Feminismos
Diana y la bulimia

Quizás en el hecho de que se considere perturbadora una escena de una mujer vomitando, mientras que el sexo, la sangre y la violencia explícita se hayan normalizado y estén a todas horas en nuestros televisores nos encontramos con un tabú de nuestra época.
Diana The Crown
Imagen de la serie.
9 sep 2021 10:56

Mi placer culposo de este verano fue ver todos los capítulos de The Crown, prácticamente seguidos, durante un par de semanas. No pude resistir a la tentación de ver a Gillian Anderson interpretando a la Thatcher. Más allá de la sensación de horas vacías y tiempo perdido, me llevé una sorpresa cuando al inicio de un episodio de la cuarta temporada, ya situado en los años ochenta, apareció un aviso admonitorio y amenazante de que en ese capítulo había escenas que mostraban desórdenes alimentarios, lo que podía perturbar a quien lo viera. Aconsejaba verlo bajo la propia cuenta y riesgo y daba una dirección web para hablar del tema. Visité esa página y era una creación de la propia plataforma de streaming destinada a hablar y compartir el malestar que pudieran producir sus películas y series.

Me sorprendió ese aviso porque, como cualquier persona que haya vivido en los noventa y tuviera televisión o leyera revistas del corazón, conozco bastante bien la vida de Diana Spencer y, sin embargo, no sabía que hubiera padecido bulimia. De eso, en los noventa, al menos en mi casa, no se hablaba.

Crecí en una familia católica, monárquica y bien, mis abuelas tenían pretensiones y arrastraban rencillas añejas por herencias de títulos nobiliarios que nunca recibirían (qué injusta la ley sálica, decían...). En mi caso (supongo que como muchos otros de niñas de mi generación), la figura de Diana de Gales encarnó el sueño propio del cuento de hadas, el relato feliz de la joven que pasa de ser una completa desconocida, humilde y sencilla, a futura reina de Inglaterra. Ese era la meta soñada para una gran parte de niñas de mi generación, para sus madres y abuelas: un buen casamiento, uno que te encumbrara, te quitara preocupaciones de tener que estudiar y trabajar. Y en el caso de Diana, el éxito, en este caso, venía acompañado de la gratificación de poder dedicar toda una vida a las obras de caridad y a la ayuda a quienes más lo necesitaban.

Esa (el matrimonio y, a veces, la caridad) era la máxima aspiración para mis abuelas y tías abuelas que soñaban con verme casada con el Príncipe Felipe o, en su defecto, con Francisco Rivera o El Juli. Es lo que tiene haber crecido en una familia monárquica y taurina del sur... Ese (el matrimonio y, a veces, la caridad) también fue durante un tiempo mi sueño, pero se rompió en agosto de 1997 con la muerte de Diana o, incluso, un poco antes con la separación, el divorcio y todas las historias de infidelidades de Carlos con Camila, y de Diana con tantos hombres. Incluso esa misma historia se contaba sesgada en clave patriarcal: Carlos fue infiel a Diana, pero solo con el amor de toda su vida, Camila, con quien realmente se quería casar y no pudo hacerlo por las normas tan injustas de la familia real británica; mientras que Diana era descrita como un útero indomable y desenfrenado, incapaz de contener sus instintos que, tras no haber podido conquistar el corazón del príncipe, se acostaba con cualquier hombre que se cruzara en su camino.

Yo conocía toda la vida de Diana Spencer: su infancia, su adolescencia, sus trabajos precarios, su boda de ensueño, su crisis matrimonial, la ruptura y el dolor, su vida amorosa posterior, su malísima relación con la reina y hasta los detalles más escabrosos de su muerte. Y, sin embargo, no tenía ni idea de que tuviera bulimia

En todo caso, en agosto de 1997 ese sueño de cuento de hadas se rompió para siempre. Lloré el día de la muerte de Diana. No podía creerme que su historia acabara tan mal y que ella, víctima de la injusticia de haber amado sin ser correspondida, muriera de esa forma tan desagradable e inesperada. Aquel fue el final del sueño romántico de mi infancia y me gustaría pensar que también fue el inicio de una forma diferente de pensar: tendría que haber otras alternativas para mí, más allá de un buen matrimonio con un noble.

