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Industria farmacéutica
Sanofi-Aventis y la AEMPS ocultan el dossier donde se reconocen los graves efectos del fármaco Agreal
Las afectadas por el fármaco Agreal, del laboratorio Sanofi, reclaman en un juicio que se reconozcan sus derechos y denuncian la connivencia durante más de una década, de esa farmacéutica y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Un dossier confidencial demostraría el conocimiento por parte de Sanofi de los efectos de este medicamento.
La Asociación Agreal Luchadoras, de mujeres víctimas de este medicamento para la menopausia fabricado por Sanofi-Aventis, tiene pendiente un proceso ante la Audiencia Nacional contra el Ministerio de Sanidad, la AEMPS y ese laboratorio, por protección de derechos fundamentales.
El letrado defensor de Agreal Luchadoras, Francisco Almodóvar, explica: “Consideramos, demostramos y argumentamos que Agreal, cuyo principio activo era Veraliprida (antipsicótico comercializado en España de 1983 a 2005) se usó, en periodos superiores a los tres meses, en mujeres sanas antes del tratamiento. Lo tomaron incluso años, desarrollando graves efectos adversos crónicos neuropsiquiátricos”.
El abogado de Sanofi-Aventis, del bufete Sánchez de León, no ha accedido a los diversos ofrecimientos de El Salto para explicar la situación. Por su parte la AEMPS, tras varias solicitudes, aceptó contestar algún punto mínimo que poco tiene que ver con las 12 cuestiones que le planteó este medio, y sin llegar a aclarar íntegramente ninguna de ellas, ni profundizar en ninguno de los hechos que aquí se relatan, sobre los que se les preguntó detalladamente.
“El Agreal sigue haciendo de mi vida un infierno. Los especialistas dicen que voy a peor”, dice Francisca Gil
“Me lo recetó mi ginecóloga en marzo de 1998, un año después de tener la última regla”, recuerda Francisca Gil Quintana, presidenta de la Asociación Agreal Luchadoras: “Debía tomarlo 20 días y descansar otros diez”. Lo hizo hasta septiembre del 2005, cuando se retiró.
Como consecuencia, Gil padece importantes secuelas, entre ellos grave depresión, ansiedad, temblor generalizado, episodios de pérdida de memoria y desorientación espacial, temblor esencial mixto y en reposo de la mano izquierda (es zurda). “El Agreal sigue haciendo de mi vida un infierno. Los especialistas dicen que voy a peor, según el informe pericial”, añade esta víctima.
Francisca Gil es una de “Las sietes magníficas”, las únicas mujeres que continúan (de 500 que comenzaron) reivindicando los daños de todas las afectadas que se verían beneficiadas por una resolución judicial favorable en la Audiencia Nacional. La asociación que preside se formó en 2009 a partir de otra previa en Murcia, creada a raíz del foro Kaos en Internet donde numerosas mujeres describieron gravísimos daños causados por el fármaco.
15 años después, sigue sin haber un registro de afectadas como reclaman. El número de víctimas aún se desconoce. Se calcula que son miles por el prolongado periodo de venta. “La propia AEMPS no lo sabe, o no quiere decirlo, por eso desconocemos cuántas somos exactamente”, alega Gil Quintana: “Se lo hemos solicitado varias veces. Y a finales de 2005, al estallar el escándalo, enviamos un burofax con acuse de recibo a la AEMPS y a Sanofi-Aventis (que no han atendido) pidiendo que no desaparezcan los datos del número de mujeres que lo tomamos”, relata.
Las mujeres que tomaron Agreal padecen trastornos psiquiátricos que van desde síndromes depresivos y de ansiedad graves, a ideación suicida o intentos de suicidio
La AEMPS, desde su departamento de prensa, declara al respecto: “No hay ningún estudio epidemiológico que permita establecer la frecuencia de las diversas reacciones adversas que potencialmente se pueden asociar al uso del medicamento. Por tanto no se pueden hacer estimaciones precisas, aunque sea teórico según la frecuencia, del número de pacientes que ha sufrido reacciones adversas. Los datos disponibles son de notificación de reacciones adversas, no permiten calcular las frecuencias”.
