El Salvador
Acabar con la democracia para acabar con las maras

Las pandillas han sido desarticuladas en El Salvador. Tras diez meses de régimen de excepción en el que han sido suprimidas todas las garantías constitucionales, las estructuras hasta ahora existentes de las maras han desaparecido.
Nayib Bukele
El presidente de El Salvador ha liderado la represión contra las maras, con un alto coste en materia de derechos humanos

No todas las fronteras son visibles y limitan unos países con otros. Hasta hace pocos días, gran parte de los barrios y comunidades de El Salvador estaban divididos por fronteras internas. Fronteras invisibles, en las que el Estado no era garante de los derechos de sus habitantes. Ante esta ausencia del Estado, la MS13 y las dos facciones del Barrio 18 se han articulado durante años como poderes paralelos que imponían su poder y su dominio. Cualquier persona que traspasase esas fronteras y fuese considerada de un territorio contrario podía perder la vida o desaparecer de manera forzosa. En muchas comunidades del país, los niños y niñas no han podido ir a estudiar porque la escuela se encontraba en un territorio “enemigo”. Muchos jóvenes han visto limitadas sus posibilidades de trabajar porque no podían desplazarse a otras zonas. Muchas familias no han podido asistir al centro de salud más cercano o visitar a sus familiares porque se encontraban en una zona controlada por una pandilla distinta a la que dominaba en su comunidad.

Ahora, tras diez meses de un régimen de excepción que ha comportado masivas violaciones de los derechos humanos, investigadores y periodistas de El Faro han podido corroborar la desestructuración de estas organizaciones criminales en El Salvador. Se ha puesto fin a su control territorial, su principal vía de financiamiento y su estructura interna.

El Salvador
Carlos Dada “La crisis del sistema político ha causado un sentimiento de traición y populistas como Bukele saben explotarlo muy bien”
Al frente del medio digital decano ElFaro.net, este periodista salvadoreño analiza el estado de la democracia y la libertad de información bajo el gobierno de Bukele, el controvertido presidente que impuso un régimen de excepción en el país.

Un estado paralelo: el terror como arma política

En los últimos treinta años, las pandillas han pasado de ser grupos de jóvenes sin recursos que no estaban en el centro de las políticas de seguridad, a verdaderas estructuras criminales que han disputado el poder al Estado y se han erigido con el control del territorio. Con más de 60.000 miembros activos en un país de apenas 6.5 millones de habitantes, los índices de homicidios, desapariciones forzadas y extorsiones superan holgadamente los de países inmersos en conflictos bélicos.

Sin embargo, las pandillas no nacieron de la nada, por arte de magia. Estos grupos han sido el reflejo y la consecuencia de una sociedad descompuesta, corrupta y abandonada por la clase política dirigente. Un Estado ausente en todos los sentidos que únicamente ha promovido y cronificado la pobreza y la desigualdad. En este contexto, el poder de las pandillas creció durante décadas copando todo el territorio salvadoreño, principalmente aquellas comunidades más empobrecidas.

Las pandillas no nacieron de la nada, por arte de magia. Estos grupos han sido el reflejo y la consecuencia de una sociedad descompuesta, corrupta y abandonada por la clase política dirigente

Durante años, estos grupos han sometido a miles de comunidades mediante la fuerza y el terror. Las maras imponían su ley en cada uno de los territorios que dominaban. La sacrosanta norma que imperaba en todos ellos era “ver, oír y callar”.

En este contexto, no es difícil predecir el poder con el que ha contado el crimen organizado, convirtiéndose en un actor clave más. Un “estado paralelo” que ha tenido la capacidad de chantajear, negociar e influir en la agenda política del país. En el verano de 2015, jefes encarcelados de las principales pandillas fueron trasladados a prisiones de máxima seguridad. Como represalia, desde su celda ordenan una huelga general de todos los transportes públicos del país. Durante cuatro días, nadie se atreve a conducir o a subir a un bus. El país está paralizado. Esta imposición vino acompañada de diversos asesinatos contra todos aquellos que se negaban a cumplir las órdenes dictadas por las pandillas.

