Literatura
Hamja Ahsan: “Los radicales simplemente entienden la naturaleza del poder y del sistema”

El autor de ‘Tímidos Radicales’ emplea el humor para ahondar en las contradicciones de los movimientos sociales y reflexionar sobre la opresión, en una obra que desmonta el ‘supremacismo extrovertido’.
Hamja Ahsan
Foto: Hamja Ahsan
24 dic 2023 06:31

Hamja Ahsan (Londres, 1981), artista y escritor británico, bebe de su trayectoria activista para construir un corpus integral de lo que sería un movimiento de base global atravesado por una misma opresión, la de la gente ruidosa y expansiva que coloniza la paz y el silencio de los demás. En Tímidos radicales. La política antisistémica del militante introvertido (Caja Negra, 2023), Ahsan incursiona de una manera mordaz y alocada en las contradicciones de los movimientos sociales, el lenguaje de la lucha contra la opresión, e incluso en la creación de un refugio para todas las personas tranquilas, introvertidas y del espectro autista, “Aspergistán”, un Estado sin territorio cuyo himno nacional es el eco del mar que se oye en una caracola.

“Los Tímidos Radicales son las Panteras Negras de la clase introvertida”, apunta este activista en su obra, donde conceptos como Introfada, Shyría, o la alianza entre el poder negro-negro y el hombre blanco sensible construyen una sátira sobre las luchas de emancipación y sus sombras, de tintes familiares. Ahsan, que tiene una larga trayectoria en la denuncia de los excesos de la llamada guerra contra el terrorismo o las consecuencias de la islamofobia, y en el apoyo al pueblo palestino, aborda en esta conversación con El Salto, hecha de generosas notas de voz por whatsapp, los límites de la crítica interseccional, las vergüenzas de las izquierdas, o la miseria supremacista de un país como Israel que invade con el ruido de las bombas los cielos palestinos, y celebra con raves y música electrónica el genocidio.

Tu libro es un mundo en sí mismo. ¿Es la imaginación un arma política para los tímidos, a la que tan a menudo recurren en busca de refugio, para reescribir el día a día, o para construir revoluciones imaginarias?
Una de mis citas favoritas del libro Introverts Doodles [Garabatos introvertidos] (Hardback, 2016) es: “Puede ser que los extrovertidos dominen el mundo, pero los introvertidos crean mundos”. En el lanzamiento de Shy Radicals en 2017, proyecté esta frase en una pantalla. En mi libro, esta supone toda una filosofía fundacional. El acto de mirar al cielo, al mar o al espacio se considera un acto de formación política. Hay una obra de arte de René Mederos, Ho Chi Minh contemplando un río, en la que se refleja esta idea de soñar despierto, contemplando, en lugar de estar atento a los fuegos artificiales, se trata de una filosofía fundamental.

Por otro lado, también se ha visto un fuerte renacimiento de la ficción especulativa sobre minorías, el ejemplo más destacado es el de la saga Black Panther. También Octavia Butler está muy de moda ahora. Yo soy buen amigo de Larissa Sansour, la artista palestina que hizo videoarte de ciencia ficción, incluyendo una obra famosa que mostraba a palestinos aterrizando en la Luna, poniendo allí la bandera palestina, que exhibimos en mi festival, DIY Cultures.

Literatura
Literatura Después de la distopía: los días del futuro pasado que imaginó Octavia E. Butler
La editorial Capitán Swing ha publicado en español la segunda novela de la serie de las Parábolas que la escritora de ciencia ficción Octavia E. Butler firmó en los años 90. Se trata de una serie que explora la capacidad de transformación de los seres humanos y la huella del pasado que existe siempre en nuestras proyecciones sobre el futuro.

Hay otra cita que encontré en un libro sobre psicoanálisis que dice “si la fantasía es un vehículo de la desesperación, la imaginación es el vehículo de la esperanza”. Eso también puede ser otro fundamento de la filosofía tras mi libro. Creo que siempre se puede crear un Aspergistán real si estás en una situación que te puede parecer opresiva. Hay veces que estás en un local de música ruidoso, en ese caso tengo la opción de quedarme a un lado. El término “wallflower” [en inglés se usa este término —flor de pared— para referirse a las personas tímidas que se quedan apartadas, como las personas en un baile a las que nadie saca a bailar] es un término negativo en la cultura estadounidense, pero puede reinterpretarse como algo fortalecedor. Así que todo el poder para los “wallflowers”.

