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Hemeroteca Diagonal
Diálogo y mediación para evitar conflictos
Tanto en Suecia como en Alemania existen equipos policiales entrenados específicamente para el diálogo con los manifestantes y para intentar reducir la tensión entre policías y manifestantes.
En el caso sueco, los equipos de Dialog Police fueron creados a raíz del fuerte debate que se dio en el seno de la sociedad sueca tras los graves altercados que tuvieron lugar durante la cumbre de ministros de Economía de la Unión Europea de 2001 en Gotemburgo. Los altercados sumaron decenas de heridos, uno de ellos por los disparos de la policía, que abrió fuego contra los manifestantes. El Gobierno ordenó una investigación sobre los altercados en la que se mostró las deficiencias de la policía sueca a la hora de gestionar contextos de masas e hizo hincapié en la importancia del diálogo con los manifestantes. En 2002 la policía decidió incorporar estas recomendaciones a las tácticas que empleaba y un año después comenzaron a trabajar los equipos de Dialog Police, que tratan de desarrollar una estrategia policial basada en el diálogo con los manifestantes en lugar de la represión y la confrontación.
Orden desde la multitud
Desde 2005 la policía sueca ha venido trabajando en la implementación de una serie de tácticas y estrategias basadas en tres ejes: el dialogo, la reducción de la tensión y la ausencia de confrontación. Estas medidas parten de una revisión de las antiguas percepciones por las cuales toda multitud de personas es siempre peligrosa.
Esta visión clásica ha sido reemplazada por una nueva visión de la psicología de las multitudes, por la cual el enfoque se realiza en los procesos dentro de los grupos y entre los grupos. A través de este conocimiento, las nuevas tácticas policiales desarrolladas por la policía sueca tratan de prevenir y reducir los choques violentos con los manifestantes mediante tres lógicas: información, felicitación y diferenciación.
“Su principal función en la manifestaciones es servir de mediadores entre los organizadores de la manifestantes y el mando de la policía”, explica el informe Dialogue Police. Experiences, observations and opportunities, publicado en 2010 por la National Police Board de Suecia. El objetivo con esto es potenciar que sea la propia multitud la que mantenga el orden por sí misma a través de mecanismos de autorregulación y autocontención. Según señala el informe, las tácticas de diálogo se utilizan especialmente en manifestaciones hostiles a personas migrantes, en festivales, en manifestaciones de apoyo por situaciones que se viven en otros países, protestas por los derechos de los animales y en actividades relacionadas con las elecciones. “El denominador común es el riesgo de confrontación entre grupos con ideologías distintas”, explica el informe, en el que se subraya también que, en los últimos años, el trabajo de este dispositivo policial se está reclamando más en situaciones de confrontación por motivos religiosos y étnicos.
Anti-Konflikt-Teams
En el caso de la policía alemana, se comenzaron a poner en marcha los Anti-Konflikt-Teams, cuyo papel se asemeja al de la Dialog Police sueca, debido a los fuertes disturbios que, en la década de los 90, acompañaban a las manifestaciones del primero de mayo en Berlin y que provocaron que la policía alemana tuviera una mala imagen social debido a los altos grados de violencia que se daban.
Según han declarado a DIAGONAL abogados vinculados con los movimientos sociales berlineses, “los policías que forman parte de estos equipos van desarmados, no tienen ningún tipo de autoridad en el operativo policial. Su actividad se reduce a caminar junto a la manifestación y tratar de interlocutar con las personas que entienden que son susceptibles de causar disturbios, como jóvenes punkies o borrachos, pero no con los activistas organizados”. Estos abogados señalan que, “tan pronto desaparecen de las manifestaciones, sabes que es el momento en el que se van a producir las cargas policiales. La verdad es que no creemos que su presencia sea muy útil o relevante”. En Berlín, el dispositivo anticonflicto está formado por 220 agentes que trabajan especialmente en manifestaciones y en partidos de fútbol.