México
Bricos: veinticinco años de Brigadas Civiles de Observación en el sudeste mexicano

Frayba configuró un programa para que la presencia de observadores en las comunidades sirviera de disuasión a las agresiones que sufren por parte de grupos paramilitares o del propio ejército mexicano. Eleuterio Gabón detalla la experiencia. 

27 mar 2020 08:00

El centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas(Frayba) cumple 25 años organizando las Brigadas Civiles de Observación (BriCO) en el estado de Chiapas, México. A demanda de distintas comunidades indígenas amenazadas por defender sus derechos como pueblos originarios y sus formas de organización autónoma, el Frayba configuró este programa para que la presencia en las comunidades de observadores extranjeros o nacionales sirviera de disuasión a las agresiones que sufren por parte de grupos paramilitares o del propio ejército mexicano. Hasta el momento cerca de 13.000 personas de más de 60 países han colaborado en el programa.

Para participar en las BriCO es necesario un aval de una organización colaboradora con el Frayba. En Valencia, la Asamblea de Solidaridad con México (ASMEX) se encarga de otorgar estos avales tras realizar un cursillo de formación. Lola Cubells, miembro de ASMEX, reflexiona sobre la condición de brigadista: “Las bricos son un espejo, un espejo incómodo. Por un lado te hacen sentir útil al comprobar que tu mera presencia allí puede ser beneficiosa para la seguridad de las comunidades”, explica. “Por otro te hace plantearte lo que esto supone, es decir, en el mundo racista y clasista en el que vivimos, la vida de un indígena al que resulta fácil amenazar, incluso matar, vale menos que la de un europeo. Es una cuestión de privilegio, te hace ser consciente de ese privilegio incómodo que tenemos”, añade. 

Tras cruzar el océano, una vez ya en San Cristóbal, los voluntarios acuden al Frayba para recibir una pequeña pero necesaria formación y configurar los grupos que viajarán a las comunidades de destino. En este caso concreto, se forman dos grupos. Uno irá al caracol zapatista de La Realidad, una comunidad en la selva cerca de la frontera con Guatemala donde en 2014 fue asesinado el maestro Galeano, cuyo nombre tomó desde entonces el subcomandante Marcos (ahora sub Galeano). “La realidad” la mostrará Acteal, situada en los Altos de Chiapas, lugar de la horrible matanza del 97, por la que la organización de Las Abejas sigue pidiendo justicia por lo ocurrido y resistiendo de forma autónoma.

Una lección de dignidad

Al llegar a Acteal recibe la lluvia, un suelo embarrado y la sonrisa de dos mujeres que no hablan el castellano. Nos invitan a pasar a la cocina y nos ofrecen café. La cocina es una construcción abierta para que se escape el humo de la higuera sobre la que se cocina con unas parrillas. Allí se calienta el café y se hierven los frijoles y el arroz. El fuego no se apagará durante la estancia. Las mujeres, siempre cansadas y totalmente incansables, cocinan y trabajan todo el día y casi toda la noche.

Hay dos mesas de madera, algunas sillas de plástico y cacerolas, cubetas y vasos apilados en el suelo de tierra. Es ahí donde el grupo pasará muchas horas compartiendo con ellas el espacio, el café y el calor del fuego, oyéndolas hablar en tzotzil, lengua maya lejanísima para los oídos y la cultura de los visitantes. También habrá alguna conversación con las que sí hablan el “castilla”. Los niños juegan fuera inventándose de la nada juguetes y diversiones; los hombres van a la milpa o cortan la leña, también se encargan de las cuestiones políticas.

La organización de Las Abejas forma parte del Congreso Nacional Indígena, es en Acteal donde reside su mesa directiva que se renueva anualmente. Después de la matanza del 97, enmarcada dentro de  la guerra contrainsurgente desatada contra el EZLN, decidieron desvincularse del gobierno y comenzaron a organizarse de forma autónoma, “como nos enseñaron nuestros antepasados”. La mesa está compuesta por seis directivos que representan a 28 comunidades de tres municipios distintos, alrededor de  500 familias. Desde hace algunos meses también viven allí unas 35 personas desplazadas de su comunidad en Los Chorros.