Trastornos neuropsiquiátricos severos y muertes
Según los docentes de la Universidad de Alcalá María Teresa Alfonso Galán, profesora titular de legislación deontológica y bioética, y Antonio Piga Rivero, profesor emérito de medicina legal, que han valorado decenas de casos, las mujeres que tomaron Agreal padecen trastornos psiquiátricos que van desde síndromes depresivos y de ansiedad graves, a ideación suicida o intentos de suicidio, algunos con resultado de muerte. Alfonso y Piga refieren asimismo casos de amnesia, insomnio, fobia social y en el ámbito familiar, síndromes de abstinencia graves (pues les provocó dependencia), además de irritabilidad, pérdida de libido, apatía o desorientación.
"Muchas no llegaron a poder asistir a sus juicios, y se desestimaron 400 casos de afectadas que aún sufren las secuelas de este mal llamado medicamento”, relata Gil
También se han detectado daños neurológicos como sincinesia (trastornos del movimiento durante acciones voluntarias), discinesia tardía persistente e incontrolable (movimientos involuntarios), temblores incontrolables graves, parkinsonismo, síndrome de piernas inquietas o bruxismo severo (a veces les impide dormir, o les provoca fractura de dientes), entre otras secuelas.
A la presidenta de la asociación le constan 17 muertes por Agreal y al menos dos suicidios, pero podrían ser más. Así lo expresa Francisca Gil: “Queremos que se reabran las demandas desestimadas y las ganadas. Nuestras compañeras aún continúan muy enfermas con tratamientos por sus efectos, con síntomas extrapiramidales agudos, discinesia tardía irreversible, parkinson, tumores, cáncer de mama, síncopes, problemas severos de huesos, nódulos en cabeza, brazos, cara; problemas graves de matriz, etc. Muchas no llegaron a poder asistir a sus juicios, y se desestimaron 400 casos de afectadas que aún sufren las secuelas de este mal llamado medicamento”, relata Gil. Ella, además, tuvo dos tentativas de suicidio.
Ante la negativa por parte de Sanofi-Aventis, el Ministerio y la AEMPS, de reconocer sus daños, las militantes de Agreal Luchadoras consideran que se lesionan sus derechos fundamentales a la igualdad, integridad física y moral, y libertad. Además al no reconocerse, no consta etiología (estudio de las causas) de sus problemas neuropsiquiátricos, con lo que no pueden tratarse adecuadamente.
Su abogado, Francisco Almodóvar, defiende su derecho a que se reconozcan estos daños puesto que las "irregularidades del Agreal constan en la literatura científica de Sanofi-Aventis que aportó, de sus propios archivos, a la Agencia Europea del Medicamento (EMA) en 2007. Pero las autoridades públicas y el laboratorio no lo reconocen. Es un fraude que continúa”.
Ocultan el dossier donde Sanofi-Aventis lo reconoce
La información referida por el letrado, en la que la farmacéutica admite los efectos graves e irregularidades del Agreal, es un conjunto de archivos informáticos de 373 páginas con la leyenda: “Propiedad del grupo Sanofi-Aventis-Estrictamente Confidencial” al que El Salto ha tenido acceso. No se puede publicar al ser una prueba legal.
Ese dossier contiene las preguntas que la Agencia Europea de Medicamentos hizo a Sanofi-Aventis sobre la Veraliprida, en la primera mitad de 2007. Las respuestas a esos requerimiento motivaron las razones científicas y los motivos de la retirada del Agreal en la UE por parte de la Comisión Europea el 1 de octubre de 2007. Una retirada llevada a cabo por graves riesgos de daños neuropsiquiátricos.
El dossier confidencial de Sanofi-Aventis contiene las evidencias de que “Agreal podía producir depresión y ansiedad desde el inicio del tratamiento para los sofocos de la menopausia"
El informe nunca ha sido presentando en los tribunales por el laboratorio ni por la AEMPS, que a juicio de las afectadas han seguido estos años una estrategia mimética de contradecir a las víctimas y ocultar en España esa información esencial para su defensa: “No sólo es premeditación, también alevosía”, opina Gil Quintana, a quién la EMA envió ese dossier confidencial en 2011, por intermediación del Defensor del Pueblo Europeo, al solicitarle una ayuda que aquí se les negaba.
Estrategia de defensa conjunta
“La AEMPS y Sanofi-Aventis actúan de la misma forma, pese a que la EMA tiene esa información desde 2007, y el laboratorio siempre la tuvo pues procede de sus archivos. Tanto el Ministerio de Sanidad como la AEMPS ahora admiten conocer el dossier desde febrero del 2007. Se han ido encubriendo entre ellos”, afirma Almodóvar, que recientemente recibió del Ministerio la contestación al trámite de conclusiones por el proceso ante la Audiencia Nacional donde, éste y la AEMPS, aceptan conocer ese dossier.