Hablas de la libertad de introversión. ¿Qué coste político tiene un sistema que no nos deja en paz con nuestras cosas?
La libertad de introversión es un principio fundacional de la Constitución de Aspergistán. Nos liberaría a todos los que necesitan descanso, contemplación, la sensación de no ser ahogado. Se trata de igualdad, pues esta libertad implica la liberación de todos. Respecto al coste, el sistema premia el espectáculo en lugar de la sustancia. Lo hemos visto con la victoria electoral de Donald Trump, quien representa este tipo de espectáculo para llamar la atención, y también una especie de economía injusta donde captar la atención, esto del espectáculo, es casi, en sí mismo, un bien primordial, un motor primordial, en lugar de escuchar el sufrimiento y las quejas de la gente.

Así, la de los radicales tímidos es una transformación estructural de la política, pues escuchar y representar es la base de toda política. En este sistema no se dan las condiciones para escuchar, la escucha no es el aspecto primordial de la política democrática ahora mismo. Al contrario, lo que se ha convertido en una forma primordial de política democrática —o antidemocrática— es esa forma de hablar por encima de la gente, o hablar en lugar de los demás. El descaro y el chovinismo son vistos como rasgos positivos. Y no tienen nada de positivo: hay que abolirlos, desmantelarlos y erradicarlos. Sustituirlos por un sistema mejor.

La base estructural fundamental de toda política es escuchar y representar. Los tímidos radicales quieren transformar las condiciones de la escucha: quién es escuchado y quién no

¿Por qué sería la ideología introvertida antisistémica?
La idea de tímido radical no es sólo una suma a la serie existente de “ismos”, en la que tienes racismo, sexismo, clasismo, capacitismo, y algunas personas pueden extenderlo al especismo. Si vas a un café de izquierdas o a una librería, verás estas pegatinas que muestran una serie de ismos, pero el tímido radical atraviesa todos ellos, pues la base estructural fundamental de toda política es escuchar y representar. Los tímidos radicales quieren transformar las condiciones de la escucha: quién es escuchado y quién no.

Hay una artista llamada Lois Weaver que hace estas performances sobre participación política,  una de las cuales es como una mesa larga, abierta, en la que se debate sin jerarquías. Si esa fuera la base de la toma de decisiones en lugar de los debates en el Parlamento, ¿de qué modos podría ser la política diferente?  Lo que se registraría es un área completamente diferente de la política. El reconocimiento de formas ahora consideradas patológicas, no como patologías, sino como diferentes lenguajes y modos de ser, es una transformación fundamental.  

En mi libro también recurro a los lenguajes de anteriores cambios estructurales paradigmáticos en la política. La Constitución [de Aspergistán] contiene referencias a la Revolución Francesa, a los otomanos, a las constituciones soviéticas, a los movimientos decoloniales, es decir, a todas las rupturas dentro de la historia, o bien a movimientos derrotados como los Panteras Negras. Todos los movimientos que fueron derrotados a través de la represión estatal están entrelazados en el lenguaje del libro.

¿Hay una reflexión sobre las políticas identitarias en tu libro? ¿Es el supremacismo extrovertido una dimensión inesperada de un sistema de opresión interseccional? ¿Es la timidez una identidad transversal?
En cierto modo, el libro es una especie de parodia de algunos de los fratricidios y escisiones dentro de todos los movimientos sociales, como en el famoso sketch de los Monty Python sobre lo que llaman el Frente Popular de Judea. Hay muchas escisiones dentro de los partidos de izquierdas, pero parte de ese fratricidio se da también en las guerras interseccionales y pueden llegar a ser bastante paródicas. Yo soy de la generación mayor, así que soy generación X, y creo que la generación Y y la generación Z tienen algunas formas de superioridad moral que a mí me parecen ahistóricas. Yo llamo a esa ideología liberalismo Netflix. Y creo que el liberalismo Netflix es una especie de ideología consumista hueca que está centrada principalmente en Estados Unidos y en el liberalismo estadounidense. Se trata de una forma de liberalismo, más que de transformación o cambio estructural. Así que no estoy totalmente de acuerdo con las formas actuales de superioridad moral dentro de esos movimientos.