Aquellos años noventa también fueron el inicio del periodismo amarillo, sensacionalista, con “portadas que hablan del carmín, de la falda, del escote”, como canta María Ruiz y que persiste, con su avidez, hasta el presente. Como cualquier persona interesada en la realeza y que tuviera televisión en aquella época (o que leyera el Hola), yo conocía toda la vida de Diana Spencer: su infancia, su adolescencia, sus trabajos precarios, su boda de ensueño, su crisis matrimonial, la ruptura y el dolor, su vida amorosa posterior, su malísima relación con la reina y hasta los detalles más escabrosos de su muerte. Y, sin embargo, no tenía ni idea de que tuviera bulimia. Esto me lleva a dos preguntas: ¿Por qué no se hablaba de ese tema en los noventa? ¿Y por qué el aviso tan amenazante de esta plataforma de vídeos, en 2021, de que el contenido de ese capítulo podía herir la sensibilidad del espectador?

En esta serie, y prácticamente en cualquier otro contenido (real o ficticio) que podamos ver ahora mismo en televisión, hay todo tipo de escenas de violencia, sangre y sexo explícito. En el caso de The Crown hay mucho sexo, toda una gama de insultos desde barriobajeros hasta formales, perversos y corrosivos, atropellos de autobús en un Londres desquiciado, bombas del IRA con nobles que salen volando, un alud que mata a un centenar de niños en Aberfan y peleas a golpes y bofetadas entre la princesa Margaret y su marido. Hay un hay capítulo entero dedicado a la caza de un ciervo, sin obviar ningún detalle, desde el primer tiro y el reguero de sangre que deja por las montañas escocesas, hasta el tiro definitivo que lo tumba en el suelo, el traslado del animal en una furgoneta ensangrentada y la posterior operación de desangramiento, desollamiento y decapitación para hacer un adorno de pared. No se ahorran ni un solo detalle. Ahora bien, el único aviso que hay en toda la serie de que un capítulo tiene contenidos violentos que pueden alterar al espectador es cuando se muestran los trastornos alimenticios de Diana. Y ni siquiera son imágenes muy explícitas o violentas, solo son una serie de tomas lejanas y esquinadas, elegantes casi, grabadas a distancia o en el reflejo de un espejo. Apenas se ve la espalda o las piernas de la princesa, su cuerpo encogido sobre el váter, que casi no se ve, y el grifo debidamente abierto para que corra el agua y no se oigan las arcadas.

Quizás en el hecho de que se considere perturbadora una escena de una mujer vomitando, mientras que el sexo, la sangre y la violencia explícita se hayan normalizado y estén a todas horas en nuestros televisores nos encontramos con un tabú de nuestra época. En la sociedad del espectáculo se muestra muestran cuerpos perfectos, jóvenes y bellos, mucho sexo, bastante convencional y debidamente depilado, y unos tipos muy concretos de violencia, masculina, se podría decir: violencia física, de peleas y golpes con los puños, de heridas de bala y espadas, de bombas atómicas y bombardeos en Afganistán; pero no se muestra el lado oculto de esa belleza y de esos cuerpos perfectos, no se muestran otros cuerpos no normativos ni el miedo o la vergüenza de muchas mujeres (y algunos hombres, me gustaría pensar) por no poder alcanzar esos cánones de belleza y perfección.

¿En qué clase de sociedad nos encontramos que parece menos problemático mostrar una matanza o un buen polvo que un trastorno alimentario? Justamente en una sociedad del culto al cuerpo y la belleza, que valora sobre todo la apariencia física.

¿En qué clase de sociedad nos encontramos que parece menos problemático mostrar una matanza o un buen polvo que un trastorno alimentario? Justamente en una sociedad del culto al cuerpo y la belleza, que valora sobre todo la apariencia física y en la que el éxito social, que ya no se depende de un buen matrimonio (como creía mi abuela), sino de tener un cuerpo perfecto, así como del número de relaciones que se haya tenido, de follar mucho, triunfar en Tinder o practicar el poliamor.