“Hasta ahora lo negaban y ni lo mencionaban”, sostiene el abogado: “Por primera vez dicen que lo tuvieron en cuenta, pero nunca han argumentado conforme a lo descrito en él pese a que contiene los daños e irregularidades del Agreal”.
Además las afectadas han tenido que soportar que la farmacéutica las llame “locas”. Incluso cuando se dirigieron a la EMA refieren que los responsables del laboratorio dijeron: “Nunca pensamos que la ‘fofas’ españolas llegarían a Europa”. Calificativos que, dicen, fueron respaldados por la AEMPS, y pusieron en conocimiento, junto con sus casos, del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y de Pedro Sánchez, sin obtener respuesta.
Causalidad y irregularidades admitidas
El dossier confidencial de Sanofi-Aventis contiene las evidencias de que “Agreal podía producir depresión y ansiedad desde el inicio del tratamiento para los sofocos de la menopausia, que no era antidepresivo, ni ansiolítico, y que sólo se podía tomar uno o dos meses. A lo sumo tres”, afirman María Teresa Alfonso Galán y Antonio Piga Rivero que lo han estudiado, analizado y sintetizado desde 2011, primero en inglés y luego en castellano, cuando se consiguió su traducción en octubre de 2012, para poder aportarlo como prueba: “También constata los graves daños neuropsiquiátricos de su consumo”, precisan.
Ambos especialistas, corroboran que las dolencias de las afectadas coinciden con las descritas en el informe, incluso desde los ensayos clínicos no comparativos previos a su comercialización: “Los síntomas, fundamentales psiquiátricos y neurológicos, concuerdan de un modo bastante preciso. Como es lógico, existen diversos niveles de gravedad, relacionados con la duración del tratamiento o la susceptibilidad individual”, señalan Alfonso y Piga.
En él, la farmacéutica admite que no hubo ensayos a más de tres meses, que fueron insuficientes y mal diseñados, así como que registraron daños adversos neurológicos y psiquiátricos en los primeros ensayos pero no hicieron seguimiento de las mujeres que los mostraban. Aunque como experiencia post-comercialización sí recopilan esos daños y aportan casos clínicos idénticos a los de las afectadas, de los que tampoco hubo seguimiento.
Según atestiguan ambos expertos, “existió un gravísima infra-notificación de las múltiples sospechas sobre las reacciones adversas. Aunque tenían pocos datos reportados por médicos, sí poseían numerosas observaciones posteriores graves que no advirtieron. Razón por la cual los médicos que prescribieron Agreal nunca tuvieron información veraz sobre su peligrosidad”.
El prospecto incitaba al consumo
Asimismo, el dossier confirma que Agreal salió al mercado español sin información mínimamente veraz para los médicos, que nunca tuvieron una ficha técnica: “Se comercializó con un prospecto que inducía a graves errores y, además de recomendarse para los sofocos, incluía la indicación para ‘manifestaciones psicofuncionales’ de la menopausia, pero no se decía cuales”, añaden los expertos.
En los tribunales, los letrados y peritos de la farmacéutica hacen equivaler esas manifestaciones a la depresión y ansiedad: “Es falso y lo saben. Pues reconoció ante la EMA en 2007 que Agreal no era antidepresivo, ni ansiolítico. Y que si, al tomarse, aparecían síntomas de depresión o ansiedad se debía retirar”, indican Alfonso y Piga. Sin embargo el prospecto alentó a lo contrario: a seguir recetándolo indefinidamente sin advertir las reacciones adversas, ni obligar a limitar la duración del tratamiento.
“Al comenzar a manifestarse esas reacciones adversas no se relacionaron con el Agreal, no se suspendieron los tratamientos y las dolencias se agravaron hasta hacerse crónicas en un número indeterminado de pacientes”, apuntan los expertos de la universidad de Alcalá.
La AEMPS se defiende salvaguardando a la farmacéutica
Desde su departamento de prensa, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios sostiene: “El medicamento Agreal se autorizó en el año 1983 en base a los datos y criterios de evaluación operantes entonces, criterios, actualmente mucho más estrictos”.
Y añaden: “No es infrecuente que fármacos autorizados en unas determinadas condiciones vean modificados los términos de su autorización, o en el peor de los casos se retiren del mercado al considerarse nuevos datos que puedan aportarse. Cuando se autorizó no existían aún las fichas técnicas, por lo que no era requisito para la concesión de la autorización de comercialización. Sin embargo, y aunque la información del prospecto era muy escueta, contenía la información básica para saber que era un producto con 'actividad antagonista de la dopamina' perteneciente al grupo farmacológico de las benzamidas sustituidas y que actuaba sobre el sistema nervioso central”.
