We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero,
hijo de la mañana!
Isaías, 14,12
Intro
En ese momento, toma aliento y se para. Necesita sentarse un rato en un banco de la calle. El suelo está demasiado frío para no hacer el esfuerzo de buscar mejor lugar. Si lo que está pensando cuadra, si logra encajar las piezas, puede estar ante una forma de creación grupal nunca vista antes. Y, de paso, hacerse rico por el camino como nunca antes alguien de su estirpe pudo catar.
***
Track 1
En las mañanas cálidas lo que más le apetece a RZA es caminar un rato. El problema viene cuando el rato se convierte prácticamente en el día entero. Camina cubierto, casi rebozado, con una sudadera que a poco permite ver que debajo hay una persona, un ser humano haciendo vagar su desconcierto por las calles de Staten Island. La culpa la tiene la puta pasta que lo domina todo alrededor. Ahora ya no toca sólo ver cómo se paga el alquiler sino seguir creyendo que se puede cambiar un poco el rumbo de la historia, de la música y de los colegas del barrio. ¡De Stapleton al cielo, dog!
Track 2
Una isla pegada a una isla pegada a una isla. A donde quiera que sus pasos le lleven va a dar una vuelta, con suerte en forma ovalada o, mejor aún, en espiral. Así que da igual, la cuestión es seguir, tirar palante. Cuando caminas calles tan sucias como estas, no sabes si eres tú quien se ensucia o quien está ensuciando. Ya no sabes cuánto te significa el barrio o estás queriendo darle tú un sentido a ser de ahí. Si es que ni siquiera tenga sentido intentar algo así. Lo que sigue teniendo sentido es dejarte llevar por los pasos, caminar las calles y veredas, golpear las latas tiradas de cerveza de medio al mismo ritmo que atronan los bajos de la música en tus oídos.
Cuando caminas calles tan sucias como estas, no sabes si eres tú quien se ensucia o quien está ensuciando
Track 3
Ese peso que sientes en el pecho y ya no sabes si es ansiedad o simple cansancio de las caminatas que te pegas. Y es en ese estado psico-flaneuristaque la aparición de una concha de mar recubierta de cables te hunde aún más en la línea que separa la certeza del delirio. Una concha única, curtida por el agua y la sal con una estructura dura pero satinada, del tamaño de una manzana y color hueso con tonos rojizos, y en su punta extrema un pequeño botón. “¿Qué hace un botón en una concha marina?” piensa retorcidamente RZA. No hay otra posibilidad que pulsar ese botón...
Track 4
Lo que sale de la concha tiene tal fuerza que parece una lucha única de deseo diabólico, una liminalidad underground de dominación dantesca. RZA se queda absorto con lo que ha oído y, sin saber muy bien cómo, de la concha empieza a salir un papel en un texto en Markdown que se va enrollando sobre sí mismo. El chirrido que hace la concha al imprimir recuerda al sonido que hacen las verjas oxidadas de las viejas librerías del barrio. El canuto de papel empieza a engrandecer y casi no da tiempo de seguirle el ritmo a la velocidad que se imprime. Con un leve movimiento de muñeca logra hacer que mientras sigue enrollándose pueda leer el inicio: “Ahora eres uno con el conocimiento adquirido, ya no puede salir de ti. Ahora te toca jugar. Saca el fuego de la cueva. Deja al cielo tranquilo.”
Track 5
La voz de la concha aún resuena en sus oídos y sabe que lo que ha escuchado es único. No va a poder volver a repetirse, pero también sabe que tiene ante sí un reto mayor. Lleva meses caminando buscando una solución, y ha encontrado algo mejor: un camino. Toca llamar a esos viejos sucios bastardos que tiene por amigos para explicarles un plan maestro. Seguramente haya que ahorrarse un par de detalles, como por ejemplo la epifanía lisérgica causada por una ciberconcha marina.
Nosotros no somos dueños de los telares que tejen esta industria y deberíamos demolerlos a martillazos
Track 6
Sabes que no puedes contra el sistema, has de fluir con la maquinaria pesada. Tú quieres cantar, ser respetado, dejar tu marca en este hastiado mundo. Pero sólo uno más del barrio. Hace ya rato rozaste por un momento el néctar al que sólo la realeza se le permite degustar. Toca hundir esa flota de corsarios y sacar la raza que nace del árbol, de la senda y de la piel. Toca organizarse popular y espontáneamente para derrocar las lógicas asalariadas y explotadoras. Toca ser el sistema que marca la pauta.
Track 7
La crew aparece en el 134 de Morningstar Road como habían acordado y RZA balbucea el plan tramado aún conmocionado bajo los efectos de lo que ha escuchado y ha leído: “Gente, esto se trata de poner a tus enemigos a trabajar para ti. La finalidad es hacer pasta, pero también hacer llegar una voz, una forma de entender el mundo. Nosotros no somos dueños de los telares que tejen esta industria y deberíamos demolerlos a martillazos, sacar nuestros 'Gran Enoch' y desfogarnos en todas esas casas discográficas. Pero vamos a darle una vuelta a esto. Vamos a unir las fuerzas de las partes, de cada individuo, y vamos a intentar construir una malla tan poderosa que la decisión de qué se hace y qué no esté siempre en nuestra cancha. O por lo menos intentarlo”.
Track 8
El papel enrollado aún descansa en la mesa de mezclas de la casa de su madre, donde lo dejó hace 30 años. Las enseñanzas que sacó de él aún le acompañan. El audio aún resuena en sus tímpanos y ese beat de fondo, como el golpear de una afilada katana sobre una barra de metal, nunca le ha abandonado. Todavía sigue caminando por las calles de Staten Island buscando alguna señal que le permita saber más sobre la concha o el texto. Al menos tiene una pista. Una firma en letras carmesí: L.U.D.D.
***
Créditos: audios de muestra de Enter de Wu-Tang 36 Chambers en archive.org.
Desde este concepto de la Cybernetic Culture Research Unit (CCRU) nos posicionamos para narrar: creemos profundamente en la investigación de las soluciones imaginarias. Somos la consecuencia de la hipótesis cibernética que destruye la distinción entre ficción y realidad. Bajo esta premisa, este espacio es un experimento de teoría-ficción para intervenir en la realidad mediante el diseño de líneas de fuga a la cibernética y la producción de deseo poscapitalista.
Coordinado por Club Manhattan, colectivo dedicado a la cultura y comunicación digitales.
Relacionadas
Música
Festival de Valdencín Música y reivindicación: así fue el II Festival Tejiendo Redes en Valdencín
Euskal Herria
Kortatu El “Sarri, Sarri” suena en la cárcel de Martutene y el Gobierno Vasco no volverá a permitirlo
Opinión
Opinión Quan isc a buscar l'alegria (carta de amor a València)
Desde este concepto de la Cybernetic Culture Research Unit (CCRU) nos posicionamos para narrar: creemos profundamente en la investigación de las soluciones imaginarias. Somos la consecuencia de la hipótesis cibernética que destruye la distinción entre ficción y realidad. Bajo esta premisa, este espacio es un experimento de teoría-ficción para intervenir en la realidad mediante el diseño de líneas de fuga a la cibernética y la producción de deseo poscapitalista.
Coordinado por Club Manhattan, colectivo dedicado a la cultura y comunicación digitales.