La estrategia de los gobiernos salvadoreños desde 2002 ha sido aplicar una política de cal y arena. De un lado, se aplicaban planes de mano dura que no hacían más que incrementar los índices de homicidios y el número de pandilleros que integraban las filas de las maras. Por otro lado, se mantenían negociaciones y eran tratados como aliados estratégicos, lo que permitía al presidente de turno conservar el poder. Los pactos consistían en la reducción de homicidios a cambio de beneficios carcelarios. Las consecuencias fueron engrandecer su poder en las calles y hacerse con el control de las cárceles, donde ellos también imponían las normas.

En marzo de 2022, durante la administración del presidente Nayib Bukele, la Mara Salvatrucha-13 asesinó a 87 salvadoreños en un fin de semana. Gobierno y crimen organizado sostenían negociaciones secretas desde el año 2019. Esta ola de asesinatos fue la respuesta a una serie de detenciones de pandilleros que realizó el gobierno, y que estos consideraron como una traición al pacto que mantenían. El objetivo: generar un clima de terror y enviar un mensaje contundente al gobierno.

El régimen de excepción, un golpe letal a las maras (y a la democracia)

Ante esta situación, el presidente de la república ha gobernado el país bajo un régimen de excepción que en los primeros diez meses de aplicación se ha cobrado la detención de 63.000 supuestos pandilleros, entre ellos 1.600 niños y niñas. Más de 80 personas han muerto en las cárceles o durante su detención. Muy aclamado y respaldado por una gran mayoría de los salvadoreños —cuenta con la aprobación del 80% de la población según distintas encuestas—, este régimen es a la vez criticado por las principales organizaciones de derechos humanos y por la comunidad internacional. Detenciones masivas y arbitrarias, procesos judiciales sin garantías, hacinamiento en las cárceles, torturas y hasta desapariciones o muertes.

Jorge Rodríguez es investigador y coordinador técnico del Observatorio Universitario de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). Al ser preguntado sobre esta cuestión, afirma con contundencia que el régimen de excepción ha implicado la pérdida de todas las garantías constitucionales. “El simple hecho de llevar tatuajes, el pelo largo o aros en las orejas ya es suficiente para que te detengan. Se realizan grandes operativos de policías y militares en los que se produce la detención indiscriminada de personas solamente porque andaban por la calle, o por perfiles muy generales”. Los antecedentes penales también se han convertido en una justificación suficiente para detener a cualquiera. Personas que en un pasado habían sido capturadas, juzgadas y declaradas inocentes de cualquier delito, o que ya habían cumplido su condena, eran llevadas directamente a la cárcel.

Con el amparo del régimen de excepción, la policía puede detener a cualquier ciudadano sin necesidad de una orden judicial o sin informar de las razones de la detención. Se ha ampliado el plazo de detención provisional de 72 horas a 15 días y no existe el derecho a la defensa. Según este experto, las violaciones de derechos humanos han sido masivas, y miles de personas inocentes permanecen detenidos en prisiones.

“Un día llega el ejército a casa, hace un registro de las personas que viven y al día siguiente se detiene a algunas personas indiscriminadamente sin tener relación alguna con las pandillas. Se las llevan y no informan a las familias sobre su paradero”

“Un día llega el ejército a casa, hace un registro de las personas que viven y al día siguiente se detiene a algunas personas indiscriminadamente sin tener relación alguna con las pandillas. Se las llevan y no informan a las familias sobre su paradero”. Sus familiares no saben si están vivos o no, están desaparecidos y el estado no da respuesta. Conforme al derecho internacional, se trata de desapariciones forzadas.

Diversas organizaciones no gubernamentales como Human Rights Watch o Cristosal han denunciado las reiteradas violaciones de derechos humanos. Lejos de tratarse de casos aislados o excesos, sus investigaciones sostienen que se trata de vulneraciones generalizadas incentivadas por el presidente Bukele y su gobierno, producidas siempre bajo el amparo del Estado.

