Insólita Península
Bilbao en un recuerdo

Recuerdo que una noche fuimos en coche siguiendo el curso de la ría hasta casi su desembocadura. Llovía y el nivel había crecido. El agua bajaba revuelta y en algunos tramos la ría parecía a punto de desbordarse.
Museo Guggenheim Bilbao
El Museo Guggenheim de Bilbao, varado junto a un puente de la ría.
Javier de Frutos
22 abr 2021 06:00

En lo que va de año 2021 —escribo este texto a mediados de marzo—, no resulta posible desplazarse por la Península con la alegría despreocupada de los tiempos anteriores a la pandemia. El país está atravesado por líneas que solo se pueden franquear con documentos que den fe de que uno se halla en alguna de las excepciones previstas. Como escribir esta página no cabe en ninguna de esas excepciones, la escribo desde Madrid, lamentando no haber podido viajar en lo que va de año. Y me veo obligado —nadie me obliga, en realidad; me obligo yo mismo con gusto— a recurrir de nuevo a un recuerdo. Así que franquearé con los recuerdos las líneas que hoy no se pueden atravesar y viajaré al Bilbao de finales del siglo pasado.

Recuerdo los bares de la calle Iturribide, los soportales de la plaza Nueva, los libros apetecibles de la librería Verdes y la sensación de reposo en los jardines del Arenal. La gente se saludaba por las calles del Casco Viejo como si supieran que ese encuentro casual se repetiría pronto. En las pescaderías del mercado de la Ribera y en los rincones de la plaza Unamuno, la gente coincidía, se reconocía, conversaba con más o menos prisa —según gustos y edades— y seguía su camino.

Recuerdo que una noche fuimos en coche siguiendo el curso de la ría hasta casi su desembocadura. Llovía y el nivel había crecido. El agua bajaba revuelta y en algunos tramos la ría parecía a punto de desbordarse.

Recuerdo la grisura, la acumulación de edificios en desniveles imposibles, las escaleras como parte del tejido urbano, las vías de los trenes, los solares sin nada. En Bilbao la Vieja, o en sus aledaños, asistí a una procesión que todavía me parece un extraño sueño ahora que trato de recordarla y traerla a estas líneas.

Y, por supuesto, recuerdo las pintadas, los murales, los carteles con convocatorias apremiantes, las portadas de los periódicos, la tensión una tarde anodina en la que las calles del Casco Viejo se quedaron de pronto vacías, los sobreentendidos en las conversaciones, los eufemismos para no llamar a las cosas por su nombre. Todo aquello era el escenario del conflicto. Si supiera hoy cómo nombrar todo aquello, emplearía otra palabra.

En medio de ese panorama, en algún momento de los años 90 apareció la palabra “Guggenheim”. Se trataba de un museo de arte contemporáneo con forma de barco que iban a colocar junto al puente de La Salve. Su autor era un americano llamado Frank Gehry. Y lo que comenzó siendo una palabra se convirtió poco a poco en un esqueleto excesivo y, finalmente, en un barco varado recubierto de planchas de titanio.

El relato de entonces decía que el edificio se integraría en un entorno industrial y fundiría conceptos casi siempre desvinculados: ofrecería un diálogo entre el arte contemporáneo y la industria, una conversación fructífera que daría un nuevo significado a la margen izquierda

Hubo un momento en el que el barco-museo se fundió con el paisaje y dio cumplimiento a alguna de las promesas que traía consigo. El relato de entonces decía que el edificio se integraría en un entorno industrial y fundiría conceptos casi siempre desvinculados: ofrecería un diálogo entre el arte contemporáneo y la industria, una conversación fructífera que daría un nuevo significado a la margen izquierda. Y lo cierto, al menos en mi recuerdo, es que ese relato ocurrió: el encuentro tuvo lugar. El Guggenheim de finales de los 90 se fundió con el tráfico del puente de La Salve, con terrenos de aire portuario y con toda una miríada de espacios por definir. Fue durante un instante, quizá durante unos años. Ocurrió, en todo caso.

Luego la zona fue cambiando a gran velocidad. Todos los alrededores del Guggenheim se fueron convirtiendo en lugares ajenos a la industria. Un tranvía atravesaba un jardín de hierba bien cortada y una pasarela permitía el paso de los peatones de un lado al otro de la ría. Surgió un palacio de congresos, un hotel y todo el acompañamiento propio de los lugares que miran al futuro.