En los noventa aparecieron también las primeras grandes top models (Claudia, Naomi, Linda, Cindy, Kate, Heidi, Helena...) y desde entonces, todo, o casi todo, en nuestra sociedad está basado en este imperativo de la belleza: desde los anuncios publicitarios de cremas para tener la piel perfecta y maquillajes y sombras de ojos para lograr sacar tu mejor partido y resultar irresistible; hasta la venta de marcas de ropa que te realzan la figura y te hacen la mejor cintura posible. Sin olvidar todos los mensajes de los medios de comunicación, presentadoras y presentadores espectaculares diciendo que no hacen dieta, solo llevan una vida sana; ofertas de gimnasio para alcanzar tu peso ideal y comentarios de madres abuelas, hermanas, compañeras de trabajo o incluso completas desconocidas sobre nuestro aspecto físico y todo lo que podríamos hacer para mejorarlo. El límite extremo se encuentra, entiendo, en el auge de la cirugía estética para hacer esos pequeños retoques necesarios para que no se note tu edad y recuperes el brillo de la mirada... Y no se trata ya de una presión que afecte solo a las mujeres, sino que los hombres también se encuentran cada vez más asediados por ese imperativo de la belleza, el goce y la eterna juventud.

Este fenómeno está lejos de ser puramente estético (en el sentido de la apariencia y el culto a la belleza), sus bases más profundas están fuertemente enraizadas en el sistema capitalista, en las enormes ventas y beneficios económicos que anualmente reciben las empresas dedicadas al sector. Solo un dato: tras los multimillonarios Jeff Bezos y Elon Musk, procedentes del mundo de las nuevas tecnologías, la tercera persona más rica del planeta, según la lista Forbes 2021, es Bernard Arnault, dueño de Louis Vuitton; y la primera mujer que aparece en la lista, en el puesto duodécimo, es Françoise Bettencourt Meyers, de L'Oreal.

¿Cómo se iba a poder mostrar entonces el lado oculto de ese culto al cuerpo y esa búsqueda de belleza?, ¿cómo se podría hablar del sufrimiento por no poder llegar a tener un cuerpo perfecto, y visibilizar las enfermedades físicas y mentales que surgen por perseguir ese ideal inalcanzable?

Aquí veo un posible origen del tabú que rodea y oscurece todas las complejas regiones relacionadas con desórdenes alimenticios. Se podría hablar de todo, mostrar todo, parece que no hay límites a la violencia que aparece en nuestras pantallas; pero si se visibilizara el reverso oscuro que siempre acompaña a este culto al cuerpo y a la belleza es muy posible que se paralizara gran parte de la economía, al menos occidental. Las grandes marcas de estética, moda, los gimnasios, los gurús de la dieta, las clínicas de estética dejarían de vender y tendrían que cerrar sus puertas y se arruinarían. Quizá ese sería el momento feliz en el que aceptaríamos nuestros cuerpos tal y como son, sin imperativos de la moda o de las medidas perfectas.

Otra muy distinta hubiera sido mi adolescencia y la de tantas otras niñas de mi generación si se hubiera idealizado menos la belleza del cuerpo y se hubiera podido hablar de su lado oscuro. Así que, aunque sea en una plataforma de vídeos con protagonistas espectaculares, que es parte de este mismo sistema capitalista, que se presente con un cierto tono morboso y se enmarque con mensajes de aviso amenazantes (“Cuidado, se presentan contenidos que pueden herir su sensibilidad”), casi agradezco que por fin se haya visibilizado la bulimia de Diana y que se pueda hablar y escribir sobre este tema.