Los salvadoreños han renunciado a muchos de sus derechos constitucionales, incluidos la libertad de asociación y reunión, la presunción de inocencia, a un juicio justo o a la privacidad de sus comunicaciones. A cambio, quienes han vivido durante décadas bajo el control de estos grupos criminales han conseguido un pequeño oasis de paz en la sangrienta historia del país centroamericano.

La vida sin pandillas

Más allá de las muertes y las desapariciones forzadas, uno de los ejemplos más palpables de la desarticulación de las pandillas es la suspensión de las extorsiones y otros “impuestos”. Estas organizaciones exigían el pago periódico de cuotas inasumibles a cualquiera que tuviera un pequeño negocio, por el derecho a aparcamiento, venta de inmuebles o por contratar la televisión por cable.

Los niños vuelven a jugar en los parques que hasta hace pocos meses eran fronteras que delimitaban territorios enemigos, y donde las balaceras eran el pan de cada día. También pueden acudir a la escuela más cercana de casa sin miedo a ser disparados en el recreo por el simple hecho de que su domicilio está situado en una calle controlada por la pandilla contraria. Después de muchos años, las familias y amigos pueden ir a visitar a sus seres queridos sin perder la vida o sin tener que pedirles permiso a las maras que controlaban la zona.

Las voces más escépticas dudan sobre los efectos de las políticas represivas a largo plazo y consideran que los pandilleros no han desaparecido, por lo que en un futuro se puede producir una mutación de estas estructuras

Los restaurantes vuelven a tener servicio a domicilio y el servicio de taxis o aplicaciones de transporte como Uber ya vuelven a operar en la mayoría de las comunidades. Algo impensable durante los últimos años. Los transportistas y conductores de autobús vuelven a realizar su trabajo sin miedo a ser asesinados por no pagar las extorsiones, cuotas que ascendían a los 34 millones de dólares al año.

Aunque los resultados del régimen de excepción son tangibles entre la población, se abren muchos interrogantes sobre el futuro de estas organizaciones. Las voces más escépticas dudan sobre los efectos de las políticas represivas a largo plazo y consideran que los pandilleros no han desaparecido, por lo que en un futuro se puede producir una mutación de estas estructuras. Ante tantas incógnitas, hay un elemento objetivo e innegable: las condiciones sociales y materiales que durante años han propiciado y sustentado estas organizaciones, no se han erradicado. El Salvador continúa siendo uno de los países de Centroamérica con mayores índices de pobreza, desigualdad y corrupción.

Sobre este blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en este espacio.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Tribuna
Tribuna Unión Europea: malos tiempos para los derechos humanos
La directiva sobre sostenibilidad de las empresas es el reflejo de una huida hacia delante neoliberal frente a la crisis global, impulsada por los lobbys de las multinacionales que gobiernan la UE.
Genocidio
Genocidio La Flotilla de la Libertad pospone el viaje a Gaza hasta un próximo intento
Las activistas internacionales que tienen previsto zarpar para llevar ayuda humanitaria hasta Palestina anuncian que volverán a intentar zarpar para romper el bloqueo israelí.
Derechos Humanos
Libertades y derechos Amnistía Internacional acusa al Estado de no investigar casos graves de violación de los derechos humanos
El informe anual de esta organización de derechos humanos denuncia “la persistente falta de rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos cometidas por el Estado español”.
Sobre este blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en este espacio.
Ver todas las entradas
Sidecar
Sidecar El núcleo de Europa
En los años de auge de las décadas de 2000 y 2010, Alemania consolidó su posición como plataforma de producción globalizada, pero los triunfos de ayer ensombrecen hoy su renqueante economía orientada a la exportación.
Palestina
Contra el genocidio Las acampadas por Palestina llegan a las universidades públicas vascas
Se suman al movimiento #StudentForGaza los campus de la UPV/EHU de Vitoria-Gasteiz, Leioa e Ibaeta, así como la Universidad Pública de Navarra
Análisis
Análisis Mercados de carbono sesgados, distorsionados y debilitados
Un reciente documento del Fondo Monetario Internacional reconocía que «las diferencias existentes entre los precios eficientes y los precios al por menor de los combustibles son enormes y generalizadas».
Gasto militar
Gasto militar El Gobierno reconoce 22.000 millones de nuevos programas de armas, el doble del presupuesto de Defensa
La cifra admitida por el Gobierno se queda corta, según denuncia el Grupo Tortuga, ya que esconde sobrecostes, créditos a coste cero y otros gastos asociados a esta nueva escalada armamentística.
Lawfare
CLOACAS DEL ESTADO Manos Limpias: génesis de la querella como arma política de la ultraderecha
Ruiz-Mateos fue pionero en presentar demandas y personarse como acusación particular en causas judiciales sobre la corrupción del PSOE. Miguel Ángel Rodríguez y Manos Limpias sofisticaron este ‘modus operandi’ con bulos desde “pseudomedios”.