En todo caso, ahora que trato de recuperar este recuerdo, me surge la duda de si el relato del supuesto encuentro entre la industria y el arte contemporáneo formaba de verdad parte del ambiente de entonces. Quizá mi recuerdo lo ha exagerado. Quizá he convertido en categoría una manera personal de mirar a aquel momento. ¿Quién sabe? Solo sé que prefiero dejar la duda por escrito.

Últimamente, por razones familiares, voy menos a Bilbao. Una de las últimas ocasiones en las que estuve, me dediqué a curiosear en los puestos de libros de segunda mano de los soportales de la plaza Nueva. Encontré una obra sobre el fin del conflicto. Y me alegré como si hubiera soñado antes ese momento.

Cómo llegar
El Museo Guggenheim de Bilbao, varado junto a un puente de la ría, puede ser también una invitación a recordar el cambio de siglo. 
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Insólita Península
Insólita península El Imperio del Sol se pone en Trebujena
¿Qué hacer cuando llegas a un lugar que has imaginado y soñado? Supongo que no queda más remedio que mirarlo de mil formas distintas para tratar de recordarlo.
Insólita Península
Nacimiento de un río rojo
La NASA se interesó por las formas de vida del río Tinto debido a la probable similitud entre sus condiciones ambientales y las del planeta Marte.
Insólita Península
Insólita Península En la ría del Nautilus
La isla de San Simón se asemeja a un pequeño barco encallado. Ante la isla se distingue una escultura que parece caminar sobre las aguas. Es una estatua del capitán Nemo, el personaje inagotable creado por la imaginación de Jules Verne.
Madrid
La burbuja del alquiler Sumar, Podemos y sindicatos de inquilinos presionan para convertir en indefinidos los contratos de alquiler
Sumar lanza una propuesta legislativa para transformar en indefinidos los contratos de alquiler, una de las principales demandas de la manifestación por la vivienda del 5 de abril. Una moción de Podemos, rechazada en el Congreso, pedía lo mismo.
Líbano
Ocupación israelí Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
El Ejército sostiene la ocupación de cinco colinas a lo largo de la frontera tras evacuar sus soldados de decenas de municipios. Miles de civiles regresan a sus casas para descubrir que lo han perdido todo.
Galicia
Galicia La Xunta de Feijóo, condenada por negar visitas a una mujer que murió de cáncer por tener covid-19
La jueza dice que la situación exigía “flexibilizar” las medidas de prevención. Falleció a inicios de 2022 en el Hospital Álvaro Cunqueiro durante los últimos meses de la administración del jefe del PP con Julio García Comesaña de conselleiro.
Egipto
Egipto Ashraf Omar continúa en prisión provisional por dibujar
Ashraf Omar, caricaturista político del medio digital AlManassa, sigue en prisión preventiva indefinida tras ser arrestado violentamente en su domicilio el 22 de julio de 2024.

Últimas

El Salto Radio
El Salto Radio Humedales necesarios
Damos un paseo radiofónico por algunos de los humedales de Andalucía, espacios fronterizos entre el mar y la tierra, tan necesarios para nuestra supervivencia. Lo hacemos con Juan Martín Bermúdez, de SALARTE y algunos oyentes.
Más noticias
Fascismo
Memoria antifascista Allí donde hay humo, hay fuego
A unos días de las elecciones alemanas, donde la ultraderecha acude fortalecida, un repaso sobre el proceso de desnazificación posterior a la Segunda Guerra Mundial y sus medias verdades.

Recomendadas

Feminismos
Ana Bueriberi “El activismo tiene que ser colectivo: para contribuir al cambio es imprescindible despersonalizar la causa”
La periodista madrileña Ana Bueriberi reconoce que no sintió la discriminación hasta que llegó a la Universidad. Hoy, desde el proyecto Afrocolectiva reivindica una comunicación antirracista, afrofeminista y panafricanista.
Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.
América Latina
Extrema derecha Los soldados de Donald Trump en América Latina
Mientras algunos presidentes latinoamericanos, con mayor o menor ímpetu, intentan ponerle freno, otros tantos se arrodillan y le rinden pleitesía sin recibir nada a cambio. ¿Quiénes son los súbditos latinoamericanos de Trump?