Los desplazados son también Abejas, gente pacífica, católicos de la teología de la liberación. Esta condición religiosa es algo que suele chocar a muchos de los brigadistas que por lo general prefieren hacer su observación en comunidades zapatistas, más acorde con sus imaginarios y modelos de resistencia. Ya en el Frayba advirtieron al grupo que “estos juicios tienen un rasgo colonial, en el pasado les llevamos la cruz y ahora los consideramos igualmente ignorantes por creer en ella”.

Cabría señalar además que muchos zapatistas también son católicos. Tampoco falta en la comunidad quien explique que para ellos “ser cristiano no es pasar todo el tiempo adorando a Dios, hay que saber analizar la realidad y conocer los desmanes del neoliberalismo”. Quien habla es un catequista desplazado por las amenazas y agresiones que sufrió en su comunidad a causa de los discursos anticapitalistas que pregonaba en sus homilías. Entre otros recibió ayuda y apoyo de los zapatistas, al respecto añade: “Los zapatistas consideran a las Abejas sus hermanos y viceversa”.

Otro problema al que se enfrentan Las Abejas es la presión del gobierno y sus partidarios para debilitar su organización

Además del esfuerzo que supone para Las Abejas mantener su autonomía y su reivindicación de justicia durante más de veinte años, otro problema al que se enfrentan es la presión del gobierno y sus partidarios para debilitar su organización. Durante estos años se han producido dos escisiones en su seno; se trata de personas que han decidido aceptar el dinero del gobierno a modo de indemnización para renunciar a su reclamo de justicia por el crimen del 97. Al respecto, el actual presidente de la mesa directiva, el joven Simón Pedro, resume su postura: “El gobierno tiene mucho oro pero nunca será suficiente para comprar la sangre de nuestra víctimas”.

Durante la estancia en la comunidad el grupo coincide con dos brigadistas noruegos, Lass e Inga. Llevan más de 6 meses recorriendo Centroamérica con proyectos de solidaridad. Comparten su experiencia como observadores en Acteal. Inga se sorprende de cómo la organización de una pequeña comunidad indígena pacifista sigue representando un problema para un Estado tan poderoso. “En sus difíciles condiciones de vida resulta comprensible que otros hayan aceptado pactar con el gobierno sin embargo ellos resisten, es admirable”. Por su parte Lass opina que “después de una masacre tan terrible, impresiona como en este mismo lugar se siga alimentando la vida. De esta tierra no se sacan grandes beneficios económicos pero su valor, por su dignidad, es incalculable.”

Mecha, perteneciente a la red de solidaridad zapatista en Argentina, brigadista también en ese momento, destaca su trabajo y el compromiso con su comunidad: “Una puede comprobar aquí cómo la dignidad cuesta mucho esfuerzo.”

Lass coincide también en el fuerte sentimiento de comunidad donde conviven todas las edades y en el impacto que supone ver de primera mano “cómo el mismo sistema económico que mantiene el nivel de vida en nuestros países resulta tan opresivo para esta gente”. En la vida en comunidad uno entiende que la diferencia entre ricos y pobres es que los pobres comparten todo con absoluta normalidad. Tal vez, hacerse rico es ir acumulando cosas propias, cosas que te diferencian y te separan de los otros y te convierten cada vez en un ser más individualista.

En la vida en comunidad uno entiende que la diferencia entre ricos y pobres es que los pobres comparten todo con absoluta normalidad

La estancia es tranquila, mucho tiempo para leer, conversar y hacer reflexiones como las anteriores. A veces uno llega a preguntarse cómo de necesaria es nuestra presencia allí y si realmente sirve para algo. El único momento en que nuestra presencia se percibe más necesaria, sucede durante una visita de representantes del gobierno municipal, la policía y el grupo escindido de Las Abejas para dirimir un asunto de propiedad de tierras en la comunidad.

