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Queer
Los monstruos hablan
La lucha contra la tiranía, de la que se enorgullece la libertad de palabra y de pensamiento, es un engaño si el ciudadano no aprende a identificar y distinguir, en las informaciones con las que a diario se le atiborran los ojos y los oídos, a qué conjuras e intereses responden o, por lo menos, cómo han sido gestionadas, ordenadas, deformadas.
Cuando surgió la idea de La Antinorma se hizo imposible no pensar en esta idea de Vaneigem. Nos encontrábamos en noviembre, en medio de la escalada punitiva y con un sabor estigmatizante entre nuestros labios que recorría todo nuestro cuerpo.
Aquellas pulsiones que a algunes de nuestres compañeres del pasado les intentaron arrancar sus alas de mariposa, hoy regresan en muches de nuestres camaradas
Vimos cómo el debate público se tornaba gris, cómo las pretensiones criminalizadoras o represivas se justificaban en nombre del feminismo. Todo aquello que simbolizaba bastante bien aquellas pulsiones que a algunes de nuestres compañeres del pasado les intentaron arrancar sus alas de mariposa. Hoy regresan en muches de nuestres camaradas. Aviesos y retorcidos actos se disfrazaban de justicia. Si algo hemos sabido siempre es que la justicia, tal y como hoy se entiende, o los actos de justicia tienen poco o nada que ver con nosotres, les cuir.
Este blog surge con la idea de dar cabida a todos esos monstruos o ideas que no pueden entrar dentro de los límites de respetabilidad de la izquierda progresista. Les indeseables necesitamos un hueco en el que expresar que hay algo más, algo más de lo que nos está permitido desear. Como Georges Bataille sentenció: lo reiteraré de tantas maneras como sea posible, el mundo solo es habitable a condición de no respetar nada.
Creemos que la libertad de expresión nunca se usa lo suficiente. Ante la búsqueda de un espacio ausente de conflictividad y basado en cánones estrictos de decencia, les cuir nunca podremos tener cabida porque la sola expresión de lo que hemos llegado a ser resulta conflictiva a la gran mayoría de la población. Establecer qué es aceptable y qué no siempre nos deja fuera a les mismes. Por eso nos creemos en el derecho de incomodar, de conflictuar y, con ello, expandir nuestra mirada, consiguiendo ver la vida que aguarda en lo extraño. La esperanza es siempre extraña pues, como decía Auguste Blanqui, aguarda en la bifurcación, esperando en lo desconocido de la historia.
La seguridad y la comodidad son el límite de cualquier emancipación
Si no pudiéramos pensar más allá de lo permitido no habría esperanza jamás, por eso queremos animarnos a pensar lo prohibido. Solo contra la moral hallaremos los callejones que conducen a la salida en la que nos encierran estos estrechos marcos. Aquello que se adentra en las tinieblas encuentra respuestas antes que quien, por miedo, se queda mirando en la seguridad del radiante Sol, porque las respuestas siempre se esconden y, por ende, siempre habitan la oscuridad que no nos permite verlas. Es por esto que la seguridad y la comodidad son el límite de cualquier emancipación. Por ello, también reivindicamos el nombre de La Antinorma, nombre proveniente de la revista de difusión del F.H.A.R (Front Homosexuel d’Action Révolutionnaire). Si la sociedad teme algo más que los monstruos, es la conjura de los monstruos. No somos les no-normatives, les excluides de la norma que buscan la protección de los benevolentes.
Nuestra forma de vida ya es, de hecho, más de lo que la sociedad está dispuesta a aceptar en muchas ocasiones. Como dice Boumama Saïd: existir es rechazar las conminaciones a la cortesía
El prefijo anti- implica un acto consciente de oposición a la norma: no queremos que nos acepten, queremos abolir lo aceptable. Somos aquelles que, en gran parte de las ocasiones, son respondides con acusaciones de identitarismo a pesar de querer acabar con cualquier identidad que busque tolerarnos siempre que estemos donde debemos y no nos excedamos, de molestar y crear divisiones, de expresar opiniones incómodas, de importunar con sus costumbres precarias la tranquilidad de códigos venerables de los centros sociales de la ciudad o los locales del partido de turno, de emitir opiniones que no ayudan a apaciguar las situaciones; Defendemos una oposición consciente a cualquier identidad que nos condene a callarnos y guardar las formas porque lo que proponemos siempre es más de lo que se puede pedir. Nuestra forma de vida ya es, de hecho, más de lo que la sociedad está dispuesta a aceptar en muchas ocasiones. Como dice Boumama Saïd: existir es rechazar las conminaciones a la cortesía.
Debemos tener claro que soles no conseguiríamos emancipar a la humanidad, pero todo lo humano necesita lo cuir para su emancipación
Es entonces cuando el legado del F.H.A.R toma sentido: una serie de militantes nos reunimos aquí con la intención de crear un espacio en el que aquello que excede todos los límites pueda expresarse. Todes les aquí reunides, de hecho, militamos contra esos límites de forma consciente, sin la intención de volver al redil, de meternos dentro de un muro que constituye una farsa donde todes se saben condenades a la hoguera. Nuestra existencia no corre menos peligro que la de aquelles que se entienden dentro de la norma y están, en realidad, bajo el asedio del constante riesgo de caer a nuestro lado ante el aliento de la represión y la reacción.
La lucha de les cuir forma parte integral del proyecto de emancipación que debería luchar por el futuro. Debemos tener claro que soles no conseguiríamos emancipar a la humanidad, pero todo lo humano necesita lo cuir para su emancipación. La pesadilla de la razón se ha vuelto más necesaria que nunca: solo lo monstruoso que aguarda en las fantasías más oscuras de la sociedad nos puede salvar de la represión y la reacción sexual y moral.
Defender el estigma, la inhibición, el sometimiento y el puritanismo usando la emancipación como arma significa tener un cadáver entre los dientes
Reivindicamos ese legado de los frentes de liberación, una memoria de vencides que hoy, con la instrumentalización del feminismo y lo cuir para alentar discursos reaccionarios, y ante el uso liberal en los intentos de integración y cooptación, está en camino al peligro de ser enterrado. Defender el estigma, la inhibición, el sometimiento y el puritanismo usando la emancipación como arma significa tener un cadáver entre los dientes. Nosotres reivindicamos, entonces, que la memoria de les antepasades vencides es el motor de la lucha del presente frente a estos peligros. Es por todo esto que en nuestra actividad política también consideramos imprescindible crear un lugar para todes aquelles que, conscientemente, se oponen a las rígidas normas, al paradigma de las mismas.
Contra toda respetabilidad, contra toda moral: nada es sagrado, los monstruos existimos para demostrarlo.
¡Muerte al orden capitalista! ¡Viva la barbarie!