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Medios de comunicación
Notable en mentir
Los medios independientes apostamos y nos la jugamos por seguir suministrando rigor, contraste e independencia. Y no aspiramos a un notable sino a un sobresaliente.
No le tembló el pulso a Cristina Cifuentes cuando añadía en su currículum un máster en Derecho Autonómico. Ahora que se ha destapado que la Universidad Rey Juan Carlos podría haber cambiado las notas de dos materias –que pasaron de “no presentado” a “notable”– ha vuelto a tirar de maquillaje. Cifuentes ha tenido que entregar unos documentos plagados de inexactitudes para intentar acreditar que ha cursado el máster entero. Una ficción en dos tiempos. Pero la dimisión ni siquiera ha sobrevolado su imaginario y así lo anunciaba con tono alegre y provocador en un vídeo de Twitter. La prensa comercial no ha sido la única en señalar la influencia que las redes sociales, y muy especialmente Facebook, tienen sobre nuestras vidas. Recientemente, la ONU ha denunciado el papel de esta multinacional en la matanza de los Roginhya, probando que la red multiplicó la difusión de mensajes de odio contra la etnia roginhya procedentes del Gobierno de Myanmar.
Mentían los grandes medios de comunicación cuando afirmaban que Podemos había alimentado el ‘bulo’ de la persecución policial contra Mame Mbaye Ndiaye. El mismo día en el que el joven senegalés moría en Lavapiés, la Jefatura Superior de Policía confirmaba dicha persecución. Sin embargo, La Razón, El Mundo y ABC cargaban en sus portadas contra Podemos, acusando a este partido de haber azuzado la rebelión. Una semana después el Ayuntamiento de Madrid confirmaba que aquel fatídico día hubo una intervención policial contra los manteros y que Mame Mbaye se desplomó en el suelo tras huir del mismo. Ningún medio ha rectificado y tampoco se espera que lo hagan.
Maquillaba la realidad la Policía municipal y seguía la bola el Ayuntamiento de Madrid cuando negaba las actuaciones policiales. La primera comparecencia del concejal de Seguridad, Javier Barbero, marcada al dictado por el atestado, descartaba que las fuerzas de seguridad persiguieran a Mame Mbaye antes de su muerte. En un giro de guión, deshacía esta madeja y se quedaba con la versión de la Jefatura Superior de Policía. Nadie ha pedido perdón.
En los tiempos de la posverdad, mentir sale gratis si estás en el poder, o más bien es condición sine qua non. Poder político y poder mediático construyen los relatos dominantes sobre la realidad que a cada cual conviene y a nadie se le mueve un pelo. En la disputa política, el manejo de los medios y de las redes son elementos centrales para marcar la agenda y la mirada publicada, como ha evidenciado la intervención de algunos sindicatos de la Policía municipal, en clara connivencia con algunos partidos. Por ello, las autoridades “del cambio” deberían mostrarse firmes en la defensa y la búsqueda de la verdad, evitando espectáculos como el de los vaivenes de este Gobierno municipal.
Desde El Salto hemos intentado tratar el caso de Mame Mbaye con rigurosidad, con el objetivo de echar el resto contra la intoxicación mediática. Recurrimos a las fuentes directas (los testigos) y respetamos los tiempos para dar la información una vez estuviera contrastada. Lo hicimos cuando algunas televisiones afirmaban que Ousseynou Mbaye, el segundo senegalés que fallecía tras aquella fatídica tarde-noche del 15 de marzo, había sufrido un golpe con una piedra. Nosotros habíamos confirmado la muerte de una segunda persona en la noche del viernes. Sabíamos que el SAMUR había encontrado su cuerpo el jueves a las 20:30h sin ningún signo de violencia, pero preferimos esperar para dar la noticia una vez estuviera bien atada y respetando los tiempos de la familia del fallecido. Como el bulo crecía sin parar, decidimos ofrecer nuestra información contrastada el sábado a mediodía. No fuimos los primeros, pero sí respetuosos.
Los medios independientes, que no estamos en deuda con ningún poder tenemos una medicina muy potente y debemos elevar las dosis para buscar siempre la verdad. Apostamos y nos la jugamos por seguir suministrando rigor, contraste e independencia. Y no aspiramos a un notable sino a un sobresaliente. No soportaríamos un “no presentado” en esta asignatura.