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Filosofía
Esto no es un partido
Ante la obsolescencia de la forma partido, se hace imprescindible repensar los modelos organizativos para garantizar la eficacia política de la multitud. Las experiencias que nos proporciona este nuevo ciclo electoral nos colocan ante un panorama terminal, en el que los horizontes abiertos por el 15M languidecen.
El actual proceso de constitución de candidaturas de cara al inminente e intenso ciclo electoral ha puesto de manifiesto cuán lejos se hallan nuestras herramientas políticas actuales de las exigencias de renovación de la vida política que exigió el 15M. Si los insuficientes avances que se produjeron en anteriores citas pudieron ser achacados a la premura de unos procesos electorales que apenas permitían a los sectores antagonistas inventar nuevos modos y maneras en lo político, a pesar de lo cual se produjeron experiencias muy interesantes como las que representaron numerosas candidaturas municipales, entre ellas Zaragoza en Común, el evidente retroceso que vivimos es síntoma del carácter terminal que desgraciadamente evidencia el ciclo que nació con el 15M. En los procesos de constitución de candidaturas y alianzas estamos volviendo a prácticas y estrategias que reproducen un modelo, el de coalición de partidos, que parecía ya superado y que nada tiene que ver con esa propuesta horizontal, participativa y radicalmente democrática en que se sustentaba la exigencia de una nueva política.
Tiempos póstumos
Vivimos tiempos póstumos en los que un pasado que nosotros decidimos finiquitar se obstina en regresar cuando el presente ya no le pertenece. Estamos en manos de un fantasma, de una política zombi que deambula por el escenario pero sin capacidad alguna de eficacia. Como buen espectro, es incapaz de coger la realidad, se le escapa entre las manos. Y los espejos electorales, a buen seguro, no devolverán su imagen. La intensidad de lo que hemos vivido me llevó a intentar plasmar por escrito esas experiencias y a teorizar sobre ellas. El resultado, un libro titulado Deseo de multitud. Su reciente aparición me ha supuesto un sentimiento encontrado: por un lado, el de la alegría que produce un acontecimiento de estas características; por otro, el estupor ante la sensación de que el libro, a pesar de que nace al calor de hechos recientes, llega tarde. Hasta el punto de que comienzo a considerarlo, más que como reflejo de lo ocurrido, como manual de aquello que ha de acontecer. Ya he subrayado en estas páginas que nuestra posición materialista exige que nos esforcemos en imaginar el futuro. Y en ese futuro que hay que imaginar, han de desempeñar un papel fundamental nuevas formas de organización de la multitud que dejen de lado la forma partido. Pues se nos antoja, creo que también lo hemos dicho aquí, la radical obsolescencia de la forma partido, que se halla en el origen de parte de los desastres del presente. Quizá ese cataclismo en las formas organizativas nos ayude, también, a poner fin a la época de los egosaurios, monstruos que han condicionado, para nuestra perplejidad, nuestra actual experiencia política.
Combatir la forma partido no puede hacerse desde la ingenuidad de la ausencia de organización. Organización no es sinónimo de partido.
Sin embargo, combatir la forma partido no puede hacerse desde la ingenuidad de la ausencia de organización. Organización no es sinónimo de partido. Venimos teorizando, desde siempre, la ineficacia e impotencia del individuo aislado. Y es muy cierto. Quizá de una forma paradójica habrá que decir que para combatir la forma partido es preciso buscar una forma otra de organización colectiva que sirva, al menos en un principio, de contrapeso al poder partidario. Spinoza subrayaba muy convenientemente la relación entre derecho y potencia, entre, por decirlo de otro modo, la capacidad de intervención política y su eficacia, y nos mostraba que la alianza de los sujetos era el camino irrenunciable de la política democrática. Tantum iuris quantum potentiae, escribía Spinoza. De ahí la necesidad de construir la multitud, de articular un poderoso sujeto capaz de llevar a la práctica una política de y para las mayorías sociales. Lo que denomino el «conatus de la multitud»
Estonoesunpartido
Estonoesunpartido no debe ser entendido como una máquina estrictamente antipartidaria, pues puede y ha de nutrirse de militantes partidarios que entienden que las decisiones políticas deben emanar de los ámbitos de la multitud ya organizada.
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votar a quien? total, si se van a tenr que repetir las proximas elecciones en 6 meses, está cantado
Este articulo, conscietemente o no, habla de organizacion libertaria...sin embargo creo q el posibilismo esta en vena en la sociedad mas a la izquierda y al final, de nuevo a votar y delegar, que ademas es mucho mas comodo
A ver cuando empezamos a levantar estas liebres a principio de legislatura en vez de a las puertas de unas elecciones.
¿Que aporta esto ahora?, en fin. Si al final vamos a tener lo que nos merecemos.
Creo que es necesario que se reflexiones sobre los errores cometidos, aunque por cuestiones pragmáticas y casi de supervivencia luego decidamos ir a votar.