La defensa alega que Sanofi-Aventis sabía que Agreal podía causar daños graves y lo ocultó con el conocimiento de la AEMPS y varias sociedades médicas
El abogado de las afectadas, ante esta respuesta, declara: “No menciona que un medicamento como el Agreal no se vigiló, pues nunca se debería haber dado, por su composición, por más de tres meses, máxime a mujeres sanas no esquizofrénicas. Este tipo de antipsicóticos están diseñados para personas con esquizofrenia, no para mujeres sanas”.
Almodóvar cree que con esta respuesta “la AEMPS responsabiliza a los médicos, farmacéuticos, y a las ciudadanas que deberían haber sabido su sobre su ‘actividad antagonista de la dopamina’, algo que personas normales no pueden conocer, y sigue defendiendo a Sanofi-Aventis”.
Una nota informativa de un “comité fantasma” que gana juicios
Por todo ello, la defensa alega que Sanofi-Aventis sabía que Agreal podía causar daños graves y lo ocultó con el conocimiento de la AEMPS y varias sociedades médicas: la Sociedad Española de Psiquiatría, la Sociedad Española de Neurología, la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, la Sociedad Española para el estudio de la Menopausia y la Sociedad Española de Farmacología Clínica.
Expertos de esa asociación, según Almodóvar, se convocaron por la AEMPS para formar un “Comité fantasma” y emitir un informe del que surgió una Nota Informativa de febrero de 2007 que exoneró a Sanofi-Aventis. La nota y el informe se ha empleado por la farmacéutica como prueba clave para convencer a los jueces en los procesos posteriores a la retirada del Agreal.
El “Comité fantasma” salió a la luz por el entonces subdirector general de medicamentos de uso humano de la AEMPS, que tuvo aportar su informe el 3 de noviembre de 2016, a petición de un juzgado. Se constituyó el 17 de julio de 2006, reuniéndose ese día, y el 26 de octubre del mismo año (segundo y último día) dando su valoración basada en una información que se desconoce, aportada el 23 de octubre, sólo tres días antes.
Su informe de sólo cuatro páginas, sin nombres de los expertos, ni sus firmas, recoge conclusiones vagas y emitidas verbalmente: “Proceso sumamente irregular que la AEMPS continúa dando por bueno y que Sanofi-Aventis usa para mentir a los jueces ocultando su propia literatura científica”, recalca el abogado defensor.
Sobre el comité y la nota de 2007, la AEMPS no aclara nada concreto a El Salto, y sólo comenta: “Esa reunión de expertos se llevó a cabo ad hoc para valorar si la sintomatología referida por las pacientes (en reclamaciones recibidas por correo postal o electrónico) podría justificar o sería necesaria de una asistencia sanitaria especial diferenciada de la práctica clínica habitual, como solicitaron un grupo de pacientes a la entonces Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios. Sus conclusiones se hicieron públicas en la nota informativa”.
“Ese informe no tiene valor científico pero sí apariencia de tal ante los jueces”, detallan María Teresa Alfonso Galán y Antonio Piga Rivero: “Debe considerarse una ‘prueba falsa preconstituida’ para inducirles a error favoreciendo a Sanofi-Aventis ilegítimamente”, denuncian.
Al principio, estos expertos pensaron que el “Comité fantasma” simplemente se equivocaba pero, al acceder al informe y al dossier confidencial de Sanofi-Aventis, tuvieron la certeza de que se trata "de una manipulación intencionada y una falsificación científica cuyas afirmaciones no tienen base, puesto que es un hecho constatado y refutado ante la EMA por la propia farmacéutica en 2007”, señalan.
“La afirmación del informe sobre la imposibilidad de que Agreal causara daños neuropsiquátricos graves es falsa, como prueba el dossier de Sanofi-Aventis, base científica para obligar a retirar todos los fármacos con Veraliplina del mercado europeo”, añaden.
El informe del “Comité Fantasma” se usó, por ejemplo, en el último juicio de enero de 2019 en Valencia, donde se mencionó la nota derivada de él, en el documento de la farmacéutica “Posicionamiento de Sanofi-Aventis sobre Agreal”.