Archivado en: Series Feminismos
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Opinión ‘Severance’ o la decadencia audiovisual de Estados Unidos
La segunda temporada de la serie estrella de Apple TV abandona el conflicto laboral y se centra en el amor como principal eje argumental.
Religión
Religión ‘El minuto heroico’ rompe el silencio sobre el Opus Dei: “Es un documental sobre la vulneración sistemática de derechos”
Dirigido por la prestigiosa periodista Mònica Terribas, el documental visibiliza los testimonios de 13 mujeres que relatan abusos y coerciones sufridas dentro de la organización. Conversamos con Terribas y con Marina Pereda, exagregada de la Obra.
Cine
Cine Lo de Lynch
David Lynch deja tras de sí un cine insólito, pero, sobre todo, una forma de pensar el cambio, lo raro y lo posible.
Infancia
Infancia Reforma de la ley de infancia: cinco claves para proteger a las madres protectoras
El Ministerio de Infancia y Juventud ha iniciado un proceso para ampliar esta norma aprobada en 2021. Varias organizaciones dan las claves para evitar el castigo a las madres protectoras.
Israel
Israel Israel lleva de nuevo a Gaza al borde de la hambruna con su bloqueo de suministros más prolongado
“Hay días que no puedo permitirme comer”, comenta Muhammad, residente en la ciudad de Gaza, donde regresó con su mujer y su hijo después de la tregua del 19 de enero, tras más de un año desplazados.
Granada
Urbanismo 146.574 m² de solares vacíos en Granada por disfrutar
“¿Y si estos espacios no estuvieran esperando al próximo gran inversor? ¿Y si ya fueran nuestros?” esta y otras reflexiones sobre la especulación inmobiliaria en un proyecto artístico exhibido en el Centro José Guerrero
Música
Kiliki Frexko “No me interesa el arte político que te dice qué pensar o cómo deben ser las cosas”
Tras años de trabajo colectivo, Kiliki Frexko presenta su primer proyecto en solitario. ‘Iltze 1’ es un paso adelante en su trayectoria, donde mezcla referencias, explora nuevos sonidos y habla desde un lugar más personal, sin perder el filo.
Galicia
Galicia Un municipio gallego demanda a la Xunta por la contaminación del embalse de As Conchas
Los vecinos de la comarca de A Limia llevan a la Xunta ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia por la contaminación provocada debido a la cría intensiva de ganado porcino y avícola en esta zona de Ourense.
Opinión
Opinión Es el militarismo, amigo, el militarismo
¿Puede que si el militarismo es la solución para todo, realmente no solucione nada, sino que realmente sea el problema?

Últimas

Salario mínimo
Salario mínimo PSOE y Sumar intentan llegar a un acuerdo para no perjudicar con el IRPF a los trabajadores con el SMI
La ministra de Hacienda ha confirmado que sería “algún tipo de medida que permita compensar a aquellos pocos trabajadores” en la situación de tener que tributar con el salario mínimo.
Guerra en Ucrania
Conflicto bélico Rusia y Ucrania acuerdan un principio de alto el fuego marítimo a instancias de Estados Unidos
La Casa Blanca emite dos comunicados que coinciden en señalar una tregua en el Mar Negro y en prometer trabajo para el final de los ataques energéticos por ambas partes.
Israel
Genocidio Mercadona vende tampones y patatas procedentes de Israel
En 2024 se produjo una reducción de las importaciones de tampones y patatas israelíes. Mercadona es una de las plataformas que trabajan con estos productos.
LGTBIfobia
Manifestación Plataforma Trans planta cara a la transfobia con una manifestación contra el odio
La convocatoria el 29 de marzo denuncia un contexto internacional antiderechos. La organización pide a partidos y sindicatos que se sumen a la marcha porque la transfobia es un problema social, y por lo tanto también político, explican.
Madrid
Madrid La Sareb amenaza con el desahucio a dos jóvenes activistas en Carabanchel
Cadete 7, el bloque en lucha del que el ‘banco malo’ prevé desalojarles de forma inminente este jueves 27, fue el primero recuperado por el movimiento de vivienda de Madrid en 2013 tras haber permanecido deshabitado desde 2008.
Opinión
Opinión Bretón no es un monstruo, ni Martín el nuevo Capote
Frente a la libertad sin peros que defienden unos, la responsabilidad de muchos: la de ciudadanos y librerías que se niegan a comprar o vender, respectivamente, el libro que Anagrama ha tenido a bien materializar.
Gasto militar
Gasto militar “No nos resignamos a la guerra”: 70 organizaciones rechazan la deriva militarista de la UE y el Gobierno
Más de 70 organizaciones y personalidades de la cultura y el activismo firman un manifiesto que rechaza la escalada belicista y el rearme frente a una posible agresión rusa.

Recomendadas

Residencias de mayores
Residencias Fondos de inversión y residencias: la mano invisible que retuerce los cuidados
Mientras DomusVi, en manos del fondo de inversión ICG, ya es la empresa con más residencias privadas del Estado, residentes, familiares y trabajadoras explican lo que supone que las prácticas especulativas acunen la vejez de las personas.
Feminismos
Irene García Galán “La memoria feminista hay que construirla desde abajo, desde nuestras casas”
‘Hilaria’ (Errata Naturae, 2025) es un libro dedicado a la tatarabuela de Irene García Galán, pero también un ensayo político que navega a través de la memoria feminista, el antipunitivismo y el anarquismo.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Colegios underground en Járkov después de tres años de guerra
La ciudad ucraniana construye escuelas subterráneas, preparadas para aguantar ataques balísticos y nucleares.