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Cuidados
El 8M y la pandemia
Desde que el Estado de Alarma generado por la pandemia ha atravesado todos los aspectos de nuestras vidas, hemos podido constatar una certeza: los trabajos de cuidados, especialmente a personas mayores, es uno de los más expuestos al contagio por COVID-19. La incertidumbre, los bajos salarios y la precarización ha llevado a miles de mujeres a una exposición solo comparable al sector sanitario. Además del dilema por su salud, la brecha salarial ha significado un detonante que se ha visto agravada por la crisis, conociendo estos días unos datos sobre una igualdad que se antoja incluso utópica.
Comenzamos con algunos datos:
- La brecha en la contratación temporal se ha multiplicado por 6 en el último año.
- Aumenta la proporción de mujeres en paro y ocupadas a tiempo parcial respecto a los hombres. La brecha de contratos parciales por cuidado familiar aumenta un 27% (por cada hombre en esta situación hay 16 mujeres).
- En las uniones civiles o religiosas en el Estado Español, por cada 5 hombres en paro hay 8 mujeres.2
La brecha salarial se sitúa en el 21,41% según el análisis que realizamos a partir de los datos oficiales desagregados por sexo publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y de la Encuesta Cuatrianual de Estructura Salarial. Si seguimos esta tendencia, tardaremos 43 años en reducirla.1
Con la pandemia, los datos de empleo femenino han empeorado:
Las mujeres siguen siendo las que más tiempo dedican a “los cuidados”, una tarea no remunerada. Tanto el cuidado diario de hijos e hijas o nietos y nietas como el trabajo doméstico sigue estando a cargo de las mujeres.3
La actual crisis provocada por el COVID-19 nos deja titulares como este:
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) alerta de que la pandemia amenaza los avances en igualdad en el mundo laboral. La crisis mundial del coronavirus ha afectado más a sectores feminizados, las pérdidas de empleo se concentran en las trabajadoras y han aumentado las tareas de cuidados en los hogares, que los hombres no asumen por igual.4
Sin embargo, no sólo la pandemia relentiza el camino hacia la igualdad entre hombres y mujeres en el trabajo, también actuaciones como la llevada a cabo por el Ayuntamiento de Sevilla:
“El Sindicato Andaluz de Bomberos (SAB) asegura que el Ayuntamiento de Sevilla incumple la ley de Igualdad en dos convocatorias de promoción interna dentro del servicio. Se trata de una para la provisión de 13 plazas de cabo de extinción de incendios y otra para la de cuatro plazas de cabo conductor.”5
También las dificultades para el reconocimiento de enfermedades profesionales para las trabajadoras de empleos más precarizados como las camareras de piso por parte del INSS y las Mutuas colaboradoras con la Seguridad Social.6
El problema de la externalización también impide los avances en igualdad, precarizando empleos donde predominan las mujeres como es el caso de las camareras de piso, las limpiadoras, las auxiliares de ayuda a domicilio, las monitoras de educación especial, etc.7
Nunca olvidemos que el 8-M va de esto, de poner el foco en los problemas reales de las mujeres trabajadoras y de recordar que tenemos que seguir luchando por un cambio imprescindible en nuestra sociedad.