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Fronteras
“Nos tratan como si no fuéramos personas”
El Articulo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, afirma que todas las personas tienen derecho a migrar. Sin embargo esto casi nadie lo respeta, esto lo cuento y no solo porque lo he escuchado, si no porque lo he vivido siendo menor migrante no acompañado en Melilla. Desde el momento que llegamos al país sufrimos maltrato en las fronteras por parte de la policía, nos tratan como si no fuéramos personas.
¿Cómo acoge el sistema a los migrantes recién llegados? El sistema acoge a las personas migrantes recién llegadas de maneras diferentes, si vienes de un país donde hay guerra entonces se te denomina refugiado o refugiada. A las mayores de edad las llevan a un centro de acogida mientras que les aceptan o les rechazan el asilo. Tienen entre un mes y 6 meses para estar en este espacio. Si le rechazan el asilo, a los seis meses las echan del centro y entonces tendrán que buscarse la vida. Si lo aceptan entonces las mandan a otro centro de mayores o pisos de acogida en algún pueblo. Si son menores de edad las llevan a un centro de menores.
Si nos fijamos, la mayoría de los centros de migrantes están fuera de las ciudades. Esto hace que estos recursos estén menos controlados y menos cuidados y a veces pasan cosas allí que nadie ve más que los menores que permanecen en estos lugares. Algunos ejemplos que yo he vivido son: no traer ropa a los chavales para cambiarse, dar comida caducada a veces, o tener el doble de personas de las que deberían tener. Hay centros donde pueden acoger a 500 o menos chavales y hay mil. A veces mezclan a personas más mayores con los más jóvenes y eso hace que se den situaciones de peleas, robos o abuso, que los menores se vean expuestos a situaciones de violencia y enfermedad.
Los centros de menores se encuentran en sitios alejados, en lugares medio vacíos de gente, haciendo sentir a los menores que son diferentes y haciendo que los jóvenes españoles nos vean diferentes
En mi caso, estuve en el Centro de Menores Rostrogordo, en Melilla. Allí, en habitaciones preparadas para cuatro personas, había más de 10. Los baños estaban rotos y sucios. Como he comentado antes, estos centros se ubican en sitios alejados, en lugares medio vacíos de gente, haciendo sentir a los menores que son diferentes y haciendo que los jóvenes españoles nos vean diferentes aunque todos somos personas.
A las personas mayores de edad, las echan del centro si les rechazan el asilo, algo que les sucede a la mayoría. Con los menores pasa lo mismo, les echan al cumplir los 18 años. A veces, en lugares como Melilla, expulsan a los menores en la frontera aunque no hayan cumplido los 18 años, algo que no se puede hacer. A veces la policía lleva a la gente a la frontera para echarles, incluyendo menores.
Por otro lado, muchos menores que al cumplir 18 años salen del centro lo hacen sin papeles, cuando por ley deberían recibirlos. ¿Me preguntas por qué será? Pues te dejo aquí una captura de un mensaje de un trabajador social al que he preguntado y que da su opinión y explica un poco porque muchos menores lo pasan mal en el centro y salen sin papeles. No quiere que digamos su nombre por culpa de como son las cosas en España…
En los tiempos de la pandemia, algunos de estos chavales, que salían de los centros de menores sin papeles, lo que hacían era meterse en problemas para que les llevaran a la cárcel de menores y ahí salían con los papeles, pues la solicitud se atendía más rápido que en los centros. Esto sucedía porque en Melilla había cuatro centros de menores y una consejería, donde había pocos trabajadores. Además, los centros estaban llenos por la situación de pandemia, por lo que no se presentaron las solicitudes, quedando los menores sin papeles sin que fuera su culpa. Otra limitación de los centros, es que la mayoría de los cursos que ofrecen son cursos de jardinería y de limpieza y eso no es justo. No debería ser así, pero si no, pues quién va trabajar en los campos de Almería, Granada o Málaga.
En 2021 salió una ley que debía proteger a los menores. Según el artículo 198 del Real Decreto, se permite a los ex-menores que no han llegado a los 23 años renovar los papeles sin contrato de trabajo. Pero a la hora de presentar la renovación, te piden contrato o justificar que hay alguien que esté a tu cargo, o que demuestras que tienes medios económicos suficientes. Se trata de un proceso traumático, igual que lo que pasa con los mayores que si quieren solicitar papeles les hace falta justificar que han estado dentro del país tres años y aportar un empadronamiento. No solo eso, también tienen que tener un contrato de trabajo.