Yo me remito a la primera generación, como James Connolly, del movimiento republicano irlandés, o Assata Shakur. Ellos no usan este lenguaje de la política universitaria, como cuando saltan los trigger warnings [avisos que advierten de que algo puede herir sensibilidades]. Lo que veo dentro de la política interseccional es la ausencia de la cosa principal, que es la geopolítica. No es como si la gente en Estados Unidos estuviera defendiendo a todos los que se ahogan en el Mediterráneo. En ese aspecto, la geopolítica está ausente.

Hay muchas escisiones dentro de los partidos de izquierdas, pero parte de ese fratricidio se da también en las guerras interseccionales y pueden llegar a ser bastante paródicas

Ahora bien, dicho esto, creo que hay otra carencia en estas formas interseccionales de análisis, y por eso hay un capítulo sobre el “hombre blanco sensible”. Me conmovió mucho el suicidio de Kurt Cobain, que recuerdo muy vívidamente. Además, durante la redacción del libro, Mark Fisher se suicidó. Él también ha sido publicado por mi editorial, Caja Negra, yo le conocía, fui su comisario en la Tate Britain Gallery poco antes de que se suicidara. En resumen, me escribió justo antes de suicidarse, y publicó este famoso ensayo, Exiting the Vampire's Castle [texto en el que Fisher problematiza las virulentas dinámicas moralizantes en las redes sociales entre la izquierda y señala el desplazamiento de la clase en el debate]. Tengo problemas con ese ensayo, pero también tengo problemas con este tipo de academia despiadada. Hubo gente dentro de la Universidad de Goldsmiths que se alegró de su suicidio, lo que me parece aborrecible y feo. Así que creo que hay algunos aspectos de verdad en la crítica de Angela Nagle a lo que ella llama política Tumblr.

Machismo
Y el meme salió rana

En su propagación, la nueva extrema derecha estadounidense forjada en internet ha empleado lenguajes, herramientas y conceptos que parecían coto privado de la izquierda. Un breve ensayo de Angela Nagle ofrece pistas para desentrañar este cambio de paradigma.

Pienso en el suicidio de Kurt Cobain, él era un millonario, un hombre cis hetero blanco de Estados Unidos, pero aún así se suicidó. Hay algo del vacío que sienten estos hombres blancos, algo sobre el suicidio de estos hombres ricos que realmente no queda registrado en el análisis interseccional. Ya sabes, sus luchas interiores. Creo que el aspecto de la desesperación suicida queda fuera de estas discusiones sobre-racionalizadas en la academia posmoderna.

Hay algo de parodia en todo el libro. Cuando iba a estos grupos interseccionales de estudiantes, siempre era normativo ser extrovertido y nunca contemplaban que algunas personas no quieren tener una gran fiesta y otras cosas que no les parecen tan alegres. Para algunas personas estas grandes fiestas no van de unión, de felicidad, o de pertenencia. Es lo contrario, es alienación. Es chovinismo. Es pisotear a los demás. Así que sí, soy crítico con esta forma de inclusión de la generación Z, que no considero inclusiva. El liberalismo de Netflix no sirve como respuesta a todo. A mí me interesan el alma y la espiritualidad, y también la primera generación de movimientos anticoloniales reales que no tenían que ver con la representación en la industria cultural, sino con la transformación real de las condiciones de propiedad y las formas de Estado.

Pensamiento
Raza y clase Asad Haider: “Debemos resistir la superstición identitaria”
El autor de ‘Identidades mal entendidas, raza y clase en el retorno del supremacismo blanco’, defiende una universalidad insurgente desde la que volver a tejer las redes de la lucha por la emancipación.

