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Colombia
La sociedad civil de Cataluña: desde la solidaridad, con los ojos puestos en Colombia
El balance que deja el recrudecimiento del conflicto armado en Colombia es, sin lugar a dudas, doloroso. Desde la firma del Acuerdo de Paz han sido asesinadas más de 1.000 personas defensoras de derechos humanos y 245 personas excombatientes y firmantes del Acuerdo de Paz.
Integrante de la Taula Catalana per la Pau i els Drets Humans a Colòmbia
El año 2020 ha sido el periodo más violento para Colombia desde la firma del Acuerdo de Paz, firmado hace ya cuatro años. Solo entre enero y septiembre, el Programa Somos Defensores ha registrado el asesinato de al menos 135 personas defensoras de derechos humanos y líderes sociales, una cifra que supera el total de asesinatos registrados durante el año 2019. Las cifras del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, INDEPAZ, son aún menos alentadoras: en lo que va de 2020, Colombia registra 287 líderes y lideresas asesinadas y un total de 80 masacres.
En este contexto, la Taula Catalana per la Pau i els Drets Humans a Colòmbia (Mesa Catalana por la Paz y los Derechos Humanos en Colombia), una plataforma conformada por organizaciones no gubernamentales e instituciones públicas de Cataluña, ha reforzado de manera importante el trabajo de incidencia de apoyo a la paz y a la promoción de los derechos humanos que desde hace 20 años promueve en el territorio catalán.
Las alarmas se activaron durante el primer trimestre del año, al conocer diferentes denuncias y alertas emitidas desde organizaciones defensoras de derechos humanos en Colombia a raíz del anuncio de las primeras medidas de emergencia sanitaria establecidas por el gobierno de Iván Duque. Durante el mes de abril, la Taula per Colòmbia manifestó públicamente su preocupación por el incremento de la crisis humanitaria y de derechos humanos y el recrudecimiento del conflicto armado en el país.
A ese pronunciamiento le siguieron comunicados y cartas públicas de representantes de municipios como Barcelona, Terrassa, Sant Boi de Llobregat o Lleida y del propio Fons Català de Cooperació al Desenvolupament, plataforma municipalista conformada por 287 municipios catalanes que representan a más de 6 millones de personas. La Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD) también ha expresado en diversas ocasiones su preocupación por la situación del país, en especial por las personas defensoras de derechos humanos, al igual que lo han hecho representantes del Parlamento de Cataluña.
Unos meses después, en agosto, el país despertó con la noticia del repunte de las masacres, cuyas víctimas eran mayoritariamente jóvenes. En menos de dos semanas se registraron al menos 7 masacres y, días más tarde, en el marco de movilizaciones sociales en protesta por la muerte del ciudadano Javier Ordóñez, se denunciaron al menos 14 asesinatos cometidos por la Fuerza Pública y más de 400 personas heridas.
Nuevamente, diferentes sectores de la comunidad internacional, entre ellos la Taula, condenaron los hechos y llamaron al Gobierno colombiano a adoptar medidas urgentes para detener la ola de masacres y violencia. Así mismo, en un contundente comunicado suscrito por la Taula e impulsado por el Espacio de Cooperación para la Paz y la plataforma europea OIDHACO, numerosas organizaciones internacionales de la sociedad rechazaron el uso desmedido de armas de fuego y el abuso policial durante las protestas ocurridas en la ciudad de Bogotá.
Durante estos últimos meses, las calles de Barcelona también han sido el reflejo del enorme compromiso de la diáspora colombiana en Cataluña. A través del arte, la música o la cultura, y a iniciativa de varias personas, colectivxs de colombianxs y espacios culturales en Barcelona, se ha denunciado la falta de garantías para la vida en aquel país.
Algunos ejemplos destacables han sido las concentraciones y performances realizadas ante el Consulado de Colombia en Barcelona, como la performance “El violador en tu camino” (El violador eres tú”) en el marco de la acción “Emberaquémonos”(1), en repudio por la violación de una niña Embera a manos de siete solados del Ejército Nacional; la performance y velatón “Nos están matando/No es normal la masacre” en denuncia por la ola de violencia que vivió Colombia durante el mes de agosto y, finalmente, la concentración en repudio por el asesinato de Juliana Giraldo Díaz, mujer trans asesinada por un miembro del Ejército Nacional.
Especialmente destacable fue la manifestación en la Rambla del Raval “Candela Viva” contra la violencia policial o, más recientemente, la Tulpa (encuentro en torno al fogón) en apoyo a la Minga del Sur occidente colombiano, convocada en el conocido espacio antirracista okupado y hace pocos días desalojado de La Nova Usurpada.
Finalmente, no se puede olvidar que en varias ocasiones la Plaza Sant Jaume también ha sido el escenario de velatones, música y performances en memoria de las personas asesinadas este año, y en defensa de las vidas de quienes le siguen apostando a la palabra frente a las armas. Encontramos algunos ejemplos en las concentraciones convocadas el 21 de septiembre y el pasado 21 de noviembre en conmemoración por el Paro Nacional de 2019.
El Parlamento catalán exige que se cumpla el Acuerdo de Paz
A día de hoy, diferentes instancias nacionales e internacionales siguen alertando de una falta de compromiso por parte del Gobierno de Colombia en la implementación integral del Acuerdo. En este sentido el Parlamento de Cataluña aprobó recientemente una importante Resolución en apoyo a la implementación integral del Acuerdo de Paz. Los cuatro primeros puntos, aprobados por unanimidad, constatan la urgencia de una implementación sin militarización de los territorios y con la participación activa de las comunidades, y la necesidad de que el Gobierno colombiano diseñe y aplique una política pública integral y eficaz en materia de garantías, prevención y protección de los derechos humanos en todas las regiones del país. Entre los puntos aprobados, el Parlament de Catalunya
“Específicamente, cree necesario que se realicen investigaciones rápidas e imparciales para llegar a los responsable materiales, intelectuales y sus estructuras – incluyendo el esclarecimiento de los vínculos con élites políticas, económicas y militares-, y que se fortalezcan las medidas colectivas de prevención y protección teniendo en cuenta el enfoque diferencial étnico, territorial, género, edad, etc.”
No hay duda de que Colombia vive actualmente uno de los periodos más difíciles para la garantía de los derechos humanos desde la firma del acuerdo de Paz. Un contexto en el que se vulneran de manera sistemática los derechos humanos, individuales y colectivos y que, por lo tanto, dificulta enormemente la implementación integral del Acuerdo y las vidas de quienes lo defienden.
Pese a la falta de garantías para la defensa de la vida en Colombia, cada vez más colectivos, organizaciones de la sociedad civil e instituciones públicas radicadas en Cataluña denuncian la violencia estructural y sistemática que vive el país. Una denuncia que también conlleva, de manera inevitable y necesaria, al acompañamiento, visibilización y reivindicación de los nombres, las vidas y las historias de las personas, líderes y lideresas, comunidades y organizaciones sociales que, desde Colombia, le siguen apostando a la construcción de la Paz con justicia social. De la Paz con verdad, justicia, reparación y no repetición.
NOTA
1) Expresión que nace de las palabras “Embera” (referente al pueblo indígena) y “emberracarse” (enfurecerse)