales.


¿Qué papel creéis que está jugando la Economía Solidaria y en concreto los Mercados Sociales en este panorama?

La ESS y los Mercados Sociales son el gran ejemplo de la tercera clave del consumo consciente de comprar con criterio social y ambiental. También son la muestra de la oportunidad de intercooperar para lograr cambios a gran escala en poco tiempo. Como entidades tenemos que reforzar los proyectos de intercooperación y entender que el esfuerzo que se hace a nivel individual para conseguir un cambio de consumo en una persona, empresa o administración se puede aprovechar por otras entidades. Al final, la consumidora consciente lo es de todos los sectores de consumo. Y, si no logramos cambios transversales en nuestro modelo de consumo, poco importará el impacto individual que hayamos logrado. Por eso tenemos que cuidar las Redes de representación y los Mercados Sociales, para ampliar el impacto y para cuidar y proteger a las iniciativas más pequeñas.


Hablando de Mercados Sociales, y aprovechando para hacer un poco de promo…., acaban de lanzar una campaña de consumo responsable en estas fechas. y que hila con el lema del año pasado de ConsumeDentro, ¿Os parece importante este mensaje? ¿por qué?

Cualquier esfuerzo de sensibilización en materia de consumo nos parece muy positivo, sobretodo si son campañas conjuntas que difunden muchas entidades. Así que lo que nos parece importante es el esfuerzo invisible que hace REAS y los Mercados Sociales para generar campañas que generen un consenso interno tanto territorial como sectorial. Finalmente es importante que, en momentos de consumo efervescente, haya voces que te invitan a parar, pensar y tomar decisiones más acordes a tus valores.




¿Cómo habéis visto la campaña y cómo son, en general, las campañas y acciones de sensibilización de este ámbito? 

Aquí aprovecharé para compartir una autocrítica que nos hacemos en Opcions que, pese a llevar 20 años sensibilizando, aún no somos capaces de hacer llegar nuestro mensaje a la mayoría de la población.

Además tenemos un debate pendiente sobre quien marca nuestra agenda comunicativa. Normalmente hacemos campañas reactivas a los grandes momentos de consumo (Black Friday o Navidad) y así caemos en los tiempos y marcos narrativos del capitalismo consumista. Y a veces nos deja con el discurso en contra o anti, un tono comunicativo que no es el que nos gustaría que recibiera la gente.

Tengo la sensación que este cambio de mentalidad que tenemos que hacer como movimiento también debe transformar nuestras campañas y acciones de sensibilización.

Green, pink… ¿Qué hacemos para desmontar tanto washing?

En la línea anterior este es un ejemplo de nuestras limitaciones. No puede ser que llevemos años defendiendo un modelo económico sostenible, por ejemplo, y que en pocos meses las grandes empresas, responsables del desastre ambiental, se apropien del concepto sostenible. Y que logren hacer creer a la sociedad que sus prácticas son sostenibles.

Por desgracia no tenemos aún la respuesta a la pregunta, pero la intuición me dice que la solución se encuentra en nuestro mejor activo, nuestra gente.

El escenario de pauperización progresiva y pérdida de poder adquisitivo de los últimos años parece que va a ser una tendencia en los próximos tiempos (en gran parte cuando lleguen los recortes por los fondos europeos). ¿Cómo juega este contexto respecto de una mayor adhesión al consumo responsable? ¿Por dónde deberían ir los mensajes en este contexto?

A mi parecer es una de les grandes amenazas, porque a más inseguridad económica más difícil es que la gente haga cambios. No se le puede pedir a la gente que está sufriendo económicamente que reduzca su consumo. Nuestro objetivo también debería ser que esta gente pueda aumentar su consumo para vivir con dignidad.

Aquí tendremos que forjar una estrategia colectiva y transversal que logre demostrar que nuestro modelo económico alternativo no sólo existe sino que es solvente y que es capaz de reducir las desigualdades en origen. Y aquí las administraciones públicas tienen un papel central. De sus decisiones sobre quién gestionará estos fondos dependerá nuestra respuesta económica al colapso climático.


Para ver cambios es importante poder imaginarlos. Para cerrar, ¿nos compartís un escenario idílico para proyectarnos?...

Me encantaría vivir en una sociedad donde el núcleo social vuelva a ser la comunidad en lugar del individuo. Una sociedad donde las empresas y las administraciones están al servicio del bien común y donde la participación ciudadana sea la norma. Una sociedad que en lugar de polarizar tenga curiosidad para buscar la verdad en el otro. Una sociedad que tenga la empatía como valor principal y que esto se refleje en nuestro consumo. Un consumo que construya un modelo económico que nos cuide, a todas y a nuestro planeta.







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