Me parece muy interesante cómo conectas la idea de extroversión con la necesidad de expansión territorial (y sonora), como una forma de colonialismo que invade la paz y la calma de los tímidos.
Sí, siento esto: por un lado se trata de una colonización del espacio tranquilo, y también un entretejerse de la violencia, el pisoteo, el saqueo, que es colonial. Así que utilizo el lenguaje de los movimientos anticoloniales y referencias a figuras anticoloniales. Me acabo de dar cuenta de que, por ejemplo, cuando las Fuerzas de Defensa de Israel brutalizan Palestina, usan estas bombas de sonido, esos ruidos que rompen el aire cuando sobrevuelan el territorio. Y después de haber asesinado a un montón de niños, montan estas raves, hacen raves tras cometer crímenes de guerra. Encuentro esas cosas repugnantes, por supuesto. Esa es la lucha colonial actual.

Y luego tenemos una especie de nacionalismo poscolonial representado por figuras exotizadas, como la danza del vientre o la rumba y el carnaval latinoamericanos. Así que los movimientos anticoloniales reales se han vaciado. El carnaval solía significar el caos, implicaba burlarse de los salones de baile de la clase colonial. Y ahora el carnaval de Notting Hill es como una gran fiesta corporativa, que está totalmente vacía y no guarda ninguna relación con este tipo de burla real de la clase colonial.

Cuando el ejército israelí brutaliza Palestina, usan estas bombas de sonido, esos ruidos que rompen el aire cuando sobrevuelan el territorio. Y después de haber asesinado a un montón de niños, montan raves

La supremacía de los extrovertidos y el ruido, simplemente llena toda tu habitación, tu espacio. No puedes escapar de él. Cuando estaba en la Academia Jan van Eyck (Maastricht, Países Bajos) ni siquiera podía sentarme tranquilamente solo en mi estudio porque hacían estas fiestas rave fuera. Así que las ventanas vibraban o se rompían. Era como un ruido constante y en bucle toda la noche, lo que me parecía realmente violento. Era como si hubieran colonizado todo el espacio. Creo que la colonización es una metáfora adecuada, también en el sentido de que la colonización trata de erradicar ciertas especies y es una forma de ecocidio. Muchos territorios indígenas, como las selvas tropicales y las zonas boscosas, también han sido quemadas por el capital,  el proceso colonial, y la especie de vacuidad de algunos de los nacionalismos poscoloniales, que se basa en gran medida en rituales e himnos vacíos. Estos pueden acabar siendo fachadas, o la continuación de toda una nueva clase de dominación.

Tienes un festival de neologismos en tu libro —Introfada, la Shyría, el propio Aspergistán— te imagino divirtiéndote mucho mientras lo escribías.
Quiero que todos estos neologismos lleguen más allá del libro, que pasen a formar parte del campo del lenguaje. La palabra boicot proviene de la lucha anticolonial en Irlanda, pero ahora se usa en todas las luchas, contra todas las formas de injusticia sistémica, desde Sudáfrica hasta Palestina. También utilizo el neologismo porque creo que el lenguaje de la teoría crítica y la teoría del arte está realmente osificado, totalmente canonizado y homogeneizado y no es lo mismo que el pensamiento crítico real con mordacidad y poder, sino una forma de convención conformista, una especie de lenguaje en clave que a menudo pertenece a una educación de élite producida en universidades de élite occidentales.

Me gusta usar mis propios términos, que se forman en el campo de la conversación. Por eso utilizamos neologismos. Antes dirigía otro colectivo, Other Asias, fue entonces cuando los neologismos se desarrollaron por primera vez, porque encontré que los términos existentes eran inadecuados. También estoy interesado en el poder de la jerga. Palabras como neurotípico, que se ha desarrollado a través de personas neurodivergentes, se han convertido en parte del lenguaje estándar. Incluso palabras como “acoso” que vienen del movimiento de mujeres. Las palabras son una forma de identificar comportamientos. Y también quiero que la gente reconozca a los extrovertidos supremacistas en su propia comunidad.