Se supone que hay cinco formas que ayudan a los migrantes a solicitar los papeles pero esas cinco formas no sirven para un migrante que acaba de llegar porque, o te piden tener familia aquí, o justificar que ya has estado dentro del país tres años, más un contrato de trabajo y eso es casi posible. Por desgracia, así funciona el sistema migratorio: la pregunta es, en esos tres años, cómo vive la persona, de dónde va sacar el dinero, qué va a comer, dónde va a dormir —pues ya hemos comentado que si te rechazan el asilo te echan del centro, que los menores al cumplir 18 años también tienen que salir del centro.
La pregunta es, ¿donde se va a ir un menor cuando cumple 18 años? Se tiene que poner a buscar trabajo, o a buscar un centro donde quedarse. Además, para renovar los papeles, según la ley, tendrá que ser menor de 23 años, y necesitará un contrato y justificar que tiene medios, o alguien que se haga cargo, como ya dije. Hablamos de menores no acompañados, es decir, que no tienen gente que se haga cargo de ellos.
Cuando estuve en el centro de menores en Melilla, aunque se suponía que me darían los papeles al cumplir los 18 años, me pidieron el empadronamiento, a pesar de que había estado viviendo allí
En mi caso, como ex menor no acompañado, no tengo familia aquí que pueda hacerse cargo de mi. Cuando quise renovar los papeles me ha pidieron un justificante o un informe de que pueda hacerme cargo de mí mismo, mostrado el dinero que tengo en la cuenta o demostrando que algún está a cargo de mí. Como no estaba a cargo de nadie, he tenido que buscar un contrato corriendo, cuando me quedaban 15 días para me caducaran los papeles. Había estado trabajando antes, pero con contratos temporales. Y en ese momento, en los últimos 15 días de plazo, o no me salían ofertas o me salían, pero me pedían que justificara que había solicitado la renovación y que ya estaba aceptada. Por eso muchas personas migrantes trabajan en empleos mal pagados y explotados, a veces en negro, porque no tienen otra opción y si no hay contrato no hay papeles. Estos bucles siempre nos suelen pasar aunque no tengamos ninguna culpa.
Melilla
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Recuerdo que cuando estuve en el centro de menores en Melilla todo fue muy complicado. Aunque se suponía que me darían los papeles al cumplir los 18 años, me pidieron el empadronamiento para poder solicitar la tarjeta, a pesar de que había estado viviendo allí, ¿no os suena raro? Yo pensaba que el padrón lo daban en el centro, pero no, así que la mayoría de menores se veían forzados a comprar el padrón a alguien que aceptara hacerlo, muchos chavales pagaban 500 pavos para tener ese padrón y poder presentarlo en extranjería, porque no quedaba otra, y eso no está bien: la gente se aprovecha de nosotros cuando no tenemos ningún poder. Hemos venido para mejorar, cierto que hemos podido cambiar de país, pero no hemos podido cambiar cómo funciona el sistema. Yo, por ejemplo, no tenía una buena relación con mi familia, no me iban a dar dinero, y yo no tenía lo necesario para poder pagar el padrón. Por suerte he conocido a una amiga que ha aceptado empadronarme gratis, pero muchos se quedan sin papeles por no tener a alguien que les haga el padrón o por no tener dinero para comprarlo. Sabiendo perfectamente que esos chavales han estado viviendo en el centro de menores, no se entiende que se les pida.
He podido subir a Madrid, pero sigo sufriendo estrés, lo que he vivido en Melilla me ha marcado, tanto lo que viví en el centro, como lo que viví en la ciudad, aunque es cierto que ahí había también gente buena que intenta echar una mano con lo que puede. Además, tres años después de llegar a Madrid, sigo peleando para poder corregir el nombre, el apellido y la fecha de nacimiento que me han puesto mal… cada vez que termino un tramite me sale otro, llevo seis años aquí: cuatro años sin papeles y dos con papeles, pero sin poder viajar por los datos que están mal, en la tarjeta tengo unos datos y en el pasaporte tengo otros.