Últimas

Desempleo
Paro El paro cae en abril y se superan los 21 millones de afiliados
La cifra de desempleo disminuye en 60.503 personas y se sitúa en 2.666.500, la cifra más baja registrada desde septiembre de 2008.
Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: Una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Baleares
Plurilingüismo Mallorquines y mallorquinas salen a la calle y gritan un rotundo “Sí a la llengua”
La Plaça Major de Palma se quedó pequeña para albergar a las miles de personas que acudieron al acto organizado por la OCB en defensa del catalán.
Literatura
Literatura La Feria del Libro de Buenos Aires, sin plata
La 48º edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires no es una más, se volvió un síntoma de la situación del libro y su industria en la Argentina gobernada por la extrema derecha.
Más noticias
Green European Journal
Green European Journal ¿Qué une al activismo climático con la guerra en Gaza?
La guerra de Israel contra Gaza ha dado mucho de qué hablar entre los movimientos por el medio ambiente.
Catalunya
Catalunya Pere Aragonès, de presidente a segundo plato de Illa o Puigdemont
Las encuestas y el tirón de Pedro Sánchez acompañan a Salvador Illa, quien probablemente volverá a ganar las elecciones catalanas, como ya ocurrió en 2021. Esta vez, tiene más probabilidades de gobernar.
Tauromaquia
Federico García Lorca Usar el nombre de Federico García Lorca en vano
El alcalde de Madrid genera controversia al usar una cita de Lorca para defender la tauromaquia. Una apropiación paradójica de un símbolo de izquierdas y de la memoria histórica.
Memoria histórica
Memoria Olvidadas por la historia: las mujeres del Patronato
Durante más de cuarenta años, la libertad de miles de mujeres fue arrebatada por el Patronato de Protección a la Mujer. Siguen invisibilizadas por una Ley de Memoria Democrática
Comunidad El Salto
Palestina La campaña de apoyo a Gaza de El Salto recauda más de diez mil euros para la UNRWA
El pasado 26 de febrero, tras más de cuatro meses de ofensiva militar de castigo por parte Israel sobre la Franja de Gaza, desde El Salto decidimos ir más allá del periodismo ante la gravedad de los hechos.

Recomendadas

Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
Educación pública
Julio Rogero “La dignidad docente está secuestrada por el poder para que el docente haga lo que el poder quiere”
Desde sus inicios como profesional de la educación Julio Rogero encontró en los Movimientos de Renovación Pedagógica su ‘leitmotiv’ en la enseñanza. Aunque jubilado, continúa su labor de innovación pedagógica.
Pueblo gitano
Pueblo gitano Silvia Agüero y Nicolás Jiménez: “Hay que gitanizar a los anarquistas que se han burocratizado”
Son pareja en la vida, en la divulgación y en la tarea de gitanizar el mundo. Silvia Agüero y Nicolás Jiménez acaban de publicar '¿Anarquismo gitano?' para romper estereotipos y profundizar en la realidad de su pueblo.
El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.