Creo que la comedia es una forma de burlarse de la autoridad y de las narrativas oficiales y del poder, y siempre lo ha sido

¿Es el humor un espacio de resistencia?
Sí, así es. ¿Por qué asumimos que la fría escritura académica es una forma de llegar a la verdad? Hay mucha más verdad en un cómico de stand up. De hecho, preferiría ser cómico que artista o escritor. Entre mis cómicos favoritos está Aamer Rahman, que hizo algo llamado Fear of a Brown Planet, que influyó bastante en este libro. Pero también me interesan, me influyen algunos comediantes británicos como Chris Morris, que escribió Four Lions, la película con la que crecí, o Goodness Gracious Me, que era una serie cómica británica sobre las diásporas sudasiáticas en Gran Bretaña, que sigue siendo muy buena.  Y me gusta mucho el Festival de Edimburgo, que cuenta con docenas de cómicos neurodiversos e internacionales. Mi amigo Don Biswas, que es un cómico autista con TDAH y depresivo, y que integra todo esto en su comedia, me influye bastante. Así que sí, creo que la comedia es una forma de burlarse de la autoridad y de las narrativas oficiales y del poder, y siempre lo ha sido. Y de la policía.

Se diría que tu libro contiene una radiografía gamberra de los movimientos sociales y de emancipación.
Creo que, ya sabes, tener una fidelidad hacia el llamado miserabilismo, hacia las llamadas emociones negativas en lugar de simplemente ser modelos positivos y alegres caras sonrientes de ONG puede mantener vivos los movimientos. Creo que el descontento, la impaciencia y el enconamiento pueden mantener vivo cualquier movimiento social. Nunca deberíamos alejarnos demasiado de ese momento de descontento, del momento de miseria, para pasar a la alegría pura todo el tiempo. Eso que se ha convertido en lo que llaman positividad tóxica.

En una época en la que los discursos de extrema derecha son presentados como rebeldes y antisistema, ¿qué piensas que deben hacer las izquierdas para tomar la iniciativa, para abrir nuevos marcos e imaginarios?
Supongo que en tu país también hay cosas como Rebel News [medio online de extrema derecha canadiense]  y AfD (Alternativa por Alemania) que dicen estar en contra del sistema y de la clase dirigente. Para mí está claro que es falso e inauténtico y que muchos de los movimientos de extrema derecha son astroturf [césped artificial]. No creo que sean verdaderos movimientos grassroot [hierba real, denomina los movimientos de base]. Puedes ver lo que es el verdadero punk y el verdadero hip hop. Y que Iggy Azalea, Vanilla Ice o Blink-182 no son realmente la esencia de esos movimientos.

También hay que tener en cuenta la crítica del centro y el término medio. Ya sabes, el término medio, el centro, es también una forma de extremo que es cómplice de las guerras violentas que matan a millones de personas como las que tenemos en Irak y actualmente en Gaza, y la expansión de la OTAN y la invasión ilegal y la economía neoliberal.

Análisis
Starmer vs. Corbyn: de los usos políticos del antisemitismo
El Partido Conservador, la derecha del Partido Laborista y sus respectivos aliados mediáticos están decididos a mantener las ficciones sobre el antisemitismo de Corbyn y la izquierda de ese partido y el megáfono que poseen colectivamente puede ahogar las voces disidentes.

Hay una clase mediática que se mantiene en gran medida a través de la propiedad corporativa. Así, en cuanto a la crítica del término medio, hay un ejemplo muy claro en el debate sobre el Brexit —en el que voté Remain [permanecer en la UE]—. Por un lado tenías a los socialistas radicales que originalmente estaban en contra de la UE, gente de sindicatos militantes como el de transporte (RMT), activistas del movimiento contra la guerra que también estaban a favor del Brexit. Además tenías a la extrema derecha pro-Brexit. Así que en el movimiento contra la UE tienes a izquierda y derecha representados. Yo siento más simpatía por la postura anti UE dada su complicidad en numerosos crímenes de guerra y, actualmente, en Palestina. Pero dentro del mundo del arte, todo el mundo, como el 99,9%, eran pro-remain

Se da un olvido de la generación de más edad que son pro Brexit. Todo el mundo trata de utilizar este lenguaje de la transformación, pero creo que está claro cuando es hueco y cuando está corporativizado. Es algo como muy intuitivo, casi se puede oler de inmediato cuando algo es Astroturf en lugar de grassroot.

