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Ser ‘rider’ en la ola de frío: “Nieva sobre la precariedad”

Fernando trabaja para Glovo y Uber Eats. Desde que estas compañías anunciaron la suspensión del servicio en Madrid, no ha salido a repartir, por lo que no tiene ningún ingreso. Cuando se reanude el servicio, volverá a la calle pese a los riesgos sin que las empresas que se lucran con su trabajo asuman ninguna responsabilidad.

Uber inicio temporal Filomena
Un rider de Uber trabajando durante el temporal Filomena. David F. Sabadell

El viernes 8 de enero, poco antes de que Glovo anunciara que suspendía su servicio por el temporal de nieve sobre Madrid, Fernando García entregó a domicilio un paquete de tabaco. Las condiciones meteorológicas le habían obligado a bajar en varias ocasiones de su bici, teniendo que hacer algunos tramos a pie. Aun así, sufrió una caída antes de darse por vencido.

“Trabajé hasta que empezó a ser imposible: patinaba muchísimo la bici, te acabas empapando de estar tantas horas en la calle, las manos se quedan congeladas y también los dedos de los pies…”, explica a El Salto este repartidor de plataforma, que empezó en esto en 2018. 

Hasta que se suspendió el servicio, la app a través de la que organiza su trabajo registraba tantos pedidos como un día cualquiera. “Cuando lo dejé, iba tan lento que vi que no podía seguir, que tardaba mucho en entregar un pedido”. Glovo y Uber Eats, las empresas para las que trabaja este rider de 42 años en Madrid, pagan a sus repartidores por pedido: “Les da igual lo que tardes pero, a su criterio, te llaman para presionarte... O directamente te despiden cerrándote la app”.

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Personal de limpieza viaria, reparto, jardinería o construcción deben extremar las precauciones ante las bajas temperaturas previstas para los próximos días. Estrés térmico, hipotermia y congelación son los principales riesgos. Las empresas son responsables de tomar medidas para minimizarlos y, de no estar garantizada la seguridad, las personas trabajadoras pueden negarse a acudir a sus puestos.

Repetidas decisiones judiciales han determinado que la relación entre los riders y las empresas que gestionan los pedidos es laboral —la última de ellas esta misma semana, cuando el juzgado número 24 de lo social de Barcelona ha dado la razón a la Seguridad Social y obliga a Deliveroo a regular a sus 748 riders—. Pero la realidad de los riders sigue siendo la de trabajar como falsos autónomos.

Un modelo que deja a estos trabajadores en una completa desprotección ante situaciones como un temporal en Madrid. “Si no trabajamos, no cobramos nada, pero el problema no es solo de dinero, sino de seguridad; cuando tienes un trabajo tan precario te nieva sobre precario”, explica Fernando.

Pese a los riesgos que entraña salir a repartir en las actuales condiciones, miles de riders están sus casas preguntando cuándo se reanuda el servicio, dice Fernando. Porque el alquiler será el mismo, la cuota de autónomos también y el gasto de energía, apunta, mucho mayor que cualquier otro mes.

“Si te caes, la aplicación te llama para preguntarte cómo está el pedido y, si está bien, llaman a otro repartidor para que vaya a buscarlo donde te hayas estrellado”

Sobre la decisión de Glovo de suspender el servicio, señala que la empresa no tuvo otro remedio, ya que cerraron los restaurantes y los comercios, por lo que los repartidores no tenían nada que repartir. Y, aunque en este momento su preocupación es no poder trabajar, la eventual reanudación del servicio no es más alentadora: “Cuando los restaurantes empiecen a abrir poco a poco y puedan ir los vecinos que viven cerca, abrirán las aplicaciones y nosotros haremos pedidos por todo Madrid, y eso son muchos kilómetros recorridos en bicicleta, en moto, con las heladas, las placas de hielo”, explica a El Salto.

“En cuanto podamos salir nos vamos a pegar unas hostias... pero no tenemos alternativa”. Y, ¿qué ocurre cuando un rider sufre un accidente mientras trata de entregar un pedido? “Si te caes —aclara Fernando—, la aplicación te llama para preguntarte cómo está el pedido y, si está bien, llaman a otro repartidor para que vaya a buscarlo donde te hayas estrellado”.

Fernando asegura que tiene compañeros que han trabajado con un dedo roto y hasta con un brazo, así como compañeros que en plena borrasca estuvieron entregando pedidos a pie para un restaurante que funciona 24 horas

Fernando asegura que tiene compañeros que han trabajado con un dedo roto y hasta con un brazo, así como compañeros que en plena borrasca estuvieron entregando pedidos a pie para un restaurante que funciona 24 horas. “No podemos permitirnos estar de baja, porque como autónomos se cobra muy poco”. Además, asegura que la mayoría de sus compañeros son personas migrantes, que trabajan todavía más precariamente y las empresas se aprovechan de esa necesidad.

Este rider zaragozano cuenta que se metió en esto por la bicicleta: “Hace once años me compré una bicicleta para ir a trabajar a una oficina, y la bici era el mejor momento del día, me encantaba y empecé a moverme en bici por Madrid; así que cuando me quedé en paro empecé en esto y me hice autónomo”.

Fernando dice que lo venden bonito, pero se desengañó poco a poco. Tras varios intentos de hablar con Glovo donde hicieron peticiones que ahora califica como naive, llegó a la conclusión de que el camino era la organización colectiva, y por eso se ha sumado hace poco a organizaciones como Riders x Derechos o UGT que, en su opinión, están planteando cuestiones de fondo. De hecho, UGT lo ha nombrado recientemente representante sindical. “Necesitamos organización sindical; a los riders nos gusta nuestro trabajo, pero hay que mejorar las condiciones”.

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#80003
15/1/2021 23:46

Lo más terrible de todo esto es que si había riders que seguían repartiendo en plena borrasca, es que había gente que seguía haciendo pedidos. ¿Hemos perdido absolutamente toda la empatía que nos podía quedar? ¿Hacia dónde va esta sociedad?

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