Este grupo antes denominado “Sembradores de la Paz” atacó y destrozó la clínica de Acteal y un par de casas el pasado mes de septiembre. La cosa no fue a mayores porque las mujeres pusieron el cuerpo para defender la oficina de la mesa directiva. En esta ocasión la visita está pactada y mediada por agentes de la municipalidad. Sin embargo la mera presencia de todos ellos genera cierta tensión y refleja la vulnerabilidad que tiene esta comunidad pacífica. La jornada trascurre sin mayor sobresalto. Ya por la noche en la cocina, una de las mujeres disipa las dudas de los visitantes: “Nos sentimos más seguros con ustedes, estamos muy contentos de que estén aquí.”

Tras 15 días de convivencia en las comunidades regresamos a San Cristóbal para entregar el informe de nuestras observaciones, este pequeño trabajo servirá para elaborar el informe anual que realiza el Frayba sobre la situación de derechos humanos en Chiapas. Una vez allí, el grupo compartirá las experiencias con las demás brigadistas.

Una lección de humildad

Las compañeras que han ido a La Realidad llevaban ya algún tiempo por Chiapas y participaron en el encuentro “Mujeres que Luchan” organizado por mujeres zapatistas en el caracol de Morelia el pasado mes diciembre, donde se citaron más de 4mil mujeres. Tras esta experiencia decidieron unirse a las BriCos, a su regreso conversamos con ellas. La comunidad está en la selva, un lugar hermoso, cerca de una base militar del ejército de mexicano. Su campamento estaba situado en un puesto de vigilancia desde donde anotaban las matrículas de los vehículos militares que pasaron por la carretera junto a su puesto.

Cuentan que no han tenido tanto contacto con la comunidad como nosotros pero se han sentido cuidadas. En las mañanas las mujeres les traían café y tortillas, después, por las tardes dos responsables de su estancia pasaban unas horas hablando con ellas, respondiendo a sus preguntas sobre el zapatismo y otros temas. Cada una de ellas explica sus sensaciones.

Ana viene de Argentina participa en colectivos feministas de su ciudad, ya conocía el zapatismo a través de comunicados, libros y documentales: “Ha sido un viaje de la teoría a la práctica, toda una experiencia, ver cómo es la vida en resistencia impresiona, mis expectativas se han superado con creces.” Ana explica también cómo ese contrate entre lo que uno imagina y lo que se encuentra: “Llegamos con nuestras ideas preconcebidas y  estar aquí te hace situarte, replantearte las cosas. Como feminista me causaba conflicto ver cómo aquí los roles están muy marcados, sobre todo en lo que respecta a trabajos  y cuidados. Sin embargo aprendes a no juzgar, ellas llevan su camino, también se están deconstruyendo en sus modos y a sus ritmos. Nuestro contexto y nuestra cultura son diferentes. Nosotras venimos aquí con el privilegio que ello supone y ellos nos abren las puertas de su casa sin juzgar ni preguntar. Ellas no tienen la posibilidad de venir a nuestros países, qué pensarían de nosotras, de nuestras formas de actuar y de organizarnos? Por otro lado poder conocer de cerca la situación de los pueblos indígenas en México, le sirvió para preguntarse por sus propias raíces indígenas, “un tema invisibilizado en Argentina”.

Julia es vasca, sabía del zapatismo pero no en profundidad. Vio en la posibilidad de participar en las BriCos una motivación diferente para viajar y conocer el país y su cultura de forma diferente, utilizando su privilegio no como turista sino para colaborar en la observación de Derechos humanos en los pueblos indígenas. Para ella la experiencia ha supuesto una lección de humildad. “Es inspirador, ellos no quieren vivir como nosotras, viven en la autonomía que han creado. Estando allí echas de menos muchas cosas de tu vida diaria, lo que hace que te replantees cuántas necesidades creadas tenemos. Te hace cuestionar la complejidad estéril y a menudo destructiva de la sociedad moderna. Ellos tienen una conciencia profunda de que su vida es una lucha y son felices con ese compromiso”.