Creo que puedo ver a través de la apropiación de la extrema derecha y también de la apropiación conservadora y liberal de algunos de estos discursos radicales. También rechazo la forma en que en los últimos cinco o diez años “radical” se ha convertido en una palabra negativa, mediante los think tanks sobre seguridad y el discurso político general. Los radicales simplemente entienden la naturaleza del poder y del sistema.

En el Reino Unido estamos asistiendo a un momento de decadencia de la izquierda institucional, con la impregnación de postulados sionistas en el partido Laborista y la normalización de la persecución de quienes defienden al pueblo palestino. ¿Cómo se ha consolidado esta tendencia?
Sí, yo era un gran partidario de Jeremy Corbyn en 2017, que representaba a muchos de los movimientos sociales, y hubo un intento muy claro, bien documentado y coordinado de desprestigiarlo y destruirlo por parte de facciones alineadas con Israel y la derecha laborista. Y sí, el Partido Laborista se ha convertido en esto. Las primeras elecciones en la que pude participar fueron las de Tony Blair, que encarna este tipo de sentimiento corrupto. Y también la de la guerra de Irak en 2003, fue realmente la primera gran manifestación en la que participé y para la que me movilicé.

Realmente nada ha mejorado desde entonces, ahora lo vemos con la destrucción de Jeremy Corbyn, que todavía vivimos hoy en día, y que siempre fue una farsa. Creo que este es un fenómeno más amplio, que afecta a toda Europa. Verás, creo que el SPD alemán y el Partido Verde son, ya sabes, los partidos más podridos y neoliberales e imperialistas y francamente estúpidos y autodestructivos. En realidad prefiero el Podemos español y me encanta Ione Belarra, me encanta. Es como si fuera mi persona favorita en toda Europa. Cada vez que habla, pienso: eso es belleza y verdad. Y también me encanta la ex alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Creo que estas figuras son mejores que Jeremy Corbyn. Ione Belarra especialmente.

Creo que el SPD alemán y el Partido Verde son, ya sabes, los partidos más podridos y neoliberales e imperialistas y francamente estúpidos y autodestructivos. Prefiero el Podemos español y me encanta Ione Belarra

También están los movimientos de calle y los movimientos sociales. De hecho, me siento muy orgulloso de los movimientos de calle y sociales británicos. Ahora somos medio millón de personas en las calles, fuimos dos millones durante la guerra de Irak. No hay nada tan grande. Fui a las manifestaciones por Palestina en Barcelona y si bien hay mejoras figuras políticas, las manifestaciones no son tan grandes o diversas como lo son en Reino Unido.  Así que estoy bastante orgulloso de algunos de los movimientos de la calle. Es sólo que esos movimientos sociales no entran en la política, de hecho hay mucha gente decente en las bases del Partido Laborista. Simplemente no entran en el Partido Laborista parlamentario. También hay algunas buenas figuras como Corbyn, Diane Abbott, Zahra Sultana o Richard Burgon pero tienen sus limitaciones. Sí. Las tienen. El colonialismo acaba siendo siempre la prueba de fuego. Y los Fabianos [tradición socialista británica] siempre han sido cómplices de la opresión colonial desde Malasia a Palestina.

Pero hay una cooperación muy agradable entre las comunidades musulmanas y la izquierda en la política británica, en el nivel de los activismos sociales, que no existe en Francia y Alemania al mismo nivel. Creo que estos dos últimos países tienden a ser más islamófobos, aunque podría tener una discusión más matizada porque, obviamente, no vivo allí en esos estados.

¿Qué derivas se esconden detrás del uso continuo de la palabra “terrorismo”?
La cuestión central de la lucha palestina sin resolver sigue viva en el discurso de la “guerra contra el terrorismo”. La prisión de Guantánamo sigue abierta. Y la guerra interna contra el terrorismo, toda esa legislación, sigue en vigor, como la Patriot Act, del mismo modo todos esos presos siguen en la cárcel, mientras merecen estar libres. En definitiva, aunque haya un cambio en el discurso dominante, esas injusticias siguen existiendo y esa legislación también.