La AEMPS no quiere modificar la nota, ni aportar los nombres de los expertos, como ha solicitado en numerosas ocasiones la defensa de las afectadas al ser una documentación científica pública. Justifica que no lo hace por “protección de datos”. En cambio, la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria sí ha facilitado el de su experto, Vicente Baos. Las demás sociedades callan y nadie entrega a las víctimas la información por la que determinaron la no plausibilidad biológica para determinar que sus daños fueran provocados por el fármaco Agreal. Paradójicamente, el abogado de las afectadas considera que la denegación de esa información por parte de las sociedad es una muestra de “pseudociencia”.
Sanofi-Aventis esquiva de nuevo a las víctimas
Por primera vez, en ese juicio civil de Valencia se pudo usar como prueba el dossier confidencial de Sanofi-Aventis: “Se presentó en inglés. A nivel procesal se debía aportar una traducción jurada, costaba unos 50.000 euros y las afectadas no podía permitírsela”, narra el abogado defensor: “Durante el juicio, se consiguió esa traducción gracias a otra afectada, que fue por la justicia gratuita. Se debería considerar como prueba”.
La farmacéutica alegó prescripción del caso, argumentando que las víctimas, después de que en 2007 se negó que hubiera delito en la vía penal, debían de haber ido por la vía civil: “Pero la Ley de consumidores y usuarios indica que cuando conoces quién es el autor del daño, tienes tres años para demandar. Eso hicieron”, explica Almodóvar, que pormenoriza, “con esa nota de la AEMPS y el laboratorio negando el defecto del producto, algo que el Tribunal Supremo sólo reconoció en 2012 (aunque no la causalidad) ¿Cómo iban a meterse las afectadas en otra demanda que les condenase en costas, etc?”. Por ello, sólo emprendieron nuevas acciones legales después de que la Agencia Europea de Medicamentos les diera el dossier confidencial, supiesen con certeza el autor real de sus daños, y el Tribunal Supremo emitiese su sentencia.
El juicio de Valencia duró tres días, los peritos no sabían nada del dossier y se emitió el veredicto a los tres días: “Suelen tardar tres o cuatro meses”, cuenta sorprendido el letrado: “No entraron en el fondo del asunto, sólo dijeron que había prescrito”, señala.
Durante ese proceso, las afectadas también demandaron que se lesionaban sus derechos fundamentales, ya que el prospecto no informaba adecuadamente de los efectos, algo que reconoció el Tribunal Supremo. Por este motivo, la fiscal ordenó a la Real Academia de Medicina de Valencia hacer un informe sobre la causalidad del Agreal.
“No nos opusimos porque, por primera vez, se podría valorar la prueba ocultada”, explica Almodóvar: “La sorpresa fue que, días antes del juicio, Esteban Morcillo, académico de la Real Academia, que además sabe inglés, afirmó que no había relación de causalidad con los mismos argumentos y palabras que la farmacéutica, sin mencionar su dossier”.
Se aceptó la vulneración de derechos fundamentales, pero no la causalidad. Las afectadas han recurrido esa sentencia: “Porque un veredicto así permite que farmacéuticas puedan ocultar información y sacarla cuando deseen al prescribir el delito y sin consecuencias. Pero si surge un diagnóstico por una nueva prueba científica tan evidente, se debe ir en favor de las víctimas. Para eso está el Estado Derecho, para defender a los ciudadanos que han sido engañados”, indica Almodóvar.
Además interpusieron una querella criminal contra la Real Academia y Esteban Morcillo, que recurrieron el auto que la admitía a trámite ordenándoles declarar. “Ahora está en la Audiencia Provincial de Valencia, llevamos más de un año esperando. Sólo queremos preguntar por qué no se tuvo en cuenta el dossier de Sanofi-Aventis, la única información reconocida por ella sobre el Agreal, con sus ensayos clínicos, estudios post-comercialización, etc. Es alucinante”, comenta con estupor.
Peticiones lógicas desatendidas
“Durante estos años la defensa de la AEMPS, el Ministerio y el laboratorio ha sido negacionista, conjunta e integrada, para evitar reconocer errores e indemnizar a muchísimas mujeres”, manifiesta Almodóvar: “Un tsunami de indemnizaciones que nadie quiere pagar, tampoco las aseguradoras, reaseguradoras, etc”. Su bufete ha pedido recurrentemente a la AEMPS retirar la nota de 2007 resultante del “Comité fantasma”. La AEMPS se niega bajo el pretexto de llevar sobreimpreso “Ver información actualizada”. Si se clicka sobre ello (aunque no se precisa hacerlo) remite a la recomendación de julio de 2007 de la EMA sobre Agreal y a la decisión de la Comisión Europea, pero sin dar las razones científicas, ni el motivo, ni tampoco referirse a la documentación de la EMA otorgada por la farmacéutica.