Cata es de Alemania y es activista en su país. Nos habla de las distintas sensaciones que  ha experimentado durante estas dos semanas. “Al principio me costaba asumir el hecho de que 6 personas metidas durante 15 días en el mismo lugar, con tanto tiempo ocioso, pudiera tener algún sentido. Lo veía innecesario, no lo comprendía. Lo que he aprendido es que no es necesario que yo entienda al 100% y en tan poco tiempo, el contexto en el que estoy ni el trabajo que llevan haciendo años tanto el Frayba como las comunidades. Si piden nuestra presencia es por algo, aunque nosotras no alcancemos a verlo todo. Debes asumir tu pequeño papel, no venir como quien llega a realizar un gran gesto solidario por llegar hasta allí, casi esperando a que te hagan un reconocimiento, cuando esta gente vive en resistencia y lucha continua. Es una lección de humildad, no llegas para salvar a nadie, ni para dar lecciones de nada, sino  para aprender y colaborar. Esta es una de los aprendizajes que me llevo”.

Otras reflexiones de Cata se centran en la experiencia que se llevará de regreso para continuar con su activismo en su país. “Ver la forma en que se organizan y trabajan también me hace repensar los procesos de lucha que tenemos allá. Si no nos abrimos, salimos del gueto y llegamos a la gente, escuchándonos, dejando de juzgar y aceptando nuestras diferencias, no lograremos cambiar nada. Eso también me lo llevo de vuelta”.

Acaba la charla y todo el mundo se despide, cada una a su tiempo regresará a sus lugares con lo aprendido. En Chiapas la vida seguirá su curso. La solidaridad internacional seguirá siendo necesaria. Durante la estancia del grupo allí, apenas trascurrido el primer mes del año, se han registrado 11 feminicidios en la región. El mes anterior, varios miembros del Frayba recibieron amenazas por hacer su trabajo. Los megaproyectos del gobierno federal como el Tren Maya o la Carretera de las Culturas, planean sobre el futuro de las comunidades indígenas chiapanecas. Con todo hay que seguir resistiendo y resistir también es celebrar, como celebrar por ejemplo los 25 años de solidaridad en defensa de los derechos humanos que cumplen las brigadas de observación internacional en el sudeste mexicano.

Archivado en: México
Sobre este blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en este espacio.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

México
América Latina México a las urnas: los claroscuros de AMLO y la primera presidenta
Todo apunta que el 2 de junio, por primera vez en la historia, una mujer llegará a la presidencia. Claudia Sheinbaum, sucesora de Andrés Manuel López Obrador, se presenta como “hija del 68” en un país todavía asolado por el conflicto interno.
Ecuador
Crisis diplomática El asalto a la Embajada de México, el naufragio diplomático de Ecuador
El país sudamericano queda cercado por la crítica internacional tras la detención por la fuerza del exvicepresidente Jorge Glas, asilado por el Gobierno mexicano en su sede en Quito.
Zapatismo
Opinión Rabia contra a agonía da luz
Nos episodios máis álxidos da insurxencia en Chiapas, Marcos optou por combinar a tese revolucionaria coa vibración da cultura popular, nun xogo moi hábil coas posibilidades da linguaxe.
Sobre este blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en este espacio.
Ver todas las entradas
Catalunya
Catalunya Pere Aragonès, de presidente a segundo plato de Illa o Puigdemont
Las encuestas y el tirón de Pedro Sánchez acompañan a Salvador Illa, quien probablemente volverá a ganar las elecciones catalanas, como ya ocurrió en 2021. Esta vez, tiene más probabilidades de gobernar.
Pueblo gitano
Pueblo gitano Silvia Agüero y Nicolás Jiménez: “Hay que gitanizar a los anarquistas que se han burocratizado”
Son pareja en la vida, en la divulgación y en la tarea de gitanizar el mundo. Silvia Agüero y Nicolás Jiménez acaban de publicar '¿Anarquismo gitano?' para romper estereotipos y profundizar en la realidad de su pueblo.
Migración
Migración Maternidades migrantes: criar entre la precariedad laboral y la ley de extranjería
Sin redes familiares en las que sostenerse y en un contexto laboral enfrentado con la conciliación, las madres migrantes se ven especialmente expuestas a la precariedad.
Memoria histórica
Memoria Olvidadas por la historia: Las mujeres del Patronato
Durante más de cuarenta años, la libertad de miles de mujeres fue arrebatada por el Patronato de Protección a la Mujer. Siguen invisibilizadas por una Ley de Memoria Democrática
República Democrática del Congo
República Democrática del Congo Chikuru quiere para la República Democrática del Congo esa paz que nunca ha conocido
La vida de Chikuru ha transcurrido en una República Democrática del Congo siempre en guerra, desde su organización FoBeWorld, aspira a ayudar a la infancia y juventud a construir un futuro mejor, frente al expolio que devora su presente.
Literatura
Literatura Mallorca, el refugi de Vicent Andrés Estellés
El poeta trobà a l’illa la serenitat necessària per enfrontar-se a l’entorn sempre tens de València, a la vegada que publicà diversos volums i travà sòlides amistats.
La vida y ya
La vida y ya Futuros laborales
Lo que está claro es que para mí pensar en mi futuro laboral tiene que ir acompañado de pensar qué puedo hacer para que el mundo sea un poco diferente.