Ahora mucha de esta legislación antiterrorista se utiliza contra el movimiento contra el cambio climático. Y es interesante que Greta Thunberg esté siendo demonizada en Alemania por las mismas personas que demonizaron Documenta [muestra de arte internacional realizada en la ciudad de Kassel, cuya edición de 2022 recibió acusaciones de antisionismo]. Así, la represión empieza en los márgenes y luego va cubriendo todas las formas de disidencia. Respecto a la islamofobia, también tiene que ver con el neoliberalismo en términos de banqueros y ricos corruptos y multimillonarios que en realidad desempeñan un papel importante arruinando la vida de las personas, reduciendo los puestos de trabajo y propiciando la atomización. No quieren rendir cuentas ni asumir responsabilidades. El neoliberalismo, que es el motor de muchas violaciones de los derechos humanos y de la mala salud mental, nunca se hace responsable, así que en su lugar culpan de todo a los musulmanes. Es un chivo expiatorio fácil al que culpar de todo. Creo que ha sido una estrategia exitosa, tristemente, desde Holanda, que acaba de elegir presidente a Geert Wilders a Vox en España, que son una cosa muy islamófoba.

Islamofobia
Discursos de odio Islamofobia y creación del otro en Europa
La Francia de Macron se ha puesto a la vanguardia de un discurso que sitúa al Islam como amenaza a la identidad europea y que lleva años de apogeo gracias a la extrema derecha.

Hasta cierto punto sigo sintiéndome como si no fuera un ciudadano en términos de igualdad en Gran Bretaña o, cuando voy a Alemania, siempre es como: ¡deportadlo!. La islamofobia era el tema principal en Documenta, y si escribes en el buscador “Islamofobia Documenta” verás millones de artículos sobre antisemitismo. Para la islamofobia ni siquiera hay una legislación que le otorgue un reconocimiento básico a pesar de todos los asesinatos y la violencia. Lo vemos en los años 90: el genocidio bosnio contra la población musulmana, todos los casos de violación por parte de los serbios, el asesinato masivo de niños e infraestructuras civiles —que es similar al que vemos ahora en Gaza—, todo eso sólo pudo pasar gracias a la islamofobia, nadie quería un estado musulmán en medio de Europa. Y la retórica sobre Bosnia sigue siendo utilizada por los asesinos en masa islamófobos hasta el día de hoy. Así, Andrés Breivik, que asesinó a decenas de personas en Noruega, se referirá a Bosnia 300 veces en su manifiesto. Y lo mismo con la masacre de Christchurch en Nueva Zelanda, el perpetrador también se refirió de nuevo a Bosnia.

En Gran Bretaña, orgullosamente, tenemos en realidad miles de actos recordando la masacre de Srebrenica, cuando yo vivía en los Países Bajos, apenas había nada, a pesar de que los Países Bajos y el ejército holandés fueron responsabilizados de la masacre por su propio tribunal de La Haya. Tampoco pude ver nada en Alemania. Cuando estuve en Documenta les pedí que conmemoraran el 11 de julio, que es el día oficial de la UE para conmemorar el genocidio de Srebrenica de los musulmanes bosnios, como una forma de crear paz. Pero nadie escuchó, a nadie le importó.

He realizado seminarios y mesas redondas sobre la islamofobia en el arte contemporáneo, todavía no siento que esté realmente registrada y siento que este tipo de liberalismo blanco, que no sabe cómo hacer frente a la demonización de las personas musulmanas, no les da un sentido pleno de pertenencia. Incluso cuando vas al MACBA, ni siquiera tienen bebidas sin alcohol o un espacio de oración mientras que sí tienen espacios de oración la Tate Modern Gallery o el Museo de la Ciencia en Gran Bretaña. Así que siento que el puesto de pollo frito halal es en gran medida mi lugar de pertenencia, y ese va a ser el título de mi próximo: Radical Chicken.

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