“Equivale, de facto, a invalidar y desactualizar al comité de expertos de 2006 y su informe, pero por su ambigüedad sigue engañando a los jueces y a la opinión pública.”, esclarecen los expertos mencionados.
Un escándalo que nadie quiere destapar
La defensa ha puesto en conocimiento de la Agencia Europea la actitud de la AEMPS: “Pero la EMA lleva mucho retraso”, concreta el letrado. También mandó una queja a la AEMPS pidiendo que reconozcan el dossier confidencial, actualizando la información y eliminando la nota: “Persisten en su actitud. En 2018, dio la misma opinión que en 2005 y en 2007, como demuestra su informe a la Audiencia Nacional ante nuestra querella”, indica Almodóvar. A la espera de que empiece ese proceso judicial, vaticina que la AEMPS, el Ministerio y Sanofi-Aventis seguirán la misma estrategia: “No van a querer destapar ahora este escándalo entre ellas para ocultar todo esto”, lamenta.
Sanofi-Aventis es una de las principales farmacéuticas del mundo, la primera de la UE y la tercera global. Nunca ha reconocido su responsabilidad ni en España ni en ningún país: “Algo común en los laboratorios que causan daños: niegan la mayor”, apunta Miguel Jara, periodista especializado en salud que conoció el caso cuando explotó en 2005 y la AEMPS retiró el fármaco.
“Hubo manifestaciones de afectadas, yo llevaba años investigando daños por medicamentos, y lo seguí. Con el tiempo se ha convertido en lo que apuntaba entonces: uno de los casos paradigmáticos de corrupción farmacéutica y mala ciencia, con un fármaco como protagonista”, valora.
El principio activo del Agreal se vende todavía en países como México, pese a sus graves efectos. Incluso, cuando la UE suspendió su comercialización en Europa, el laboratorio pretendía seguir comercializándolo en sus estados miembro con una indicación de tomarlo menos de tres meses y con controles. La EMA lo rechazó.
Desde 2005 se han estimado pocas demandas y las condenas son anecdóticas con indemnizaciones a menudo irrisorias. “Muchas mujeres no llegaron a segundas instancias, se desmotivaron, y no continuaron”, comenta Almodóvar: “Muchos casos se quedaron por el camino. Se podían haber intentado ganar, pues existe alguna sentencia favorable, pero no se han seguido los criterios de esas sentencias, y se han perdido la mayoría de los juicios”, detalla.
Por su experiencia, el modus operandi seguido con el Agreal es similar a muchos casos de daños provocados por fármacos y productos sanitarios: “Son tantos, que se puede afirmar, sin exagerar, que es habitual introducir muchos sin las debidas garantías científicas de su eficacia y seguridad, o de su necesidad”, explica Jara.
Además, según indica este periodista, las farmacéuticas suelen cooptar a las agencias reguladoras, a los políticos de las administraciones sanitarias, a los médicos especialistas, a las asociaciones de pacientes, etc. Es decir, a todos los agentes relacionados con la venta y uso de sus productos.
¿Se hará justicia con el caso Agreal?
Las afectadas sólo piden un registro de víctimas, el reconocimiento de sus daños para tratarse adecuadamente, y que la AEMPS anule las conclusiones del “Comité fantasma” y la nota de 2007 que Sanofi-Aventis usa para ganar juicios, así como comunicar a los médicos y sociedades el contenido de su dossier confidencial.
“El mal está hecho para centenares, incluso miles de mujeres, que no conocemos”, estiman María Teresa Alfonso Galán y Antonio Piga Rivero: “Han sufrido daños a su salud, en ocasiones muy graves e irreversibles, y también en los tribunales en números juicios, desde 2006 hasta hoy, por vías contenciosos-administrativo, civil o penal. La mayoría de las que conocemos tienen 70 años, o más. Están desesperanzadas, enfermas y muy desilusionadas”.
Ambos consideran necesario que se conozca la verdad del caso Agreal: “Sería un mínimo alivio para estas mujeres que no han obtenido reparación, ni han sido creídas. Además, saber y analizar al detalle los casos de daños por medicamentos (que pudieron y debieron ser previstos y evitados) permite hacer tratamientos más seguros en el futuro. Y porque sólo con el conocimiento y difusión de la verdad sobre el caso Agreal, podrá quedar definitivamente cerrado”.