Últimas

Genocidio
Genocidio La ONU advierte de que un ataque sobre Rafah colapsaría la distribución de ayuda en Gaza
Turquía suspende todo el comercio con Israel. El fiscal del Tribunal Penal Internacional advierte de que no admitirá “amenazas” después de que trascendiera que imputará a Netanyahu y los suyos.
El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
Religión
Opinión Semana Santa y Ramadán
En el Sindicato de Vivienda de la Red de Apoyo Mutuo se celebró un desayuno con motivo del Ramadán, lo cual generó un debate interno interesante por ser una organización laica
Palestina
Palestina Bicicletada contra el genocidio palestino en Alicante
El núcleo local del BDS País Valencià ha realizado un recorrido reivindicativo para exigir el fin del genocidio contra Palestina por las principales calles de las tres capitales valencianas.
Que no te lo cuenten
Que no te lo cuenten De estrategias y misiones incumplidas
VV.AA.
La no dimisión de Pedro Sánchez y la imposibilidad de la Flotilla de la Libertad de llevar ayuda a Gaza marcan unas semanas intensas.
Más noticias
Fútbol
Fútbol Vicente del Bosque como respuesta a las presiones de FIFA y UEFA
El nombramiento del exseleccionador como presidente de la Comisión de Normalización, Representación y Supervisión busca alejar los fantasmas de una intervención política de la RFEF.
Cine
Cine 'Civil War', estética geopolítica en tierra de nadie
La sensación es que Civil War se queda en algunas ocasiones en una peligrosa tierra de nadie, tanto en sus cambios de estilo como en su contenido.
Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: Una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
Comunidad El Salto
Palestina La campaña de apoyo a Gaza de El Salto recauda más de diez mil euros para la UNRWA
El pasado 26 de febrero, tras más de cuatro meses de ofensiva militar de castigo por parte Israel sobre la Franja de Gaza, desde El Salto decidimos ir más allá del periodismo ante la gravedad de los hechos.

Recomendadas

Colombia
Colombia Sostener la vida en un ETCR
En la vereda colombiana La Plancha, la convivencia entre excombatientes y población civil es una realidad marcada por necesidades comunes.
Rap
Rap Viaje a los orígenes del hip hop en España: “Nadie esperaba ganar dinero con el rap”
El historiador Nicolás Buckley y el periodista Jaime Valero, exredactor jefe de HipHop Life, publican Maestro de ceremonias, un libro sobre la historia de la cultura hip hop en España.