Los errores en mis datos vienen de que cogieron mi nombre y mi apellido mal al llegar, tampoco pusieron la fecha de nacimiento que les dije, la verdadera, porque no tenía el pasaporte para confirmarla. Me hicieron unas pruebas del hueso, y me pusieron la fecha de nacimiento en base a los resultados de la prueba. Esto les pasa a muchos chavales. Sigo luchando con la esperanza de que algún día pueda terminar los trámites, y que pueda bajar a Marruecos a visitar a mi abuela. He conocido a muchos chavales que no pudieron seguir todos esos trámites y acabaron dejando todo por lo complicado que es, y están ahora metidos en problemas. Otros se han ido a otros países de Europa teniendo la esperanza de que sea más fácil ahí.
La mayoría de quienes vienen, vienen a trabajar y tienen la necesidad de un contrato. Aceptan lo que sea aunque esté mal pagado y aunque sufran explotación, las empresas se aprovechan de eso. Yo como migrante y ex menor, necesito trabajar, necesito comer, y no tengo oportunidades para elegir entonces trabajo de lo que me ofrecen. Tampoco tengo tiempo ni posibilidad de esperar a ver si sale algo mejor, tengo que pagar un alquiler y tener un contrato de trabajo para renovar los papeles, por eso acabo aceptando cualquier trabajo.
Hay gente que al pasar a su lado empieza a preocuparse por su bolso. La policía nos para a todas horas, en todos los lugares, haciéndonos perder nuestro tiempo, haciendo que la gente que nos ve piense que somos criminales
He escuchado que el estado da ayudas a los migrantes. Yo como migrante no he visto esas ayudas, nunca he llegado a conseguir ninguna ayuda por lo complicado que son los requisitos, ni tampoco he podido saber muy bien del todo qué es lo que hay que hacer para poder pedir la ayuda, teniendo en cuenta que ya llevo aquí seis años, sé algo de español y sé dónde buscar información. Imagino entonces a chavales que acaban de llegar, que no saben el idioma ni nada, para ellos es más difícil. La mayoría de los que consiguen ayudas son refugiados. En España, la mayor parte de los migrantes que llegan no son de países que están en guerra, por eso la mayoría de los migrantes no son refugiados. Aunque todos migran por necesidad, no se puede conseguir ayuda así de la nada, esto lo intento explicar porque he visto a mucha gente en las redes hablando de las ayudas. Quiero dejar claro que las ayudas no las reparten, no las dan a cualquier migrante, sino que tienes que cumplir unos requisitos que son complicados de cumplir.
También veo a muchas personas en redes hablando de que los españoles pagan la seguridad social y nosotros no. Para poder acceder a la sanidad pública hay que tener el número de la seguridad social y así pedir la tarjeta sanitaria, para pedir el número de la seguridad social hay que tener papeles y un contrato de trabajo, si no, te ponen un cargo de servicio. A mí esto me ha pasado, teniendo encima un contrato, porque no tenía aún la tarjeta sanitaria: me hicieron un cargo de 300 pavos, dándome un plazo: si no presento la tarjeta sanitaria en ese plazo tendré que pagarlos.
Quiero dejar claro que nada es gratis, el sistema migratorio está roto, cada vez que facilita algo pone trampas. Los migrantes sufrimos del racismo a diario, violencia por parte de la policía, malas miradas de la gente en el metro, y en la calle gestos que nos hacen sentir y estar mal sin tener ninguna culpa. A veces eso hace que nos volvamos malos. Nadie es malo porque quiere si no que el tiempo y la gente y el sistema nos hacen cambiar.
Hay gente que al pasar a su lado empieza a preocuparse por su bolso, llamándonos ladrones con sus gestos. La policía nos para a todos los días a todas horas en todos los lugares, como si no hubiera otros casos en los que trabajar, haciéndonos perder nuestro tiempo y el de ellos, haciendo que la gente que nos ve piense que somos criminales, por ser morenos o migrantes. Estamos en el siglo 21 pero el sistema migratorio sigue en el siglo 1, nos cuesta estar tranquilos y poder vivir y poder tener papeles, un buen trabajo y ser como la gente normal. Todos queremos vivir y todos queremos oportunidades que nos faciliten el trayecto, cada uno con sus motivos y sus situaciones, todos somos humanos.